Todo empieza con la amistad juvenil entre Peter Dennis Blandford Townshend y John David Percy Keen. El primero de ellos se convirtió ya a mediados de los sesenta en una estrella mundial y en uno de los mejores guitarristas del momento y de la historia en cambio el segundo, durante esos mismos sesenta, solo pudo ser el chófer del primero, y finalmente uno de tantos "roadies" de la banda de Peter, de Pete Townshend, de The Who. Un buen día a finales de 1966 principios del 67, el bueno de "Speedy" Keen, en pleno bajón de una de las juergas de la banda comenta a Pete que ha escrito un tema para la banda. No se sabe si debido a las sustancias ingeridas, por la mediación de Moon o porqué razón, Townshend no da una negativa y como muchos sabréis "Armenia city in the sky" abre uno de los mejores discos de The Who, su "Sell Out". Pete se fue interesando por esa faceta compositiva de "Speedy" aunque nunca más la banda grabó otra canción suya, pero sí que Townshend decidió dar un empujoncito a la carrera de su buen amigo y bajo el seudónimo de Bijou Drains (que también utilizaría en su colaboración con Ronnie Lane en "Rough Mix") se ocupa junto a Kit Lambert de producirle todo un disco. Para ello crean una banda con "Speedy" Keen como voz principal, percusión y guitarra, Andy "Thuderclap" Newman al piano y Jimmy McCullock, quién más tarde formaría parte de los Wings de McCartney, como guitarrista principal, y como no, Bijou Drains/Townshend al bajo. La banda se hizo llamar Thunderclap Newman y podemos decir que forma parte de esas bandas con un disco descomunal que tal como eclosionaron desaparecieron. Salvando las diferencias, los años y los estilos me recuerdan un poco al efecto "And she goes" de The La's. Banda de poco recorrido pero con mucha magia. Banda con un disco soberbio que roza la obra maestra. Banda con un single antológico que todo el mundo conoce y que acaba por dar sombra al resto de composiciones. Banda irremediablemente caída en el olvido. Sí, en eso The La's y Thunderclap Newman son primos hermanos. Recuperar "Hollywood Dream" es uno de los placeres de la vida. Este disco tiene eso que tenían los discos de final de los sesenta, pura magia y algo de lisérgia. Tiene mucho del estilo Townshend, tiene mucho del sonido de Pete en solitario, y por supuesto tiene lo más importante: buenas canciones.


Thunderclap Newman - Hollywood Dream (1969): 01.- Something In The Air/ 02.- Hollywood #1/ 03.- The Reason/ 04.- Open The Door, Homer/ 05.- Look Around/ 06.- Accidents/ 07.- Wild Country/ 08.- When I Think/ 09.- Old Cornmill/ 10.- I Don't Know/ 11.- Holllywood Dreams (Instrumental)/12.- Hollywood #2//// 13.- Something In The Air (Single Version)/ 14.- Wilhemina/ 15.- Accidents (Single Version)/ 16.- I See It All/ 17.- The Reason (Single Version)/ 18.- Stormy Petrel.

El disco comienza magistralmente con "Something in the air". Un clásico instantáneo que vale no solo por un disco sino por toda una carrera. Originalmente la canción apareció por primera vez en el film "The Magic Christian", llegó al número uno desbancando a Beatles y Stones, Luego lanzaron otro single también incluido en el LP, "Accidents", y después se lanzó el disco que hoy comentamos y rescatamos del olvido. "Something in the air" como todo el disco, tiene esos dejes a Townshend, tanto en las guitarras, los teclados, como en la voz desesperada que se gasta. Tocaba "Speedy" en las demos caseras de Pete? yo creo que sí pero ese es otro tema. Ese deje a The Who se aprecia mucho también en "Hollywood #1" que tiene un deje a Entwistle descomunal. En "The Reason" aparecen rasgos de los Small Faces/Faces y en "Open the door, Homer" los teclados toman protagonismo. Es una balada camuflada, un tema maravilloso heredero de su tiempo. Una versión perfecta de Dylan. "Look around" y "Accidents" vuelven al sonido primigenio de The Who, con algo más de rock y psicodélia en el primer corte, y unos teclados (otra vez muy época Townshend demos caseras) y una estructura dignas del gran Pete. Otro de los temas del disco. "Wild country" suena a una canción de Badfinger pero sin el despelote vocal, y "When I think" es pura britania. La guitarra de "I don't know" y toda ella es puro Townshend en solitario y el cierre, primero con la canción instrumental que da nombre al disco y finalmente con "Hollywood #2"confirman lo sabido, que estamos ante un disco sobresaliente. Luego hay un lote de canciones que son añadidos, como lo singles y tomas que quedaron fuera, muy interesantes y que hacen obligatoria la compra de la reedición. Siempre es un placer volver a este tipo de discos caídos en el olvido por la brutal competencia y grandes discos que existían durante esa época. Hoy toca recuperar esta pequeña joya, no les defraudará porque creo que hay algo en el aire. 

Los domingos a la tarde son peligrosos para la cinefilia, más aún si se ha estado machacando al personal con películas de fantasía y terror. Dicen que la venganza suele ser temible y se sirve fría, en mi caso se sirve en forma de película romántica y lucha contra la siesta. No os mentiré si os digo que el film dirigido por el muy valorado Hany Abu-Assad, del que solo he visto la notable "Paradise now", es un pastel de dimensiones siderales que solo salvan los dos actores protagonistas, Idris Elba y Kate Winslet, a pesar que sus personajes son insulsos, sin profundidad y alma. La historia es bien sencilla: dos extraños deciden coger un aeroplano para realizar una escala en otra ciudad y llegar a tiempo a sus compromisos, una tormenta estrella ese aeroplano en la montaña y no, no se comen entre ellos, al menos literalmente, pero intentan sobrevivir durante días hasta encontrar vida humana. Durante el proceso les vemos sufrir (poco), pasar poca hambre y frío, y ser salvados varias veces por un perro. Al final se salvan y ... sí, se enamoran para alegría de mi esposa que no sufría por si se salvaban o no, sino más bien por si acababan o no juntos. Los parajes son deslumbrantes, el ritmo algo lento, las actuaciones correctas para lo aburrido y poco interesante de los personajes, el final previsible, las escenas de acción pocas y los peligros casi inexistentes, pero sí hay polvete por si es el último. En definitiva, un soberano pastel romántico de los que no hacen historia. Una olvidable película de sobremesa, perfecta para aquellos que quieran/puedan hacer la siesta. 
"Something in the Air"


