Condottiere

Son dos catalanas, un franchute y un marciano que desde hace unos meses luchan a altas horas de la madrugada y bajo el efecto de alguna que otra sustancia de dudosa legalidad por conquistar las ciudades estado de la Italia renacentista contratando para ello un ejército de mercenarios de élite que sólo luchan por la pela llamados condottieri. Al principio todo eran buenas palabras, se respiraba un aire de justicia, legalidad y limpieza en las batallas, los combates eran nobles y reinaba el compadreo pero todo eso cambió después de una sucia jugada alienígena, qué os voy a explicar que no sepáis de mi. Saqué el machete cubano y les di a todos por donde la espalda pierde su nombre. Ahhh!!!! ahora si no notas varios cuchillos clavados a tu espalda es que seguramente tu nivel de alcohol en sangre es excesivo y no te estás enterando de nada.

Sí, llevo unas cuantas semanas redescubriendo el fantasbuloso juego de mesa “Condottiere”, juego de cartas donde como he dicho tendremos que conquistar las diferentes regiones de la Italia antigua hasta conseguir tres ciudades estado adyacentes o cinco desperdigadas por toda la península. Para ello contaremos con cartas de soldado que estarán numeradas del 1-6 y luego el soldado de 10, indicando los números la fuerza de cada uno de ellos en el combate. También contaremos con el poder vigorizador del tambor que doblará nuestra linea de ataque, y qué decir de la sutileza de la cortesana que nos permitirá eligir el siguiente punto a conquistar o la fuerza de la guerrera implacable, toda una heroína que con 10 de fuerza es la más poderosa del cotarro. También contamos con el poder climatológico ya que disponemos de cartas de invierno o verano, en la mesa sólo podrá haber una de ellas, el invierno convierte a todos los soldados de cualquier jugador en fuerza uno, y el verano añade tres puntos a la fuerza de los soldados con más fuerza en la batalla. También hay una carta que termina de forma instantánea la batalla y el espantapájaros que nos permite recoger una carta de mercenario de la mesa. Por descontado la iglesia no se queda a un lado, cuando un jugador lanza la carta del obispo aquellos soldados de mayor fuerza mueren instantáneamente y el jugador que puso en juego a la iglesia coloca la ficha de obispo en un terreno que no podrá ser conquistado hasta que la protección religiosa sea apartada. El sistema de juego es sencillo aunque hay ciertas variables que pueden aumentar o disminuir la dificultad, para empezar se pueden repartir siete o diez cartas dependiendo del sistema, a mi me gusta más el de siete, bien, se reparten siete y por turno cada uno tira una carta a la mesa y va diciendo la fuerza total de su linea de ataque, en cualquier momento un jugador se puede plantar, una vez todos los jugadores se han plantado se suma la linea de ataque, el que más puntos tenga se lleva la ciudad donde estaba la figura del condottiere, y elige la siguiente ciudad a ser conquistada (si es que algún jugador no tenía mayor número de cortesanas), se reparten tres cartas a cada jugador teniendo en cuenta que en la mano sólo se pueden tener 10 cartas y a por otro territorio. Con la modalidad de repartir 10 cartas de entrada se dificulta el asunto pues no se roba carta hasta quedarse sin una en la mano, esto da más valor a las cartas especiales y a la táctica de cada jugador pero se pierde en ritmo y la mala suerte puede desesperar a más de uno. Como digo, un juegaco.

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