Paul Weller - A Kind Revolution (2017)


Llevaba el ModFather dos o tres discos deshojando la margarita... Despistando a sus fans sin centrarse del todo, probando demasiadas cosas que pensábamos nunca escucharíamos en sus discos como sonidos krautrock y acercamientos al Duque Blanco Bowie, pero Weller iba a lo suyo, dándonos modernidad cuando nosotros solo queríamos su modsoul. "22 Dreams" del año 2008 fue una de sus cimas creativas, un disco sublime y casi inigualable. Tal vez solo "WildWood" pueda competir con él cara a cara, en calidad y en misticismo. Después de aquel maravilloso disco, Paul Weller, vive una montaña rusa de emociones en su vida. Desde la muerte de su padre a su nueva paternidad. Todo ello le lleva a editar un disco fresco con esencia a The Jam donde incluso hace las paces con Bruce Foxton, hablo del notabilísimo "Wake Up the Nation" del 2010. Y es entonces, o durante el proceso cuando su mente creativa hace un nuevo click. Decide dar un volantazo y probar nuevas sonoridades, cosa que a muchos les pilla con el pie cambiado, provocando quejas, incomprensibles malas críticas y mucha pereza entre el personal, pero al final tanto "Sonic Kicks" (2012) como "Saturn's Pattern" (2015) no bajan del notable. Es imposible que Weller entregue un mal disco, es imposible que sus canciones no tengan calidad, pero sí que lo es que nosotros no estuviésemos preparados. En mi opinión sí que del 2010 al 2015 firma su trilogía más floja. No estamos ante su sobresaliente tripleta formada por “Heliocentric” (2000), “Illumination” (2002) y “As is now” (2005), y mucho menos sus últimos discos se acercan a la magia de "Stanley Road" (95) pero desde luego, una vez pasado el tiempo y con cientos de escuchas, para nada son malos discos. Es más, son discos más que buenos pero diferentes a lo esperado y a lo acostumbrado. En esas, Weller llega este 2017 con "A Kind Revolution" bajo el brazo, donde da continuidad al sonido aparecido en sus dos discos anteriores pero añadiendo su sonido clásico, tanto el de sus primeros años en solitario como el de su época con The Style Council. Prueba de ello es el protagonismo que recibe Andy Crofts (órgano, hammond, moog, guitarra, voces...) en detrimento de su compinche Steve Craddock. A todo esto, es necesario subrayar las colaboraciones que en el disco encontramos. Tenemos a Boy George, a Robert Wyatt y, tenemos a PP Arnold y Madeleine Bell, dos grandes voces negras de los sesenta que vuelven a conectar al ModFather con el soul de toda la vida, a pesar de sonar más que nunca a Bowie en algunos tramos del disco. Un disco que reconcilia a todos, incluso al mismísimo Weller, con su sonido clásico sin olvidar que estamos en 2017. Un disco que gana mucho a cada escucha, que tiene nervio e intención, que tiene eso que le faltaban a los dos anteriores, y que demuestra que Weller ha entrado por la puerta grande, a sus 59 años, en el club de la bella arruga. Pues miles de arrugas lucen en su cara, orgullosas de su historia. Y habrá seguro más, de arrugas y de canciones, y todas seguirán siendo maravillosas. 


Paul Weller - A Kind Revolution (2017): 01.- Woo Se Mama/ 02.- Nova/ 03.- Long Long Road/ 04.- She Moves with the Fayre/ 05.- The Cranes are Back/ 06.- Hopper/ 07.- New York/ 08.- One Tear/ 09.- Satellite Kid/ 10.- The Impossible Idea.

Confieso abiertamente que las primeras escuchas de "A kind revolution"  me dejaron dudas. No sé cuando fue, ni qué canción fue la responsable pero en un momento determinado noté un click, de repente el disco me había embrujado, y a día de hoy me parece un trabajo sobresaliente. El disco, por cierto, viene con su edición supedeluxe, pero para la reseña creo que será mejor centrarse en los excelentes diez temas que lo componen. Así pues, Weller comienza con la supervitaminada y rocanrolera "Woo se Mama", heredera de sus disco noventeros y hermana gemela de "Peacock Suite". En "Woo se Mama" destaca esa electricidad y energía positiva, pero sobretodo el soul llevado al terreno del modfather y por supuesto ese órgano que viste a la canción con ecos doorsianos, recordando, porqué no decirlo, a aquella espléndida "I Might" de Wilco, no en un parecido total pero sí en su esencia. "Nova" es puro Duque Blanco, como un Bowie mezcla del "Ziggy" y del "Scary". Más que nunca Weller suena o quiere sonar como Bowie en un tema que de primeras nos descoloca para más tarde hacernos totalmente suyo. "Long Long Road" es la balada clásica de Weller, balada McCartniana e incluso con dejes al bueno de Costello, balada maravillosa. La trompeta de Robert Wyatt aparece en "She moves with the Fayre" para embrujarnos. Uno de mis temas favoritos del disco, donde el funki se apodera de nuestras almas. En este momento del disco comenzamos a ser conscientes o a intuir que estamos ante algo grande y "The cranes ara back" sólo hace que reafirmarnos en esa idea. Es una balada clásica, una balada soulera que Weller borda, y que no por tener una estructura escuchada mil y una veces en su cancionero deja de ponernos la piel de gallina. "Hopper" es puro clasicismo sixtie, tanto en sus arreglos como en su composición. Caben en ellas Beatles, Small Faces y Kinks. Deliciosa. "New York" es una de mis debilidades. en la que el hammond de Andy Crofts vuelve a brillar arropado perfectamente por el genial Steve Craddock. El déjà vu con "One Tear" y The Style Council es demoledor, sólo que aquí Boy George se pega un cantecito. Adictiva a tope. "Satellite Kid" es muy blusera en su adn, la más americana del lote, y en mi opinión la más floja, en cambio "The Impossible Idea" es el cierre deseado y perfecto para un disco de una calidad indiscutible que ya no esperábamos, y tal vez por eso, por la sorpresa y sus enormes diez canciones ha acabado por atraparnos.

*Post aparecido originalmente por Nikochan en Exile SH Magazine

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