Era reticente en adentrarme en la historia que proponía la serie televisiva alemana "Dark", emitida en exclusiva por Netflix. Demasiados aplausos y buenas críticas me hacían sospechar del efecto hype, que me diesen gato por liebre o simplemente me decepcionase pero cuando mi archienemigo Don Guzz le dio un aprobado alto, o eso entendí yo, no dudé ni un instante más. Un "no está mal" de Guzz vale por millones de críticas y entonces sí, sí me propuse verla. Fue comenzar y en dos/tres días había terminado con sus diez episodios, imposible no meterse en la historia y aparcarla unos días a pesar de no tener un episodio redondo ni mítico. La historia gira entorno a los viajes temporales, cosa algo manida, pero resuelven bien el problema con toques de thriller detectivesco y mucha ciencia-ficción sin alardes, a la vieja usanza. Qué hay errores en el guión? pues bastantes pero los viajes temporales acaban incluso arreglando eso o puede que liando todavía más el entuerto. La presentación de los personajes en sus distintas épocas me parece sensacional, así como muchas de sus actuaciones, frías y oscuras. En general la serie merece un notable alto y una recomendación seria, vamos, que es una de esas series que este 2018 no deberías perderte. Si comenzáis a verla el maratón televisivo está asegurado.


THE HANGING STARS/ SONGS FOR SOMEWHERE ELSE (2018)/ HONEYWATER

 

La banda londinense de country-folk cósmico vuelve a las andadas con un nuevo trabajo después de su flamante debut "Over the Silvery Lake" del 2016. Aquel disco me embrujó por completo, su sonido, sus atmósferas... todo era muy de mi agrado, y verles en directo actuar para veinte personas fue el golpe definitivo para encaramarse entre mis discos favoritos de aquel año. "Floorbound", "Cure your ills", "Golden Vanity", "The house of the hill", "Cripple shining blues".... resultaban fantásticas y el resto que acababan por redondear el disco eran más que notables dando como resultado un, en mi opinión, disco imprescindible de aquel año. La banda comandada otra vez por Richard Olson en este segundo disco continúa indagando en un sonido propio, en expandir las sonoridades conseguidas en su anterior trabajo pero dotando a las nuevas canciones de un toque más brittish y menos americano, es decir, acercándose más al sonido británico de finales de los sesenta y olvidándose del ácido de Woodstock. Siguen, como podéis imaginar, las melodías atmósfericas, las voces a lo CSN, a lo Fleet Foxes si queréis algo más moderno pero, como os decía, pican en la esencia británica de los Small Faces más experimentales e incluso podemos apreciar guiños a Oasis y Badly Drawn Boy, aunque un servidor vea al malogrado Dennis Wilson detrás de muchas composiciones. Todo eso sin perder personalidad ni estilo propio, dando más variedad a los temas, haciéndolos más accesibles aunque no sé si mejores. Las slide-guitars siguen ahí, igual que el jingle-jangle, igual que el buen gusto para realizar sus portadas. Si la del anterior disco era preciosa, la de este "Songs for somewhere else" es espléndida. Del azul al rojo, de las Americas a Britania, de lo cósmico a lo lisérgico, sin olvidar las raíces que  no son otras que el pop-rock inglés de finales de los sesenta principios de los setenta. Una maravilla que no supera a su predecesor pero que mantiene el nivel y abre nuevas vías. En cualquier caso, es una delicia. 


The Hanging Stars - Songs for Somewhere Else (2018): 01.- On a Sweet Summers Day/ 02.- Too Many Wired Hours/ 03.- How I Got This Way/ 04.- Mean Old Man/ 05.- Pick Up the Pieces/ 06.- Djupsjoen/ 07.- Honeywater/ 08.- For You (My Blue Eyed Son)/ 09.- Hold Out Your Hand/ 10.- Dig a Hole/ 11.- How I Got This Way (Reprise)/ 12.- Water Song.

Atmósferas ensoñadoras para la inicial "On a sweet summers day" que sirve de perfecto puente entre su trabajo anterior y el nuevo. Un tema que podría encajar perfectamente en "Over the silvery lake" puesto que tiene ese deje a Byrds o CSN, o aquellos imitadores conocidos como Fleet Foxes a los que superan sin despeinarse. Todo cambia rápidamente con "Too many wired hours", mucho más brittish, mucho más cabaretera. Con esos coros y esa musicalidad tan "smallfaces". Excelente. "How I got this way" es un tesoro. Un tema pop espectacular muy britpopera ella, un éxito instantáneo. "Mean old man" vuelve al sonido "western/galáctico" de su primer disco con un silbidito mítico y unas guitarras que son puro sixtie. El disco no es tan hipnótico como su predecesor pero en él encontramos más variedad como por ejemplo en la dulce "Pick up the pieces", la maravillosa instrumental "Djupsjoen", o esa pequeña maravilla que es "Honeywater", sin duda una de mis favoritas del disco con ese regusto a los Jayhawks. Ya encaminándonos a la parte final nos topamos con el folk pastoril y casi simongarfunkiano de "For You", todo un acierto, y la brutal "Hold out your hand" donde una armónica de otra galaxia nos eriza el bello. Del final me quedo sin duda con "Water song" que es una de las mejores composiciones del disco, un disco que conforme avanza pierde algo de poderío pero que siempre se mantiene por encima del notable. Lo dicho: disco precioso, imprescindible de este 2018, algo muy por debajo del debut (o no) pero que nadie en su sano juicio debería perderse.


En mi cabeza se había instalado la absurda idea de que "Coco",el nuevo film de Pixar junto a Disney, no me iba a gustar, vete a saber porqué razón, y que no valía la pena verla. Una de las razones era que era algo triste o eso me había llegado, y sabiendo como es mi hija mayor Arlet, que con cualquier película encuentra la lagrimilla fácil, pues pensé en dejarla en pendientes. Error. Error subsanado hace unos días. Sorprendente película de principio a fin aunque tire de todo aquello que funciona, con una factura impecable que roza la perfección, un guión sencillo que gira entorno a la familia y la memoria, y un final emotivo que sí, nos hizo llorar a todos. Es "Coco" la mejor película a nivel visual de Pixar? Yo diría que sí. Las texturas, los colores, los movimientos... no hay película mejor. Incluso esa cámara imaginaria capta unos movimientos y unos planos increíbles, dignos de cualquier gran película de todos los tiempos. Pixar supera con buen tino su poca creatividad y su abuso de las secuelas, vale, estamos de acuerdo que tampoco es una historia muy original y que cada factor por separado ya lo hemos visto antes pero todo está perfectamente bordado y a un ritmo endiablado cosa que hará que tanto pequeños y grandes disfruten por igual. Hay la importancia de la familia, el perseguir un sueño imposible, un malvado al que hay que desenmascarar, un compañero animal algo loco, música y un mundo mágico y misterioso que sirve para darnos una pincelada de la cultura mejicana y por supuesto millones de colores que en pantalla se muestras apabullantes. Pixar ha realizado películas mejores, momentos insuperables, y esta "Coco" aunque en global se acerca al sobresaliente no es su mejor película, ni tan solo se acerca un poco a ello, pero sí es la muestra de que Pixar sigue estando en buena forma y sigue siendo la mejor factoría de animación de la última década y más allá. No se pierdan "Coco", es una delicia de principio a fin. 

