1.- Boogie Nights (1993)
2.- The Departed (2006)
3.- Three Kings (1999)
4.- We Own The Night (2008)
5.- The Italian Job (2003)
6.- The Fighter (2010)
7.- Overnight (2003)
8.- The Happening (2008)
9.- I Heart Huckabees (2004)
10.- Shooter (2007)
La pintaza que tiene esta película antes de verla es de aúpa, eso no vamos a negarlo. El cartel es de lujo: Mark Wahlberg, Christian Bale, Amy Adams, Melissa Leo… Por cierto, tanto Melissa Leo como el monstruo de Bale se llevaron los Oscar a mejor actor/actriz de reparto, lo de Bale es de traca, simplemente su actuación es magistral, una lección tras otra del que muy probablemente es el actor más en forma de Hollywood y el que lleva más aciertos últimamente al elegir los films donde trabaja. Aunque Bale se lleva fácilmente el gato al agua, el protagonista del asunto es Wahlberg, un tipo siempre correcto y convincente pero nunca brillante. Wahlberg está notable pero Bale le roba todos los planos, todos toditos. En eso les pasa como en la historia, por cierto una historia real, el hermano mayor (Bale) siempre deja en segundo plano al pequeño (Walhberg). Dicky Eklund (Bale) es un boxeador conflictivo pero con talento, intenta redimirse entrenando a su hermano menor. En sus buenos tiempos había sido el orgullo de la ciudad de Lowell, en Massachusetts, por haber tumbado una vez al campeón del mundo Sugar Ray Leonard; pero después vinieron los tiempos difíciles en los que se hundió en una peligrosa mezcla de drogas y delincuencia. Mientras tanto, su hermano Micky Ward (Mark Wahlberg) se ha convertido en una promesa del boxeo, y las riendas de su carrera las lleva su madre (Melissa Leo). Sin embargo, a pesar de su potente gancho de izquierdas, siempre acaba derrotado. Tras un combate que nunca debió celebrarse, Micky decide seguir el consejo de su novia Charlene (Amy Adams) y alejarse de su familia… Como podéis comprobar estamos ante la típica película de boxeo, de superación, de llegada al éxito a través de trabajo, sacrificio y sufrimiento. Nada nuevo. Nada que no hayamos visto antes. Como film de boxeo deja mucho que desear, nunca entras en la dinámica del boxeador, siempre nos dejan fuera del ring, no llegamos al último asalto ni obtenemos una victoria por KO. En eso el film defrauda y mucho, en cuanto al dramón está bien construido pero es sumamente típico. Entonces qué? Pues nada amigos, el film en mi opinión es bastante sosainas, se deja ver y todo eso, entretiene y hay muy buenas actuaciones, todo es correctísimo pero para ser sinceros le falta mucha mala uva y ganas de tocar el mondongo, demasiado buen rollismo y happy ending. Vale que es una historia real pero.., joder, yo esperaba más. Me quedo con el trabajo impresionante de Bale, sólo por eso hay que ver este film.
BOB DYLAN
BRINGING IT ALL BACK HOME (1965)
SUBTERRANEAN HOMESICK BLUES

Para acabar dignamente la semana dylanesca propongo dos actividades estupendísimas además claro del ejercicio que supone y que estoy poniendo en práctica de escuchar por orden cronológico toda su discografía completa cosa que me está llevando toda la semanita. En primer lugar es haceros con la biografía sobre Bob de Howard Sounes si es que no la tenéis ya. Yo la leí hace unos añitos y esta semana he recuperado algún que otro capítulo coincidiendo con la escucha de alguno de sus discos. Tengo muy buen recuerdo de esa biografía, tal vez de las mejores que he leído, puede que sea superada por el “Life” de Keith pero es que esa es en primerísima persona y nada menos que se trata de esa persona, el puto Keith. En segundo lugar es visionar por enésima vez el film sobre Dylan que realizó Todd Haynes en 2007 llamado “I'm not there” creo que sólo apta para acérrimos seguidores de Bob donde se nos ofrecían perfiles diferentes del artista utilizando también a varios actores diferentes que interpretaban a personajes dylanescos llevándose la palma la actuación espectacular de Cate Blanchet. La única pega es que como biografía ni fú ni fá aunque como artefacto visual no hay quién le tosa, es exquisito. Por eso no dudo en recomendar la lectura de la obra de Sounes que tiene más chicha de la que uno pueda imaginar a priori. Dylan es tal vez el músico más importante del siglo pasado por delante de cualquier otro, y esto lo digo sin ser uno de mis diez artistas predilectos, pero desde luego no seré yo quién discuta su calidad, su importancia y su influencia. Es un personaje difícil, arisco, incluso a veces algo aburrido y distante pero es que hablamos de un genio y los genios son así, raros. Yo sigo a lo mío, escuchando su magnífica obra de manera cronológica, lo malo o lo bueno según se mire es que me he quedado atrapado en 1983 con su “Infidels” y ese Jokerman que me sabe a gloria, simplemente estamos ante una fantástica canción, otra más de Dylan, y hay tantas... Tal vez debería ir pensando en cambiar mi nikotop de hace unos días, me cago en diez, qué difícil es escoger 10 discos de Dylan! Ah! Se me olvidaba, lo del “Bootleg series” es el acabose definitivo no?
Hace unos días Robert Allen Zimmerman cumplió la nada desdeñable edad de setenta años en plena forma, igual de activo y sumamente entonado y creativo. Hace ya unos cuantos años, exactamente el 16 de Octubre de 1992 hubo otra celebración, en este caso fueron los 30 años de la carrera musical del viejo zorro de Dylan, Bob lo celebró por todo lo alto dando un conciertazo en toda regla en el mítico Madison Square Garden de New York, de aquel concierto lógicamente hay una edición sonora tanto en vinilo como en cd y por supuesto las imágenes editadas en todos los medios conocidos hasta ahora (mi viejo vhs ronda aún por casa). Aquel podría haber sido un concierto más, una noche más en vivo de Bob, pero no, la ocasión merecía algo inolvidable y esa nota memorable la pusieron grandes nombres de la música que rendían pleitesía a Dylan, la lista es apabullante y de una calidad difícilmente igualable, ahí vamos: John Mellencamp,Kris Kristofferson, Stevie Wonder, Lou Reed, Eddie Vedder, Tracy Chapman, June Carter/Johnny Cash, Willie Nelson, Johnny Winter, Ron Wood, Richie Havens, The Clancy Brothers, Neil Young, Chrissie Hynde, Eric Clapton, The O’Jays, The Band, Roger McGuinn, George Harrison y Tom Petty. Casi ná! Por supuesto Dylan puso su calidad habitual rodeado de sus amigos en una parte final donde el acabose se presenta en forma de un “Knocking on heavens door” cantada a pechopalomo por todos los presentes. Un lujo que se llevaba mucho en esa época, eso de cantar así, a tutiplén. Pero lo mejor no es eso, lo mejor es la versión de Reed de “Foot of pride”, el latigazo de “Blowing in the wind” por Wonder, Young entonando la canción que hizo mítica Hendrix y que antes le había robado a Bob, un “All along the watchtower” cojonudísima, el regustillo de ver a Harrison (siempre un placer) y a Petty y sus Heartbreakers bordando “Rainy day women #12 & 35”, la traca con The Band y Roger McGuinn. Lujazo, lujazo, lujazo. Sin duda un concierto digno de lo que se estaba celebrando, una curiosidad sí pero también un buen evento y un directazo en toda regla. El año que viene se cumplirán 50 años de la carrera de Dylan (que se dice pronto), como lo celebrará el geniecillo de Duluth? No duermo pensando en ello…

