Rescato hoy esta mítica sección nikochiana debido al
reencuentro con una de esas bandas que me produjo larga trempera en los
dosmiles pero que hoy desgraciadamente anda algo perdida. Fue recuperar su “Jacqueline”
y llevarme al huerto one more time. Revolcón y cigarrillo. Los Franz Ferdinand
son escoceses de Glasgow y eso a mi ya me dice mucho, además de llamarse,
claro, como el archiduque de Austria que la lió parda y provocó la primera guerra
mundial. Pero dejémonos de historia wikipediera y volvamos a lo importante:
Kapranos y sus chicos. Nick McCarthy a la guitarra, Bob Hardy al bajo, Paul
Thompson a la batería y por supuesto él, Alex Kapranos, tipo guapo con talento, que
canta, toca la guitarra y los teclados y se hace el interesante. Me gustan,
coño, para qué negarlo. Trabajaba yo junto a mi archienemigo en la mal pagada
teleoperación sanitaria catalana mientras se acercaba el fin de mis estudios de
boticario cuando aparecieron ellos, era un época donde un servidor saltaba de
hype en hype buscando el grupo soñado que rescatara al pop/rock de la
mediocridad pero creo que no lo conseguí, ese grupo no existe pero sí existían
discarros que me hacían creer que lo había conseguido hasta que llegaba el
segundo o el tercer disco y caía muerto ante la obviedad.
En el 2004 llegaba ese imprescindible disco de debut de los
Ferdinand, ese disco que me compré a ciegas llamado como no “Franz Ferdinand”,
de portada simple y mítica. Llegué a casa y puse el cd en el reproductor sin
referencia alguna del grupo, y sonó “Jacqueline” y aluciné, esa es la verdad. Acojonante
inicio. Aquel disco resultó ser pura dinamita, un puto alucine lleno de hits,
de numberones, de single tras single, parecía una puta recopilación, un gran “greatest
hits” pero no, era el debut de cuatro escoceses que prometían lo que no estaba
escrito. El disco contiene
joyas como “Tell
her tonight”, “Take me out”, “The dark of the matinee” (una de mis favoritas), “Auf
Auchse”, “Darts of pleasure”, “This fire”.., ah! Y “Cheating on you” que
es la monda. Bueno, todo el disco lo es. Indispensable, francamente cojonudo.
El éxito les sorprende y los medios británicos muy dados a
santificar ya los comparan con el cuarteto de Liverpool, pero aún les quedaba
la prueba del segundo y difícil segundo disco. En 2005 apareció “You could have
it so much better”, una continuación lógica y algo por debajo en calidad e
intensidad, además de no llevar de serie el efecto sorpresa. Lo disfruté pero,
y es que siempre hay un pero, se intuía que la fórmula no daba para mucho más,
de todas maneras allí estaban “The fallen”, el sencillo que lo petó “Do you
want to” (pero que no era para tanto), “Eleanor put your boots on” o “I’m your
villain”. No es un mal disco, qué digo, es un muy buen disco pero se quedaba
por debajo de su predecesor y no cumplió con mis expectativas aunque al parecer
sí con las de medio mundo pues se conviertieron en el grupo de moda, cabeza de
cartel de festivales veraniegos, reyes del gafapastismo y vendedores de jerseys
a rayas rojinegras, creo que el señor Krueger les demandó.
Después de digerir el éxito más o menos bien entran en el típico
periodo de reflexión en el que se preguntan y llegan a la conclusión de que
tienen que probar sonidos nuevos, después de cuatro años se meten en el estudio
y sacan al mercado “Tonight” (2009). Y “Ulysses” a parte de sonar como los Blur
de un Albarn desatado no es que aporte nada nuevo, ni mejor, ni diferente. Me
acuerdo que el disco me dejó bastante frío y es que a diferencia de los otros
dos ni siquiera acabé comprándolo, a pesar de todo recuerdo gratamente “No your
girls” y “Bite hard” pero en general me provocó una gran decepción a la espera
de su nuevo trabajo que no llega. Kapranos dijo en 2010 que comenzaban a planear
el nuevo álbum sin prisas, coño, y tanto que sin prisas, en algún concierto ha
sonado alguna canción nueva que podría estar en ese nuevo álbum de nombre desconocido.
Espero la resurrección del grupo pues han tomado un camino hacia abajo del que
es difícil salir. En cualquier caso tienen el honor de haber parido uno de los
mejores discos de debut de la década pasada cosa que no es moco de pavo.