Por sentido común y prudencia no revelaré el nombre de quién me recomendó este film puesto que su vida, seguramente, correría peligro. No sé como no lo vi venir, o tal vez si lo sospechaba pero después de la vehemente recomendación hice caso omiso a mi intuición. Tu ya sabes quién eres, y sabes que tu credibilidad está por los suelos, no revelaré tu nombre por respeto y amistad aunque merecerías lo peor imaginable simplemente por recomendar a diestro y siniestro una película que roza lo ridículo sin abandonar lo soporífero. Más de dos horas de pestilente pseudo-aventura, que además cuentan proviene de un hecho real, bajo la dirección de James Gray (La noche es nuestra) y la actuación, por llamarlo de algún modo, de Charlie Hunnam visto en mierdas varios como el remake de "Papillon", "El rey Arturo" y los moteros anárquicos..... Un actor muy pero que muy malo que sustituyó a otro de un nivel parecido, Brad Pitt, que por cierto siguió en la producción. Si el nivel interpretativo está por los suelos el resto no le va a la zaga: el ritmo, la ambientación e incluso vestuario y maquillaje son de coña, solo hay que ver la barba de Pattison para desternillarse. Y digo esto porque no solo mi "amigo" habla de peliculón, muchos críticos hablan de clásico instantáneo, film elegante e hipnótico, equilibrio perfecto entre aventuras y poesía.... Joder, no sé que película han visto! La historia ni es "El Dorado" ni "El mundo perdido" de Doyle, ni nada parecido ni de lejos. Es un bodrio descomunal, ni más ni menos. Fallida como ella sola. Aburrida, adormilada, previsible y a veces ingenua y poco creíble. Nunca nos colma de aventura, nunca nos da un momento de tensión, ni de amor, ni de acción. Se limita a vagar por el tiempo con su disfraz de clásico de aventuras, pero un disfraz no es suficiente para engatusarme aunque a infinidad de personas les parezca estupenda, debo ser yo que tengo el gusto estropeado.
Dice Alex Turner en su nuevo disco con los Monos Árticos, su "Tranquility Hotel Base and Casino", que "sólo quería ser uno de los Strokes". No me cabe duda de que eso fuese cierto allá por 2001, cuando The Strokes lanzó su espléndido debut "Is this it", allá por 2001 cuando el futuro líder de los Arctic Monkeys contaba con tan solo 15 años. La banda de Julian Casablancas realizó un trabajo soberbio, imperecedero y eterno en el tiempo. Un clásico moderno que no envejece y mantiene la frescura y la fuerza de cuando se publicó. "Is this it" estaba lleno de sobresalientes temas, casi todos ellos posibles singles ya que tratamos con un disco que podría parecer una compilación de una banda añeja de la Gran Manzana de los setenta. Cerraban el disco con la brutal "Take it or leave it". Pura dinamita. Puro genio. Pura efervescencia rocanrolera. Puro duelo guitarrero y locura vocal de Casablancas. Inigualable.
Un lustro después de aquel disco Alex Turner debutó con su banda con otro debut antológico: Whatever people say I am, That's what I'm not (2006). Turner deslumbraba con un disco y unas canciones que eran pura Britania. Callejero, guitarrero, lleno de energía y con unas letras descomunales. Sin duda aquello que de adolescente escuchó de los Strokes lo supo llevar a su terreno, al de la Islas Británicas, entregando otro disco debut imprescindible que nadie en su sano juicio puede poner en duda y por supuesto dejar de escuchar. A partir de entonces la carrera de Turner sólo hace que crecer y experimentar. Hasta la llegada de su nuevo disco donde baja revoluciones, reflexiona sobre lo que quería o no ser hace años. Puede que ya no quiera ser uno de los Strokes, puede que incluso no quiera ser un Mono Ártico, puede que sólo quiera ser como Bowie aunque solo pueda ser Alex Turner.
Seas o no treky, si te gusta la ciencia-ficción, no deberías perderte la nueva serie dedicada al universo de la Alianza y sus míticas naves interestelares, los Klingon, los Vulcanos, y las mil y una razas y planetas imaginables. Las nuevas películas (sobretodo "Into Darkness") de mano de JJ Abrahams consiguieron que muchos nos volviésemos a interesar por Spock, el capitán Kirk y el Enterprise, así que en plena locura por las series era de esperar que tarde o temprano una nueva aventura Treky llegase a nuestros televisores, llevándose el gato al agua Netflix, la cual optó por primera vez por estrenar semanalmente un episodio y no toda la temporada (que consta de 14 episodios y se dio en dos partes de siete cada una) como es habitual. La historia ha sido creada por Alex Kurzman y Brian Fuller, y el estilo de ambos se nota muy mucho en la serie, serie que prescinde del Enterprise y nos da una aventura con una nueva nave, la Discovery, y una nueva tripulación, donde el protagonista no es el capitán, y tampoco es "él", aunque su personaje tenga nombre masculino. Y es que nuestro protagonista, Michael, es una chica, y esta interpretada de manera solvente por Sonequea Martin-Green. Cabe destacar la presencia, siempre bienvenida, de Jason Isaacs, aunque en general nos extraña la falta de caras conocidas. Iré al grano. Esta "discovery" quiere dar un giro a la historia pero sin ser infiel a los millones de seguidores, para acabar haciendo lo mismo de siempre. Nada que reprochar. Si la cosa funciona.... Y sí, funciona o funciona a medias porque en muchas ocasiones las decisiones que toman los personajes son absurdas y los giros de guión también, pero claro, esto no es The Wire sino una serie en la linea de Netflix más juvenil que adulta sobre planetas, extraterrestres y saltos interespaciales. Se pierde un poco a medio camino pero retoma muy bien la buena senda casi hacia el final. No es de mis series preferidas pero reconozco que veré su segunda temporada, más aún cuando el cruce entre la Discovery y el Enterprise estaba a punto de producirse y nuestra Michael podría cruzarse con su hermanastro Spock. Con este pequeño spoiler os dejo, sin dejar de decir que uno prefiere antes que esta Star Trek a The Expanse. Dicho queda.
Dicen que los Monos Árticos no tienen disco malo. Dicen que Alex Turner es un genio y que su mente creativa no descansa ni un solo segundo. Dicen que tiene un tacto divino y veneno en la piel, y dicen, dicen.. que sí, que sí... pero a mi su nuevo disco, "Tranquility Base Hotel & Casino", me dice: que no, que no. La primera escucha me descolocó e incluso consiguió que me cabreara. Cuando pensaba que nadie podía superar a Jack White... pues Alex Turner lo hace sin despeinarse ese melenón que luce y que envidio más que nada en el mundo. Creerse Bowie puede que le supere. Si Jack White piensa que puede ser Prince, Zappa y los LedZepp al unísono, parece que el bueno de Turner quiera ser poseído por el espíritu del Duque Blanco. La gran diferencia es que el nuevo disco de Alex Turner no es malo ni mucho menos porque como dicen muchos por ahí, los Monos Árticos no tienen disco malo. Claro que el despelote y la decepción vienen porque un servidor y media galaxia no esperábamos esto. Si Turner quería hacer un disco para escuchar follando o poscoital me parece correcto, aunque le haya salido un disco de bajón para escuchar después de un lamentable gatillazo. Es respetable y comprensible que quieras avanzar, cambiar, experimentar... pero puedes hacerlo bajo el nombre de otro proyecto, no con el de los Arctic Monkeys, dejando al pobre guitarra Jamie Cook en el paro. Porque..... donde coño están aquí las guitarras? Me parecería bien que Angus Young sacase un disco de sardanas eléctricas pero no bajo el nombre de AC/DC, me explico no?. Volviendo a Turner.... este disco debería ser una aventura en solitario, y es entonces cuando hablaríamos de otras cosas, en otros términos, con una vara de medir diferente pero siendo como es un disco de los Monos Árticos, uno no puede más que fruncir el ceño, tirarse de los pelos para finalmente desesperarse y tirar la toalla.
