Blade Runner 2049 (2018)


Que las buenas y más originales ideas se encuentran en la televisión es, mal que les pese a muchos, una obviedad. El cine como lo conocíamos ha muerto. Las salas de cine están en extinción y únicamente resisten a base de blockbusters, normalmente de super héroes, o de remakes y retornos imposibles. La última moda es amarrase a una película de culto y seguir por ahí tirando de nostalgia. El resultado es normalmente una gran mierda, pues ni es un remake ni una secuela. Hablamos de coger la misma idea y volver a realizarla. No hablo de un nuevo comienzo como en Star Trek, sino más bien de lo penosa que resulta la nueva saga de Alien que vendieron como un nuevo mundo y es más de lo mismo pero mucho peor o lo de Star Wars que directamente es de vergüenza ajena, sí, otro malo con casco negro, otro niño que crece en un país desértico, unos robots graciosillos y una estrella de la muerte XXL. Penoso. Sin llegar a cotas de basura como en "Las Cazafantasmas", en este caso la pena de muerte debería ser válida. Así que cuando se comenta que habrá una secuela de "Blade Runner", un servidor que es ultrafan de aquella película, entra en hiperventilación pero gracias a una bolsa de papel y la noticia de que Dennis Villeneuve estaba detrás del asunto pude volver a respirar aunque con cierta intranquilidad. A Villeneuve se le respeta y se le empieza a querer en el hogar nikochiano, sus películas le avalan ya sea con "Prisioneros", "Sicario", "La llegada"... Vamos, que normalmente sus películas me gustan y de ser alguien creo que Villeneuve era una buena elección. Visto el resultado creo que sale ileso de la cometida. "Blade Runner 2049" es una película notable pero no es la "Blade Runner" de 1982. Estéticamente es estupenda. Vuelve a esa atmósfera, incluso la música conecta muy bien con su predecesora aunque Zimmer no llega a los niveles míticos de Vangelis. Tampoco nos engañemos. La historia es un refrito de lo que pasó y a donde se quiere llegar, es un querer y no poder, o tal vez sea un poder y no querer, porque si aquello funcionaba para qué arriesgarse. La historia es demasiado parecida y demasiado previsible. Ryan Gosling está correcto y transmite lo mismo que Harrison Ford entonces, o lo que es lo mismo: nada. Aquella insulsa interpretación de Harrison, que nadie sabe como pudo estar en tantas películas de éxito siendo tan mal actor, valió para que muchos especularan con lo que él era también un Replicante pero en esta secuela se encargan de desmentir esa teoría. Quién sí lo es, es Ryan Gosling, que aquí interpreta al agente K, quién tiene cierto paralelismo con el replicante Roy Batly (un Rudger Hauer mítico que quería ser más humano que los humanos) pero que se queda en nada o en poca cosa. Sorpresón con el papel de Ana de Armas, decepción con el de Jared Leto (actor sobrevalorado donde los haya) y ni fu ni fa con Mackenzie Davies, Sylvia Hokes y Robin Wright. En definitiva, esta secuela/remake/homenaje respeta al original y lo hace aún más grande. Es menos sorpresiva, mágica y enigmática, da demasiadas respuestas y plantea pocas preguntas. Pero es un buen film, puede incluso que más ciberpunk que su predecesora pero todo lo visto para bien o para mal es una repetición en cubierta. Falta algo de chispa, algo diferente, algo que rompa esa linealidad que dura casi tres horas para explicar nada. Recomendable para fans absolutos, sin miedo, no es un desastre, pero para aquellos nuevos en el mundo replicante, nada como el film de 1982. 

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