1.- Highway 61 revisited (1965)
2.- Blonde on Blonde (1966)
3.- Bringing it all back home (1965)
4.- The basement tapes (1975)
5.- The freewheeling Bob Dylan (1963)
6.- Blood on the tracks (1975)
7.- Oh Mercy (1989)
8.- Desire (1976)
9.- Time out of mind (1997)
10.- Modern times (2006)
Ayer superé mis manías y me decidí al fin a ver los dos últimos episodios de la tercera temporada de Fringe, dicha temporada se había movido como pez en el agua por el regulerismo, dándonos episodios sublimes con algunas castañas infumables. La línea argumental central estaba muy interesante pero la historia pseudo-romanticona me cansaba en exceso. Tampoco ayudaba que seguidores acérrimos de la serie hablaran pestes del final, acordándose en muchos casos del final de Lost, obra también del archiconocido guionista J.J. Abrams. Se nota que se escribió todo ese final pensando que sería la última temporada pues los rumores sobre la cancelación de la serie se daban por seguros, pero por arte de magia cuando se enfilaba el final del serial van y lo renuevan por una temporada más y ya ves a los guionistas intentando arreglar el desaguisado que ellos mismos habían montado. Ya sé que pensáis que siempre hago la contraria pero qué queréis que os diga, a mí me ha gustado el final, me parece interesante para seguir con la serie sin ser infieles a su alma, a su verdadero intríngulis. Y atención, que ahora suelto unos cuantos spoilers: el último episodio empieza con una cabecera gris, ni rojo, ni azul, ni retro. Estamos en el futuro, en el 2026. Peter destruyó con la máquina el otro mundo, el paralelo, pero no solucionó del todo el problema pues el mundo sigue destruyéndose y hay que recurrir de nuevo al ámbar. La división Fringe es ahora inmensa, Walter está en la cárcel por crear todo el problema, Olivia es jefaza como Peter, y hay un movimiento terrorista que intenta acabar con el mundo. Al parecer detrás de todo está Walternativo que escapó deprisa y corriendo para vengarse de Peter. Lo hace. Mata a Olivia. Pero Walter descubre como volver atrás en el tiempo, y junto a Peter descubren que ellos eran “los primeros hombres”, que ellos enviaron las piezas de la máquina para que las encontraran, que ellos dibujaron a Peter en la máquina, que planearon todo lo de Olivia para que ésta fuera una pieza básica. Todo con el propósito de que Peter al final no destruyera el otro mundo y así Walternativo no matase a Olivia. Es decir, engañarían a las leyes físicas del tiempo sabiendo que de nuevo todo tendría un coste, pero cual? Hasta aquí muy interesante pero…, al final, cuando salen los calvos (se supone que la temporada 4 se centrará en ellos) y dicen que Peter nunca ha existido a uno se le caen los huevos al suelo. Simplemente, mola. No sé como seguirán pero Peter sigue saliendo, al menos tiene contrato y exclusividad con Fringe. Ya veremos como avanza la cosa. Espero que los guionistas se centren y tengan una línea más regular, a mi particularmente me ha gustado este final y de nuevo tengo ganas de saber que pasa. Sin duda, como Lost, aunque no le falte polémica en cuanto al argumento, estamos ante otra obra de culto para televisión de Abrams, pese a quién le pese.
THE KINKS
SCHOOLBOYS IN DISGRACE (1975)
THE HARD WAY

La ostia! Qué viciado estoy a “Canción de hielo y fuego”. A la saga de George R.R. Martin. A la serie también, of course. Hace unas semanas que terminé el primer libro, “Juego de tronos”, ese que le da nombre al serial de HBO y que aborda la primera temporada del mismo. Claro que mi señora me regaló el segundo libro titulado “Choque de reyes” y casi me lo he zampado del todo. Me están entrando unas ganas de joderle al personal la serie desvelando todo lo que se cuece que no os podéis imaginar, si no lo hago es porque estoy pasando por una nueva etapa en mi vida, intento ser buena persona aunque a veces el lado oscuro me llama con tanta fuerza que peco sin remisión pero ese es otro tema a tratar. Estoy tan viciado que necesito saciar mi sed de Tronos con cualquier cosa y siendo como soy un aficionado a los juegos de mesa gracias a mis hermanos jugones y cabrones sin piedad que bien podrían ser Lannisters he buscado juegos de mesa que traten sobre la obra de Martin. Y encontré, porque haberlos, haylos. Lo que pasa es que básicamente mi primera troballa (esto existe en castellano o es un catalanismo al uso?) fue un juego de cartas a lo Magic que no me mola en absoluto y que al parecer está partiendo la pana, luego los de la tienda Jugar x Jugar de la Avinguda Gaudí de BCN me dijeron que hay otro que sí es de tablero pero que va de mover ejércitos y es algo frikil aunque no recuerdo su nombre pero también me hablaron de un juego que hay más allá del Muro, esto lo digo porque no queda ni un mísero ejemplar, ni en castellano ni en inglés, está editado por Devir que lógicamente se llama “Game of Thrones” y que tiene dos expansiones con el nombre de las dos novelas siguientes que por lo leído son básicas para igualar las fuerzas. Un juego de tablero cojonudo y bonico del to que comienza cuando muere el Rey Robert Baratheon (toma spoiler!) y cinco familias: Stark, Baratheon, Tyrrell, Greyjoy y por supuesto los Lannister luchan por hacerse con el dominio de los siete reinos, usando los ejércitos, los navíos, los caballeros, los dineros, las alianzas y las traiciones…. Todo un espectáculo para acabar mosqueado con los otros jugadores. Es decir, un juego de esos que me chifla y que quiero para ayer aunque no queda ni una unidad y no se tiene previsto su reedición a pesar del éxito de la serie (todo llegará…). Me muero de ganas por jugar, sacar mi blasón favorito, el león dorado de los Lannister y acabar con los norteños de Invernalia y toda la chusma amiga del rey Robert mientras grito el lema familiar “Escuchad mi rugido”!!!!