"Whatever people say..." (2006) y "Favourite Worst Nightmares" (2007) son dos discos inconmensurables, básicos y esenciales. Luego como sabéis bajaron un algo el listón en "Humbug" con Josh Homme en los controles (2009) y con el puro brittish de "Suck it and See" (2011) para volver a lo grande salvando el rock británico con el magnífico "AM" del 2013. La banda de Sheffield ha querido dar un paso más en su evolución, un paso creo que fallido. Interesante pero, para un servidor, decepcionante. Un disco que rezuma hastío, cansancio y puede que decepción por parte de un Turner que se disfraza de crooner moderno con guiños a Bowie en sus fraseos, falsetes y decadentes melodías pero sin la magia y la seductora voz de aquel. Y es que, escuchando el disco me viene a la cabeza que no me gustaría quedarme en el Hotel and Casino de Turner, y que sin duda este año prefiero quedarme en el Bar and Grill de Walter Martin (Reminisce Bar & Grill). Este disco de los Monos Árticos me ha quedado grande, me ha dejado chafado, casi al borde de la depresión. Y no miento si os digo que dudo lo escuche alguna vez más del tirón pues se hace más largo que un día sin pan. Puede que el hipsterismo lo aúpe y acabe siendo una obra maestra para muchos, no para mi, en los años venideros, pero dejarme que dude, dejarme que me equivoque. Ojalá me equivoque.
Arctic Monkeys - Tranquility Base Hotel & Casino (2018): 01.- Star Treatment/ 02.- One Point Perspective/ 03.- American Sports/ 04.- Tranquility Base Hotel & Casino/ 05.- Golden Trunks/ 06.- Four out of Five/ 07.- The World’s First Ever Monster Truck Front Flip/ 08.- Science Fiction/ 09.- She Looks Like Fun/ 10.- Batphone/ 11.- The Ultracheese.
Turner luce pelazo en un cuerpo de cocainómano de Los Ángeles de finales de los setenta principios de los ochenta. Allí, en L.A, es donde ha escrito la mayoría de canciones del disco y como decía Woody Allen en "Annie Hall": "quién quiere vivir en una ciudad cuya única ventaja cultural es poder girar a la derecha con el semáforo en rojo"?. Pero así es. Turner se ha instalado allí y allí le ha dado por seguir el hipsterismo de Father John Misty, y se ha creído el nuevo Bowie... y bueno, se ha impregnado de una extraña melancolía crooner, y aunque en sus letras haya mil y una referencias a nuestro presente futurista creo que resumiría muy bien la esencia del disco con otra frase de Allen en su obra maestra antes citada: "la vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza y, sin embargo, se acaba demasiado deprisa". Ese es el resumen, eso es lo que se te pasa por la cabeza al escuchar el disco, ese bajón optimista. Ni un solo riff. Ni un trallazo de rocanrol. Ni una pequeña muestra de lo que esperábamos. Ni un avance en forma de single, porque no hay single vendible, ni un disco de los Arctic Monkeys, porque esto no es un disco de los Arctic Monkeys sino uno de Turner en solitario rodeado por su banda. Ni más ni menos. Y yo quiero un disco de los Monos Árticos, o quería. Y a todo esto y con casi media docena de escuchas os he de confesar que el disco tampoco está tan mal pero como creo haber dicho no me veo escuchándolo dentro de un tiempo. Pasaré página y acabará en el olvido como aquel disco donde Turner se creyó Bowie.
La decadente "Star Treatment" abre el disco de manera pausada y algo colocada. Tema para una banda sonora postcoital con posible gatillazo, copa en mano, mirada al infinito y el muy manido: "es la primera vez que me pasa".... Sí. Es verdad que con las sucesivas escuchas le vas viendo los detalles, los pliegues, los devaneos de artistazo pero desgraciadamente no estoy en esa onda. Tal vez hasta el ecuador del disco mantengo la esperanza pero a partir de ahí se me hace pesado y cargante. "One point perspective" sí me gusta pero no me enamora. Y así podríamos hablar de cada canción. La que da nombre al disco es puro Bowie. Antes en "American Sports" jugaban a ser "La Iguana" del "Camaleón" con cierto éxito pero poca cosa más, sin gracia y sin chispa. En "Four out at five" sí hay ecos a los Monos Árticos de verdad, resulta como aire puro, como un vasito de cerveza en el desierto pero no deja de ser un espejismo. Y puede que lo más destacable de la segunda parte del disco sea la Lennoniana "The Ultracheese" que lo cierra. Estamos ante un disco en mi opinión fallido. Un disco suicida. Postcoital. Deprimente y tristón. Un disco para olvidar... o no. El tiempo dirá.
Lejos del soporífero pastiche que fueron los episodios I, II y III, la trilogía que debería dar cierre a la saga intergaláctica más famosa de la historia (perdónenme Trekis) es puro espectáculo pero como ya vimos en el episodio VII, The Force Awakens, las buenas ideas lucen por su ausencia. En "Los últimos Jedi" nos encontramos sin la descarada copia que fue el inicio de la saga con la tercera trilogía pero seguimos sin dar pie con bola y mareando la perdiz. No hay aquí una Estrella de la Muerte XXL pero tampoco hay ideas ni un guión medio decente. Seguimos tirando de refrito y de plagios semi-descarados que esta vez no acaban funcionando tan bien como en la anterior película o puede que sí y lo que ha cambiado es el efecto sorpresa/ilusión. Hay muchas ganas de gustar, de gustar a todos. Hay por tanto guiños a anteriores personajes, otros nuevos que recuerdan a los míticos, nuevos monstruitos, innumerables cameos .... demasiadas bromitas tontas.... un entrenamiento donde hasta aparece Yoda, una nueva incursión en una nave rival, la muerte absurda del que pensábamos era el malo malísimo, un jugar con quién es el padre de la poderosa nueva Jedi, el adiós de Luke.... el adiós por tanto de Mark Hammill que vuelve a demostrar que es un pésimo actor aunque le queramos mucho por ser uno de los Kinkis más visibles. El film es decepcionante. En eso no hay debate alguno. Más de lo mismo. Refrito. Comida fría. Ingenua y plana pero apabullante en lo visual. Poco más que decir, solo desear ver la última de sus películas para terminar la saga y que nos expliquen los cuatro flecos que quedan pendientes aunque mucho me temo que no abandonarán la gallina de los huevos de oro y habrá muchas más películas, ya sean oficiales de la saga o paralelas... que la fuerza nos acompañe.
Llegó el buen tiempo, llegó la primavera. Aquí llega el Sol que cantaban los Beatles... Y con ese florecer y esa luz cálida y necesaria me hace repescar antiguos discos de felicidad americana. Miro los discos de mi colección y mi vista se centra en Zoe Muth, y visto como me gustó el disco "Stitch of the world" de Tiff Merritt (favoritísimo del año pasado) y lo que amo a Eilen Jewel pues no me queda otro que repescar su "Starlight Hotel" y cerrar el círculo de mis tres preferidas jóvenes damas de la música de raíces americana. Recuerdo pensar que con una portada tan sensacional ese disco debía ser mío. Daba igual que el autor del disco, autora en este caso, fuese desconocido para mis oídos como lo era también el estilo del artefacto en cuestión pues esa portada había despertado en mi interior ese viejo instinto de compra arriesgada y caprichosa. Me hice con el disco y me enamoré de Zoe. Después de eso me enteré de su amistad con Eilen Jewell y ambas comenzaron a formar parte de mi dieta musical, aunque con el tiempo tengo que reconocer mi predilección por Eilen pues "Queen of the minor key" (2011), "Sundown over ghost town" (2015) son dos razones de peso, alo que hay que añadir su disco de versiones del año pasado, su "Down heart blues", aunque el disco que nos ocupa, este "Starlight Hotel" es en mi opinión algo superior o al menos tiene esa magia que puede que le falten a los otros, o simplemente sea una manía personal, pues adoro este disco. Curiosamente no es el primer trabajo de Zoe Muth, en 2009 apareció su disco debut junto a The Lost High Rollers que fue reeditado posteriormente, y en 2014 confirmó lo escuchado con un excelente tercer disco: World of Strangers. En medio, un EP llamado "Old Gold" (2012) y el maravilloso "Starlight Hotel" que hoy nos ocupa y del que os quería hablar brevemente.
