Ya entrando en otoño uno recuerda como las noches calurosas de verano pueden llegar a ser largas. Los días más aún, con las niñas en la playa, luego piscina, bicicleta, paseos, comidas, cenas... uno llega a la noche que no se aguanta derecho. Una vez duermen, si uno es capaz de sacar fuerzas de donde ya no las hay es el momento perfecto para entregarse a alguna comedia televisiva con algo de chispa, ingenio y carisma. Muy difícil todo ello, pero de haberlas haylas. Me llega el soplo de "Lovesick" (Scrotal Recall creo es su título original) de la que Netflix presume de tener dos temporadas (tienen en espera la tercera) pero que al parecer nadie se ha dado cuenta lo buena que es. Dos temporadas de seis y ocho episodios respectivamente, de una media hora de duración cada uno. Una premisa tonta, una excusa pamplinera, la del joven con clamidia que decide avisar a sus ex para que también se hagan la prueba. Cada episodio recibe el nombre de una de esas chicas, cada mini historia es deliciosa, divertida, pero bajo esa linea argumental casi infantil hay otra historia fantástica que gira entorno al amor verdadero y casi prohibitivo. Ese chico, Dylan, comparte piso con dos amigos, con Luke (su mejor amigo) y con su amiga/amor imposible Evie. Reconozco que la serie me ha ido ganando poco a poco y que tardé en caer en sus garras pero ahora está entre mis comedias favoritas del año. Los secundarios como Angus o Abigail son demoledores, y a los protas, incluso a Luke les acabas amando con locura. Fantástica.
Lovesick
Ya entrando en otoño uno recuerda como las noches calurosas de verano pueden llegar a ser largas. Los días más aún, con las niñas en la playa, luego piscina, bicicleta, paseos, comidas, cenas... uno llega a la noche que no se aguanta derecho. Una vez duermen, si uno es capaz de sacar fuerzas de donde ya no las hay es el momento perfecto para entregarse a alguna comedia televisiva con algo de chispa, ingenio y carisma. Muy difícil todo ello, pero de haberlas haylas. Me llega el soplo de "Lovesick" (Scrotal Recall creo es su título original) de la que Netflix presume de tener dos temporadas (tienen en espera la tercera) pero que al parecer nadie se ha dado cuenta lo buena que es. Dos temporadas de seis y ocho episodios respectivamente, de una media hora de duración cada uno. Una premisa tonta, una excusa pamplinera, la del joven con clamidia que decide avisar a sus ex para que también se hagan la prueba. Cada episodio recibe el nombre de una de esas chicas, cada mini historia es deliciosa, divertida, pero bajo esa linea argumental casi infantil hay otra historia fantástica que gira entorno al amor verdadero y casi prohibitivo. Ese chico, Dylan, comparte piso con dos amigos, con Luke (su mejor amigo) y con su amiga/amor imposible Evie. Reconozco que la serie me ha ido ganando poco a poco y que tardé en caer en sus garras pero ahora está entre mis comedias favoritas del año. Los secundarios como Angus o Abigail son demoledores, y a los protas, incluso a Luke les acabas amando con locura. Fantástica.
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