Netflix tenía reservada una de sus grandes apuestas del año para el verano, y a pesar que sus dos últimas entregas de los Defensores en solitario (Luke Cage e Iron Fist) fueron bastantes reguleras, el populacho tenía ganas de ver a este grupo de superhéroes juntos, más aún al recordar lo interesante que fue Daredevil (T1, T2) y, aunque menos, también Jessica Jones. Por primera vez la serie no funciona individualmente. Me explico. Uno puede ver cualquiera de ellas y es independiente de la otra, incluso puede verlas en el orden que mejor le venga en gana, pero The Defenders necesita del visionado de todas y se tiene que ver, sí o sí, en último lugar pues la historia de los cuatro defensores converge en esta miniserie de tan solo ocho episodios. Al repartir minutos Daredevil sale perdiendo pero el resto ganado, nos encanta Jessica Jones aunque algunos no lo reconozcan y tanto Luke Cage como Iron Fist se benefician de poco papel, casi un rol secundario. Rosario Dawson sigue siendo el nexo de unión, como lo es "La mano". Casi todos los secundarios aparecidos tienen aquí sus minutos de gloria, y además añadimos la presencia de mi querida Sigourney Weaver como la más mala entre las malas. Da gusto verla siempre aunque sea en productos indignos para su nivel. The Defenders funciona porque es todo espectáculo y acción, avanza sin rodeos y no nos deja casi ni un respiro. Se agradece. Ir al grano le sienta bien. Puede que sea una enorme película de unas ocho horas de duración troceada para que de el pego como serie, y eso se nota a la hora de explicar la historia. Una historia que es de preescolar. Unos malos que buscan algo y unos buenos que lo impedirán. Épica y mamporros y algo de romanticismo blanco. No es una gran serie pero sí es muy entretenida. No engaña a nadie, es lo que aparenta y se enorgullece de ello. Y al final todo apunta a una Daredevil temporada 3... así que tenemos mucho Marvel por delante, en breve llegará The Punisher. Dejémonos de prejuicios y a disfrutar.
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