Estamos ante otro disco que inexplicablemente me quedó en el tintero el año pasado. Un disco de uno de mis favoritos en la sombra. De uno de los más interesantes e inclasificables cantautores de los últimos años. A Jim White no hace falta que le doremos la píldora. Sus obras hablan por sí mismas, ya sea "Wrong-eyed Jesus!" (1997), "Drill a hole in that substrace and tell me what you see" (2014), "Where it hits you" (2012) o el maravilloso "Take it like a man" del 2015 junto (o versus) The Packway Handle Band. El resto de su obra, no nos engañemos, no tiene desperdicio alguno, aunque algunos de sus discos como "Transnormal skiperoo" del 2007 no acabase por encandilarme del todo, aunque creo que fue más por el estado anímico de un servidor que por el propio disco. En cualquier caso, el californiano Michael Davies Pratt aka Jim White es todo un personaje, repleto de talento y buen gusto. Sus discos son muy esperados y después disfrutados a fuego lento en el hogar nikochiano, así que esta nueva colección de canciones que vuelve a girar entorno a las obsesiones personales de White (los gofres, los triángulos y Jesús) no iba a ser menos, el problema estuvo en la llegada del disco a casa, su escucha y la dura competencia en el mes de diciembre, aunque ha sido el mejor compañero para el inicio del nuevo año gracias a esa melancolía tan inglesa que bien sabe expresar este artistazo americano.
Jim White - Waffles, Triangles & Jesus (2017): 01.- Drift away/ 02.- Long long day/ 03.- Playing guitars/ 04.- Far beyond the spoken world/ 05.- Silver Threads/ 06.- Prisoners dilemma/ 07.- Reason to cry/ 08.- Wash away a world/ 09.- ET bass at last finds the woman of his dreams/ 10.- Here I am/ 11.- Sweet bird of mystery.
La inicial "Drift away" con su intro inicial casi navideña acaba siendo todo un torpedo musical gracias al banjo de White. Simplemente maravillosa, mágica, temón típico de la casa. "Long long day" es una autoversión de "Its been a long long day" de su trabajo "Transnormal Skiperoo", aquella notable canción que cerraba su disco del 2007. La juguetona y sonriente "Playing guitars" llega para alegrarnos la existencia. Nada nuevo. Nada rompedor. Solo artesanía sonora. Una puta delicia con la inestimable ayuda de esa musa indie llamada Holly Golightly. "Far beyond the spoken world" tiene ese toque folki desenfadado muy inglés, muy "Tull", seguro que a Ian Anderson le encanta este tema. El disco, para seros sincero, nunca llega a maravillar. Le falta ese punto extraordinario, ese plus que White sí ha conseguido en otras ocasiones pero para los seguidores como yo, puede llegar a ser suficiente para pasar un ratito estupendo, claro que no le veo mucho quilometraje a excepción de media docena de canciones. "Silver threads" es un buen rocanrolito al estilo de Jackson Browne que da paso a dos de los mejores temas del disco: "Prisoners dilemma" y "Reason to cry". Lo más destacable del final sea tal vez "Wash away a wold" con un sonido muy típico de White y su banjo locuelo. Y como no, el cierre con la maravillosa "Sweet bird of mystery", dedicada a su hija, que culmina así un disco interesante pero no redondo, un disco tal vez demasiado personal y con todos los ingredientes de White sin intentar nada nuevo. Demasiado casero, demasiado previsible, y en ocasiones monótono. Para fans de la americana rural, del americanismo, de los gofres, los triángulos y de Jesús.
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