Brandi Carlile no es precisamente una novata. Su disco debut data del 2005 pero un servidor nunca se había fijado en ella, nunca antes de este 2018 había escuchado uno de sus discos, y ni siquiera sabía como sonaba su voz ni sus canciones. En estas que a finales de febrero leo en El País a Fernando Navarro recomendar el disco que hoy nos ocupa, "By the way, I fogive you", y comentar la belleza y poderío de la voz de Brandi, la cual es comparada con un cruce casi imposible entre Lucinda Williams y PJ Harvey. Esa comparación es suficiente para que toda mi atención se centre en su nuevo trabajo y me lanzo a por él. El resultado es tan satisfactorio que en tertulias con expertos del country-americano pido asesoramiento para rebuscar en su discografía, y todos coinciden indicando que el debut homónimo del 2005 es indispensable, y que luego acuda al disco que acuda tendrá el mismo nivel que su último trabajo. y me pongo a ello. Seguramente, y de manera errónea, si la recomendación no hubiese llegado por Fernando Navarro un servidor no hubiese llegado a este disco ya que uno tiene sus manías absurdas y el pertenecer a la banda sonora de Anatomía de Grey me hubiese tirado para atrás. Por suerte no leí nada sobre ella, ni a estas alturas tampoco lo he hecho sobre el disco, así que estoy limpio de cualquier influencia externa. Y el disco me gusta, y me gusta mucho aunque no supera a otras damas countriles que durante el último año han publicado grandes discos, artistazas como Nikki Lane, Tift Merrit, Margo Price, Joana Serrat, Eileen Jewel.... 

Basándonos únicamente en la música es imposible no caer hechizado ante la magia de la canción que abre el disco. "Evry time I hear that song" es simplemente maravillosa. Como si Lucinda se hiciese acompañar de Crosby, Stills y Nash. Una delicia de tema que vale su peso en oro, que vale por un disco. No le va a la zaga el primer single del disco, "The Joke", en el que la música va creciendo circularmente hasta hacerse gigantesca. Hay algo épico, algo melodramático, algo sensacional. El disco es muy variado en estilos y no se centra en el country clásico, tampoco rehuye el toque autobiográfico como en "The Mother" o "Most of all". El disco tiene sus picos de calidad irresistible, además de las dos canciones iniciales es imposible no engancharse a la canción que cierra el disco, la magnífica balada "Party of one" donde el piano se hace protagonista. "Fulton county Jane Doe" y "Holt out your hand" son los otros dos temas a destacar. El primero es, como acertadamente comenta Shooter Jennings, una extraña mezcla entre Levon Helm y Elton John. Mientras que el segundo de ellos, toma prestado el folk marca de la casa de los Avett Brothers, es decir, una delicia. Así pues, no será "By the way I fogive you" el disco del año pero sin duda tiene suficientes mimbres y calidad para hacernos disfrutar, ya seas seguidor o no del country americano. 

Brandi Carlile - By the way, I fogive you (2018): 01.- Every Time I Hear That Song/ 02.- The Joke/ 03.- Hold Out Your Hand/ 04.-The Mother/ 05.- Whatever You Do/ 06.- Fulton County Jane Doe/ 07.- Sugartooth/ 08.- Most Of All/ 09.- Harder To Forgive/ 10.- Party Of One.

"The Logical Song"


No voy a darle muchas vueltas y os diré directamente que a mi esta cuarta temporada de la serie de Charlie Brooker me ha parecido sensacional. En global mejor que el resto de temporadas porque no he encontrado ningún episodio flojo cosa que en otras temporadas siempre había un par de capítulos aburridos o fallidos. Seis episodios estupendos que siguen con la misma idea pero con un toque menos británico y algo más americanizado. El primer episodio, "USS Callister"; que juega a parodiar "Star Treck" tiene muchos seguidores pero junto al quinto llamado "Metalhead", son lo más flojo en mi opinión del lote. No acaba de convencerme ese mundo virtual, ese juego, ese mundo programado que nos plantea el episodio, ni como avanza su argumento ni su final. Con "Metalhead" mi pega es que no liga mucho con la idea general de la temporada ni de la serie, es como un oasis pero el episodio me gusta. Bueno, ambos me gustan pero no me apasionan. En cambio, el mejor para mi es "Arkangel", dirigido por Jodie Foster, es el que respeta la idea de la serie, su esencia, la que plantea un debate ético y el episodio mejor interpretado. Junto a "Hang the DJ" lo mejor del lote. Este episodio, el cuarto creo que es, es sensacional. Me encanta cuando "Black Mirror" se pone amoroso, como pasó la temporada pasada con "San Junipero". Ambos episodios son lo mejor de la temporada. Y en el término medio encontramos "Crocodrile" que a mi me parece notabilísimo tanto por lo que nos cuenta como donde y como lo hace, y "Black Museum" que empieza muy fuerte para degenerar en absurdez final y no acabarme de engatusar del todo. Como digo, y quiero que quede claro, no hay ningún episodio malo ni aburrido. Todos son interesantes pero hay dos que son canela final. Black Mirror sigue siendo fenomenal e imprescindible, sigue haciéndonos pensar y sigue sorprendiendo. Nada más que decir. Hay que verla. 


