Se admite, ya de inicio, que empezar a fumar puede ser algo francamente complicado. ¿Cuantas veces has intentado coger un cigarro y a la hora de encenderlo no has podido evitar, finalmente, el echarte atrás?, ¿cuantas horas has perdido haciendo cola en el estanco y al llegar tu turno te has largado corriendo avergonzado sobre tus propios pasos?. Se recomienda paciencia, pues y en cualquier caso, y si no lo has podido lograr a la primera lo importante es no caer en el desánimo.
Esto es un espacio de pura y dura autoayuda (no una competición, no hay estrés que medie). Todo se basa en un plan empírico -o casi- llevado a cabo por varias de las universidades de entre las más renombradas del mundo occidental bajo la dirección general del reputado Dr.Ciyo (nato en 1957 en los USA -es un hijo de Utah, más concretamente-). Dicho plan consta de seis pasos que de ejecutarse correctamente (sin engañarse a uno mismo -y por mucho que al que siempre ha fumado el matiz le pueda resultar ridículo o incomprensible-) lograrán que el usuario empiece a fumar del orden de diez cigarrillos en un margen de siete días (ocho a lo sumo)... Si si, ya sé, parece un embuste propio de la teletienda pero, cabe aclarar a los más escépticos, que tras realizar exhaustivas pruebas durante once meses, y merced el concurso de mil voluntarios de distinto sexo, edad, condición laboral, nacionalidad y aficiones, el porcentaje de acierto del producto o tratamiento (que recibe el mismo nombre que el de este post, ni que decir tiene, aunque con la coletilla a sumar: "...con el método Ciyo") es superior al 83%... Es decir, gracias a este (ya aclamado) plan, ochocientas treinta nuevas personas disfrutan ya de una vida rebosante de alquitrán y nicotina como jamás hubieran imaginado ni en sus mas locos y humeantes sueños... (puercos afortunados !)
Sirva como testimonio el caso de Melanie Potrancas: "me parece increíble... pensar que antes, hace nada como quien dice, hacía footing e iba al gimnasio como una gilipollas, miraba con envidia a las demás madres que al ir a recoger a sus hijos se quedaban aparcadas en segunda fila delante de la entrada principal de la escuela, jodiendo el tráfico en hora punta mientras fumaban y fumaban orgullosas, en comándita y ajenas a todo lo que les rodeaba... Y ahora -llantos de emoción-, ay, Dr. Ciyo me ha cambiado la vida... lo siento -más llantos- pero es que no puedo no puedo...".
En la misma linea de satisfacción se manifiesta Ramón McConaghew: "mis subalternos en el gabinete siempre me miraban mal porque dada mi antigua aversión al tabaco les obligaba a realizar la reuniones semanales en el exterior (aunque lloviera), por no soportar yo entonces el olor de sus puros y cigarrillos... Hoy, menos de un año después, me meto entre pecho y espalda cinco Montecristos diarios, un paquete de West mentolao y dos Farias... El ambiente laboral ha mejorado de forma incalculable gracias al tabaco y con ello la productividad... Quién lo hubiera dicho... hasta bromeo con el personal diciendo cosas como que para el próximo lote navideño me dejaré de neulas y mariconadas y regalaré un lote caliqueños que te cagas y unos mistos... ¿El tratamiento?. Lo recomiendo a ciegas".
Finalmente Wayne Pinrels nos afirma entre risas: "¿te puedes creer que yo hace un año tomaba actimels con bifidus activos de esos?... Me levantaba de la cama respirando sin ningún tipo de emoción, como si fuera más un inanimado sistema de cañerías que un ser humano... Hoy, por suerte, me pongo el despertador media hora antes para poder liarme a pollos con el bidé lo que no está escrito todas las mañanas... y de correr nada por supuesto, al poco de empezar aún podía con cuatro o cinco manzanas al trote, a día de hoy todo ha cambiado, bajo al buzón y como mucho (pero "como mucho") y con la calma, me acerco a la panadería de la esquina... gracias Dr.Ciyo. Ah, y se acabó el oler como una puta de saldo !".
En fin que así estaríamos un rato... Vayamos ya, sin más dilación con los seis pasos a seguir y ya saben: "Empezar a fumar es fácil si sabes como con el método Ciyo".