No. No os asustéis. No pienso daros el coñazo poniendo por las nubes a la inigualable Rafaela Carra aunque sí os pienso poner al día con un rumore que me ha llegado ciertamente interesante. En primer lugar he de confesar que me ha dado una gran trempera el ver asociados los nombres de Jack White y Ray Davies. Oh! Siempre he pensado que la voz de White empastaba muy bien con la de Ray pues si bien Jack no es un virtuoso de las cuerdas vocales podríamos catalogar su voz entre la de Rory Gallagher y el hermanísimo de Ray, un Dave que cuando se pone no hay quién le tosa. Dos grandes del rock, tanto Dave como Rory, muy en la onda de White. Grandes guitarristas con voz, por decirlo de alguna manera, especial. Si bien a Jack le va algo más la fanfarria, la imagen y la puesta en escena cosa que a los otros dos pájaros se las traían bien floja. Pues bien, se comenta casi asegurando que se está preparando un film sobre el disco conceptual de los Kinks “Schoolboys in disgrace”, disco que en mi modesta opinión pertenece a la peor época del grupo de los Davies a pesar de contar con grandes canciones sus discos de aquel momento se enredaron demasiado en el concepto de ópera rock. Los dos “Preservation” y “Soup Opera son bastante flojetes aunque “Schoolboys in disgrace” comenzaba a apuntar el nuevo sonido americano del grupo. Así pues estamos ante la versión cinematográfica del film que al parecer dirigirá un tal Bobcat Goldthwait que si supierais quién es se os caerían los huevos al suelo...., os acordáis de un tipo con el pelo de loco que ponía voces extrañas en Loca Academía de Policía? Sí, coño, Zed! Pues ese pero con algunos años más. Se ve que el tipo es un cómico de postín en los USA, además de actor, doblador y ahora director. Por ahí la cosa no tiene buena pinta pero claro, te dicen que Jack White regrabará todo el disco, de cabo a rabo, para que sea la banda sonora del film y la cosa da un vuelco descomunal. Os imagináis a Jack en Jack the idiot dunce?, saldría también él en el film?, y que me decís de la posible versión que podría hacer de The Hardway? Oh! Solo de imaginarlo me meo toa.
Obviamente cuando uno decidide enumenar a las grandes leyendas del rock'n'roll recita con cierta facilidad los nombres de Elvis Prestley y Chuck Berry como cabezas de cartel, luego había algunos grandes relegados a un papel secundario en la historia pero de indiscutible calidad como Gene Vincent, Eddie Cochran, Little Richard, Jerry Lee Lewis, y así podría estra hasta mañana. Pero sin duda había uno imprescindible, uno sin el cual no se entendería el rock, ni el pop. Ni nada que sea susceptible de ser englobado en dichas categorías. Hablo claro del gran Buddy Holly. El bueno de Buddy nació en Lubbock, Texas un 7 de Septiembre de 1936 bajo el nombre de Charles Hardin Holley. Desde jovenzuelo presenta un gusto musical excelente y se interesa por el country y el blues, tiene facilidad para aprender y acaba dominando el violín, el banjo, la mandolina, el piano y la guitarra. Vamos, un crack. Un buen día Buddy presencia un concierto de Elvis, enloquece, vibra, y al final conoce al futuro Rey, se hacen amigos, y Holly acaba de telonero del Rey, y de otros como Cash, Perkins y Halley. Casi ná. Ficha por Decca, conciertea, saca singles pero el éxito le es esquivo. Vuelve a casa, a Lubbock. Forma un grupo junto a antiguos amigos: Jerry Allison, Joe Malduin y Nikki Sullivan. The Crikets. Y una repetitiva frase del mítico John Wayne en Centauros del desierto le da la idea para la genial “That'll be the day”.

En 1957 Holly decide reunir a los Crickets en los estudios de Norman Petty, junto a éste comienzan a grabar un sinfín de canciones algunas se quedaron por el camino, otras acabaron apareciendo años más tarde y algunas privilegiadas acabaron dando forma al que sería el primer LP de Buddy que llevó el nombre de “The Chirping Crickets”. El disco es todo un espectáculo, en él encontramos alguna que otra maravilla como “Oh, boy”, “Maybe baby”, “Not fade away”, “I'm looking for someone to love” y claro “That'll be the day” que acabaron por darle al rock'n'roll nuevos aires.

Al año siguiente Holly aparece con nuevo disco bajo el brazo. Ya no son los Crickets, ahora son Buddy Holly and The Crickets. El disco es una continuación lógica de su predecesor, la verdad es que la mayoría de canciones pertenecen a las mismas sesiones de grabación pero hay algunas nuevas que simplemente son una puta maravilla. De las antiguas, por llamarles algo, destaca una por encima de otras en el disco, un disco llamado simplemente “Buddy Holly”, la canción catapultó al gafotas al número uno y no era otra que “Peggy Sue”, zasca!. En el disco había alguna que otra versión y algunos temas que acababan de salir del horno de Buddy como “Everyday”, “Rave on”, “Look at me”, etc, etc. Pura magia.

