Ocean Colour Scene - Moseley Shoals (1996)


Los noventas cogieron a algunos de improvisto con las camisas de franela de cuadros rojinegros, la chaquetilla de lana con agujeros y el pelo sin lavar. No a mí, pues ni tenía camisas de ese tipo ni pelo que llevar sucio, las chaquetas de lana agujereadas puede que sí pero eso no responde a una moda pasajera sino más bien a la economía familiar de la época. Eran los años post-Pixies. La nueva era. La era del Grunge. El año que morían los Pixies con “Trompe le monde” aparecían dos discos que a la larga se adueñaron de ese principio de década, hablo como no de “Ten” y “Nevermind”. El germen de todo aquello nació por un lado de lo creado por los Pixies aunque no sea tan obvio  y en gran medida, sino toda, por ese descomunal disco de Tito Neil aparecido un año antes que responde al nombre de “Ragged Glory” y, como no, a lo sembrado por “Rust Never Sleep” décadas atrás. Lo demás, y perdónenme ustedes no vale un pimiento, o sí, no se me vayan a enfadar. Pues bueno, aquel movimiento del otro lado del charco gustó por estas tierras pero nuestros amigos los británicos se ocuparon de darle respuesta con rotundidad y grandes argumentos. En 1992 el Modfather aparece con una carrera en solitario prometedora después de sus opuestas aventuras con The Jam y Style Council pero es en 1993 cuando directamente Paul Weller nos deja boquiabiertos y con el culo prieto al entregar esa POM llamada “Wild Wood”, y en el 95 nos remata con el excelentísimo “Stanley Road”. Nace entonces un nuevo movimiento en las Islas con Weller como padrino absoluto, el Modfather viene a ser lo mismo para el Britpop que Tito Neil para el Grunge. Aparecen nuevas bandas con excelentísimos discos, algunas muy diferentes a otras pero todas ellas con el denominador común de la british invasion ya sean Beatles, Stones, Kinks, Who o Small Faces por bandera. Llegan por ejemplo Blur, Oasis, Supergrass, Suede, Pulp.... Como digo lo de “Wild Wood” fue de traca pero realmente quienes se llevaron toda la atención fueron Oasis con sus dos primeros discos. Dos enormes discos pese a quién le pese. Uno es a mí, pues yo soy muy mucho de Supergrass y en menor medida de Blur.

Todo esto que explico está muy bien pero si a todos aquellos que vivimos aquellos días nos preguntasen qué disco nos sabemos de pé a pá, cual de ellos es ese disco que nos sedujo por aquellos años creo que me equivocaría muy poco si apostase por “Moseley Shoals” (1996) de Ocean Colour Scene. La banda formada en Birminghan por Steve Cradok, Simon Fowler, Oscar Harrison y Damon Minchella no se comió un colín precisamente con su primer disco. Todo un fiasco comercial que a punto estuvo de hacerla desaparecer. Años de penurias y de enormes dificultades hasta que por suerte fueron adoptados por el Modfather quién les presentó a los hermanos Gallagher que al final tendrían la llave (sobretodo económica y de popularidad) para que los OCS grabarán su segundo disco, y qué disco terrícolas!. “Moseley Shoals” es pura tradición inglesa. Las melodías beatle están ahí pero también el soul de los Small Faces y la rabia de los Stones, sin dejar de lado esos riffs electrizantes de los Who, todo bien ligado por el Modfather y dotado con el buen hacer del señor Noel Gallagher que por aquel entonces estaba en estado de gracia. Se les puede criticar por aquello de que suenan rabiosamente a revival, y no podemos obviar que sus dos cabezas visibles aún siendo grandísimos artistas carecen de ese atractivo innato para el público que sí tenían Albarn, Cocker o los dichosos hermanitos. A pesar de esto estamos ante uno de los discos más grandes de los noventa, un disco que al menos en mi caso se grabó en mi cerebelo para la eternidad.

