"...Por supuesto este disco demanda inmersión y abandono a sus canciones, no puede someterse al juicio rápido y superficial. Un disco que está hecho para las horas de esparcimiento nocturno y no apto para todos los paladares, de hondo calado y de los que acompañan a largo plazo..."
(Chals Roig para ON THE ROUTE)
Áspera melancolía. Eso es nada más y nada menos que "The Ghost of Highway 20". El nuevo y desgarrador trabajo de la reina del country-folk, Lucinda Williams. Un disco que es un viaje fantasmal por la vida de Lucinda, su vida como la carretera que da nombre al disco está llena de recovecos, de baches, de polvo.. y ella se los conoce todos. Un disco y unas canciones que como bien decía mi buen amigo Chals en su "On the Route" piden a gritos inmersión y abandono, piden paciencia y dejarse llevar, no cayendo en el juicio rápido, en la inmediatez de nuestros días. Sin duda este disco es un buen compañero nocturno, y sus canciones una tabla de salvación, de redención diría yo, un disco que debe ser escuchado en el momento justo y con el sentimiento adecuado.
Lucinda Williams a sus 63 años lleva más o menos una década viviendo una etapa de gran creatividad y libertad total. Los tiempos de "Car Wheels.." y "Essence" tal vez no vuelvan, pero Lucinda desde "Blessed"y sobretodo con aquel fantástico doble "Down where the spirits meets the bone" junto a los compinches habituales de Elvis Costello se reivindicó como lo que es, una grande entre las grandes. Lucinda tiene en Dylan un buen espejo donde mirarse, sin duda sus últimos discos tienen eso que tenían los discos de Bob de este milenio. Tienen canciones perfectas, pero no hablo de eso, hablo de algo más allá del sentido, algo que tiene más que ver con el sentimiento que con las mismas canciones, quién conoce los discos de ambos sabrá sin duda de lo que estoy hablando. También Lucinda ha sabido rodearse de músicos de postín que dan a sus discos un plus especial, en "Blessed" por ejemplo estaban Elvis Costello y Matthew Sweet, en el fantástico doble del 2014 estaban dos de los Imposters (Pete Thomas y Davey Faragher), estaba Tony Joe White, Stuart Mathis, Greg Leisz y Bill Frisell. Estos dos últimos repiten en "The Ghost of highway 20", y realmente ellos dos son los protagonistas del mismo, ambos llevan el peso del sonido, un maravilloso, atmosférico y absorvente sonido. Delicatessens a las seis cuerdas, sin duda sus pasajes sonoros son los más bellos de los discos escuchados durante este 2016 y a estas alturas dudo que ningún disco ni artista puedan siquiera igualar la belleza musical de las canciones que componen este nuevo artefacto de Lucinda Williams.
Lucinda Williams - "The Ghost of Highway 20" (2016): 01.- Dust/ 02.- House of Earth/ 03.- I Know All About It/ 04.- Place in My Heart/ 05.- Death Came/ 06.- Doors of Heaven/ 07.- Louisiana Story/ 08.- Ghosts of Highway 20/ 09.- Bitter Memory/ 10.- Factory/ 11.- Can’t Close the Door On Love/ 12.- If My Love Could Kill/ 13.- If There’s a Heaven/ 14.- Faith & Grace.
El fantasma de la carretera 20 llevaba mucho tiempo acechándome pero yo aún no estaba preparado para despojarme de la coraza que protegía mi alma, así que finalmente las canciones del disco me encontraron y desquebrajaron la coraza, y ahora, después de innumerables escuchas en soledad puedo deciros que este es uno de los discos del año. Nada fácil, nada inmediato, nada alegre..., pero sin duda de belleza descomunal. Un paseo por la América de carretera y manta, de desierto y gasolineras abandonadas. Por la américa del country, del folk, y del rock. Un doble disco al que no le falta ni le sobra nada. Un disco de los que te agarran y no te sueltan. "Dust" bien puede resumir la esencia del disco, sus perfectas y deliciosas guitarras son un ejemplo de lo que nos espera en todo el disco y la voz de Lucinda, gastada y envejecida por los años y el alcohol es francamente de otro mundo. "House of earth" coescrita con Guthrie es tenebrosa, mientras que "I know it all about it" presenta unas guitarras fronterizas perfectas. Podría estar hasta una semana entera hablando de las canciones pues todas me parecen imprescindibles. "Place in my heart" es una de las cosas más bonicas que uno puede escuchar y hace buena pareja con "Lousiana story". "Death came" es como una puñalada que nos deja sin respiración y "Doors of heaven" es..., una pequeña obra maestra. El segundo disco empieza a lo grande con dos temazos descomunales: "Ghost of Highway 20" y "Bitter memory". El primero que da nombre al disco es un magnífico tema folk largo, de unos siete minutos; y el segundo es un tesoro blues con dejes stonianos en sus guitarras. De lo que queda del disco, porque no me quiero hacer pesado, estoy en la obligación de destacar "Can`t close the door on love" de belleza galáctica, y "If there's a heaven" que consigue ponerme la piel de gallina y que casi la lagrimilla caiga por mis mulliditos mofletes. Todo el disco es exquisito, todas sus canciones transmiten sinceridad, todas tienen una enorme calidad y todas ellas sin excepción consiguen apaciguar nuestra alma a menos que las escuchemos con atención y cariño. Lucinda es muy grande y no sé con seguridad si nos la merecemos.
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