Zoe Muth and The Lost High Rollers - Starlight Hotel (2011): 01.- I've Been Gone/ 02.- Whatever's Left/ 03.- Let's Just Be Friends For Tonight/ 04.- Before The Night Is Gone/ 05.- Harvest Moon Blues/ 06.- New Mexico/ 07.- If I Can't Trust You With A Quarter/ 08.- Tired Worker's Song/ 09.- Starlight Hotel/ 10.- Come Inside.
La cantante originaria de Seattle entregó con "Starlight Hotel" un sensacional álbum heredero del country folk americano de bar de carretera, de caravana, de cerveza y revolcón matinero, de desengaño y desamor. Ofreciéndonos un repertorio de lujo que recordaba a los grandes y no escondía influencias, desde Emmylou a Lucinda, pasando por papá Bob y Van Zandt, y hasta rememorando el sonido Cash trompetas mediante en alguna que otra canción. Todo muy bien presentado y empaquetado, adornado con una voz de lujo que hace de “Starlight Hotel” una joya oculta a descubrir. Un disco de esos que te arrancan la sonrisa y te obligan a ser feliz, al menos durante el tiempo que dura su maravillosa música. Ya desde la canción inicial uno sabe que disfrutará a lo grande. Suenan trompetas fronterizas y guitarras al galope, y la voz de Zoe nos reconforta como hacía mucho tiempo que no recordaba. “I’ve been gone” es un temazo, no me canso de escucharlo. Una pequeña joya que, como os digo, esboza en mi cara una sonrisa placentera. En el disco encontraremos todo aquello que amo de la música americana, además de ese rollo americano countril, hay mandolinas, trompetas, guitarritas y el clásico sonido de pedal steel. Lujazo, lujazo. El disco poco a poco y a cada escucha te va ganando y llevando al huerto, así encontraremos melodías fantásticas como la de “Whatever’s Left” sin duda una de mis favoritas del paquete, a medio camino del country y el pop. “Let’s just be friends for tonight” que es una delicia con un estribillo muy a lo Lucinda, o las inconmensurables baladas “Before the night is gone” y “If I can’t trust you with a quarter” que ponen el listón muy alto con un country maravilloso, de etiqueta. Quedan más sorpresas, más joyas ocultas como por ejemplo "New Mexico", o la deliciosa "Harvest moon blues". Uno de los mejores temas del disco es el que le da nombre. "Starlight Hotel" es simplemente redonda, y el cierre con "Come inside" nos invita a volver una y otra vez al Hotel de la luz de las estrellas, al mejor disco de Zoe Muth, a este maravilloso artefacto perfecto para los primeros calores primaverales. Felicidad y belleza en estado puro.
*Post aparecido originalmente en Exile SHMagazine por Nikochan
Una de las grandes sorpresas de HBO que tenía pendiente y que no paraban de recomendarme era la serie creada por Paolo Sorrentino sobre la Iglesia y el Papa. La serie es una producción italiana pagada por el sospechoso habitual Jaume Roures que tirando de chequera consiguió a Jude Law para el papel principal (Papa Pío XIII/Lenny Belardo) y Diane Keaton (hermana Mary) más una serie de secundarios gloriosos como James Cromwell, Javier Cámara y un espléndido y descomunal Silvio Orlando que construye un insuperable Cardenal Voiello. Sin duda estamos ante una serie Top. Una de las mejores y más inteligentes series que uno pueda ver en la actualidad. Lo extraño es que visto lo visto nadie haya protestado, y puede que aunque les gustaría poner a la serie de vuelta y media creen que es mejor no darle cancha puesto que es difícil que salga del circuito privado de HBO y por tanto la acaben viendo unos pocos de miles, que en definitiva y mundialmente son pocos. La serie es compleja, es inteligente y visualmente es un placer, no está exenta de buen humor y surrealismo , ya digo, para mi es una de las grandes sorpresas de los últimos años y mi única pega son los dos últimos episodios o más bien el último donde la historia flaquea un algo. Creo que la serie va de más a menos pero siempre se mueve en el sobresaliente. No quiero destripar mucho la historia, pero si no la habéis visto no sigáis leyendo a partir de ahora porque os diré que sí habrá una segunda temporada donde no saldrá Jude Law, y que llevará por título de "The New Pope", así que ya podéis imaginar por donde irán los tiros. Recomendable para aquellos a los que las neuronas aún les funcionan. Genial.
Seguramente la banda de rock originaria de Philadelphia (Pennsylvania) es el secreto mejor guardado de la música de la última década. Me declaro fan absoluto de Scott McMicken, Tobey Leaman, Zack Miller, Eric Slick, Franck McElroy y de todos aquellos que en algún momento formaron parte de una banda que suena a tradición americana sin olvidarse de los eternos e inigualables Beatles. A pesar que se estrenaron en 2002 con "Toothbrush" no fue hasta la aparición de su segundo disco que lograron cierta audiencia y reconocimiento, fue con "Easy Beat" en 2005 cuando muchos musiqueros descubrieron y empezaron a seguir la pista de una banda que prometía mucho pero que estaba dando sus primeros pasos y tenía todo por hacer. Yo, lo reconozco, no soy de ese grupo puesto que un servidor les descubrió con el maravilloso, mágico e indispensable "Fate" del 2008. Me caló tanto que luego encadené "Easy Beat", el debut, y "We all belong" (2007), y ya no he podido dejar de amarlos. De esos primeros discos, "Fate", sigue siendo mi favorito pero conforme iban pasando los años y los discos creo que Dr Dog sólo han sabido mejorar, ya sea con "Shame, Shame" (2010), "Be the void" (2012), "B-Room" (2013), "The Psychedelict Swamp" y "Abandoned Mansion" ambos del 2016. En ese año llegaron por partida doble. Repescando y regrabando sus viejas canciones olvidadas en "The Psychedelict Swamp" y entregando un disco precioso sin aviso previo y casi sin soporte físico como fue "Abandoned Mansion", sin duda una de sus joyas. Dos discos diferentes, diametralmente opuestos en cuanto a concepción y sonido, pero con un mismo ADN, así que no sorprende que su nuevo disco, el que nos ocupa, su "Critical Equation" tenga un poco de cada uno, una mezcla coherente y en su justa medida que sigue sonando a Dr Dog, que gustará a fans, que acabarás amando, que sigue avanzando y formando parte de una discografía envidiable. El "psychedelict" fue un adiós con el sello "Anti", y parece que ese rescate fue para cerrar contrato y el sorpresivo "Abandoned Mansion" fue el inicio con el sello "We buy gold Records" con los que han repetido en su nuevo disco. El disco está producido por Gus Seyffert (conor Oberst, Beck, Adele, Elvis Perkins, Michael Kiwanuka....); y la autoría de canciones las firman como banda, a la antigua usanza, aunque está claro quién es el responsable de cada una, y siguen repartiéndose entre McMicken y Leaman la voz cantante, y aunque el pequeñín de Scott siempre se lleve el trozo más grande del pastel yo no sé por cual inclinarme, no puedo decidirme cual de los dos me gusta más.
Dr Dog - Critical Equation (2018): 01.- Listening In/ 02.- Go Out Fighting/ 03.- Buzzing in the Light/ 04.- Virginia Please/ 05.- Critical Equation/ 06.- True Love/ 07.- Heart Killer/ 08.- Night/ 09.- Under the Wheels/ 10.- Coming Out of the Darkness.
