After Life


Con Ricky Gervais no hay medias tintas, o te gusta o no. Es un tipo peculiar, como su humor. Su no humor. Su calma, su desasosiego, su incómodo chiste sobre eso o aquello. A mí si me gusta, porque soy un fan del no-humor, de la dramedia. Me gustó "The Office" y me gustó "Extras", y me suele gustar casi todo en lo que participa, así que cuando me enteré de su nueva miniserie (seis episodios que no llegan a la media hora) que se emite a través de Netflix no dudé en darme una excelente maratón. Porque sí, porque "After Life" es notable y de una calidad fuera de dudas. Otra cosa es que no conectes con ese humor tan incómodo, y tan no-humor, casi que la serie no sabes si es un drama o una comedia, así que la etiquetamos como dramedia y nos quedamos tan panchos. Gervais es Tony, quién ha perdido a su mujer por un cáncer y anda perdido y hundido, su depresión le está llevando casi al suicidio pero poco a poco irá saliendo a flote... No hay nada en esta serie nuevo, pero está todo muy bien explicado. Muy bien definido. Una melancolía con brotes de positividad, y muchas verdades incómodas sobre la vida lanzadas sin miramientos. Algunas veces falla en el ritmo, a veces quiere ser tan ambiguo en esa dramedia que se pierde un poco, parece todo impostado, pero eso es en contadas ocasiones lo que la hace no ser una serie perfecta pero sin duda, es una de esas pequeñas series que se tienen que ver. No se la pierdan.

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