1. Sin duda el primer paso es siempre el más difícil. Ese día que te dices: "qué si coño, hoy voy a empezar a fumar y punto"... Aaah, si fuera tan fácil, ¿verdad amigos?. Tranquilos, en este primer paso no va a fumar nadie. Por de pronto se trata de ejecutar un mero cambio de procederes rutinarios, a saber: dedica la primera jornada del tratamiento a localizar el bar, ateneo, club o antro a elegir con más humo de tabaco del barrio. ¿Hecho?. Bien, a continuación la cosa es sencilla: pásate el segundo y tercer día del tratamiento metido en dicho establecimiento desde su hora de apertura hasta la de cierre. ¿Ves?, no ha sido tan difícil, un leve mareo todo lo más y por otro lado has podido hacer vida de barrio con un montón de gente interesante, leerte un libro, echar unas timbas o incluso -si te va ese rollo- marcarte una buena bronca futbolera con el parroquiano de turno. Ah, eso si, ni se te ocurra ducharte al final del tercer día.
2. Cuarto día. Igual que los dos anteriores pero con una pequeña aunque notoria variación: hacia el mediodía envía al tipo del bar más borracho que te puedas encontrar a por un paquete de tabaco al estanco (seguramente habrá que invitar a algo al cabrón después pero, con la curda que, muy a buen seguro, llevará encima no te saldrá caro), indicándole eso si que sea de marca "Nobel" o algo "light" (o incluso algún tabaco popular inglés tipo Dunhill, Benson & Hedges o John Player, si te hace más gracia)... vamos: una auténtica bujarrada de marca de tabaco como las que utilizan esa gente a las que les gusta verse con un cigarro en la mano más que fumar propiamente dicho. Cuando vuelva el entrañable beodo con el botín, corre... bueno, mejor camina a tú casa, y escóndelo en un sitio secreto a elegir. Finalmente, vuelve de nuevo al bar hasta que chapen por supuesto.
3. En el quinto día no saldrás de casa. Levántate a las seis de la mañana, busca la copia VHS que tienes tirada por algún sitio con el film "El clan de los irlandeses" grabada de la tele del año del mimbre y céntrate (de forma ex profesa) en el papel principal interpretado por Sean Penn mientras intentas hacer un puzzle de dos mil piezas pero del revés (tratando de encajar las piezas por la parte contraria a la del dibujo)... Primordial no comer este día y, a pesar de la mala ostia in crescendo que sentirás durante todo el mismo, primordial también no dejar de intentar el puzzle ni de fijarte en lo que va haciendo el Penn. Se recomienda no acostarse antes de las cinco de la madrugada (y sin dejar, perse, en momento alguno de realizar las dos actividades señaladas).
4. Al día siguiente levántate cuando te salga de los huevos/as (según el caso) y márcate la madre de todos los almuerzos aunque sean las siete de la tarde... Como más partes porcinas grasientas y grasas saturadas (de cualquier tipo y en general) mejor. Imprescindible no bajar de la hora y media -mínimo- tragando como una mala bestia. Hora de recuperar el paquete escondido y dejarlo junto a un mechero y un cenicero (pequeños ambos a ser posible -es por un tema psicológico de miedo escénico y tal-) encima de la mesa. Recoge dicha mesa del atracón que te acabas de meter (tragaldabas !) y antes de regresar de la cocina hazte un cortado muy cargado y con mucho azúcar y sírvetelo en vaso de merienda (o taza gorda). Coge ahora un lápiz y un papel y traza la socorrida linea vertical central para hacer una lista de pros y contras de fumar o (dios nos libre) no... Al terminar arranca (con brusquedad, sin miedo) la parte de los "pros" y tras enrollarla te la comes a palo seco... no toques el café aún pero quítale el chivato (el plástico envolvente para profanos) al paquete. Coge entonces un sombrero del armario, una gabardina y unas gafas -de cualquier tipo- y con muuucha prudencia abre el paquete de tabaco (para nenazas, el que te compró el chuzo) y coge un cigarrillo y la lista con los "contras" que quedó en la mesa... leela en voz muy alta de pie y delante del espejo más grande que tengas en casa, enumerando cada una de las (equivocadas) razones que reza y marcando mucho las sílabas. Primera razón: te pones la gabardina; segunda razón: te pones el sombrero; tercera razón: te pones las gafas; cuarta razón: te pones el cigarrillo en la boca... Quinta razón:... Aaaah, ¿Qué? ¿Sorprendido verdad?... ¿A qué ha sido fácil?...tranquiiilo, que no nos pierdan las ansias ahora que ya rozamos el triunfo (ya lo encenderemos mañana). Ahora, vuelve a la mesa y, sin quitarte el cigarro de la boca (pero si el resto de atrezzo por aquello de que hacer el gilipollas de gratis es divertido solo hasta cierto punto), coge el mechero y quema el trozo de papel de los "contras" y mira pacientemente y sentado como desaparece...Tómate el café y a dormir... Vital: boca arriba y con el cigarrillo siempre en la boca.