La atmosférica "Listening in" abre espléndidamente con unos teclados poderosos de otra década un disco que sabe a gloria. A tradición vestida de modernidad. A inmersión en un sonido propio que les caracteriza y define como banda pero que bebe sin disimulo de Beatles y de otras bandas más modernas como por ejemplo Wilco, pero siempre a su manera, con sus maravillosas letras y su tímida psicodélia. "Listening In" es un inicio perfecto. Musicalmente suena estupenda y por supuesto los coros, y los cambios de ritmo deslumbran. La sencillez que enamora. Lujo. La entrada de "Go out fighting" es deslumbrante. Al principio descoloca pero tiene ese regusto a Lennon que me vuelve tarumba. Seguro que al bueno de John le encantaría este tema, muy suyo, muy del Beatle John... con eso ya lo decimos todo. Tema buenísimo. "Buzzing in the light" es de una melodía arrebatadora digna de su "Fate", una de mis favoritas del disco, y es que cuando baladean me vuelven loco, además tiene ese toque a Tweddy que es tanto de mi agrado, incluso por momentos recuerdan a la banda de Jeff cuando esta se pone de lo más clasicorro. Eso sí, sigue sonando a Beatle, a Abbey Road, con su batería descomunal y esos coros que remiten a aquel mítico disco. Otra de mis favoritas es sin duda "Virginia Please" que originalmente debía ser un tema instrumental y que ahora luce muy cool. La canción que da nombre al disco, "Critical equation", suena a sixtie total. Suena a siesta psicodélica, a amanecer placentero, perezoso y lisérgico. Maravillosa. "True Love" es una canción típica de Leaman donde no le cuesta lucirse, de enganche fácil y de escucha agradable que tiene un crescendo enérgico delicioso. Estos temas son pura medicina del Dr Dog. "Heart Killer" es un pelotazo estratosférico que recuerda como bien he leído por ahí a las locuras de Cheap Trick. Encaminándonos al final nos encontramos con "Night" y "Under the Wheels". La primera es una balada acústica de las que ponen los pelos de punta y la piel de gallina. Preciosa. Mientras que la segunda luce con sencillez un rocanrol viejuno pasado por un filtro de modernidad, es decir, un tema clasicón puesto al día. Llegamos al final con un tema espléndido, con "Coming out the darkness", con otro tema atmosférico muy marca de la casa, muy "Fate" otra vez. Otra delicia, otra maravilla, otra joya de las que me enamoran y me vuelven loco. En definitiva, otro discazo más de Dr Dog. Amo a esta banda.
La atmosférica "Listening in" abre espléndidamente con unos teclados poderosos de otra década un disco que sabe a gloria. A tradición vestida de modernidad. A inmersión en un sonido propio que les caracteriza y define como banda pero que bebe sin disimulo de Beatles y de otras bandas más modernas como por ejemplo Wilco, pero siempre a su manera, con sus maravillosas letras y su tímida psicodélia. "Listening In" es un inicio perfecto. Musicalmente suena estupenda y por supuesto los coros, y los cambios de ritmo deslumbran. La sencillez que enamora. Lujo. La entrada de "Go out fighting" es deslumbrante. Al principio descoloca pero tiene ese regusto a Lennon que me vuelve tarumba. Seguro que al bueno de John le encantaría este tema, muy suyo, muy del Beatle John... con eso ya lo decimos todo. Tema buenísimo. "Buzzing in the light" es de una melodía arrebatadora digna de su "Fate", una de mis favoritas del disco, y es que cuando baladean me vuelven loco, además tiene ese toque a Tweddy que es tanto de mi agrado, incluso por momentos recuerdan a la banda de Jeff cuando esta se pone de lo más clasicorro. Eso sí, sigue sonando a Beatle, a Abbey Road, con su batería descomunal y esos coros que remiten a aquel mítico disco. Otra de mis favoritas es sin duda "Virginia Please" que originalmente debía ser un tema instrumental y que ahora luce muy cool. La canción que da nombre al disco, "Critical equation", suena a sixtie total. Suena a siesta psicodélica, a amanecer placentero, perezoso y lisérgico. Maravillosa. "True Love" es una canción típica de Leaman donde no le cuesta lucirse, de enganche fácil y de escucha agradable que tiene un crescendo enérgico delicioso. Estos temas son pura medicina del Dr Dog. "Heart Killer" es un pelotazo estratosférico que recuerda como bien he leído por ahí a las locuras de Cheap Trick. Encaminándonos al final nos encontramos con "Night" y "Under the Wheels". La primera es una balada acústica de las que ponen los pelos de punta y la piel de gallina. Preciosa. Mientras que la segunda luce con sencillez un rocanrol viejuno pasado por un filtro de modernidad, es decir, un tema clasicón puesto al día. Llegamos al final con un tema espléndido, con "Coming out the darkness", con otro tema atmosférico muy marca de la casa, muy "Fate" otra vez. Otra delicia, otra maravilla, otra joya de las que me enamoran y me vuelven loco. En definitiva, otro discazo más de Dr Dog. Amo a esta banda.
Me habían hablado muy bien de ella. Me la habían puesto por las nubes, y siendo del género que es, era imposible negarse a su visionado. Con guión y dirección de Robert Eggers, el film "The Witch" consiguió ser galardonado como mejor película del festival de Sundance de su año gracias a una historia simple pero muy bien plasmada para ser una ópera prima, así que habrá que estar muy atentos a lo próximo del señor Eggers. No situamos en Nueva Inglaterra a principios del siglo XVII, donde la religión y las creencias populares dominan la sociedad, por esos motivos religiosos una familia con cinco hijos es expulsada de la comunidad y deciden ir a vivir al bosque. Todo parece idílico hasta que los cultivos dejan de crecer y su bebé desaparece misteriosamente.... No quiero explicar nada más pero esa tensión terrorífica sin casi enseñarnos nada es una delicia para los amantes del género. Visualmente es arrebatadora, su ritmo lento encaja perfectamente con una historia en la que la tensión puede cortarse a cuchillo. Demostrando que no hacen falta efectos especiales sino una buena historia y dirección, aquí con cuatro leyes básicas de dirección ofrece todo un espectáculo. Estamos ante una pequeña joya que ganará con el tiempo y sin duda se convertirá en pieza de culto.
Hace nada más y nada menos que quince años que sigo al cantautor de Nebraska, afincado en la costa valenciana, Josh Rouse. Aquel maravilloso disco de esencia setentera llamado "1972" (2003) hizo que me fijase en él y que hasta el día de hoy siga sus pasos y le perdone sus pecados. Aquel disco que data del 2003 es para mí su mejor disco y un auténtico clásico moderno, puede que con el siguiente álbum, otra joya que responde al nombre de "Nashville" (2005), se confirmase como uno de los más interesantes cantautores de su generación, más pop que folk pero indudablemente con una calidad pasmosa. Su problema es básicamente que es un hombre muy soso, sin gracia, sin chispa. Sus conciertos carecen de magia y no dan ganas ni de ir a saludarle e intentar compartir con él unas palabras. Sobre sus discos no hay duda. Exceptuando su época de Turista/Paellador y su unión con The Long Vacations (qué daño hace a veces la influencia del amor....) su carrera es notabilísima. Además de los dos discos anteriormente comentados es indispensable no olvidar su tripleta inicial: "Dressed up like in Nebraska (98), "Home" (00) y sobretodo "Under Cold Blue Stars" (02); confirmando que después de "Nashville" y a pesar que en "Subtítulo" encontramos alguna joyita toda fue cuesta abajo, pareciendo que la creatividad y la inspiración habían desaparecido. Para nuestra suerte en sus dos últimos trabajos, "The Happiness Waltz" (13) y en mayor medida "The Embers of Time" (15), se apreciaba una subida de calidad que hacía pensar en la plena recuperación de Josh, yo creo sin duda que le hemos recuperado para los buenos discos. Y es cuando anuncia su siguiente trabajo, el que nos ocupa, su "Love in the modern age". Y las dudas nos asaltan a casi todos cuando según la prensa Rouse ha creado un disco con aroma ochentero, sonido que se lleva mucho últimamente. Miedo, pánico y estupor. Un cambio de estilo, de fondo, pero volviendo a la idea de volver a dedicarle un disco, como ya hizo en "1972" a un sonido de otra década. Después de varias escuchas creo que no es precisamente el mejor disco de Rouse pero desde luego aplaudo su valentía y en general (con la boca pequeña) puedo decir que me gusta su nueva colección de canciones aunque bien es cierto que no le veo mucho recorrido al disco, tan poco como ninguno.
