Como ya comenté en la reseña de la primera parte de esta tercera temporada (T3), la historia de esta serie parecía coger forma y empezarnos a interesar justo cuando su hermana mayor flaqueaba del todo. The Walking Dead ya está de vuelta pero desgraciadamente tiene ya poco que ofrecernos, "Fear" no es que puede darnos más, ni diferente, ni mejor, pero sí está más por el espíritu inicial, por la idea original que por el culebrón sin sentido. Se barruntaba cancelación, los guionistas se pusieron las pilas con mejores historias, más sangra, más muertes, y zombies, sí, porque parece que quedan en un término secundario y coño, la serie es de zombies y no de vampiros. A veces parece que eso, se olvida. La trama, en esta segunda parte, avanza sin prisa pero sin pausa donde lo dejaron. En el rancho, y acaba de manera violenta y algo sorprendente en la presa, dejándonos la duda de quién habrá sobrevivido y quién no, puesto que muchos ya habían perecido por el camino y el resto, excepto Madison (Kim Dickens), auténtica protagonista y heroína de la serie. Es nuestra Rick Grimes, en un mundo zombie fronterizo y desértico, y de habla hispana. Los personajes empiezan a cuajar, empiezan a enamorarnos aunque hayan tardado mucho en hacerlo, con muchos abandonos de espectadores por el camino. Francamente, esta tercera temporada es mucho mejor globalmente que las de la serie original, ha sido tan estupenda que ya han firmado para una cuarta. Así que tenemos "caminantes" para rato, esos mismos "caminantes" que echamos de menos en The Walkin Dead.
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