En 1959 como muchos de vosotros ya sabéis Buddy Holly murió en un accidente de avión, junto a entre otros Richie Valens y Big Bopper. No fue el día que murió la música como dijo años más tarde McLean con su algo cansina canción. Fue el día que murió un genio. Un monstruo que dejó en tan solo dos años muestras de su talento e influenció a los más grandes entre los grandes. Lo normal para acercarse a la música del gafotas es hacerse con uno de los millones de recopilatorios que tiene el amigo, cualquiera en el que salgan sus 10 temazos indispensables será válido aunque ahora se encuentran en el mercado joyitas con casi todas sus canciones oficiales, mi favorito, sin duda, es “From the original Master Tapes”, un cañonazo, aunque también está el ya clásico “Gold” que es muy completito y fácil de encontrar. Esta claro que con su muerte la música no murió pero sin él hubiese sido totalmente diferente.
Hoy no tengo mucho que contar, ando algo decepcionado, alicaído que se dice. Mis posibilidades de conseguir un nuevo futuro se han acabado desmontando como un castillo de naipes. Aquí no existe el “sueño americano” tal vez porque no estamos en América claro que eso es una perogrullada aunque también hay que darse cuenta que por no tener aquí no tenemos ni “sueño español”, eso sí, tenemos siesta. Ya sé que no sabéis a donde quiero llegar creo que ni yo tampoco, y dudo que entendáis nada de lo que estoy diciendo ahora mismo, la verdad es que cada día estoy más senil. Perdón. Como no quiero ponerme serio y no quiero pensar en el futuro he decidido rememorar el pasado. Joder, ahora mismo estoy viajando a 1993. Vivo en casa con mis padres, tengo no sé cuantos años, soy muy joven, pequeño, y sin barba. Mis hermanos rondan por ahí como moscas cojoneras. El mayor con un bigote de pelusilla y el pequeño sin dientes. Yo camino nervioso por el comedor esperando que venga el tipo del Bazar el Regalo para traer la “cadena de música” nueva que se ha comprado mi padre. Una Aiwa!. Radio, doble pletina, ecualizador moderné, plato de disco de vinilo (el cual aún tengo en mi poder) y..., ah!, la novedad: el reproductor de discos digitales, los “compact disc”, los cd's, y además venía con capacidad para poner tres a la vez y que vaya cambiando aleatoriamente de canción, lo que ahora vendría a ser un “random”. Oh! Qué tiempos, como se las gastaba mi viejo. Regalazo!!! Lo jodido fue que no tenía ni un mísero cd cuando el jovencito de la tienda instaló el aparato, así que en casa sonó el vinilo de Queen “A kind of magic” que me había dejado mi colega, “el Palomo”, a veces me pregunto que será de él. Tardé lo mío en comprame un cedé, no os voy a engañar, en aquella época no tenía demasiado dinero por no decir ninguno, así que sacrifiqué el dinero para mi merienda y acabé ahorrando lo suficiente para comprar mi primer cd.

Exactamente fue la compilación “Jump Back” de los Stones. A día de hoy aún es una gozada escucharlo aunque no sea precisamente el mejor recopilatorio que exista de sus Satánicas Majestades. Mi hermano contraataco con una compilación de The Kinks bastante chusquera de su primerísima época. Y aunque a día de hoy soy un gran fan de los Davies, los Stones son los putos amos. Eso sí ambos discos me los acabé quedando pues se dice, se comenta y se sabe que tengo la mano muy larga. Así pues después de lo planchao que me he quedado esta mañana, así como de pasta boniato, me ha venido bien rememorar mis compras musicales. Creo que este fin de semana me inspiraré en Rob Fleming y ordenaré mis discos por orden cronológico en el que fueron adquiridos. El primero fue este “Jump Back” de los Stones, y el vuestro?

1.- Red Aplle Falls (1997)
2.- Knock Knock (1999)
3.- Sometimes I Wish We Where An Eagle (2009)
4.- Wild Love (1995)
5.- Apocalyse (2011)
6.- Woke On Whaleheart (2007)
7.- Supper (2003)
8.- A River Ain't Too Much To Love (2005)
9.- Doctor Came At Dawn (1996)
10.- Dongs Of Sevotion (2000)
Dos vozarrones portentosos de la americana más rural son los que claramente me han emocionado en los últimos años. Por un lado tenemos obviamente el vozarrón de Kurt Wagner y sus Lambchop, sus discos siempre son bienvenidos, sus letras son cojonudas y a su música nunca le falta ni le sobra nada. Por otro lado está la voz que se ocultaba bajo el grupo Smog pero que últimamente ha decidido asomar la cabeza y darle un sello personal al asunto. Lo de Bill Callahan es de traca para qué vamos a engañarnos. El tipo firmó grandes discos con Smog, sin ir más lejos recuerdo aquel “Red Apple Falls” que llegó a mi vida gracias a mi hermano “Black Meeple”. Un discazo de esos que uno no se puede tomar a la ligera, una obra maestra. La obra con el grupo de Callahan no tiene desperdicio y es sumamente interesante rescatarla y saborearla como se merece, lo mismo digo de Wagner y sus Lambchop. Sin duda dos imprescindibles. De un tiempo a esta parte Callahan nos ha regalado una interesantísima trilogía, aquel “Woke on a Whaleheart” (2007) fue una grata sorpresa pero con “Sometimes I wish we were an eagle” consiguió un discazo difícilmente superable y aunque lo disfruté en el 2009 no fue hasta después de un año que al rescatarlo y retomarlo le dí la importancia que merecía. La música de Callahan no sonará en ningún dial de radio de este país, podríamos decir que no tiene hits al uso y que brillan por su falta de estribillos y comercialidad así pues no esperéis que su nuevo álbum “Apocalypse” os llegue por la vía comercial. Si quieres a Bill, lo vas a buscar, luego él se encarga del resto con canciones de lujo para dar y regalar.

Bill Callahan – “Apocalypse” (2011): 1.- Drover/ 2.- Baby’s Breath/ 3.- America!/ 4.- Universal Applicant/ 5.- Riding for the Feeling/ 6.- Free’s/ 7. One Fine Morning.

No voy a engañar a nadie si digo que si queréis algo de Bill más accesible os vayáis cagando leches a por el magnífico “Sometimes I wish we were an eagle”. “Apocalypse” no es para todos los públicos y no por eso deja de ser un discazo de tomo y lomo. La genialidad de Callahan está presente en cada acorde, en cada palabra, en cada pausa. “Drover” abre el disco con una clase descomunal, particularmente al escuchar los primeros segundos ya sé que la cosa me va a gustar, ese sonido acústico pero rotundo es muy de mi agrado. Estamos ante una cancionaca descomunal de esas que uno escucha un domingo tormentoso a la tarde en el salón de casa más solo que la una mientras saborea un gin tonic. “Baby’s breath” confirma las sospechas de que Callahan está en un estado de gracia sublime del cual tenemos que aprovecharnos, la canción es una delicia, la voz de Callahan se muestra cómoda sin revestimientos excesivos musicales, todo muy simple, todo muy contundente. “America!” es simplemente acojonante, diferente al resto del disco, tiene un punto funky casi descuidado que engancha a la primera y que fácilmente me seduce al ridiculizar ese orgullo imperialista que suele lucir su país. El disco continúa con la Lambchoniana “Universal applicant” que tiene en esos instrumentos jazzísticos y en esa voz de ultratumba su punto ganador. “Riding for the feeling” es un caramelito, pausado y delicado a partir del cual se nos conduce al final de l disco, un final que va ganando en emotividad. Allí nos espera “Free’s” con esa flautita juguetona y “One fine morning” que con sus casi nueve minutos cierra el disco de forma sublime con un piano de lujo y referencias a todas las canciones que acaban de sonar. El nuevo disco de Callahan es una joya que seguramente irá creciendo a medida que lo vayamos escuchando y que con el paso del tiempo se recordará como algo muy grande.
STEVE EARLE
I'LL NEVER GET OUT OF THIS WORLD ALIVE (2011)
EVERY PART OF ME