5. Mañana del séptimo día. ¿Mala noche?, claro el puto café... Tira el papel con filtro roto que te cuelga de la boca (tampoco estaría de más limpiar la que has liado en la cama antes de que arraigue cacho guarro/a -y me refiero al interior del cigarro-) y ve a la cocina y hazte otro cortado exactamente igual que el del día anterior... y después otro... y otro... Al terminar el sexto y si lo has hecho todo bien hasta ahora deberías presentar el siguiente par de características preponderantes: un aspecto repugnante porqué si con las legañas y los ojos enrojecidos y tal por la falta de sobe, y un principio de taquicardia galopante al tocarte la parte torácica (acompañado de todo tipo de tembleques de lo más persistente y variado). Ánimo que casi lo tienes !. A continuación cómete cuatro naranjas (lo más grandes posible) del tirón, seguidas de 150 gr. de altramuces y, por último, un zumo de tomate -con una poca de pimienta- de un solo trago (y en vaso de tubo)... y trata de llegar al baño a tiempo campeón/a. Volviendo de tus desventuras escatológicas coge otro cigarro del paquete (te sorprenderás a ti mismo haciéndolo con una facilidad y calma impensables hace menos de una semana) y te lo pones en la boca y coges el mechero y... si si, el sudor frio, el mareo, lo sé lo sé, pero es AHORA... ES EL MOMENTO, TÚ MOMENTO... Estás hecho una auténtica mierda, de aspecto y salud... y todo por no fumar... ¿quieres ser un mindundi que hace puzzles del revés en pijama o quieres ser Sean Penn?, un actor que no para de fumar, un actor que se tiró a la novia de Forrest Gump, un actor que... que ahora que me fijo tiene más mierda de la que pensaba en su currículo... da igual, enciende el cigarro y aspira, cordero del señor (y de la Tabacalera S.A., en adelante), aspira como si te fuera la vida (que de hecho...)... Muy bien, tose tose, este/a es mi muchacha/o, y llora también qué cojones claro que si, tose y llora que es bueno...
6. Finalmente, tarde-noche del séptimo día, ya te has acabado (oh, gracias sean dadas al hacedor) tu primer cigarro... Ahora repetiremos la operación pero "tragándonos el humo". Es fácil, tranquilo. Es lo de antes pero reteniendo el humo al aspirar (como si te lo quisieras tragar), y no vale hacer trampas de retenerlo en la boca cerrada como hacen los niños de siete años (...cabrones !). Eso muy bien, si es que vas lanzado/da... Notarás que lo haces bien porque, además de la tos y el llanto, notarás un leve mareo... Pero es un mareo bueno, es un mareo de bienvenida, es un mareo que habre las ventanas grises de tu existencia hacia un nuevo amanecer... ¿Otro te fumas?, pues claro qué si, disfruta pataliebre que te lo has ganado... (ni que decir tiene que es de máxima importancia acabárselo -este tu primer paquete- del tirón...).
Y hasta aquí. Os desearía suerte a aquellos agobiados de la vida por no fumar que estén dispuestos a llevar a cabo el tratamiento pero, de verdad, no os hace falta... es infalible. Por último, recordad que, como bien señala siempre el Dr.Ciyo: si bien "fumar puede matar", también "puede no hacerlo".
(Special thanks: Sean Penn, Wayne Pinrels Sr., el Príncipe Felipe and, obviously, Chuck Potrancas for their constant inspiration)