La inicial "Salton Sea" no es para nada de mi agrado. Ese sonido ochentero de puticlub barato no me gusta nada. Ha tenido la misma idea que The Decemberists pero no le ha salido igual el invento. El tema es para olvidar y por suerte con "Ordinary people, ordinary live" lo arregla, gracias sin duda a una melodía digna del mítico Casio PT1 que se engancha cual sanguijuela y no te suelta. El siguiente tema es el que da nombre al disco. Decente e interesante pura radiofórmula de la época con saxofón de aquí te pillo aquí te mato incluido. La idea de ir haciendo temas que recuerden a los que podían sonar durante aquella época hace que podamos hablar de mini-album conceptual. Desde luego consigue teletransportarnos a otra época, sobretodo cuando suena la que para mi es la mejor canción del disco, hablo de "Businessman" que sin duda en la época hubiese sido todo un pelotazo radiofónico. El disco sigue avanzando sin darnos ninguna alegría memorable, todo fluye agustito, con sonidos amables y guiños a esto o aquello. Easy-listening sin historia. "Women and the wind" me gusta, tiene una estructura típica de Rouse pero vestida de "ochentas" y creo hubiese sido mejor con toques folk, imaginarla con los arreglos de "1972" no le hubiese venido mal. De lo que queda poco que destacar, "Tropic moon" y "I'm your man" son resultonas pero nada más, "Hugh and kisses" es regulera y tal vez "There was a time" es lo más parecido al Rouse de siempre, al que de verdad nos gusta porque este "Love in the modern age" no pasará a la historia, ni creo que vaya a formar parte de mi colección de discos ni creo lo escuche dentro de unas semanas. Amable y retro, poco más.
La inicial "Salton Sea" no es para nada de mi agrado. Ese sonido ochentero de puticlub barato no me gusta nada. Ha tenido la misma idea que The Decemberists pero no le ha salido igual el invento. El tema es para olvidar y por suerte con "Ordinary people, ordinary live" lo arregla, gracias sin duda a una melodía digna del mítico Casio PT1 que se engancha cual sanguijuela y no te suelta. El siguiente tema es el que da nombre al disco. Decente e interesante pura radiofórmula de la época con saxofón de aquí te pillo aquí te mato incluido. La idea de ir haciendo temas que recuerden a los que podían sonar durante aquella época hace que podamos hablar de mini-album conceptual. Desde luego consigue teletransportarnos a otra época, sobretodo cuando suena la que para mi es la mejor canción del disco, hablo de "Businessman" que sin duda en la época hubiese sido todo un pelotazo radiofónico. El disco sigue avanzando sin darnos ninguna alegría memorable, todo fluye agustito, con sonidos amables y guiños a esto o aquello. Easy-listening sin historia. "Women and the wind" me gusta, tiene una estructura típica de Rouse pero vestida de "ochentas" y creo hubiese sido mejor con toques folk, imaginarla con los arreglos de "1972" no le hubiese venido mal. De lo que queda poco que destacar, "Tropic moon" y "I'm your man" son resultonas pero nada más, "Hugh and kisses" es regulera y tal vez "There was a time" es lo más parecido al Rouse de siempre, al que de verdad nos gusta porque este "Love in the modern age" no pasará a la historia, ni creo que vaya a formar parte de mi colección de discos ni creo lo escuche dentro de unas semanas. Amable y retro, poco más.
Josh Rouse - Love in the Modern Age (2018): 01.- Salton Sea/ 02.- Ordinary People, Ordinary Lives/ 03.- Love in the Modern Age/ 04.- Businessman/ 05.- Women and the Wind/ 06.- Tropic Moon/ 07.- I’m Your Man/ 08.- Hugs and Kisses/ 09.- There Was a Time
La asociación entre Netflix y BBC siempre es bienvenida. Un servidor es un apasionado de las miniseries inglesas y cuando descubro la serie de SJ Clarkson y David Hare "Collateral" no puedo resistirme y acabo merendándome sus cuatro capítulos de una sentada. Estamos ante una serie coral, aunque sí tenemos una protagonista, la detective Kip Glaspie (Carey Mulligan). quién se ocupa de un caso de asesinato al parecer al azar a un pizzero pero todo se complica al descubrir que era un imigrante ilegal sirio, etc, etc... Lo de Carey Mulligan es de traca. Está fantástica. Un servidro la recuerda de "Drive" pero sin duda está llevando una carrera interesantísima. Luego le siguen los secundarios, que están magníficos. Su importancia es absoluta puesto que la historia es bastante coral. De entre todos la cara más conocida son las de John Simm y Billie Piper pero casi todas las caras nos sonarán de buenas producciones inglesas. La serie que tiene un inicio algo absurdo y poco interesante se acaba convirtiendo en una espectacular trama política y detectivesca que se centra en la inmigración ilegal para acabar entregándonos una reflexión de nuestros tiempos, del poder, del concepto de país, etc, etc.. El único fallo es que no todas las pequeñas historias están tan bien ligadas como nos gustaría y a veces (pocas) se dispersa un algo. De todas manera tanto el guión, el tono, el ritmo son altamente recomendables y si a uno le gustan las miniseries inglesas debería marcar está como imprescindible.
"... the deconstruction has begun..."
Cuatro años después de sus cuentos con moraleja, Mark Oliver Everett y sus anguilas se han roto en mil y un pedacitos para volver a montarse de igual manera pero diferente. Así que Mr E ha llegado a la conclusión que la deconstrucción era sin duda su única salida para volver a ser quién era y no convertirse en una sombra de lo que fue. Su nueva colección de canciones es estupenda que nadie se lleve a engaño. Suena a Eels porque es puro Eels. No quiere sonar a nada más pero tal vez necesitaba de un reinicio, de un nuevo comienzo, y tal vez por eso todo lo que escucharemos en este disco tiene ese aroma a déjà vu, a auto-homenaje pero para nada a piloto automático. Encontramos todas sus señas de identidad, todos sus trucos y todo su romanticismo a la hora de escribir. No encontraremos otro "Electro-Shock blues" (1998) pero es que eso es francamente imposible, pero sí que el resultado final no está lejos de "Daisies of the Galaxy", "Hombre Lobo", "Wonderful, Glorious" o "The Cautionary Tales", tal vez no llegue al nivel de ellos o tal vez sí puesto que cada vez que lo escucho me atrapa más y más, pero desde luego tiene un poquito de cada uno de ellos y es por eso que muchos les acusan de repetitivos o faltos de ideas. No es mi caso. Yo lo veo como una deconstrucción en toda regla. Deconstrucción que ha tenido lugar en el estudio The Compound en Los Feliz, California, junto a sus compinches Koool G Murder al bajo y P-Boo (guitarra, teclados, percusión...) quienes por separado colaboran con Mr E en la composición de los temas, más el añadido de la orquesta y coro de la deconstrucción. Todo excelente. Quince temas como quince soles que conforman un disco sensacional que te va ganando con cada escucha, un disco que comienza con la espléndida canción que da nombre al disco. "The deconstruction" tiene esos arreglos orquestales futuristas que recuerdan muy mucho al inicio del maravilloso disco de Damon Albarn en solitario del 2014, aquel "Everyday Robots" que para mi es ya un clásico moderno y que empiezo a ver que está influyendo muy mucho en discos presentes. En aquel disco Albarn estaba ayudado por Brian Eno quién claramente dejaba su huella, y aquí E se lo guisa y se lo come a su estilo, con su positiva melancolía y su extraño romanticismo. La canción inicial es una delicia. No hay duda. Con su pausada melodía y su instrumentación orquestal, añadiendo un Mr.E fantástico en la parte vocal. La deconstrucción ha comenzado y la apreciamos claramente con el segundo tema, y también segundo single del disco. "Bone dry" es puro Eels. De popa a proa y de la quilla a la perilla. Un inicio marca de la casa y unas guitarras que encajarían en cualquiera de sus discos menos tristones, ya sea "Soul Jacker", "Hombre Lobo" o "Wonderful Glorious". Un temazo. Un single en toda regla. Shouby dooby dooby doo. Shouby dooby. Shouby dooby dooby dooo.....
