La serie madre va a la deriva. Sí, The Walking Dead demostró en su séptima temporada (T7) que será difícil resucitar la historia, ya sea vivita y coleando o en modo zombie, pues de zombies cada vez hay menos, y de disparates telenovelescos más. Por diez minutos maravillosos nos ofrecen ocho horas de tedio. Es el momento de decir basta y si en la T8 seguimos igual dar carpetazo y decirle adió a Rick y los suyos. Y a la serie hermana nunca le dimos una oportunidad. Siempre comparada a la serie inicial no parábamos de buscarle pegas, no acompañando tampoco el casting ni las tramas secundarias. Aún así, me decidí a ver la tercera temporada que sorprendentemente sólo iba a constar de ocho episodios, pues parecía que AMC es lo que les daba para salvar una historia que desde el principio estaba condenada a la cancelación.... y..., parece que trabajar bajo presión ha espabilado a los guionistas siendo esta tercera temporada mejor que las anteriores e incluso mejor que alguna de la serie madre. No confundáis lo que digo, y penséis que hablo de obra maestra ni nada de eso. Es mejor, está bien, se puede ver pero tampoco no ver. Quiero decir que mejora mucho pero tampoco tiraremos cohetes. Se agradece la muerte de personajes, al parecer, básicos, con un protagonismo claro. Una línea argumental más parecida a la serie madre que a lo visto en "Fear", y eso se agradece pero por tanto, nada que no hayamos visto antes y que no imaginemos. La historia central está bien construida, no hace concesiones y explora las diferentes personalidades de los protagonistas, haciendo que les queramos o les odiemos más. Sinceramente, creo que ha sido una buena primera parte de temporada, pues los buenos datos han hecho repetir fórmula y que haya una segunda parte que ha llevado también a la renovación para una cuarta temporada. Esperemos que todo no haya sido un espejismo y "fear" siga creciendo.
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