Tener hijos e intentar educarlos es la experiencia más brutal y exigente que acabará por hacernos mejores personas, pero no engañemos a nadie, es una tarea agotadora. Además de todo el trabajo que conlleva, hay dos puntos a tener en cuenta. Primero el embarazo, si además ya hay otros churembeles presentes todo se complica. Segundo la conciliación que casi no permite a la pareja estar presente durante el proceso... Todo esto queda reflejado a la perfección en "Tully", la nueva colaboración entre el director Jason Reitman y la guionista Diablo Cody (Juno, Young Adult). Todo bajo la interpretación magistral de Chalize Theron. Una madre con dos hijos de ocho y cinco años, uno de ellos que requiere de una atención especial, y otro en camino. El padre ausente la mayoría de veces provoca que el trabajo se acumule, el cansancio y la falta de horas de sueño, aparezca la irritación y esa sensación de que todo se va a la mierda, de que no llegarás al mañana. Es por eso que acaban aceptando el regalo del cuñado, una nani nocturna, que permitirá a la madre dormir toda la noche y aliviar las tareas de casa para así evitar o hacer desaparecer la depresión postparto. La relación extraña entre esa nani (una excelente, como viene siendo habitual, Mackenzie Davis) y la madre es la base de la película, y esa relación se hace fuerte y poderosa. Tanto que acaban por necesitarse mutuamente... y.. hasta aquí puedo explicar. La película no tiene nada de nuevo, pero si has tenido hijos, y sobretodo, si eres madre entenderás a la perfección lo que nos explica. Una tragicomedia notable.
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