".. I had a premonition. It's all gonna be fine.."
Hasta el momento Eels tampoco parecen haberse movido tanto de su estilo pero claro, esa no es su intención. Mr.E no es Beck. No se pondrá a cambiar de estilo con cada disco porque corre el peligro de darnos un discón como "Morning Phase" o una grandísima y soberana mierda como "Colors". Puede que un día estuviese escuchando "Colors" y tuviese una premonición, o puede que estuviese escuchando a sus adorados Kinks (dice que Village Green es uno de los discos de su vida) y se acordase de aquel lema suyo setentero: Give the people what they want, y se pusiese a ello. Gracias E. Antes de esa maravilla llamada "The Premonition" nos encontramos con "The quandary" una instrumental bonica del to que no llega al minuto. Volviendo al cuarto tema, "The Premonition", uno solo puede sentarse y disfrutar. Tema precioso donde reina una excelente y adormilada guitarra que da paso a otra canción sobresaliente. "Rusty pipes" podría estar con otras vestimentas, o casi las mismas, en el "Daisies", es decir, ese es el nivel. Enlaza después con otra joya que repite la orquesta de "Premonition". La epifanía de Mr.E es sensacional, en "The Epiphany" E se pone sentimental y le invade la saudade por otros tiempos a los que le gustaría volver. Simplemente maravillosa. "Today is the day" es pura energía anguilosa. Es una pequeña píldora de felicidad. Es pura orfebrería marca de la casa. Justo primer single, y sí, puede que sea más de lo mismo, puede que justifique esa crítica feroz de auto-plagio pero y qué?
".. It's you and me forever, together. For all that it's worth..."
La delicada, bella y eterna "Sweet scorched earth" ahonda en la idea del disco sobre el amor, el afecto, la felicidad... Los arreglos orquestales le sientan de maravilla y la voz rasgada y rota de E brilla para darnos desde la sencillez una grandiosa canción. Los pajaritos vuelven al redil en "Coming Back" con su sonido a feria y su aroma a nube de caramelo. Minuto instrumental glorioso que nos conduce a "Be hurt", una de mis favoritas del disco, que expresa muy bien ese dolor que sientes cuando la has cagado muy mucho, ese dolor necesario que te hace madurar y ser mejor persona. Es entonces cuando los Eels deciden volver a darnos energía de la buena, con las palmaditas de "Today is the day" y la guitarra de "Bone dry", un mix de todo eso llamado "You are the shining light", un tema muy lennoniano en su base, en su esqueleto. Nos encontramos justo después con "There I said it", otra exquisita melodía melancólica de E, melodía randynewmana, melodía excelente, bonita, dolorosa, triste. Positiva melancolía. Belleza absoluta: I love you, there I said it....
".. We are safe. We are free. Always were and will be.."
Llegando al final Mr E nos regala una pequeña joya que no llega al minuto. "Archie Goodnight" es un caramelito. Una delicatessen que me recuerda muy mucho a lo hecho hace unos años por Conor Oberst en su "Ruminations" y la enlaza con otro tema, instrumental en este caso, que es de una belleza exultante. La tripleta melancólica final se cierra con un temazo espectacular. "In our Cathedral" donde tal vez la presencia de Randy Newman esté más presente que nunca, donde resume muy bien toda la idea del disco, de esa deconstrucción como artista pero sobretodo como persona. Deconstrucción que todos deberíamos hacer. Rompernos en trocitos y reconstruirnos de nuevo, sin vicios ni manías, sin perjuicios, sin estúpidas y falsas convicciones, y así poder vivir tranquilamente y en paz en nuestra catedral, en nuestro mundo, en nuestra casa con los nuestros que son todos aquellos que nos aman y con aquellos que nos encontramos a salvo. Gracias Mr E por este magnífico disco, otro más, gracias por darnos todo lo que necesitábamos, ni más ni menos. Gracias por ser el más grande, genuino, puro y sincero artista de su generación.
Eels - The Deconstruction (2018)
01.- The Deconstruction/ 02.- Bone Dry/ 03.- The Quandary/ 04.- Premonition/ 05.- Rusty Pipes/ 06.- The Epiphany/ 07.- Today Is The Day/ 08.- Sweet Scorched Earth/ 09.- Coming Back/ 10.- Be Hurt/ 11.- You Are The Shining Light/ 12.- There I Said It/ 13.- Archie Goodnight/ 14.- The Unanswerable/ 15.- In Our Cathedral.
*post aparecido originalmente en EXILE SHMagazine por Nikochan
01.- The Deconstruction/ 02.- Bone Dry/ 03.- The Quandary/ 04.- Premonition/ 05.- Rusty Pipes/ 06.- The Epiphany/ 07.- Today Is The Day/ 08.- Sweet Scorched Earth/ 09.- Coming Back/ 10.- Be Hurt/ 11.- You Are The Shining Light/ 12.- There I Said It/ 13.- Archie Goodnight/ 14.- The Unanswerable/ 15.- In Our Cathedral.
*post aparecido originalmente en EXILE SHMagazine por Nikochan
La cuarta película de Duncan Jones no ha dejado a nadie indiferente. La mayoría de quienes han visto "Mute" han decidido enterrar con vida al hijo de David Bowie. Parece que su "Moon" y su "Código Fuente" no den más crédito. Vale, es verdad que su "Warcraft" dejaba mucho que desear pero tampoco era un engendro, simplemente era regulera y familiar, una simple "Señor de los Anillos" de garrafón. Eso le dejó tocado, sin duda. Así que la llegada de la película que le congraciara de nuevo con el público no podía tardar demasiado, y tardó dos años y no se estrenó en cines sino en Netflix, y tardó porque por el medio murió su padre, a quién va dedicada la película y de quién utiliza por primera vez una de sus coplas aunque si no eres fan del Duque Blanco te pase inadvertida. A mi, si os soy sincero, su nueva película me ha parecido notabilísima. Sí, me ha gustado. No es por hacer la contraria, de verdad que me ha parecido bastante buena a pesar que la historia es lo más simple que uno pueda imaginar. El resto, lo que le da cuerpo a la película me parece notable. Desde la música, la estética, la fotografía, las actuaciones, el ritmo... todo correcto.... Seguimos metidos en una moda cyberpunk que ni os cuento... Su protagonista, Alexander Skarsgard, interpreta a Leo, un chico amish en un Berlin futurista que perdió la voz en un accidente y que ahora ha perdido a su misteriosa novia, quién tiene más sombras que luces, en su empeño por encontrarla se topará con un entramado delictivo del que le resultará difícil salir ileso. Skarsgard no lo hace mal, su tarea es difícil. Su cara debe expresarnos todo lo que no dice, y a veces lo consigue y otras no, pero en general está más que correcto. Sorprenden los secundarios. Sobretodo Paul Rudd como "Cactus" al que creía encasillado, y Justin Theroux como "Pato" intentando desencasillarse de la fantástica The Leftovers. Como digo, la historia es sencilla, y la ejecución notable pero siempre tenía la sensación mirando el film que podría haber sido mucho mejor, esa es mi única pega. El film va de más a menos, perdiendo fuerza, misterio y encanto conforme avanza pero para nada es un horror como he leído por ahí, no me parecen justas las críticas cuando esos mismos que hablan de film terrible aplauden otras películas de pelaje similar que son una broma. No nos pondremos de acuerdo y pienso que si un millón de personas dicen que es regulera, y yo que es buena, pues seguramente ande equivocado, pero que queréis que os diga, a mí me gustó. Recomiendo su visionado si esperar nada, sin esperar o desear un hito de la ciencia-ficción puede que entonces pueda disfrutarse.
