Clásicos nikochianos: WHITE LADDER(1999)

David Gray natural de Manchester es un cantautor de voz nasal que en 1999 después de varios discos aceptables y algunas canciones notables editó uno de esos discos mágicos que pueden marcarte para siempre y “White Ladder” es uno de esos discos. Es un disco que marcó una época y sin duda forma parte destacada de la banda sonora original de mi vida, es curioso porque no es el tipo de música que me definiría pero cuando hay calidad, los estilos ya no importan tanto y se impone la magia, lo sentimental, y sobretodo la música. El disco comienza con una batería sampleada, todo muy electrónico, esa batería robótica nos acompañará durante todo el álbum, eso marca el disco, desde luego, y seguidamente entra el segundo protagonista, la voz nasal de Gray, espléndida, y ya estamos metidos en la maravillosa “Please forgive me” con ese pianito que extrañamente me enamora, me seduce, me lleva al huerto, me encandila, me hipnotiza y ya no salgo del trance hasta el final del disco. Maravillosa canción que contiene un final de auténtico escándalo. La siguiente supera con facilidad a su antecesora, “Babylon” es un exitazo y desde la primera escucha lo sabes, es una canción eterna con un estribillo que se deja tararear, cantar incluso berrear con alguna que otra copa de mas, Babylon fue su primer single y definitivamente fue el empujón que necesitaba el álbum y que lo catapultó al número uno. “My oh my” empieza con una guitarrita muy british, algo mas tristona, melancólica, oscura, estamos ante una canción preciosa, cantada con clase que contiene una de las mejores melodías del disco, un disco que crece y no para de crecer a medida que se escucha. “We’re not right” sigue con los derroteros de percusión sintética, pero bajo esa capa robótica hay un precioso medio tiempo que en conciertos en directo acústicos gana enteros. Seguimos con la melancólica “Nightblindness” que es perfecta para días lluviosos, folk británico del bueno, sin tonterías, simple, bella. “Silver Living” sigue en la misma onda melancólica, es reposada y con la calma Gray nos demuestra lo bien que canta, lo bien que escribe, lo bien que sabe hacer canciones, una de las mejores canciones del disco para mi gusto, excelente. La canción que da nombre al disco, “White ladder” aparece con otra entrada sampleada, con un ritmillo mas parecido a Please forgive me, y le da mas empaque si cabe al disco, y entonces aparece el baladón, la canción mas bonita, también la mas pija, pero bueno, la verdad es que es estupenda, “This years love” entra con ese piano muy a lo Elton, con una melodía muy a lo Elton, una voz muy de Elton de la primera época, todo muy Elton sí, pero se lo perdonamos porque si te coge con el día malo te puede sacar alguna lagrimilla. “Sail away” encarrila el final del disco, mas folk sintético marca de la casa con toques negros que se agradecen y se disfrutan, un final de traca, una exhibición de Gray, y finalmente “Say hello wave goodbye” que es el mejor final que podía tener el disco, guitarrita acústica en mano, el folk morrinsoniano invade nuestros oídos dejándonos un sabor de boca espectacular. Así pues David Gray tocó el cielo con este álbum, salvando las distancias, la época, el sexo y el color creo que existen algunas similitudes entre este disco y aquel clasicazo de Tracy Chapman de 1988 que llevaba su mismo nombre y con quién guarda cierto paralelismo en cuanto a como han ido sus carrera, ambas son obras únicas, maravillas de sus autores que después no pudieron repetir ni llegar al nivel que ellos mismos habían marcado. David Gray jamás consiguió llegar a la calidad de este “White ladder” pero el gañán sigue haciendo canciones buenísimas, a pesar de todo, nos regaló un discazo, una maravilla de final de siglo, un auténtico clásico, un clásico nikochiano.