WALTER MARTIN/ REMINISCE BAR & GRILL (2018)/ RIDE DOWN THE AVENUE

 

Walter Martin era uno de los miembros de la banda de la gran manzana, The Walkmen. Martin es multi-instrumentista, toca todo lo que le pongan delante pero en la banda sus funciones eran las de bajista y organista principalmente, pero su función era más importante puesto que era el compositor y letrista principal aunque firmasen como The Walkmen. En 2012 se toman un largo respiro que Walter Martin aprovecha para iniciar una carrera en solitario por la que nunca me había interesado hasta la llegada de su nuevo disco del 2018, "Reminisce Bar & Grill", sobretodo gracias a esa irresistible portada de esencia setentera y canalla. Imposible resistirse a ella. Este es el cuarto disco en solitario de Martin, y aquellos que siguen su carrera comentan que ha dado un giro de estilo o simplemente ha dado con la tecla adecuada. Ya no revive la época del post punk como en el debut de la banda, "Everyone who pretended to like me is gone", que con acierto he recuperado estos días, en realidad creo que sigue la senda marcada en "Hey Matt" y "The Everglades" de su disco del año pasado "My Kinda Music", donde asomaba en muchas ocasiones el sonido brittish de por ejemplo The Kinks en "The Everglades". Como decía sigue ese camino marcado pero deja a un lado el sonido más británico y lo americaniza, reviviendo a los cantautores callejeros del setenta, tanto puede ponerse en modo Tom Waitts como acercarse a Randy Newman. En el disco Martin se encarga de casi todos los instrumentos y además cuenta con la ayuda de Brian Kantor, Josh Kauffman (habitual músico de Josh Ritter) y Alec Ounswotrh de Clap Your Hands Say Yes. Como digo, tiene ese toque de cantautor de los setenta, ese sonido de disco menor que va calando. Ese sonido comparable a por ejemplo Jason Collet (Rat a tat tat, Song and dance man), que es un favoritísimo en el hogar nikochiano, así que si te gustaban los discos de aquel seguro que te gustan los de este. 


Walter Martin - Reminisce Bar & Grill (2018): 01.-Me & McAlevey/ 02.- Too Cold To Waterski/ 03.- I Went Alone On A Solo Australian Tour/ 04.- I Can Run Now From The Hellhounds But I Can't Hide/ 05.- I'm A Puppy/ 06.- The Drummer/ 07.- Ride Down The Avenue/ 08.- I Wanna Be A Country Singer/ 09.- Pink Piano/ 10.- Colorado Lonesome/ 11.- I Dreamed I Was Lana Del Rey's Older Brother.

"Me and McAlevey" empieza modosita, timida. Cuando entra la voz de Martin quedo desarmardo. Me encanta esa voz de mal cantante. Esa voz rota y desequilibrada que consigue sin querer dar con la nota, con el tono, con la tecla adecuada. Una voz que sabe lo que se hace, sabe de sus posibilidades y jugando sus cartas te lleva al huerto con ese ligero toque destartalado a lo Ray Davies. Estamos ante un notable tema inicial, con una percusión curiosa y un precioso piano que acompaña sin tomar demasiado protagonismo a este tema trotón donde Alec Ounswotrh en la retaguardia comienza a sacar la cabeza. "Too cold to Wareski" es un triunfo asegurado. Con su "tarareo", su melancólica alegría por montera, la voz doblada de Ounswotrh... buf! temón! en el que la sombra de Ray Davies se hace gigantesca como lo hace también en "I went alone on a solo australian tour", como si Ray y  Randy Newman se fuesen de juerga rollo étnico. Favoritísima absoluta. "I can run now from the hellbounds but I can't hide" tiene un silbidito canalla que enamora, un retrogusto a los setenta con ese riff de guitarra y el fraseo que son puro Ian Dury. El tema tiene mucho del sonido de los discos de Jason Collet pero aún le veo más seductor, más tablas. "I'm a puppy" es simplemente acojonante. Un baladón crudo que cierra un inicio espectacular y nos sitúa en el ecuador del disco. "The drummer" es coqueta y positiva. Me encanta su letra. Su manera de explicarnos la historia, el deje vocal... me encanta, otra favorita. "Ride down the avenue" es un rocanrolito simpático que se trae el recuerdo de Paul Simon y sus acordeones, (salvando las diferencias vocales) y nos remata con una interpretación vocal especial y diferente en la genial "I wanna bea country singer". Simplemente, a estas alturas, me tiene en el bote. La balada "Pink piano" marca el final, antes del mismo llega "Colorado lonesome" que tal vez es el tema que menos me guste del disco. Suerte que para el final se guarda la espléndida "I dreamed I was Lana del Rey's Older Brother" que es la repera limonera que otra vez me recuerda en todo al kinky Ray. Ya digo, Walter Martin firma un sorprendente artefacto que ha llegado al hogar nikochiano para quedarse. Un favorito para este 2018 fuera de todas las quinielas, un disco al que ustedes terrícolas deberían dar una oportunidad. No se arrepentirán, ya me darán las gracias.

Que Christopher Nolan es un gran director de cine no lo vamos a discutir aquí, pero de eso a decir que es uno de los grandes es decir mucho. Es un muy buen director, es un buen contador de historias, y sus proyectos suelen ser muy interesantes, además de que nunca nos falla: "Memento", "Insomnia", "Interestelar", Origen", su trilogía de Batman sobretodo "El caballero oscuro"...  hasta llegar a "Dunkerque", film bélico de Nolan que pude ver hace unos días. Aplaudido por todos y parece que aceptada como una gran película, aunque después de verla pienso que sí lo es pero que tampoco es nada del otro mundo. Me gusta su fotografía, me gusta como Nolan juega otra vez que el factor temporal, nada de linealidad, y por supuesto como ese ahorro de palabras hace crecer al film a un nivel superior. Desgraciadamente nada de lo que vemos nos eriza el bello. Ni las actuaciones, ni la historia, ni las secuencias de acción. Todo notable pero nada excepcional. El conjunto le ha quedado excepcional pero si analizamos sus puntos fuertes por separado no obtenemos la misma impresión de grandeza. Todo funciona como un gran engranaje, como un gran equipo pero sin individualidades. Su punto fuerte tal vez sea la sencillez, puede que ese sea su punto ganador. Una historia simple pero efectiva, unas actuaciones convincentes, sin alardes, ni sobreactuaciones. Sin un protagonista claro y con muchas caras conocidas: Kenneth Branagh, Tom Hardy, Cillian Murphy, James Darcy. Otros factores a sumar es la sensacional banda sonora de Hans Zimmer y la fotografía de Hoyte van Hoytema, en ambos casos suben el nivel y posicionan al film en más que notable pero sigue sin parecerme la obra maestra que por ahí decían. Muy buena película, no hay duda, pero no es para tanto. En definitiva, podemos decir que estamos ante un notable film, la madurez de Nolan sin duda alguna, y eso es una buena noticia porque esa madurez tiene muy buena pinta, y ando en deseos de ver su siguiente proyecto. Por suerte dijo no a la nueva aventura de 007, qué le rondará por la cabeza? Toca esperar. Mientras tanto disfruten ustedes con esta "Dunkerque". 