El retorno de una de las leyendas de la Gran Manzana, del post punk y new wave siempre es una grata noticia. Más si cabe teniendo en cuenta que el Cabeza Parlante de David Byrne llevaba prácticamente seis años sin entregar nuevo material, desde creo recordar "Love this Giant" del 2012 junto a Annie Clark de Sant Vincent. Reconozco no ser un gran seguidor de la carrera en solitario de Byrne. Su peso con la banda original es tan grande que todo lo de después se hace minúsculo, tampoco ayuda su inmersión con sonidos tecnológicos pero claro, Byrne es un culo inquieto y no le gusta demasiado repetirse. Cosas de genio supongo yo. Visto que la deseada vuelta de la banda es prácticamente imposible toca conformarse con una nueva colección de canciones de Byrne, que no es poca cosa, junto a su inseparable Brian Eno. No es un disco fácil, no nos engañemos, aunque con Byrne nunca lo es, pero tampoco es un disco donde esté especialmente brillante puesto que al escucharlo no queda un poso de su esperada grandeza que si está queda diluida por la vestimenta sonora, arreglos excesivos, recargados y demasiado computerizados. Hay momentos más Talking Heads que otros, por ejemplo en la estupenda "Everyday is a miracle" y "Evrybody's coming to my house", seguramente mis dos temas favoritos del disco. En mi opinión es un disco fallido, un disco que intenta volver al mejor momento creativo de Byrne pero se queda en el intento. Hay buenos momentos, no diré que no. Además de las dos canciones mencionadas no podemos obviar "Gasoline and dirty sheets" , su clásica africanía en "It's not dark up here" y la bella melodía de "Bullet". Hay en el disco media docena de canciones más que notables pero en global el disco no llega a cuajar y aunque deseábamos un disco tremendo se queda en simple vuelta al ruedo. Perfecto para ultra-fans de Byrne y de Talking Heads pero prescindible para el resto de mortales. Puede que ser quién sea haga que le juzguemos con mayor dureza, posiblemente si el disco fuese de otro artista tendría mejor crítica pero a Byrne hay que pedirle más porque todavía puede darnos grandes discos, grandes canciones, grandes momentos. Porqué no una reunión de las cabezas parlantes? eso sería el acabose definitivo.
David Byrne - American Utopia (2018): 01.- I Dance Like This/ 02.- Gasoline and Dirty Sheets/ 03.- Every Day Is a Miracle/ 04.- Dog’s Mind/ 05.- This Is That/ 06.- It’s Not Dark Up Here/ 07.- Bullet/ 08.- Doing the Right Thing/ 09.- Everybody’s Coming To My House/ 10.- Here.
Inesperada y sorprendente. Inesperada porque nadie sabía de ella y nadie la esperaba, y sorprendente porque su historia es magnífica, siendo imposible no quedar atrapado ante una historia de ciencia-ficción que juega con los mundos paralelos. HBO es la encargada de traernos esta increíble historia de Justin Marks aunque originalmente pertenezca al canal Startz, el cual últimamente nos está obsequiando con joyas del calibre de "American Gods". La historia se centra en un Berlin actual que mucho tiene que ver con aquella ciudad con muro que dividía dos mundos. Ahora el mundo es subterráneo y los dos mundos que separa son el mismo el mismo pero diferente, una versión del nuestro, con sus mismas personas y sus "casi" mismo sucesos. Esos mundos se han ido distanciando y cada vez las diferencias son mayores, en uno de ellos se produjo una gran epidemia y murió gran parte dela población. Desde entonces existe alto espionaje que recuerda a los mejores tiempos de la guerra fría. En esa guerra de espías entra nuestro protagonista, Howard Silk (un excelente y arrollador JK Simmons). Silk en nuestro mundo es un pringaillo y el otro una especie de James Bond. Cada uno de los Howard Silk acaba intercambiado al mundo del otro por razones que no os quiero desvelar pero que nos sorprenderán en cada uno de los diez episodios que componen la primera temporada de "Counterpart". Además de JK Simmons, que como digo está increíble, hay que añadir a Harry Lloyd, Nazanin Boniadi, Ulrich Thomsen, Olivia Williams, Sara Serrainco, Nicholas Pinnock y el gran Stephen Rea. Lujazo. La serie es un sobresaliente, es adictiva, tiene mucha clase, es inteligente e intrigante, y francamente tiene uno de los más inteligentes y brillantes guiones televisivos de los últimos años. Sin duda una de las series del año.
Eran otros tiempos. No sé si mejores o peores pero sí otros tiempos. Tiempo de tiendas de discos, tiempo de ver como agonizaba el vinilo aunque ahora aparezca cual ave fénix resurgido de sus cenizas. Tiempo en el que más o menos un servidor rondaba los quince años y comenzaba a comprar discos ahorrando de aquí y de allá con lo que caía entre mis manos gracias a la familia. Tiempo de ir a la tienda del barrio, sí, en aquellos tiempos todavía existían pequeñas tiendas donde comprar los vinilos, y gracias a aquellas tiendas un servidor podía ir descubriendo a Beatles, Stones, Dylan... Luego vinieron otros como las bandas de la invasión británica, la Velvet, los Doors..., pero básicamente tenía que ceñirme a los discos que en aquella tienda se vendían puesto que ir a la impresionante calle disquera Tallers estaba casi prohibido para un servidor. Cuando iba allí, y siempre era a hurtadillas ganándome la consecuente bronca, pasaba horas y horas deambulando y mirando las portadas de los disco míticos. El paquetón de Sticky Fingers, el arbolito del Plastic Ono Band, el mítico viejito de LedZep IV, el blanco beatleliano o el Moondance de Van ... y siempre, siempre, me fijaba en el Hotel California. Allí estaba, sobre una estantería, como una virgencita en semana santa. En su altar, rodeado de otros discos parecidos pero sin su atracción natural. Ese mismo disco y no otro, acabó en mis manos años después. Compré ese, el de la estantería, a pesar que en el penúltimo tema tenía un pequeño rallazo, pero cada vez que lo veo me acuerdo de ese día, de volver en autobús a casa y de ponerlo en el plato y dejarme llevar por su magia.
Confieso no ser fan a ultranza de los Eagles. Confieso no ir mucho más allá de "Hotel California". Sí tengo "Desperado" del 73, y sí, tengo el famoso recopilatorio que dicen es uno de los más vendidos de la historia pero no considero a la banda de Glen Frey, Don Henley, Randy Meisner (para quién el disco del Hotel sería el último en el seno de la banda) y Don Felder una de las bandas grandes e imprescindibles de la historia. En el "Hotel California" llegaba como nuevo miembro Joe Walsh para cubrir la vacante de Bearnie Leadon. La presencia de Walsh se nota y mucho durante todo el disco, pero claramente toda la magia gira entorno a Frey, Henley y Felder. Los Eagles grabaron el disco en los estudios Record Plant de Los Angeles, sabiendo que tenían entre manos un disco grande y un tema, especialmente, que marcaría el sonido de los setenta para siempre. Escuchando el disco es fácil notar su influencia en trabajos posteriores que incluso llegan hasta nuestro días. Aquí está el futuro sonido rock americano, el que se etiquetará como AOR, el que muchos repescaron en los noventa pero los Eagles lo hicieron antes, y tal vez por eso su éxito fue atronador y consecuentemente su autodestrucción también. Frey y Henley nunca se llevaron bien del todo, al menos eso cuentan las malas lenguas, y además el alcohol y los polvitos blancos no ayudaban demasiado a limar asperezas, así que todo eso unido a la presión de tener que superar este mítico disco y la fuga de Meisner permitieron que la vida del grupo agonizara un poquito más.
