Un día de esos que no sabes que ver y pasas las horas por los menús de Netflix o HBO caes en la cuenta que has visto todas las grandes y nuevas series que ofrecen. Es entonces cuando empiezas a rebuscar y te topas con "Barry", miniserie en plan comedia con Bill Hader, uno de los últimos grandes de verdad del "Saturday Night Live", como protagonista absoluto compartiendo el guión con otro crack televisivo, Alec Berg. Ocho fantásticos episodios que le han valido, sin despeinarse, la renovación para una segunda temporada. Bill Hader interpreta al ex-militar y asesino a sueldo Barry Berkman, quién se siente al borde de la crisis nerviosa y decide dejarlo aunque su mentor Monroe Fuches, interpretado maravillosamente por Stephen Root, tiene otros planes para él que incluyen la colaboración con una banda mafiosa rusa que está a punto de entrar en guerra con los colombianos. Todo se va al garete cuando Barry tiene una crisis existencial y decide comenzar clases de interpretación bajo el nombre de Barry Block.... Y hasta aquí os puedo explicar porque os jodería toda la intriga. Los personajes están muy bien construidos, tiene su toque carismático y estúpido, te encariñas con ellos y ... bueno, la historia es genial sin huir de la violencia, algo así como los productos de Dan Aykroyd cuando se ponía algo más serio. Combinando el gag tipo "Saturday" con un thriller policíaco sin complejos. Todo un acierto. Todo un divertimento que se puede degustar de un tirón. Fantástica serie fuera de toda comercialidad.
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