Dicen que los Monos Árticos no tienen disco malo. Dicen que Alex Turner es un genio y que su mente creativa no descansa ni un solo segundo. Dicen que tiene un tacto divino y veneno en la piel, y dicen, dicen.. que sí, que sí... pero a mi su nuevo disco, "Tranquility Base Hotel & Casino", me dice: que no, que no. La primera escucha me descolocó e incluso consiguió que me cabreara. Cuando pensaba que nadie podía superar a Jack White... pues Alex Turner lo hace sin despeinarse ese melenón que luce y que envidio más que nada en el mundo. Creerse Bowie puede que le supere. Si Jack White piensa que puede ser Prince, Zappa y los LedZepp al unísono, parece que el bueno de Turner quiera ser poseído por el espíritu del Duque Blanco. La gran diferencia es que el nuevo disco de Alex Turner no es malo ni mucho menos porque como dicen muchos por ahí, los Monos Árticos no tienen disco malo. Claro que el despelote y la decepción vienen porque un servidor y media galaxia no esperábamos esto. Si Turner quería hacer un disco para escuchar follando o poscoital me parece correcto, aunque le haya salido un disco de bajón para escuchar después de un lamentable gatillazo. Es respetable y comprensible que quieras avanzar, cambiar, experimentar... pero puedes hacerlo bajo el nombre de otro proyecto, no con el de los Arctic Monkeys, dejando al pobre guitarra Jamie Cook en el paro. Porque..... donde coño están aquí las guitarras? Me parecería bien que Angus Young sacase un disco de sardanas eléctricas pero no bajo el nombre de AC/DC, me explico no?. Volviendo a Turner.... este disco debería ser una aventura en solitario, y es entonces cuando hablaríamos de otras cosas, en otros términos, con una vara de medir diferente pero siendo como es un disco de los Monos Árticos, uno no puede más que fruncir el ceño, tirarse de los pelos para finalmente desesperarse y tirar la toalla.
"Whatever people say..." (2006) y "Favourite Worst Nightmares" (2007) son dos discos inconmensurables, básicos y esenciales. Luego como sabéis bajaron un algo el listón en "Humbug" con Josh Homme en los controles (2009) y con el puro brittish de "Suck it and See" (2011) para volver a lo grande salvando el rock británico con el magnífico "AM" del 2013. La banda de Sheffield ha querido dar un paso más en su evolución, un paso creo que fallido. Interesante pero, para un servidor, decepcionante. Un disco que rezuma hastío, cansancio y puede que decepción por parte de un Turner que se disfraza de crooner moderno con guiños a Bowie en sus fraseos, falsetes y decadentes melodías pero sin la magia y la seductora voz de aquel. Y es que, escuchando el disco me viene a la cabeza que no me gustaría quedarme en el Hotel and Casino de Turner, y que sin duda este año prefiero quedarme en el Bar and Grill de Walter Martin (Reminisce Bar & Grill). Este disco de los Monos Árticos me ha quedado grande, me ha dejado chafado, casi al borde de la depresión. Y no miento si os digo que dudo lo escuche alguna vez más del tirón pues se hace más largo que un día sin pan. Puede que el hipsterismo lo aúpe y acabe siendo una obra maestra para muchos, no para mi, en los años venideros, pero dejarme que dude, dejarme que me equivoque. Ojalá me equivoque.
Arctic Monkeys - Tranquility Base Hotel & Casino (2018): 01.- Star Treatment/ 02.- One Point Perspective/ 03.- American Sports/ 04.- Tranquility Base Hotel & Casino/ 05.- Golden Trunks/ 06.- Four out of Five/ 07.- The World’s First Ever Monster Truck Front Flip/ 08.- Science Fiction/ 09.- She Looks Like Fun/ 10.- Batphone/ 11.- The Ultracheese.
Turner luce pelazo en un cuerpo de cocainómano de Los Ángeles de finales de los setenta principios de los ochenta. Allí, en L.A, es donde ha escrito la mayoría de canciones del disco y como decía Woody Allen en "Annie Hall": "quién quiere vivir en una ciudad cuya única ventaja cultural es poder girar a la derecha con el semáforo en rojo"?. Pero así es. Turner se ha instalado allí y allí le ha dado por seguir el hipsterismo de Father John Misty, y se ha creído el nuevo Bowie... y bueno, se ha impregnado de una extraña melancolía crooner, y aunque en sus letras haya mil y una referencias a nuestro presente futurista creo que resumiría muy bien la esencia del disco con otra frase de Allen en su obra maestra antes citada: "la vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza y, sin embargo, se acaba demasiado deprisa". Ese es el resumen, eso es lo que se te pasa por la cabeza al escuchar el disco, ese bajón optimista. Ni un solo riff. Ni un trallazo de rocanrol. Ni una pequeña muestra de lo que esperábamos. Ni un avance en forma de single, porque no hay single vendible, ni un disco de los Arctic Monkeys, porque esto no es un disco de los Arctic Monkeys sino uno de Turner en solitario rodeado por su banda. Ni más ni menos. Y yo quiero un disco de los Monos Árticos, o quería. Y a todo esto y con casi media docena de escuchas os he de confesar que el disco tampoco está tan mal pero como creo haber dicho no me veo escuchándolo dentro de un tiempo. Pasaré página y acabará en el olvido como aquel disco donde Turner se creyó Bowie.
La decadente "Star Treatment" abre el disco de manera pausada y algo colocada. Tema para una banda sonora postcoital con posible gatillazo, copa en mano, mirada al infinito y el muy manido: "es la primera vez que me pasa".... Sí. Es verdad que con las sucesivas escuchas le vas viendo los detalles, los pliegues, los devaneos de artistazo pero desgraciadamente no estoy en esa onda. Tal vez hasta el ecuador del disco mantengo la esperanza pero a partir de ahí se me hace pesado y cargante. "One point perspective" sí me gusta pero no me enamora. Y así podríamos hablar de cada canción. La que da nombre al disco es puro Bowie. Antes en "American Sports" jugaban a ser "La Iguana" del "Camaleón" con cierto éxito pero poca cosa más, sin gracia y sin chispa. En "Four out at five" sí hay ecos a los Monos Árticos de verdad, resulta como aire puro, como un vasito de cerveza en el desierto pero no deja de ser un espejismo. Y puede que lo más destacable de la segunda parte del disco sea la Lennoniana "The Ultracheese" que lo cierra. Estamos ante un disco en mi opinión fallido. Un disco suicida. Postcoital. Deprimente y tristón. Un disco para olvidar... o no. El tiempo dirá.
Este nuevo álbum de los Arctic es una verdadera joya y estoy seguro, sin exagerar, que va a configurar un hito histórico en el rock.
ResponderEliminarNo lo veo Daniel. No podría estar más en desacuerdo. Como digo en el posy espero equivocarme y tragarme mis palabras pero dudo que eso suceda. Veremos la evolución de Turner y su banda, creo que ha matado a los monos si estos no acceden a ser su banda de acompañamiento. Gracias por comentar. Saludos!
Eliminar