I'm Still Here: The Lost Year of Joaquin Phoenix

A nadie le extraña que a un triunfador de Hollywood con un pasado familiar truculento se le vaya la cabeza y decida de un día para otro mientras promociona su último film dejar la profesión de actor para siempre y dedicarse a la canción para la que hasta el momento no había demostrado ninguna buena cualidad. Concretamente Joaquin Phoenix decide dedicar su vida al hip-hop y dejar la actuación, su cuñado Casey Affleck reflejará esta transformación en un documental, para ello seguirá a Phoenix por doquier ofreciéndonos no su transformación en cantante precisamente sino su caída en picado a los infiernos, al ridículo y a la mofa. Lo que si extraña es que al final todo sea una farsa urdida por Phoenix y Affleck (y algún colaborador más del falso documental), me gustaría saber quién sabía y quién no de la mentirijillas que andaban fabricando esos dos gañanes. Vemos programas de televisión, sketchs cómicos, escuchamos noticias radiofónicas donde se deja por tierra la imagen de Phoenix, se duda de su capacidad mental y como no, se ríen y se mofan de su persona. Es el nuevo juguete roto de Hollywood y claro, no lo van a dejar escapar porque eso al final dará dinero aunque si fuese cierto podría acabar en desgracia. Así funciona ahora el mundo del periodismo, no se informan, no investigan, sólo destruyen y se dejan la ética en la mesita de noche para sacarla en algún teledebate absurdo en favor de los derechos humanos de no sé que aldea desconocida del temido oriente. Lo de Phoenix es de traca, lleva a su personaje, es decir, se lleva a si mismo hasta limites increíbles, no sólo su imagen llega al absurdo con esa barriga descomunal y esa barba (de la que confieso ser un fan descomunal y que ahora mismo estoy intentando copiar) sino también de su forma de actuar, sus borracheras, sus drogas, las putas, los porros, la pérdida de amigos, de colegas que hasta entonces le eran fieles y que incluso en un momento de locura total en el documental uno de ellos acaba cagándose literalmente encima de Joaquin. Sus apariciones públicas son absolutamente demenciales, ya no digo sus actuaciones musicales y para rematar tenemos el mundillo de los famosos con un Ben Stiller que le ofrece por pena un papel en Greenberg para acabar riéndose de él en una entrega de premios (dicen por eso que Stiller sabía del engaño de antemano y sirvió de gancho) o con un Sean “P.Diddy” Combs que le humilla cuando este le enseña sus canciones para que uno de los magos del hip hop le produzca el disco (este no sé yo si lo sabía, supongo que sí). La humillación a la que le somete Letterman en su programa es de escándalo y ayudó a que todo el país pensara que Phoenix estaba tocado y hundido pero la verdad es que al final es él el que se ha reído de todos, como dice el título todavía sigue aquí.

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