

Lo primero que os vendrá a la cabeza al poner el nuevo disco de Iron & Wine es eso de “lo sabía!, la cagó” fruto de los arreglos modernitos, ruiditos varios y esa sobreproducción que se aleja a toda leche de su primer trabajo. Claro que en mi opinión es un golpe sobre la mesa de Beam como el que en su día dieron los Wilco con “Yankee Hotel Foxtrot”, me explico, es cierto que hay ruiditos modernos pero también lo es que el esqueleto de las canciones no se diferencia en exceso de lo que suele hacer, en el caso de Wilco seguía siendo rock cojonudo y en el Sam Beam es folk cosa fácilmente comprobable en ambos casos al escuchar las canciones en directo despojadas de esa producción tan sintética. Es un movimiento valiente, una decisión arriesgada de un tipo que quiere evolucionar porque lo fácil sería sacar una vez tras otra el mismo disco como hacen por ejemplo los AC/DC, pero Beam quiere dar un pasito más y creédme cuando os digo que lo da. Mi hermanito me decía hoy vía sms después de cambiar su mala opinión sobre el disco después de la primera escucha por un “Bravo, nen, qué discazo!” al escucharlo one more time que la mayoría de canciones le recuerdan ligeramente al “Rythm of the Saints” de mi (nuestro) amado Paul Simon. Puede que sí, según él sobretodo se aprecia eso en “Rabbit will run”, no seré yo quién le haga la contraria aunque aquel disco lo veo yo más movidito pero el tropicalismo..., eso sí esta presente en los dos, en cualquier caso muy buen debate el que propone Black Meeple. Dejando a un lado los prejuicios que puedan tener algunos tengo que decir que a mi desde el primer momento me parece un disco inconmensurable que gana a cada escucha hasta convertirse en un imprescindible, seguramente y sin riesgo a equivocarme estará entre lo mejor del año. El disco empieza y acaba de manera magistral con “Walking far from home” y “Your fake name is good enough for me” respectivamente, ambas acojonantes. Pero mi enamoramiento del disco comienza con “Me and Lazarus” con ese bajo, esa cadencia en la voz y esa forma de composición que particularmente me recuerda a alguna canción lentica del “scratch” de Peter Gabriel, incluso esa sección de viento. Lujazo!. Después de ese preciosidad de canción viene la que por ahora se lleva el título a mejor canción del disco, creo que es el single, llamada “Tree by the river” de la que si no acabas enamorado es que no tienes corazón. Volvemos, en mi opinión, a los sonidos de Gabriel con “Monkeys Uptown” un título al que aquel monstruo tampoco le haría un feo. Cancionaca a la que hay que cogerle el punto, no diré que no pero una vez te entra..., ya estás perdido. Aires countriles con “Half moon” que suenan al Beam clásico, “Rabbit will run” a la que algunos etiquetan como Simon (yo no, que conste) es una delicia pero es que “Godless brother in love” es puro ironandwine, qué falsete, qué finura! Aij qué ricura! y a eso uno no puede negarse. Volvemos a Gabrieladas con “Big burned hand” que vuelve a tener esa sección de vientos tan juguetona y luego tenemos la magnífica “Glad man singing” que apunta maneras para estar entre las mejores canciones del año, al tiempo!. “Kiss each other clean” no es mejor que “The Shepherd's dog” pero supone una propuesta valiente que no sale perdiendo al compararla con sus otros trabajos, es diferente y puede que a muchos les decepcione no encontrarse a un Beam más tradicional y clásico desde luego si se le dedica algo de tiempo acaba por deleitarnos y llevarnos al huerto. Beam vuelve a firmar otra obra maestra, y ya van cuatro.
Como ya has dicho, lo primero fue un susto descomunal y una tristeza acojonante por haber perdido a mi grupo moderno favorito.
ResponderEliminarTras la primera escucha pensé que el folk directo del primer disco y el folk eléctrico de los posteriores habían cedido al mundo gafapastil.
Y bueno, aunque tiene toques gafapastiles, el disco es muy, pero que muy bueno.
El árbol junto al río, los monos y el conejo son las tres que más me gustan después de tres o cuatro escuchas.
Tree by the river es impresonante. Pone los pelos de punta. Canción Beam total: sencilla, hermosa y directa a los sentimientos.
Aunque me encanta el folk maduro de "Our endless" y el discazo tremendo del perro del pastor, yo prefiero el folk desnudo de "The Creek...".
Upward the mountain, southern anthem, Muddy hymnal, stealing bird...
Eso ya pasó, está claro que Beam ha evolucionado respecto al"Shepherd's dog" y que lo ha hecho de forma valiente y a riesgo de perder seguidores.
Y parece que su gira europea no pasa por este país tercermundista...
Sólo puedo decir:
Found your name accross the chappel door, carved in cursive with a table fork, muddy hymnals and some boot marks where you've been.
(...) we all assume the worst the best we can