Bloodline T3


Bloodline es esa serie que de entrada da mucha pereza ver pero que sorprendentemente te acaba atrapando. Es ese tipo de serie que sin duda va de más a menos, con una primera temporada (T1) notable, con algún que otro resbalón, y una segunda (T2) más floja en plan continuista que intenta mantener el pulso pero a la que se le empieza a ir la mano. Netflix estrenó hace unos meses la tercera y última temporada de su exclusiva serie, y francamente os tengo que decir que es una temporada aburrida e innecesaria. Los guionistas se han hecho un lío morrocotudo desdibujando a sus personajes y haciendo desaparecer a otros de forma absurda e incomprensible, no respetando la trama ni la premisa original, esa que decía que "no somos gente mala pero hemos hecho algo terrible...". Los dos últimos episodios rondan el pestiño, y el cierre final decepciona mucho. Bloodline no jugaba en las grandes ligas pero destacaba entre la serie media como ninguna. Realmente es una pena lo que han hecho en esta tercera temporada, estirada en exceso y dirigida sin rumbo hacia su cancelación. Podría haber sido grande, se quedó en medianía.

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