Clásicos nikochianos: EVERY PICTURE TELLS A STORY(1971)

Tengo la certeza que muchos de vosotros estaréis pensando “qué coño le ha dado ahora al puto Nikochan con Rod Stewart?” y la verdad, no lo sé muy bien. He de confesar que Rod es un tipo que siempre me ha gustado, desde su etapa con Jeff Beck pasando lógicamente por los Faces y ya no digamos su época en solitario, carrera por cierto que se tuerce un poco en los ochenta con canciones discotequeras, un look de mariconcete que da vergüenza y que ponía en duda la calidad del tipo si es que uno se queda en la superficie y no le da por rascar algo. La verdad es que algunos de sus discos son lamentables y el personaje se come al artista, luego debido a su gran ego y su pose de divo hace que a muchos les repugne el bueno de Rod y su peluca de leona. No es mi caso. A mi el tipo me parece que canta como nadie y por supuesto creo que tiene canciones y discos acojonantes como los de la etapa Faces donde no hay disco malo. Lo mejor de Stewart en solitario es sin duda cuando alterna los Faces con su nueva faceta sin el grupo, por ejemplo: en el 70 los Faces sacan “First Step” y Rod su tremendo “Gasoline Alley”, en el 71 con el grupo da a luz un verdadero clásico nikochiano llamado “Long Player” pero el cabronazo se saca otro en solitario llamado “Every Picture Tells A Story” y mientras Rod hasta el 76 sigue sacando discos buenísimos casi uno al año los Faces dan carpetazo en el 73 con el muy recomendable “Ooh La La”. Así pues si a muchos sólo os viene a la mente Stewart con las mallas fucsia y la cabellera permanentada y teñida gritando eso de “no crees que soy sexi?” para gordas amas de casa acabadas sedientas de sexo fuera del matrimonio os recomiendo resetear vuestros recuerdos y empezar cargando nuevos datos, en este caso el tremendísimo “ Every Picture Tells A Story”.

“Every Picture Tells A Story” (1971): 1.- Every Picture Tells A Story; 2.- Seems Like A Long Time; 3.- That’s Alright; 4.- Tomorrow Is Such A Long Time; 5.- Maggie May; 6.- Mandolin Wind; 7.- I’m Losing You; 8.- Reason To Believe.

El disco abre con el temazo homónimo compuesto a cuatro manos por Rod y su compinche Ron Wood. Cancionaca que te crío que puede cogerte algo desprevenido, muy stoniana y con la voz rasposa y sexi de Stewart dominado el cotarro, pura magia, además tiene ese final con un crescendo orgásmico que particularmente me atrapa y me deja a merced del cantante para los restos. Luego llega una versión de Ted Anderson, ojo!, que hay muchas versiones en el disco, ésta concretamente es una maravilla con esos coros cojonudos de Maggie y Madeline Bell que te mecen y te miman aunque luego con el rock'n'roll de “It's all right” a uno se le van los pies y eso que odio bailar, qué bien está aquí Rod, joder, y qué bueno era Elvis, leñe!. Si antes a Stewart le da por el rockabilly ahora le toca al folk de Dylan, la verdad es que la versión de “Tomorrow is such a long time” es realmente impresionante. Stewart es un gran rockstar, uno de los grandes cantantes de rock o de lo que le salga del badajo, ya puede cantar folk, rock, blues, jazz y joder, hasta disco. Es lo puto crack. A todas estas llega una de las grandes razones para comprar el disco, llega una masterpiece de bajarse las bragas y dejarse hacer, llega “Maggie May” que es como decir que el mismo día te toque el euromillón, se caiga el Camp Nou con todo los culés dentro y hacerse un poker sexual con la Jolie, la Bellucci, la Weisz y la Johansson. Vamos, un sueño. “Maggie May” es cojonuda de cabo a rabo, es la voz, la letra, la música, la mandolina, coño sí, qué buena la mandolina. Por cierto que “Mandolin wind” no se queda corta, y no hablemos de la espléndida versión de los Temptations “I'm losing you”, menuda cancionaca. La cosa finaliza a lo grande con “Reason to believe”, otra versión, esta vez del cantautor Tim Hardin, cantada con maestría y bien secundado por Ian Mclagan al órgano, Dick Powell al violín, Peter Sears al piano y como no Ron Wood a la guitarra. “Every Picture Tells a story” además de un buen reflejo de lo que llegó a ser Rod Stewart y no en lo que se convirtió, es un discazo de tomo y lomo, un auténtico clásico, un clásico nikochiano.

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