El nuevo disco del dúo formado por Osin Leech y Mark McCausland es de esos discos que sin hacer ruido y gracias al boca a boca van llegando al populacho. The Lost Brothers han firmado con total seguridad uno de los discos más bonitos del 2018, así lo creo y aún estamos como quién dice descorchando el año. Dos amigos recomendaron el disco, tanto Jorge en su "Rock & More" y Chals en "On the Route" nos explicaban las bondades de esta colección musical compuesta por una docena de maravillosas canciones que, como bien dicen ellos y todo el mundo, combinan muy bien tanto el sonido de los Everly Brothers con las mágicas atmósferas de Simon & Garfunkel. Con esas referencias es imposible no darle unas escuchas y visto quienes recomiendan semejante preciosidad de disco es casi una obligación entregarse en cuerpo y alma a él. Claro, que sería un mentiroso si dijese que el disco me robó el corazón de primeras. Eso sería faltar a la verdad porque me ha ganado a fuego lento, gracias a aquella bestia del este que nos trajo nieve casi llegando a marzo. Con los fríos, la niebla, los días grises y una tristeza por asuntos familiares que me quema y me corroe me fue imposible no enamorarme de sus canciones. Las doce canciones que componen este disco me han ayudado a dejar apartado por un tiempo mis penas y seguir adelante, me ha arropado y centrado, así pues toca dar las gracias y seguir con el día a día. Como digo, en un día personal muy depresivo y con el frío azotando las calles conecté con "Echoes in the Wind" y la emoción me embargó, tuve la piel de gallina y el lagrimal fácil durante unos segundos, suficientes para derrumbarme ante tanta belleza y emoción. 

Todo lo que diga sobre el disco será poco. Todo lo que diga ya se habrá dicho más y  mejor. Por ejemplo en las casas de mis dos camaradas antes nombrados, verdaderos maestros en esto de recomendar el disco adecuado en su justo momento temporal. Sin duda estamos ante un disco atemporal, que aunque no se parezca demasiado me recuerda a aquel que hizo Ron Sexsmith junto a Don Kerr, aquel "Destination Unknow" que por supuesto también se inspiraba en la obra de los hermanos Everly. Por si fuera poco en el disco colaboran tanto Howe Gelb como Glen Hansard, así pues, qué más podemos pedir? La inicial "Echoes in the wind" es de esas canciones que desarman, de esas que llegan al tuétano, que remueven tripas y dan calidez al alma. Imposible no quedarse prendado de semejante canción. Las voces se entrecruzan, se complementan, se solapan como en todo el disco, como lo hacían las de Paul y Art, y otro ejemplo sería el siguiente tema, "Where the shadows go", que es puro Simon and Garfunkel. No pienso ir tema por tema, me parece absurdo. Me cuesta escoger unos por encima de otros, pues es un disco muy homogéneo, sin cimas ni bajones. Cabe destacar "Come Tomorrow" que completa un trío inicial maravilloso, la ronsexsmithiana "More than I can Comprehend" que firma junto a Hansard, el country de siempre en "Iron Road", y el precioso final con "Gabriel at midnight" que nos deja un sabor de boca inigualable y un paz interior inmensa.

The Lost Brothers - Halfway Towards a Healing (2018): 01.- Echoes In The Wind/ 02.- Where The Shadows Go/ 03.- Come Tomorrow/ 04.- Cry For A Sparrow/ 05.- More Than I Can Comprehend/ 06.- Rains Of Ruin/ 07.- Halfway Towards A Healing/ 08.- Songs Of Fire/ 09.- Summer Rain/ 10.- Iron Road/ 11.- Nothing’s Going To Change Me Now/ 12.- The Ballad Of The Lost Brother/ 13.- Gabriel At Midnight (Bonus Track).

"Don't be Shy"


No todo es oro lo que reluce en HBO ni en el mundo televisivo. No todo es fantástico y no todas las series de HBO son excelentes. La promesa de HBO de estrenar cada semana una nueva serie se sigue cumpliendo pero no todas están al nivel, no todas cumplen las expectativas y claro está, no todas consiguen pasar mi filtro personal. Hoy toca hablar de tres series que se pueden ver en la plataforma de HBO que prometían bastante pero se quedaron en nada, que no tienen la calidad esperada, que en ocasiones aburren y se dispersan con guiones absurdos, gafapasteros o simplemente planos. Tres series que podrían haber llegado a ser tremendas pero que se perdieron por diferentes motivos por el camino, y que pasaran sin pena ni gloria a la historia televisiva.

HARD SUN: serie de la BBCOne que distribuye HBO. Serie inglesa y se nota. Por ritmo, imagen, contenido, actuaciones... pero que falla tremendamente en un guión absurdo y muy friki. Resumiendo diré que dos detectives recientemente rejuntados descubren que el fin del mundo está al caer, mientras uno de ellos investiga al otro por la muerte de su anterior compañero. Ni funciona la historia de compis policiales ni la de ciencia-ficción. La verdad es que todo el guión es un sinsentido y cuesta acabar de ver la serie. Los actores regulean, sobretodo Jim Sturgess que nunca me ha gustado, y la dirección de Neil Cross (responsable de Luther) deja mucho que desear. Un suspenso. No pierdan ustedes el tiempo.

ROOM 104: la gran apuesta de HBO. Su "Black Mirror". Su ombliguismo gafapastil. Su pastiche. La idea es genial. Episodios cortos individuales que suceden siempre en la misma habitación de un hotelucho pero que pueden suceder en diferentes momentos temporales de la historia y que tratan variopintos asuntos y utilizan estilos muy diversos. Algunos de esos episodios son sobresalientes pero otros son un desastre. Hay de todo, y al final la nota media es un suficiente. Por cada episodio bueno te zampas tres mierdas. El primer episodio, "Ralphie" encandila, promete pero luego, conforme se suceden los episodios uno se da cuenta que es un quiero y no puedo. En "Black Mirror" también hay algún episodio que bueno, no llega al nivel de la serie, pero la media de aquella es de notable y esta de suficiente. Para ver a ratos sueltos, y a ver que sale. Te puede tocar un chuletón o un churro reblandecido.

KNIGHTFALL: esta es un serie del History Channel, y se nota.... vamos si se nota. Su factura es buena pero tiene algo de cutrelux que hace que no guste. Templarios, Grial, conspiraciones palaciegas, más buenos culos de hombres fornidos que pechúmenes de damas ardientes.... Un rollo, no os voy a engañar. No hay quién se la crea. Tiene esas secuencias de acción con la cámara enfocando a cuatro guerreros porque no hay más presupuesto y así parece que hay una guerra del copón bendito pero el copón bendito no lo encuentran ni utilizando diapositivas. Sinceramente un petardazo.