Llevaba mucho tiempo sin sumergirme en la música de Steve Earle no así en la de su hijo, un Justin Townes Earle que crece como la espuma, y no sé muy bien el motivo por el que había abandonado al bueno de Steve, "Train a coming", "El corazón" o "Just an american boy" acumulaban polvo en mi discoteca injustamente junto a otras obras maestras de la música del siglo veinte pero gracias a la nueva propuesta de la leyenda del country-rock americano he rescatado esos inmejorables trabajos para deleite de la familia nikochana. Earle empezó a despuntar a mediados de los ochenta y fue considerado un renovador del género, un alumno aventajado de Townes Van Zandt y amiguísimo de genialidades como la de Lucinda Williams o Emmylou Harris por poner algún ejemplo de postín. "Guitar Town" de 1986 es aún hoy una pieza indispensable, cojonuda y eterna. Ese debut es impresionante y cualquier ser humano debería tenerlo entre sus pertenencias. Los tres discos citados anteriormente de Earle son una maravilla, tres de sus mejores trabajos en mi modesta opinión y tal vez "Jerusalem" del 2002 ha sido el único que me ha decepcionado un poquitín aunque no nos vamos a engañar el disco tenía su miga. Ahora bien, llevaba Steve una serie de discos notables pero faltos de punch, las cosas como son, sacó al mercado un par de concierticos y un disco, "Townes", muy bien parido donde homenajeaba a Van Zandt, por cierto es muy recomendable. La música de Earle es especial y muy reconocible, también lo son sus portadas, pero como digo llevaba el hombre un tiempo pasando de puntillas y sacando muy poquito a pasear su calidad pero tal vez gracias a su aparición en "Treme" y a su aportación a la banda sonora con la espectacular "This city" además de colaborar con gente de postín y arrimarse al productor de moda T Bone Burnett entrega un disco muy pero que muy bueno que lleva por título "I'll never get out of this world alive" donde se sumerge en sonidos del folklore americano, a veces con cierto aroma irlandés, plagado de violines, banjos, mandolinas, y hasta tenemos bouzouki!!! Oh! todo tremendo, todo con un sonido de lujo y unas canciones que dan una trempera que ya no me esperaba por parte de Earle pero claro, estamos ante un grande aunque mucha gente aún no se haya dado cuenta.

Steve Earle - "I'll Never Get Out Of This World Alive": 1.– Waitin’ On The Sky/ 2.– Little Emperor/ 3.– The Gulf Of Mexico/ 4.– Molly-O/ 5.– God Is God/ 6.– Meet Me In The Alleyway/ 7.– Every Part Of Me/ 8.– Lonely Are The Free/ 9.– Heaven Or Hell/ 10.– I Am A Wanderer/ 11.– This City.

El disco empieza inconmensurable y como bien dijo el terrícola Tsi suena al Springsteen de las Seeger sessions, es decir, suena de putísima madre y con tal invitación al despipórrensen a un marcianito como yo le da la trempera y se abandona al buen hacer de Steve y es que esa "Waiting on the sky" es una delicia, qué estribillo la Virgen!!!. Parece que el disco tira por la vía del rock de raíces, del roots que llaman algunos, cosa que se confirma al asomar los primeros acordes de "Little emperor" que definitivamente me convence de que este es uno de esos discos, sí señor, uno de esos señores discazos que me ganan a cada escucha. Lo de esta tonadilla es de traca, es de esas que pueden arrancarme un bailoteo sexi en calzoncillos en medio del salón. Ah! qué buena es la condenada. Luego viene esa canción tabernera y trasnochadora que es "The gulf of Mexico", un pelotazo en toda regla y el desmadre total llega con la "irish" "Molly-o". El amigo Earle se toma un descanso y entrega un mediotiempo de esos que dejan a uno con la boca abierta y el culo prieto, "God is God" es muy pero que muy buena, luego el cabronazo se marca un "Meet me in the alleyway" que bebe directamente de la misma copa de Waits, con ese riff del diablo, esa voz de ultratumba y ese ritmo que te conduce directamente al infierno. Con "Every part of me" empieza la cuesta abajo pero ojo, que no falta calidad, nos encontramos ante un bombón de canción, bonica del to. "Lonely are the free" tiene una mandolina preciosa y una voz que rasca, y "Heaven or hell" que tal vez es la que menos me gusta del paquete es suficientemente buena para no bajar el listón y llevarnos de la mano hacia la fantástica e impresionante "I'm a wanderer", una de las mejores de todo el disco, y a la excepcional "This city", una cancionaca que ya habíamos catado en Treme. Este disco hace que me reconcílie con Earle si es que alguna vez dejamos de querernos, si aún no habéis catado su música o simplemente conocéis alguna que otra canción de esta leyenda viva este disco no es un mal lugar por donde comenzar.
Una de las cosas que hacen que a día de hoy no extermine a la raza humana y haga saltar por los aires este planeta de mierda es a parte de la música y el cine su rica gastronomía. En casa somos unos cocinitas del copón así que después de pasar un tiempo perfeccionando nuestra elaboración de pasta fresca pasamos a la fase de las sopas y guisos para terminar en la de pasteles. El de plátano y canela a mi señora le sale de vicio. Así pues cuando recibimos el libro sobre pan de Xavier Barriga se me erizó el bello. Ostias pedrín! Podré hacer mi propio pan, mis chapatitas, unas figacitas argentinas, tortitas americanas, pan de pita, etc, etc, todo muy sencillito y muy bien explicado. Qué ha pasado? Pues que aún no nos hemos puesto con el pan porque nos hemos entregado en cuerpo y alma a las magdalenas, de hecho hay otro librito que ya tengo sólo de magdalenas que me ha engatusado del todo. El domingo pasamos la tarde con el primer tipo de magdalenas, las más sencillas, las de toda la vida, así que si os interesa aquí os dejo la receta.

