The Sheepdogs - Changing Colours (2018)


Cuando el año 2015 estaba dando sus últimos coletazos llegó a mis manos y a mis oídos un artefacto rocanrolero que me estremeció. Los responsables de aquello eran "The Sheepdogs", bandaza canadiense que hasta aquel momento desconocía. Dicho artefacto llamado "Future nostalgia" consiguió trasladarme a otra época. Lo suyo, su música, no es nada del futuro, ni del presente me atrevería a decir. Lo suyo es la nostalgia, el revivalismo bien entendido. Sí, suenan a eso o a aquello otro, pero en su caso os puedo asegurar que no es simplemente una fotocopia, lo suyo tiene personalidad propia a pesar de poder citar en cada canción a otra banda referencia, a otro sonido. El disco siguió sonando los años posteriores y poco a poco fue perdiendo pistonada y les perdí la pista, así que la llegada de un nuevo disco este 2018 me pilló por sorpresa. Ewan Currie junto a Shamus Currie, Ryan Gullen, Adam Hindle y Sam Corbett repiten en la creación del disco pero Rusty Matyas es sustituido por Jimmy Bowskill,  guitarrista que ya estuvo girando con ellos por Europa durante el tour de "Future Nostalgia". En mi modesta opinión la banda suena mejor, no sé si mucho mejor pero sí parece que tiene más empaque, y me atrevo a decir que este "Changing Colours" es mucho mejor disco que el anterior, de eso creo estar seguro. Me cuesta afirmarlo pero creo que es así, a pesar que era difícil superarse puesto que lo realizado en su disco anterior fue un verdadero escándalo. Puede que llevar 17 temas por montera sea todo un handicap, entrando en el debate de si es necesario o no realizar disco con tantas canciones, ya que en la mayoría de discos de esta guisa quitando media docena de canciones provocaría un disco sobresaliente mientras que al dejarlas tal vez el disco perdiese algo de fuerza debido a que no todas tienen el mismo nivelazo. No es el caso de "Changing Colours". Aquí ni sobra ni falta nada. The Sheepdogs siguen sonando al supersonido de los setenta, igual tocan una tonadilla a lo Creedence o a lo Allman Brothers, como que se pegan un cantecito a lo CSN, un rocanrolito a lo Steve Miller o te abrasan con una made in "Petty". Son unos salvajes y unos abusones. 17 temas, sí, pero 17 temas que no abusan de larga duración. Excepto media docena casi todos los temas son cortitos, algunos instrumentales que hacen que escuchando el disco del tirón no sepas donde acaba un tema y empieza el otro. En definitiva, estamos ante un disco de rocanrol espectacular. Un disco necesario que sin inventar nada nos da todo. Como decían los Stones, sí, vale, es solo rocanrol, pero nos gusta.


The Sheepdogs - Changing Colours (2018): 01.- Nobody/ 02.- I’ve Got a Hole Where My Heart Should Be/ 03.- Saturday Night/ 04.- Let It Roll/ 05.- The Big Nowhere/ 06.- I Ain’t Cool/ 07.- You Got To Be A Man/ 08.- Cool Down/ 09.- Kiss The Brass Ring/ 10.- Cherries Jubilee/ 11.- I’m Just Waiting For My Time/ 12.- Born A Restless Man/ 13.- The Bailieboro Turnaround/ 14.- Up In Canada/ 15.- H.M.S. Buffalo/ 16.- Esprit des corps/ 17.- Run Baby Run.

Decíamos que si te gustan los Allman Brothers, Lynyrd Skynyrd, la Creedence, Tom Petty, CSN and Young, Bad Company, Steve Miller... pues eso, que si te gusta el supersonido rock de los setenta este es tu disco del 2018, porque sí, porque no se puede discutir su poderío, su calidad y sus canciones. Tal vez las seis primeras canciones son un claro ejemplo de lo que digo, prácticamente son singles todas y con total seguridad entrarían en cualquier compilación de aquel cojonudísimo sonido. "Nobody" abre el disco con unas guitarras que ponen todo, todito, de punta. Una de las canciones más largas del disco que deja todo clarísimo, cristalino. Los solos de guitarra que suben y bajan son espectacularers, muy Creedence en las voces, todo muy épico, muy yanki. "I've got a hole where my heart should be" creo ha sido el primer single. Trallazo por la escuadra. Muy Allman. Mucha carretera y manta. Mucho puto rocanrol but i like it. "Saturday Night" da un paso más. Con esas guitarras de ida y vuelta, medio glam, y ese toque tan "galáctico", como el que aportaba Steve Miller (a quién últimamente veo en todas partes) a sus grandes temas. Temón. Lo de "Let it Roll" con guiño tanto en el título y en la guitarra inicial al Beatle George, es de "traca i mocador". Maravillosa canción que se ha metido en mi quijotera y no para de sonar a todas horas, haga lo que haga. "The Big Nowhere" tiene algo de Santana, de CSN, y que viva Stills!!! El soul asoma en "I ain't cool" que es una puta maravilla para llevarnos en volandas a otro rocanrol de rompe y rasga: "You got to be a man" (la madre que los parió, qué discón, qué hijosdeputa!).

Se toman un pequeño respiro con "Cool down" metiendo unas estupendas guitarras atmosféricas, un pianito delicioso, y clase por doquier para abrasarnos con la instrumental "Kiss the brass ring". Otra de las grandes canciones del disco es sin duda "Cherrie Jubilee", más Allman, más toque sureño, más rocanrol clásico. El disco en este momento creo que da un pasito hacia un lado y nos enseña más cositas. Ejemplo? "I'm just waiting for my time". El country clásico aparece en "Born a restless man" y "The Baileiboro turnaround" (otra instrumental de lujo), y así seguir con su muestra de paleta de sonidos americanos. Llegamos a la recta final, primero con "Up in Canada" que suena a clásico por cada costado, y con dos estupendas instrumentales, "HMS Buffalo" y "Esprit de corps", nos conducen al cierre con "Run baby Run" donde el Stills de CSN, sobretodo el de "Judy Blue Eyes" sale a relucir, como si Stills colaborase con Brian Wilson... es decir, una locura, una delicia, una puta genialidad. Una increíble canción que pone punto final a un disco descomunal que se antoja imprescindible en este 2018. Un disco maravilloso de americanismo, de rocanrol, de esencia setentera. Disco sobresaliente. 

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