Resumiendo. Hay que ir con cuidado porque comenzamos a tener tanto a nuestro alcance que creo que la calidad comenzará a bajar, buscando el enganche rápido y tontuno puesto que ya hay muchas plataformas en guerra. Y ojo, que esta vez hablo de HBO, otro día tocará turno a su rival Netflix que aún tiene más mierda, si se puede, por ahí acumulada. De eso no se escapa ninguna, por cada acierto acostumbran a darnos tres o cuatro regulerías escandalosas. 

THE LOW ANTHEM/ THE SALT DOLL WENT TO MEASURE THE DEPTH OF THE SEA (2018)/ GIVE MY BODY BACK

 

Ha pasado ya casi una década desde que descubrí a este delicada y maravillosa banda de Providence, Rhode Island. Recuerdo muy bien las sensaciones que me provocaba escuchar su sobresaliente "Oh my God, Charlie Darwin" (2009). Recuerdo escucharlo mientras el sol se escondía detrás de Nea Kameni en la Isla de Santorini durante mi viaje por las Isla Griegas. El espectáculo visual era poderoso y la música también, era la perfecta banda sonora para aquel arrebatador e inolvidable espectáculo de la naturaleza. Aquel disco sigue sonando de vez en cuando en el hogar nikochiano no así sus siguientes entregas. Sus siguientes discos han ido por el mismo camino pero sin encontrar nunca la magia de entonces. Siendo un trabajo notable, la continuación de su mejor colección de discos en 2011, su "Smart Flesh" fue algo decepcionante.  Tal vez fuesen las canciones, tal vez fuese el lugar, el momento, o tal vez fuese un servidor que estaba por otras cosas, por otras historias. Así  que pierdo el interés por la banda y me olvido de ellos, de seguirles la pista. Desde 2011 hasta hoy lanzaron otro disco, fue en 2016, un disco de portada horrenda que no invitaba a darles ninguna oportunidad, si a eso añadimos las frías críticas pues ya sabéis que pasó, nada. No escuché del disco más que dos canciones, la que le daba nombre,"In eyeland", y "The pepsi moon". Nada que me robase el corazón. El inicio dubitativo del 2018 en Enero contrasta con el gran Febrero, que nos ha dado grandes discos. Después de escuchar media docena de discos excelentes me topo con la noticia de uno nuevo de The Low Anthem titulado "The salt doll went to measure the depth of the sea". En medio de una noche de insomnio, a las tantas de la madrugada, me pongo esta colección de doce canciones y las disfruto con los ojos cerrados, en completa calma y relajación. Es entonces cuando conecto con ellas, conecto de nuevo con la banda, con su nuevo disco. 


The Low Anthem - The salt doll went to measure the depth of the sea (2018): 01.- Bone of Sailor, Bone of Bird/ 02.- River Brine/ 03.- Give My Body Back/ 04.- Drowsy Dowsing Dolls/ 05.- The Krill Whistle Their Fight Song/ 06.- Toowee Toowee/ 07.- Coral Crescent/ 08.- Dotwav/ 09.- Cy Twombly By Campfire/ 10.- Gondwanaland/ 11.- To Get Over Only One Side/ 12.- Final Transmission from the Diving Umbrella.

El quinto disco de The Low Anthem rescata ese antiguo sonido folki-ensoñador de sus primeros trabajos y los combina, con cierta gracia y sin excesos, con sonidos electrónicos dando un resultado cercano a por ejemplo lo que consiguió Bon Iver en 2011 con su disco homónimo. Puede que se les pueda criticar cierta somnolencia sonora, en eso o te enganchas a sus composiciones o te vas a dormir la siesta, no hay medias tintas. Las canciones son hermosas, más cuanto más acústicas suenan y menos conforme se "modernizan", pero así es el estilo de esta banda y precisamente nervio no les vamos a pedir. No invita demasiado a enamorarnos del disco la canción que da el pistoletazo de salida. Sí, "Bone of salior, bone of bird" está bien pero es más de lo mismo y le falta alma y calidez, no así a "River Brine" que sinceramente creo que es la mejor del lote. Maravillosa. "Give my body back" me convence con su folk-psicodélico Simongarfunkeliano, pero me desespero con los ruiditos de "Drowsy dowsing dolls" y hasta la dupla de "Toowee Toowee" y "Coral Crescent" no me recupero, ambas sobresalientes. De aquí al final la duda me asalta. No me convence la parte final del disco. Por ejemplo, no comulgo con "Cry twombly by campfire" aunque cojan muchas ideas de "Evryday Robots" de Damon Albarn ese sí que era un discazo descomunal! y no esto, que propone mucho pero nos da bien poco. La mitad de las canciones del disco valen su peso en oro, lástima que se vean lastradas por la otra mitad que restan demasiado. De todas maneras las canciones que sí, son estupendas y con eso me quedo aunque "The Low Anthem" no consigan un disco redondo.

"Moon" y "Código Fuente" me entusiasmaron. Sobretodo el debut de Duncan Jones (hijo de David Bowie). Aquella "Moon" del 2009 es simplemente maravillosa, una esencial del cine de ciencia-ficción de los últimos quince años. Su segundo film era más que notable pero ya era otra cosa, algo más de espectáculo y el tercero..., el tercero es un despiporre de efectos especiales. Un verdadero reto, puesto que además de la inversión debía contentar a millones de fans ya que como muchos sabréis "Warcraft" esta basada en un videojuego de fantasía, orcos, enanos, brujería... Y con el añadido de ser la primera película de, en teoría, una trilogía. Las frías críticas hicieron durante mucho tiempo que ni me acercase a la película, no tenía ningunas ganas de verla. El proyecto se ha enfriado y se pone en duda que haya dicha trilogía aunque el propio Duncan Jones durante la presentación de su nuevo film "Mute", que ha estrenado vía Netflix hace unas semanas, se ha encargado de dejar entreabierta la puerta a la próxima secuela de la saga dando algunas pistas de por donde irían los tiros. Pues bien, "Warcraft: el origen" fue visionada el domingo tarde pasado y a todos los de la familia nos pareció entretenida, más que correcta. Hay bastantes fallos de guión y los giros son planos, todo es bastante esperado y a penas hay lugar para sorpresas, pero su excelente calidad visual y su fidelidad con la esencia del videojuego y la pura fantasía hizo que el veredicto sea positivo. Una de las cosas que me gustan y que fueron criticadas fue el casting poco conocido. Particularmente lo prefiero, no me gusta que haya grandes figuras detrás de estas trilogías, pero si uno ha seguido el mundo de las series televisivas, esos actores están casi todos en series top, así que tampoco son unos don nadie, y además, en el caso de los orcos, para qué gastarse un pastizal en actores reputadísimos si ni les reconocemos? Como he dicho el film me ha parecido entretenido pero también os confieso que creo que no da la talla en comparación con películas/trilogías similares. Le falta esa magia que le sobra a otras, tal vez por ser deudora de un videojuego y no de una saga literaria, o tal vez porque ninguno de sus personajes consigue hacernos suyo. Puede que en una secuela, el pequeño Orco nos robe el corazón y se convierta en ese protagonista que toda aventura fantástica necesita, porque en esta no hay un claro protagonista. De haberlo haylo pero es poco interesante. Acaba interesando más el mundo de los guardianes y su magia que el de los guerreros, y al final tampoco se explica mucho de los Orcos. En definitiva, cine palomitas, familiar, de fantasía, sin tener que darle mucho al cerebro y poco más. Para pasar un rato entretenido pero sin mucha historia. 
"Live and Let Live"


