Doble sesión de Micah P. Hinson en Sidecar

Es extraño, al menos no es habitual que mientras escribo la crítica del concierto de Micah P.Hinson en la sala Sidecar de hoy, Micah esté al mismo tiempo volviendo a tocar en ella. No, no estamos en el día de la marmota, la explicación es bien sencilla, Hinson tenía programado un concierto en esta sala para las 10 de la noche, la venta en minutos, digo, en segundos, hizo que el bueno de Micah se replantease la opción de tocar otro concierto a las 19:30, un programa doble muy poco convencional para los tiempos que vivimos. Por suerte, rápidamente me hice con unas entradas para este primer pase, estaba algo confundido, aquel concierto en Bikini hace meses no me agradó, ni el sitio, ni el público, ni los temas elegidos, ni como los tocó ni la pose de estrellita que tuvo Hinson en todo el concierto, de todas maneras siempre que toca este tipo el nivel está asegurado, pero aquel día me dejó un mal sabor de boca. Así que me compré las entradas para el Sidecar, sitio que tampoco es que me apasione para un concierto. Las puertas abrieron casi a las siete, bajé con mi señora por las escaleras que conducen a la sala, me tomé unas cervecitas y esperamos cerca del escenario a que el maestro se dignase a salir. Como un reloj apareció Hinson a las siete y media con una americana muy ceñida a rayas marrones con un ligero toque escocés, una gorra a juego, una camisa negra y una corbata roja, todo ello a la sombra de sus increíbles gafas negras de pasta que tomaban todo el protagonismo. Sin duda es un tipo peculiar. La tarde prometía, se encendió su primer cigarro, fuma con boquilla, vaya crack!, y empezó el concierto con la acústica en brazos para no abandonarla jamás, el público extrañamente respetuoso hizo que la sala enmudeciera y sonaron las primeras notas, sonó dolorosamente perfecta “Tell me it ain’t so” de su último disco, el cual tocó casi enterito, sonaron por ejemplo “Come home quickly, darling”, “I keep having these dreams”, Throw the stone” o la magnífica “The fire came up to my knees”, todo ello salpicado con anécdotas e historias que divertían mucho al personal, en una de esas breves charlas apareció un tal Nicky con un banjo bajo el brazo y juntos tocaron varias canciones entre las que destaco “When we embraced” y “She down’t own me” de su espléndido anterior trabajo. El amigo Nicky desapareció y Hinson dio paso a un bloque de canciones íntimas y bellas tocadas magistralmente como “Brothers and sisters” y por supuesto “Beneath the rose”, luego un par de joyitas mas y Micah desapareció del escenario aunque los aplausos del respetable le hicieron regresar a los cinco minutos junto a Nicky para entregarnos una espectacular canción con un final apoteósico donde banjo y guitarra parecían pelear, bailar, discutir y reconciliarse al mismo tiempo, un gran final para un gran concierto que ahora mismo se está volviendo a repetir. Extrañamente inusual.

1 comentario:

  1. Claro!!! Como ahora compras entradas por sorpresa y no te acuerdas de invitar a quienes te hicieron descubrir al artista...!!

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