Magdalenas clásicas de limón y canela

125g de huevo
175g de azúcar
60ml leche
190ml de aceite oliva suave
210g de harina floja
7g levadura
una pizca de sal
canela en polvo
ralladura de limón.








Con el robot amasador bate los huevos y el azúcar. Luego a marcha lenta se va incorporando la leche y el aceite sin dejar de batir. Mezclar a parte la harina, la ralladura, la canela, la levadura y la sal. Añadirlo a la primera mezcla y batir a velocidad rápida unos tres minutos. Tapar con un trapito y dejar reposar como mínimo 1 hora en la nevera (hasta 24 horas): Después del reposo remover a mano. Precalentar el horno y a 210 grados durante unos 15 minutos cocer la pasta que previamente se ha metido en los moldes (sin llenar, un poco más de la mitad) hasta obtener las magdalenas. El resultado, delicioso.

No quisiera dármelas de gran lector ni mentir a nadie, seguramente si no hubiese sido por la HBO nunca me hubiese comenzado a leer la magistral saga conocida como “Canción de hielo y fuego” escrita por el autor de New Jersey George R.R. Martin. La adaptación que hace la HBO de la novela me dejó cautivado desde el primer instante, así pues no tardé ni un día en hacerme con el primer libro de la saga, Juego de Tronos, sí, ese que da nombre al serial. Era la primera vez que veía primero la adaptación cinematográfica antes de leer nada, así que en los primeros episodios del libro me dediqué a comprobar si estaba bien adaptado o no, y la verdad es que lo está aunque claro, se saltan cosas, no explican otras, se toman alguna licencia y esas cosas que hacen los guionistas pero claro a la serie hay que darle ritmo televisivo para que la historia no se haga eterna y nos tenga con culo en el sofá y con ganas de más episodios, sin duda lo consiguen. La serie es buena, muy buena, pero el libro es soberbio y no tardé demasiado en adelantarme a lo contado por HBO y a día de hoy me faltan escasas páginas para acabar ese primer volumen y ya tengo el segundo libro “Choque de reyes” en mi poder, esperando a se devorado. Además de estos dos libros ya hay editados en España dos más llamados “Tormenta de espadas” y “Festín de cuervos”, en yanquilandia saldrá el 12 de Julio de 2011 el quinto bajo el título “Danza de dragones” y están previstos dos libros más, “Vientos de invierno” y “Sueño de primavera” que cerrará la saga. A día de hoy soy un adicto a canción de hielo y fuego, un enganchado a “Juego de tronos”, al libro y a la serie, y a las tres historias que se narran: la historia del bastardo Jon en el muro del norte, la de la desheredada y expulsada de su reino Daenerys Targaryen y por supuesto la lucha por el trono de rey que protagoniza Eddard Stark. Así pues reconozco haber dejado apartado algún libro ya empezado, algún que otro cómic y reconozco dedicarle casi todo mi tiempo libre a las novelas de Martin, estoy muy enganchado pero hacerlo con semejante obra maestra tampoco resulta demasiado difícil.

1.- The Departed (2006)
2.- Good will hunting (1997)
3.- Saving private Ryan (1998)
4.- Bourne “trilogy” (2002/04/07)
5.- The talented Mr. Ripley (1999)
6.- The informant (2009)
7.- True grit (2010)
8.- Ocean’s eleven (2001)
9.- Syriana (2005)
10.- Rounders (1998)
A estas alturas el bueno de Clint no tiene nada que demostrar, no tiene que convencernos de nada, y por supuesto puede hacer lo que le plazca pues es uno de los grandes entre los grandes que nos quedan aún con vida. Su retirada definitiva como actor no ha hecho otra cosa que consolidarle, si es que no lo estaba ya, aún más en su faceta de director. El cabronazo ha firmado más de media docena de films sobresalientes y otros tantos notables. Eastwood no hace película mala, nada de lo que hace deja de ser interesante y a diferencia de otros directores de renombre él siempre busca arriesgarse y sorprendernos. Venía de hacer dos buenos films a los que en mi opinión les faltaba mala uva, Gran Torino e Invictus, pero desde luego nadie en su sano juicio podría dudar de su calidad, ambas son altamente recomendables. Pues bien, su siguiente apuesta ha sido “Más allá de la vida” film que pude ver ayer por la noche y puedo decir que además de sorprendido, la película me ha dejado totalmente maravillado. No me esperaba yo un film de esa guisa firmado por Harry el sucio, qué clase, qué maestría. Tres historias que pasan en tres grandes ciudades que acaban entrelazándose y que tienen en la muerte un nexo común, en el qué hay después de la muerte sin entrar en cuestiones religiosas ni fantasmales. Vuelve a contar en el film con Matt Damon que a mí particularmente me gusta bastante, otros en cambio como mi archienemigo odian a muerte, pero esta vez le veo demasiado encorsetado, tal vez muy serio y en ciertos momento su papel de psíquico o vidente retirado no me parece muy convincente. En cambio Cécile de France lo borda como la periodista que ha sufrido en sus carnes una experiencia de ida y vuelta con la muerte al casi perder la vida en el famoso Tsunami de hace unos años. Fantásticos están también los jovencitos que interpretan a Marcus y Jason, Frankie y George McLaren, simplemente están estupendos. El nuevo film de Eastwood es algo difícil de etiquetar, tiene ese guión de historias enlazadas con tono melancólico muy típico de González Iñárritu, pero nunca deja de tenernos intrigados como lo haría un inspirado Shyamalan aunque en este caso ni hay fantasmas ni espíritus, simplemente sensaciones incomprensibles. El film es reposado, melancólico, fluído y nunca se hace pesado, siempre nos mantiene en vilo e interesados por la suerte de los personajes, pero tal vez su final es decepcionante, algo típico y vulgar. El film está lejos de sus grandes obras como director pero Clint consigue algunas secuencias acojonantes como ese arranque demoledor con el Tsunami o la clase de cocina, magistral. Puede que el film sea irregular pero está muy por encima de la media de películas de hoy en día, y qué cojones, es de Eastwood y sólo por eso es de obligado visionado.
PAUL SIMON
SO BEAUTIFUL OR SO WHAT (2011)
GETTING READY FOR CHRISTMAS DAY


