Lambchop. 24/11/08. Barcelona

No se me ocurre un lugar mejor para ver por primera vez al grupo de Nashville Lambchop que el Palau de la Música de Barcelona. Así que mi presencia en el evento estaba asegurada, buen sitio y gran grupo con un nuevo y estupendo disco bajo el brazo. El comienzo del concierto estaba programado a las nueve horas pero el gran Nikochan apareció por el recinto una hora y media antes para disfrutar del Palau y tomarse un cafetito en su lujoso y burgués bar, como en el teatro, un timbre avisaba que al espectáculo le faltaba poquísimo para el comienzo, terminé mi café, pasé por el lavabo y subí al piso superior para acomodarme en mi butaca esperando el gran acontecimiento mientras observaba la belleza y grandeza de la sala, a todo esto un abuelete con jersey rojo, tejanos y gorra apareció por el escenario para afinar la guitarra, la gorra le delataba, era Kurt Wagner, qué tipo, es raro ver a una estrella afinándose el mismo los instrumentos, luego atendió muy amablemente a algún fan que se acercó a hablar con él y a que le firmase algún que otro cd y despareció, tranquilamente, como había entrado. A las nueve en punto se apagaron las luces y apareció todo el grupo: Tony Crow (piano), Alex McManus (guitarra), Scott Martin (bateria), Ryan Norris (teclados y guitarra), Matt Swanson (bajo), William Tyler (guitarra) y Kurt Wagner (voz y guitarra). Cada miembro del grupo se colocó en su lugar y Wagner sin su jersey se sentó, tomó una bocanadas de aire y entonó: “Oh-oh-oh-ohioooo”..., sonaba la primera canción del disco, sonaba a la perfección, la voz de Wagner es perfecta, un instrumento mas que no debe tomarse a la ligera, las pausas y los silencios son tan importantes como las palabras, el grupo, que voy a decir, perfecto, no se puede tocar mejor, creando una atmosfera única. El cancionero se basó prácticamente en el disco “Oh”, casi sin sorpresas y por el mismo orden del disco sonaron las canciones de Ohio, me atrevería a destacar: Ohio, Slipped dissolved and loosed, National talk like a pirate day, A hold on you, Sharing a gibson with Martin Luther King Jr y Popeye. Todo transcurrió, tranquilo y sosegado, exceptuando un par de canciones donde Lambchop se soltó la melena y nos dejó encantados como en la tremenda Give It que editó Kurt en solitario con el grupo de electrónica X-press2 y que aquí en acústico te pone los pelos de punta, lástima que no se prodigaran mas en ese terreno, luego desparecieron del escenario y volvieron para regalarnos un par de canciones mas, la última, de verdadero escándalo. Una hora y media de reloj que supo a poco, una hora y media de deliciosa y magnífica música, elegante y llena de calidad, adulta, sin tonterías ni egos absurdos. Lambchop demostró sobre el escenario su calidad dándole otra dimensión a su nuevo disco, el cual después de este conciertazo aún me parece mejor. Gracias Kurt.

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