Con tan solo veintiseis años Ryley Walker ha resultado ser el más viejo del lugar. Proviene de Illinois y la verdad es que de allí pero hace cuarenta años también podríamos colocarlo musicalmente porque lo suyo es un ejercicio atemporal, fuera de modas y corrientes musicales. Walker es un auténtico prodigio a las cuerdas, un mago, alguién que disfruta transformándose en el imaginario hijo de Nick Drake y Bert Jansch, por ahora claro sin llegar a esos niveles pero sí con su esencia. "Primrose Green" no es su primer trabajo pues en 2014 debutó con "All kinds of you" pero ha sido con su disco del 2015 cuando ha obtenido una repercusión decente y por supuesto con el disco que yo le he conocido, pero no penséis que el éxito le ha permitido bañarse en champagne, viajar en jet privado ni nada de eso, simplemente ha sacado la cabeza y muchos nos hemos dado cuenta de su enorme talento. Vale, los detractores y críticos dirán que años a existían como él innumerables cantautores y puede que lleven razón pero tampoco pueden criticarle a Riley mucho más que eso pues su calidad está fuera de dudas. El caso que nos ocupa que no es otro que la decena de magníficas canciones que forman parte de "Primrose Green" se han ido incorporando a mi alma poca a poco, a fuego lento, al chup chup. No es un disco para darse un atracón y no volver a él, es un disco al que volver una y otra vez pero en determinados momentos, entonces es cuando con mimo y con pausa uno puede descubrir todos sus bellos recovecos, con guitarras a lo Drake y arreglos jazzísticos, es decir una maravilla cósmica que ya se nos muestra desde la lisérgica primera canción que da nombre al disco. Cuando suena "Summer dress" y perdónenme por la comparación que es claramente exagerada pero me vienen aires a lo "Astral Weeks", joder, vuelvo a pedir disculpas por la comparación, es más el sentir, el aroma, el olor.... el tiempo dirá donde colocamos a "Primrose Green". Desde luego esta "Summer dress" es deliciosa, como lo son sobretodo "Love can be cruel" y "Sweet satisfaction", probablemente las dos mejores canciones de todo el artefacto. Ya digo, un disco para descubrir sin prisa, con calma, en el momento idóneo. Con unas canciones que nos traen a la memoria a grandes del folk, a Drake, a Jansch o al mismísimo Tim Buckley. Un disco, en definitiva, demasiado bello para lo que nos merecemos.
Riley Walker - "Primrose Green" (2015): 01.- Primrose Green/ 02.- Summer Dress/ 03.- Same Minds/ 04.- Griffiths Bucks Blues/ 05.- Love Can Be Cruel/ 06.- On The Banks Of The Old Kishwaukee/ 07.- Sweet Satisfaction/ 08.- The High Road/ 09.- All Kinds Of You/10.- Hide In The Roses.
Coincido bastante con tu visión del disco, en mi caso ha estado presente todo el año, siempre con las comparaciones a punto, pero al final calando, además hay que ser artista para hacer un disco como este. Yo creo que con los años, cuando todo el mundo se olvide de que es novedad, ganará mucho este disco. Gran reseña.
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