Musicalmente este nuevo siglo destacará por infinidad de motivos, entre ellos los buenos discos que en él aparecen, pero no nos engañemos pues buenos discos siempre habrá. Uno de esos motivos es el golpe sobre la mesa que han dado muchos de los dinosaurios del rock con obras que dejan con el culo al aire a muchas bandas de hoy en día. Entre esos disnosaurios que nos han ofrecido alguna que otra obra maestra está Dylan, Waits, Costello y Weller por poner cuatro ejemplos de genios absolutos que aún hoy me la ponen dura. Pero mirar por donde que a mi me faltaba uno de grandioso, bueno, de pequeñín pues el tipo creo que no llega ni al metro y medio de altura. Ahora que infinidad de grupos reivindican su figura y que podemos encontrar vestigios de su música en grupos tan dispares como Fleet Foxes o Vampire Weekend y en tipos tan cojonudamente buenos como Josh Ritter, un marcianito como yo echaba de menos un disco cojonudísimo de Paul Simon. Muchos diréis con voz repelente y gafapastil : “pues aquel Surprise del 2006 estaba prou bé” , y yo probablemente contestaría “pues a lo mejor sí, pero no me cameló o no le presté la atención suficiente”. Fuera como fuese aquel disco me dejó frío y me daba a mí que por las pocas noticias que recibía de Simon, éste estaba más retirado que Bowie. Pero no. No era así. A principios de año me llegó la noticia de la salida de un nuevo trabajo del geniecillo de Brooklyn, el álbum se llamaría “So beautiful or so what”, así que pregunté a mis contactos, moví un par de hilos, unté a las personas adecuadas y hace un mes largo que tenía el disco en casa. Un señor disco a todo esto.


Paul Simon - “So beautiful or so what” (2011): 01.- Getting Ready For Christmas Day/ 02.- The Afterlife/ 03.- Dazzling Blue/ 04.- Rewrite/ 05.- Love & Hard Times/ 06.- Love Is Eternal Sacred Light/ 07.- Amulet/ 08.- Questions For The Angels/ 09.- Love & Blessings/ 10.- So Beautiful Or So What.

En su anterior trabajo Simon contó como productor con Brian Eno y su infinidad de ruiditos electrónicos cosa que tal vez fue la causante de mi distanciamiento con el disco pero esta vez ha contado con el bueno de Phil Ramone y aunque abondona por momentos las notas de un buen bajo para sustituirlo por samplers modernetes la cosa suena de fábula, recuperando su esencia y sus melodías definitivas. Comienza el disco con el single de presentación, “Getting ready for Christmas day”, con un tono acojonante que recuerda a ritmos ochenteros, una canción pegadiza, amable y simpática en su superfície que esconde como ya lo hacía “You can Call me Al” un mensaje nada simpaticón, las referencias a Afganistán e Irak están ahí. Una cancionaca de esas que quitan el hipo y hacen que uno se compre un disco, pero por suerte no es la mejor ni de lejos. “The afterlife” me convence del todo de que el gran Paul ha vuelto, qué ritmico, qué africanismo, qué voz más calida, qué gustirrinín! Una de mis piezas favoritas del disco, qué estribillo, me descubro recitándola una vez tras otra, en la ducha, esperando el autobús, en el súpermercado, en la botica.. Y esto sólo ha hecho que empezar, gracias señor por este regalo divino!. “Dazzling blue” es un caramelito, un bombón, una maravilla que tiene esas guitarras africanas, esas voces, ese deje a tonadillas pasadas, sin lugar a dudas esta canción no desentonaría para nada al final de Graceland, y es que escuchándola me viene a la cabeza aquella joya que era “Under African skies”. Tremenda canción, sí señor. La cosa sigue por unos derroteros que te dejan con la boca abierta, la guitarrita de “Rewrite” me hace soñar, la voz de Simon me seduce, y el silbidito, ese silbidito hace que me sonría y me caiga una lagrimilla por mis abultados mofletes. Hacía tiempo que no escuchaba una canción tan deliciosa, bueno no tanto, pero una nueva de Paul Simon sí. Definitivamente Simon ha vuelto. No quiero enrollarme mucho más, sólo quiero decir que el resto del disco mantiene este nivelazo que os cuento, que tal vez sea mejor que vosotros mismos lo decubráis y os dejéis seducir por su música, su preciosa y sencilla música como la de “Love and the hard times” y “Amulet”, sin olvidarme de lo cojonuda que es la canción que da nombre al disco y que lo cierra. Un disco que si no es hermosísimo no sé que es.
1.- In it for the money (Supergrass, 1997)
2.- (What’s the story) Morning glory (Oasis, 1995)
3.- OK computer (Radiohead, 1997)
4.- Parklife (Blur, 1994)
5.- Different class (Pulp, 1995)
6.- Moseley shoals (Ocean Colour Scene, 1996)
7.- Definitely maybe (Oasis, 1994)
8.- I shoul coco (Supergrass, 1995)
9.- The great scape (Blur, 1995)
10.- The man who (Travis, 1999)
11.- Dog man star (Suede, 1994)
12.- This is hardcore (Pulp, 1998)
13.- Elastica (Elastica, 1995)
14.- The bends (Radiohead, 1995)
15.- Everything must go (Manic street preachers, 1996)
16.- Coming up (Suede, 1997)
17.- K (Kula Shaker, 1996)
18.- Urban hymns (The Verve, 1997)
19.- Marching already (Ocean Colour Scene, 1997)
20.- On (Echobelly, 1995)
El Brit-pop dejó grandes discos pero también dejó la sensación de que las bandas que lo representaron tampoco fueron para tanto. Blur, Oasis, Supergrass, Pulp, Suede, Ocean Colour Scene... No tienen mucho que ver pero se les metió en el mismo saco. Todas esas bandas repescaban un cierto aroma por la British Invasion (aquello sí que fue la ostia), recuperaban y reivindicaban la figura de Ray Davies, de los Mods y por supuesto de los Beatles, vamos, lo que se hace década tras década y venían a coger el relevo del sonido “Manchester” que particularmente me deja algo frío. Como bandas no han sido sobresalientes pues han tenido muchos fiascos pero tampoco nos engañemos, todas ellas dejaron grandes discos eso es cierto. No hay que negar la evidencia. Damon Albarn and company firmaron grandes discos como “Modern life is rubbish”, “Parklife” y “The great escape”, los hermanos Gallagher no se quedaron atrás y despacharon “Definitely maybe” y “What's the story morning glory” además de provocar a lo Mourinho el odio de la prensa especializada. Pero hubo más, ahí estaban los Pulp con su “Different class” y su “This is hardcore”, los Suede con “Dog man Star” y aquel pelotazo comercial llamado “Coming up”, mis favoritos Supergrass con “I should coco” y el inmenso “In it for the money” sin olvidarme de los Ocean Colour Scene con el atemporal y magnífico “Moseley shoals” ni de los Super Furry Animals a quién les doy de comer aparte porque son una rara avis en este selecto grupo, ya no digo aquel discazo de “Elastica” que deberíais recuperar para mañana.