Pero basta ya de cháchara. Basta ya de darle vueltas al tema, pasemos directamente al chuletón porque a mi la ensalada ni fú ni fa. “Moseley Shoals” empieza con un cañonazo en el estómago, un riff zeppeliano de tres pares de cojones de esos inolvidables y que perdurará en la galaxia eternamente, luego entra la voz de Fowler y nos derrite. Temazo del copón bendito. Obra maestra de casi cinco minutos de duración. Luego viene una de esas piezas que prácticamente va ligada a la anterior y que es imposible escuchar de forma separada. “The day we caught the train” empieza dulce, beatleliana a tope con un toque al “walrus” que no se lo salta un galgo. Otra maravilla. Y ese final, para gritar a pechopalomo: oh-oooooh la la la, oh-ooooh la la la!. Ahora mismo  la estoy escuchando y tengo los pelos de punta. Llega la explosiva y mod “The Circle” con Weller a la guitarra (y eso se nota, coño si se nota), además de aquí el Modfather toca el órgano en “The riverboat song” y el piano y un canturreo en “One for the road”. Sí, una tonadilla puro Weller, otro clásico, y ya van tres del tirón. No, no es una compilación. Es un LP descomunal. Los OCS deciden darnos un respiro con algunas preciosas baladillas y otros fantásticos mediotiempos. “Lining your pockets” es un caramelito, es preciosa, bonica del to. Esta parte del disco siempre me pareció perfecta con esa melodía irresistible e inolvidable. A todo esto llega “Fleeting mind” que es una de mis favoritas, de las de tapadillo, y que si uno se fija un poquito tuvo una influencia devastadora en grupos que vinieron después tipo Travis o Coldplay. Algo de vidilla nos devuelven con esa juguetona “40 Past Midnight” algo más stoniana, algo más “cuervo negro”. Descomunal de principio a fin.

La segunda parte del disco la abre “One for the road” junto a Weller. Otro temazo de cabecera de los noventa. Canción perfecta de principio a fin. Redonda, con estribillo bañado en oro incluido. “It's my shadow” me derrite toa toa, no tengo palabras: “"When you find that things are getting wild is that the hardest smile that you can ever feel...". “Police and Pirates” a pesar de tener ese título que hubiesen firmado los Who tiene mucho de Stone, y de Who, claro. Un rabioso tema que tiene el tonillo mod de fondo y que con las escuchas se convierte en uno de los temas favoritos del disco. El final del álbum nos lo enseña el baladón “The downstream” a la que le sigue “You’ve got it bad” que es pura psicodélia beatleliana, puro sixities, pura magia…. Cierran el chiringuito con los ocho minutazos de “Get Away” que es un despiporre musical, épico y demoledor. En 1996 Ocean Colour Scene firmaron tal vez su mejor disco, un disco que suena a muchas otras cosas que amamos, suena a Beatles y a Stones, no se olvidan del toque mod y abren nuevas sonoridades para grupos que aparecerían a finales de los noventa. Un despliegue mágico de melodías que marcaron época. Un disco que merece estar en lo más alto del podium de la década de los noventa.


Ocean Colour Scene - "Moseley Shoals" (1996)
9/10 
01.- The Riverboat Song/ 02.- The Day We Caught the Train/ 03.- The Circle/ 04.- Lining Your Pockets/ 05.- Fleeting Mind/ 06.- 40 Past Midnight/ 07.- One for the Road/ 08.- It's My Shadow/ 09.- Policemen and Pirates/ 10.- The Downstream/ 11.- You've Got It Bad/ 12.- Get Away.






* post aparecido originalmente en "Exile: subterranean homesick magazine" por Nikochan

3 comentarios:

  1. Par mi un 10 y en la edicion doble con las b sides un 11 . Uno de los mejores álbumes de los 90

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  2. Esto igual te interesa http://countdownbooks.com/dir/?page_id=321

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  3. Un disco al que le tengo un cariño especial y una banda a reivindicar, clásica pero de una calidad indiscutible. Y sí, ese enlace me interesa. Gracias Bernardo.

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