John Linnell y John Flansburgh, o lo que viene a ser lo mismo, They Might Be Giants, tienen nuevo disco en el mercado. Reconozco no ser un gran seguidor de la banda. No soy superfan y desde luego no tengo su discografía al completo. Favoritos suyos tengo pocos. El debut homónimo de 1986 y la saga de "Here comes..." (ABCs, 123s, and Science), así que no me las voy a dar de resabido. Me divierten, me entretienen pero personalmente me cuesta escuchar sus discos del tirón. Soy más de picar de aquí y de allá. En su caso soy más de compilación que de LPs. Sí, es raro, pero con este grupo me pasa.  Así que la escucha de su nuevo trabajo "I like fun" me la tomo sin expectativa alguna, simplemente con la de pasar un buen rato, cosa que me dan si despeinarse. La temática es quitar peso a temas oscuros, a la muerte, y a todas aquellas típicas cosas que nos dan miedo y siempre con su estilo característico de power-pop noventero con guitarras punzantes y letras desternillantes. Curiosamente el tema que abre el disco, "Let's get this over", es un tema pegadizo que tiene pintaza de single. Estupendo con su piano dominando el cotarro, una percusión que aguanta todo y unas palmaditas divertidas. Estupenda. Como estupenda también es la Kinkiniana "I left my body". Genial en mi humilde opinión. Otra favorita del disco es "By the time you get this", que representa al 100% lo que es la banda. Otras de mis favoritas son "Mrs Bluebeard" donde su fantástico piano circular vuelve a aparecer, "Lake Monster" y el fantástico final de "Last Wave". No quería dejarme en el tintero la canción que da nombre al disco, "I like fun", que es una pequeña genialidad, y por supuesto "Push back the hands" donde la guitarra inicial rememora un algo una intro jacksonfiviana, un tema fresco con toques bailables. Y nada más. "I like fun" no es un gran disco, pero sí es entretenido, no creo que esté entre mis favoritos pero si que otros lo consideren para estar en la pomada al final de año. Ya digo, yo no soy fan de TMBG, pero el disco me ha parecido interesante, supongo que agradará a sus seguidores pues tiene todo lo que caracteriza a la banda de Boston, Massachusetts.

They Might Be Giants - I Like Fun (2018): 01.- Let’s Get This Over With/ 02.- I Left My Body/ 03.- All Time What/ 04.- By the Time You Get This/ 05.- An Insult To The Fact Checkers/ 06.- Mrs. Bluebeard/ 07.- I Like Fun/ 08.- Push Back the Hands/ 09.- This Microphone/ 10.- The Brightside/ 11.- When the Light Comes On/ 12.- Lake Monster/ 13.- McCafferty’s Bib/ 14.- The Greatest/ 15.- Last Wave.


Hace ya unas cuantas semanas que acabé con la segunda temporada de Dirk Gently, pero todavía no sé deciros si me ha parecido fantástica o una auténtica mierda. Enganchado me ha tenido aunque ya sin el factor sorpresa que, creo yo, pesaba bastante. Todo, si cabe, es todavía más loco, absurdo y desquiciado que en la primera temporada, también más rebuscado y menos fresco. Es verdad que a esta segunda temporada le cuesta arrancar pero luego con eso de "todo está conectado" acaba arrollándote cual tren de mercancías. Los personajes siguen ahí, los mismos, pero con una vuelta más de tuerca y algunos madurando hacía un futuro impensable que además gusta y sorprende. La historia es en mi opinión más floja que la de la primera temporada pero es una bendita locura que hará las delicias de los aficionados a la ciencia-ficción. Sinceramente sí me ha gustado, no para darle un sobresaliente pero sí para querer una tercera entrega y saber más y más sobre cada personaje. Hay que ver la serie sin complejos, sin pensar a donde nos llevarán las pistas, al fin y al cabo tenemos que ser espectadores holoísticos y si acabamos infectados de paradiluditis pues ya veremos que hacemos. Lo creáis o no, Dirk Gently  es una serie necesaria, una serie a seguir, a disfrutar, y a dejar que nos lleve de la mano por la absurdidad del caos. Rumores apuntan que ya no habrá más temporadas pero en esto de la holoística nunca podemos tener nada seguro.


THE SHEEPDOGS/ CHANGING COLOURS/ NOBODY

 