En aquella época yo era un adolescente con las hormonas revueltas que prefería cualquier clásico de finales de los sesenta principios de los setenta que cualquier grupo que sonara en la radio (aún hoy lo prefiero) y tengo que recordar que en aquella época no había ni ipod, ni mp3, ni internet, el cd comenzaba a aflorar y un servidor se maneja con vinilo y a base de cintas para el walkman con auto-reverse. Sin duda, otros tiempos. Pero qué cojones, acabé escuchando a los grupos de las islas antes que a su competencia en las Américas con todo aquello del grunge, claro que caté a Pearl Jam y a los Nirvana pero el Imperio Británico me cameló del todo. Lo confieso. Después de aquella avalancha aparecieron los Radiohead que me cogieron algo más madurito y guste o no dieron un golpe de timón, sin ir más lejos ese timbre de voz hizo escuela, y como suele pasar habitualmente aparecieron infinidad de grupos que se apuntaron al carro pero ninguno superaba al original pues “The bends” y sobretodo “OK computer” son francamente buenos. Aún así los Coldplay de Martin asomaron la cabeza y antes de convertirse en el grupo nauseabundo que son hoy firmaron dos grandes discos que reconozco haber escuchado un millar de veces como “Parachutes” y “A rush of blood to the head” aunque después de eso su conversión en los nuevos U2 ha sido imperdonable además de nauseabunda.

Otros que me gustaron en su momento fueron los Travis que cerraban el círculo y acababan con el britpop pues como Coldplay o los reguleros Turin Brakes y Starsailor eran una secuela del aclamado movimiento, precisamente el otro día me sorprendí a mi mismo repesacando “The man who” que tal vez es su obra más destacable aunque su siguiente trabajo no estuvo del todo mal, aquel “The invisible man”, este ya en los dosmiles. Recuperar a Travis es el causante de este rollo que hoy os estoy soltando, es la causa de este rápido repaso por el mundo Brit de los noventa. Estos son tal vez los que yo recuerdo haber pinchado aquellos años, hubo más claro, pero todos de segunda fila como The Verve, Doves, Stereophonics, Kula Shaker, que aunque tenían buenas canciones nunca firmaron un disco sensacional pero ayudaron a etiquetar con facilidad el movimiento que no lo era tal. De todas maneras y aún habiéndome empapado y disfrutado en su día de todos estos grupos opino que si uno puede ponerse los discos de los Small Faces, de los Kinks o de Paul Weller para qué necesita toda esta martingala aunque claro también al repasar alguno de aquellos discos de los noventa a un marciantio como yo se le salta la boina.
Hace ya unas semanas que adquirí ese estupendísimo disco que es “Blessed”, sin duda estará entre los mejores del año, y hace ya meses que lo disfruto pero el otro día me quedé como pasta de boniato al saber que existía una edición especial del disco de Lucinda. Joder, yo que me suelo comprar ediciones especiales y esas mandangas, y se me había pasado por alto el regalito de la Williams. Mierda!. Ah! Pero gracias a las nuevas tecnologías me hice por la vía criminal con el artefacto en cuestión que lleva por nombre “The Kitchen Tapes” que no es otra cosa que el disco “Blessed” de cabo a rabo en versión cruda y acústica, vamos, un caramelito que hará las delicias del respetable como las hace para el marcianito que escribe estas líneas. Las canciones suenan tremendísimas y alguna que otra versión supera a la original en tocar la fibra sensible pues superarlas completamente es muy pero que muy difícil, donde disfrutamos más de las versiones es cuando se hacen de aquellas canciones más moviditas, por ejemplo “Buttercup” que es fabulosa casi lo es más en versión lentica y acústica, pero la palma se la lleva sin duda “Seeing black”. La sensación es que tenemos a Lucinda en el comedor de casa cantándonos las canciones de Blessed mientras saboreamos juntos el cocktail favorito de Don Draper y seguro que uno de los de Lucinda, un sabrosón “Old-fashioned”. “The Kitchen Tapes” es la guinda del pastel para el retorno a lo grande de Lucinda, si os gusta “Blessed” no dejéis de escuchar estas grandísimas versiones caseras.

Tal vez sea por la sorprendente noticia de la vuelta de Wilco este mismo septiembre con disco bajo el brazo o tal vez no que me sorprendí a mi mismo la mañana del domingo saboreando ese estupendísimo doble directo del grupo de Chicago llamado “Kicking Television” que apareció allá por el 2005 y que llegó a mi hogar en forma de regalo cumpleañero por parte de mi apreciado archienemigo Guzzest, gran culpable de que a día de hoy sea un fan absoluto de la banda de Tweedy. Gracias, Guzz. Al directo hay que encabirlo justo después de ese peazo de disco que es “A Ghost Is Born” (2004) y antes de ese caramelito que fue “Sky Blue Sky”(2007). Así pues no encontramos ninguna canción en directo de aquel discazo del 2007 que les trajo de gira por Barcelona a la que asistí emocionado y me dejó extasiado pero hay material de sobras para caerse rendidos a sus pies. El groso lo hacen las canciones del “A ghost..” y claro del “Yankee Hotel Foxtrot” que es uno de esos discos que se tienen que tener obligatoriamente y saberse al dedillo, los Wilco no se olvidan de sus inicios y las canciones de “Being There” aquí suenan mejor que nunca. La verdad es que este doble directo representa muy bien lo que es el grupo y me cuesta una infinidad destacar un tema por encima de otro, no me sobra nada, no me falta nada y la edición es cojonudísima. Siempre es una delicia escuchar un disco de los Wilco, siempre es un gustazo escucharlos en directo y como no, es el acabose verles en vivo y en directo. “Kicking Television” es un directazo de tomo y lomo, una joya, un despipórrense que utilizo a modo de metadona hasta conseguir su próximo y esperadísimo disco, hasta su próxima gira. Sin duda, allí estaré.
JOHN LENNON
PLASTIC ONO BAND (1970)
MOTHER