Pick-a-Cerdo


De entre las compras jueguiles veraniegas hubo una de capricho absurdo e impulsivo fruto de darle un juego a mi hija pequeña Èlia en el que pudiéramos jugar todos y fuese muy fácil de explicar, de jugar, y de divertirse. Ese es Pick-a-Cerdo, editado antiguamente por homoludicus y ahora por Devir, es un juego de agudeza visual, de diferencias y de rapidez. Hay muchas cartas de cerdos, muchas, muchas. Esos dibujos de cerdos tienen pequeñas diferencias, por color, tamaño, gafas, palomitas, uno o dos brazos visibles... todo eso combinado para ser muy iguales pero a la vez diferentes. El juego no puede ser más sencillo. Se baraja bien y se disponen cerdos boca arriba en una cuadrícula de seis por cinco cartas. Se reparte una carta a cada jugador, y a la voz de "ya!" hay que coger un cerdo igual o que tenga solo una diferencia, ese nuevo cerdo es nuestra referencia para coger otro igual a ese o con una sola diferencia y así crearemos una serie de cerdos que van variando ligeramente solo por una característica. Cuando un jugador cree que ya no puede coger más dice "stop" o lo que quiera, y se comprueba que sea verdad, si no es así pierde todas las cartas, si es así se comprueba su serie y si es correcta gana ese número de cartas. Cada jugador hace lo propio, y luego se vuelve a repartir, y a realizar lo mismo hasta que nos quedemos sin posibilidad de realizar otra ronda. Entonces quién tiene más cartas gana, y se acabó. Para pequeños (y grandes) es genial, y bastante loco y divertido pues todos cogen a la vez carta y siempre te roban aquella que necesitabas, también es fácil equivocarse, así que las risas están aseguradas. Un pequeño y divertido juego perfecto para la tumbona o la toalla playera. Por cierto, existen versiones con Perro, Foca y Oso Polar, los de Perro y Cerdo, y los de Polar y Foca pueden mezclarse para que más jugadores puedan participar y aumentar la diversión. Barato y muy divertido.


1 comentario:

  1. Joder, qué buena pinta. A mí me encanta el Dobble, que es también muy sencilllo pero genial.

    Abrazos, Niko.

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