El nuevo trabajo del prolífico guitarrista de Lansdowne, Pennsylvania, Steve Gunn es el primer disco de este año, de este 2019, en robarme el corazón. Mi favorito de los aparecidos durante el mes de enero. Escuchado y disfrutado un millón de veces antes de acometer la reseña que hoy os encontráis en la Isla. "The Unseen in Between" es y será uno de los mejores discos de este año y, sin duda, su creador se reivindica como uno de los mejores de su generación, incluyendo a su buena amigo Kurt Vile que a veces se pierde por el camino. Sí, Steve, fue un Violator junto a Vile. Luego ambos se dedicaron a sus carreras en solitario, a sus mil y una colaboraciones, y de esas carreras en solitario hay mucho a reivindicar, mucho a descubrir y redescubrir. Mucho a disfrutar y dejar que nos sorprenda. Un servidor prefiere a Gunn antes que a Vile. Antes no me atrevía a decirlo en alto, antes me daba reparo hacer esta afirmación pero sí, creo que Gunn es un maestro y, en cambio, Vile, al que no resto genialidad, se pierde muchas veces en excesos y poses. Es eso, un geniecillo. "Way out Weather" del 2014 ya me pareció la repera limonera aunque creo recordar que un servidor lo descubrió las navidades del 2015. Así, que como viene siendo habitual, iba tarde. Qué buena colección de canciones era la que contenía aquel artefacto, la que da nombre al disco y lo abre, y "Tommy's Congo" que lo cerraba, y por el medio maravillas como "Milly's Garden", "Shadow Bros" y "Drifter".... Estupendo ya desde su portada. Para quitarse el sombrero. Pero este año, este 2019, Steve Gunn se ha superado. No sé si atreverme o no, pero no me lo tengáis en cuenta, creo que es una obra magistral, tal vez su POM. "The Unseen in Between" no inventa nada que ya no hubiese aparecido en trabajos de otros grandes a los que recuerda según el momento. Allí está la esencia de David Gilmour con el que se le compara a veces, la magia de John Martyn, la tímida psicodélia de Marty Balin, la efervescencia guitarrera de Johnny Marr e incluso las texturas atmosféricas de M Ward. Combinando la magia, la mística y el encanto de todos ellos para crear un sonido propio. Tiene Gunn ese magnetismo de los guitarristas eclipsados por geniecillos amigos, en este caso, Kurt Vile, al que supera sin desmelenarse. Tiene esa poderosa atracción de los grandes en la sombra. Tiene el mojo, que no es poco.
Steve Gunn - The Unseen in Between (2019): 01.- New Moon/ 02.- Vagabond/ 03.- Chance/ 04.- Stonehurst Cowboy/ 05.- Luciano/ 06.- New Familiar/ 07.- Lightning Field/ 08.- Morning Is Mended/ 09.- Paranoid.
Los primeros acordes son una poderosa señal que lo que se nos viene encima es tremebundo. "New Moon" es insultantemente buena. Sobresaliente. Consigue una atmósfera mágica próxima a psicodelia romántica, y su voz nos lleva irremediablemente a los alucinados años sesenta sanfracisqueros. No me queda otra que rendirme ante este tema. Touché. Ya a paratir de aquí es un morir de placer. "Vagabonds" es un temarraco de esos que hacen grande al artista que los firma. Guitarras que miran por el retrovisor a Johnny Marr y sus Smiths. Radiable a más no poder pero con ese toque atmosférico y especial que por ejemplo M Ward sabe dar a sus composiciones. "Chance" es una de mis favoritas, básicamente porque tiene ese deje a los Jefferson Airplane de Marty Balin... y eso, me pierde. "Stoneshurst Cowboy" tiene ese acústico de Jimmy Page que quita el hipo, ese toque setentero que embruja. Maravilla, pero para maravilla "Luciano", mi favorita del lote. Sigue explorando el sonido acústico pero con un final grandioso, de otra época. Pasado el ecuador del disco nos topamos con otro tema a destacar, otro de sus grandes piezas. Hablo de "New Familiar", joyaza. Otra vez con ese toque sixty hippioso maravilloso. Otra vez ese ácido que corre por tus venas. Ese toque sanfrancisquero.... ese tema que te hipnotiza.... "Lightning field" es una canción pequeñita, incluso coqueta pero no por eso exenta de calidad. Puede que sea la canción menor de un disco que gana a cada escucha. "Morning is mended" parece escrita en los primeros años de los setenta. Tiene esa magia de lo cantautores místicos de esa época. Y cerramos este grandísimo disco con los épicos pianos eclesiásticos de "Paranoid" para dejarnos con la sensación de haber encontrado ya uno de los candidatos a mejor disco del año.
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