Cuando el año 2015 estaba dando sus últimos coletazos llegó a mis manos y a mis oídos un artefacto rocanrolero que me estremeció. Los responsables de aquello eran "The Sheepdogs", bandaza canadiense que hasta aquel momento desconocía. Dicho artefacto llamado "Future nostalgia" consiguió trasladarme a otra época. Lo suyo, su música, no es nada del futuro, ni del presente me atrevería a decir. Lo suyo es la nostalgia, el revivalismo bien entendido. Sí, suenan a eso o a aquello otro, pero en su caso os puedo asegurar que no es simplemente una fotocopia, lo suyo tiene personalidad propia a pesar de poder citar en cada canción a otra banda referencia, a otro sonido. El disco siguió sonando los años posteriores y poco a poco fue perdiendo pistonada y les perdí la pista, así que la llegada de un nuevo disco este 2018 me pilló por sorpresa. Ewan Currie junto a Shamus Currie, Ryan Gullen, Adam Hindle y Sam Corbett repiten en la creación del disco pero Rusty Matyas es sustituido por Jimmy Bowskill,  guitarrista que ya estuvo girando con ellos por Europa durante el tour de "Future Nostalgia". En mi modesta opinión la banda suena mejor, no sé si mucho mejor pero sí parece que tiene más empaque, y me atrevo a decir que este "Changing Colours" es mucho mejor disco que el anterior, de eso creo estar seguro. Me cuesta afirmarlo pero creo que es así, a pesar que era difícil superarse puesto que lo realizado en su disco anterior fue un verdadero escándalo. Puede que llevar 17 temas por montera sea todo un handicap, entrando en el debate de si es necesario o no realizar disco con tantas canciones, ya que en la mayoría de discos de esta guisa quitando media docena de canciones provocaría un disco sobresaliente mientras que al dejarlas tal vez el disco perdiese algo de fuerza debido a que no todas tienen el mismo nivelazo. No es el caso de "Changing Colours". Aquí ni sobra ni falta nada. The Sheepdogs siguen sonando al supersonido de los setenta, igual tocan una tonadilla a lo Creedence o a lo Allman Brothers, como que se pegan un cantecito a lo CSN, un rocanrolito a lo Steve Miller o te abrasan con una made in "Petty". Son unos salvajes y unos abusones. 17 temas, sí, pero 17 temas que no abusan de larga duración. Excepto media docena casi todos los temas son cortitos, algunos instrumentales que hacen que escuchando el disco del tirón no sepas donde acaba un tema y empieza el otro. En definitiva, estamos ante un disco de rocanrol espectacular. Un disco necesario que sin inventar nada nos da todo. Como decían los Stones, sí, vale, es solo rocanrol, pero nos gusta.


The Sheepdogs - Changing Colours (2018): 01.- Nobody/ 02.- I’ve Got a Hole Where My Heart Should Be/ 03.- Saturday Night/ 04.- Let It Roll/ 05.- The Big Nowhere/ 06.- I Ain’t Cool/ 07.- You Got To Be A Man/ 08.- Cool Down/ 09.- Kiss The Brass Ring/ 10.- Cherries Jubilee/ 11.- I’m Just Waiting For My Time/ 12.- Born A Restless Man/ 13.- The Bailieboro Turnaround/ 14.- Up In Canada/ 15.- H.M.S. Buffalo/ 16.- Esprit des corps/ 17.- Run Baby Run.

Decíamos que si te gustan los Allman Brothers, Lynyrd Skynyrd, la Creedence, Tom Petty, CSN and Young, Bad Company, Steve Miller... pues eso, que si te gusta el supersonido rock de los setenta este es tu disco del 2018, porque sí, porque no se puede discutir su poderío, su calidad y sus canciones. Tal vez las seis primeras canciones son un claro ejemplo de lo que digo, prácticamente son singles todas y con total seguridad entrarían en cualquier compilación de aquel cojonudísimo sonido. "Nobody" abre el disco con unas guitarras que ponen todo, todito, de punta. Una de las canciones más largas del disco que deja todo clarísimo, cristalino. Los solos de guitarra que suben y bajan son espectacularers, muy Creedence en las voces, todo muy épico, muy yanki. "I've got a hole where my heart should be" creo ha sido el primer single. Trallazo por la escuadra. Muy Allman. Mucha carretera y manta. Mucho puto rocanrol but i like it. "Saturday Night" da un paso más. Con esas guitarras de ida y vuelta, medio glam, y ese toque tan "galáctico", como el que aportaba Steve Miller (a quién últimamente veo en todas partes) a sus grandes temas. Temón. Lo de "Let it Roll" con guiño tanto en el título y en la guitarra inicial al Beatle George, es de "traca i mocador". Maravillosa canción que se ha metido en mi quijotera y no para de sonar a todas horas, haga lo que haga. "The Big Nowhere" tiene algo de Santana, de CSN, y que viva Stills!!! El soul asoma en "I ain't cool" que es una puta maravilla para llevarnos en volandas a otro rocanrol de rompe y rasga: "You got to be a man" (la madre que los parió, qué discón, qué hijosdeputa!).

Se toman un pequeño respiro con "Cool down" metiendo unas estupendas guitarras atmosféricas, un pianito delicioso, y clase por doquier para abrasarnos con la instrumental "Kiss the brass ring". Otra de las grandes canciones del disco es sin duda "Cherrie Jubilee", más Allman, más toque sureño, más rocanrol clásico. El disco en este momento creo que da un pasito hacia un lado y nos enseña más cositas. Ejemplo? "I'm just waiting for my time". El country clásico aparece en "Born a restless man" y "The Baileiboro turnaround" (otra instrumental de lujo), y así seguir con su muestra de paleta de sonidos americanos. Llegamos a la recta final, primero con "Up in Canada" que suena a clásico por cada costado, y con dos estupendas instrumentales, "HMS Buffalo" y "Esprit de corps", nos conducen al cierre con "Run baby Run" donde el Stills de CSN, sobretodo el de "Judy Blue Eyes" sale a relucir, como si Stills colaborase con Brian Wilson... es decir, una locura, una delicia, una puta genialidad. Una increíble canción que pone punto final a un disco descomunal que se antoja imprescindible en este 2018. Un disco maravilloso de americanismo, de rocanrol, de esencia setentera. Disco sobresaliente. 

La primera parte de Kingsman, dirigida por Matthew Vaughn, me gustó muy mucho. "Kingsman: The secrete service" era entretenida, divertida, muy dinámica, tenía un humor comiquero muy de mi agrado y las escenas de acción eran sensacionales. Con un Colin Firth sorprendente y un guión que no era nada del otro mundo pero que te mantenía atento a los giros y las trampas. Era puro cine palomitas que llegó a mucho público y recibió buenísimas críticas así que una segunda parte era obvia. "Kingsman 2: el círculo dorado" es la esperada secuela que pude ver hace unos días repanchingado en el sofá de casa y acabé decepcionado y pidiendo la hora, no os miento. Los protagonistas repiten, sí, incluso Colin Firth. No digo más. Y como tuvo tanto éxito se apunta hasta el Tato: Julianne Moore,  Halle Berry,  Pedro Pascal, Channing Tatum,  Jeff Bridges,  incluso Sir Elton John en una autoparodia que roza el ridículo y la vergüenza ajena. Todos los secundarios desaprovechados. Toda la gracia de la primera película tirada por la borda. Con muchos, muchos, muchos fallos de guión e incluso en las secuencias de acción, donde puertas de coche arrancadas vuelven a aparecer... un fallo imperdonable en este tipo de películas donde la acción coregrafiada resulta uno de sus ases en la manga. Sinceramente creo que es una película mala o muy mala. El guión es de coña, absurdo y tontuno y no se sostiene. Las dos horas largas que dura el film se hacen eternas y uno no para de mirar el reloj. Muy triste, no saber exprimir una buena idea y un buen producto.