Eagles - Hotel California (1976): 01.- Hotel California/ 02.- New Kid In Town/ 03.- Life In The Fast Lane/ 04.- Wasted Time/ 05.- Wasted Time [Reprise]/ 06.- Victim Of Love/ 07.- Pretty Maids All In A Row/ 08.- Try And Love Again/ 09.- The Last Resort
El gran disco de los Eagles, el disco con la portada del mítico Hotel Beverly Hills en Todos los Santos (Baja California, Mexico) comienza con la canción que le da nombre. Con el mítico tema de más de seis minutos de duración cantado por Henley los Eagles tocaron el cielo. Cuenta la leyenda que fue Don Felder el creador de la melodía aunque nunca ha podido disipar la duda de si la copió directamente del "We used to know" de Jethro Tull o simplemente se inspiró en ella. Ian Anderson lo ve claro y lo ha dicho en innumerables ocasiones pero es curioso que nunca les haya denunciado, aunque a estas alturas... para qué?. Los solos de guitarra del tema son míticos, Felder y Walsh están sobresalientes, y el final del tema es puro setenta, pura magia, pura decadencia yonki. Después de ese temazo era difícil remontar pero no imposible para los Eagles que con "New kid in town" lo consiguen sin despeinarse. Ese toque soft-rock tan maravilloso que enlaza con el country pero sin calzarse la botas de espuela y sin abandonar el asfalto es increíble, como es increíble la voz de Frey y las armonías vocales de la banda que siempre me recuerdan a los primerizos hermanos Gibb. "Life in the fast lane" es poderosa y gamberra. Tiene esa guitarra diabólica y esa comidilla de que el modo de vida de la banda es andar por la cuerda floja.... el riff inicial es acojonante y tal vez sea uno de los temas más rocanroleros de la banda.... y Henley está descomunal. El baladón "Wasted time" cierra lo que fue en su día la cara A. Y lo hace con ese sonido a medias del que luego se apoderó Billy Joel y similares en la época y que luego degenerará en el sonido de Brian Adams y reguleros por el estilo.
La segunda cara del disco comenzaba con un reprise innecesario de "Wasted Time", que particularmente siempre me ha sobrado. Por suerte "Victim of love" nos devuelve la energía aunque otra vez sea a costa de unas guitarras plagiadas de Jethro Tull. Tema correcto y notable pero sin la magia de los tres primeros del disco. Joe Walsh canta en "Pretty maids all in a row" y Randy Meisner hace lo propio en "Try and love again", y en ambos casos apreciamos la riqueza de la banda pero no son ni Henley ni Frey, y siendo dos temas notables no son canciones del nivel de las de la cara A, cara A que en mi opinión está entre las mejores de todos los tiempos, lástima que la Cara B baje el nivel general del disco, tal vez por eso nunca coloco a "Hotel california" entre los grandes discos de todos los tiempos. Por suerte se guardan un as en la manga, se guardan el temazo "The Last resort" dejándonos un excelente sabor de boca. Sin duda "Hotel California" es la cima creativa de un grupo que por unas cosas u otras se queda siempre a las puertas de la elite rockera, y su "Hotel California" roza entrar en los discos míticos de siempre pero como dije hay dos o tres temas en la segunda cara que le restan un algo. Aquel vinilo que compre hace un cuarto de siglo sigue presente en el hogar nickohiano aunque los tiempos pasan y el que suena sea la versión remasterizada en CD. "Hotel California" es un estilo en si mismo, una pequeña joya americana. Redescúbranlo, háganme el favor.
Eagles - Hotel California (1976): 01.- Hotel California/ 02.- New Kid In Town/ 03.- Life In The Fast Lane/ 04.- Wasted Time/ 05.- Wasted Time [Reprise]/ 06.- Victim Of Love/ 07.- Pretty Maids All In A Row/ 08.- Try And Love Again/ 09.- The Last Resort
El gran disco de los Eagles, el disco con la portada del mítico Hotel Beverly Hills en Todos los Santos (Baja California, Mexico) comienza con la canción que le da nombre. Con el mítico tema de más de seis minutos de duración cantado por Henley los Eagles tocaron el cielo. Cuenta la leyenda que fue Don Felder el creador de la melodía aunque nunca ha podido disipar la duda de si la copió directamente del "We used to know" de Jethro Tull o simplemente se inspiró en ella. Ian Anderson lo ve claro y lo ha dicho en innumerables ocasiones pero es curioso que nunca les haya denunciado, aunque a estas alturas... para qué?. Los solos de guitarra del tema son míticos, Felder y Walsh están sobresalientes, y el final del tema es puro setenta, pura magia, pura decadencia yonki. Después de ese temazo era difícil remontar pero no imposible para los Eagles que con "New kid in town" lo consiguen sin despeinarse. Ese toque soft-rock tan maravilloso que enlaza con el country pero sin calzarse la botas de espuela y sin abandonar el asfalto es increíble, como es increíble la voz de Frey y las armonías vocales de la banda que siempre me recuerdan a los primerizos hermanos Gibb. "Life in the fast lane" es poderosa y gamberra. Tiene esa guitarra diabólica y esa comidilla de que el modo de vida de la banda es andar por la cuerda floja.... el riff inicial es acojonante y tal vez sea uno de los temas más rocanroleros de la banda.... y Henley está descomunal. El baladón "Wasted time" cierra lo que fue en su día la cara A. Y lo hace con ese sonido a medias del que luego se apoderó Billy Joel y similares en la época y que luego degenerará en el sonido de Brian Adams y reguleros por el estilo.
La segunda cara del disco comenzaba con un reprise innecesario de "Wasted Time", que particularmente siempre me ha sobrado. Por suerte "Victim of love" nos devuelve la energía aunque otra vez sea a costa de unas guitarras plagiadas de Jethro Tull. Tema correcto y notable pero sin la magia de los tres primeros del disco. Joe Walsh canta en "Pretty maids all in a row" y Randy Meisner hace lo propio en "Try and love again", y en ambos casos apreciamos la riqueza de la banda pero no son ni Henley ni Frey, y siendo dos temas notables no son canciones del nivel de las de la cara A, cara A que en mi opinión está entre las mejores de todos los tiempos, lástima que la Cara B baje el nivel general del disco, tal vez por eso nunca coloco a "Hotel california" entre los grandes discos de todos los tiempos. Por suerte se guardan un as en la manga, se guardan el temazo "The Last resort" dejándonos un excelente sabor de boca. Sin duda "Hotel California" es la cima creativa de un grupo que por unas cosas u otras se queda siempre a las puertas de la elite rockera, y su "Hotel California" roza entrar en los discos míticos de siempre pero como dije hay dos o tres temas en la segunda cara que le restan un algo. Aquel vinilo que compre hace un cuarto de siglo sigue presente en el hogar nickohiano aunque los tiempos pasan y el que suena sea la versión remasterizada en CD. "Hotel California" es un estilo en si mismo, una pequeña joya americana. Redescúbranlo, háganme el favor.
Una película de Woody Allen siempre es bien recibida. Allen es un grande pro derecho propio, un grande muy a su manera, muy a su estilo pero sería de necios no reconocerle una docena de films magistrales que me han formado como persona y han ido modelando mi gusto por el cine. No voy a enumerar esas películas porque seguramente no hay duda alguna de cuales son, y casi todos tendremos esas películas entre nuestras favoritas. Es un hecho también que hace mucho tiempo que Allen es la sombra de Woody, y cuando digo mucho me refiero al menos a ya dos décadas donde su auto-homenaje roza lo inaguantable y patético. En estos últimos años ha realizado tantas malas películas como obras maestras posee. Perdiendo ese aura de grande y poniendo en duda su genio y su ingenio. Tampoco voy a nombrar esas películas horrendas porque seguramente también todos coincidiremos en cuales son, pero sí diré la que a mi me parece su última gran película, "Desconstructing Harry", y de eso ha llovido mucho, nada menos que 21 años. Luego, durante ese periodo de estancamiento creativo y mediocridad, ha realizado alguna que otra película notable que parecía devolvernos al Woody de siempre, pero finalmente, eran solo espejismos. "Match Point" y "Blue Jasmine" son mis favoritas de sus últimos años pero comparas con su época gloriosa son migajas. Así pues al encontrar en la televisión una de sus última películas y no haberla visto todavía dudé de si hacerlo o no. No colocaba temporalmente a "The Irrational Man", luego supe que era justo anterior a la muy regulera "Café Society" , y al salir en ella Joaquín Phoenix pues decidí darle una oportunidad. En este film encontramos todas las cosas que han hecho famoso a Allen pero todo ya descafeinado y revenido. Emma Stone y Parker Posey secundan bastante bien a un Phoenix que está digno e incluso mu acertado pero siempre tenemos la sensación de haber visto ya la película. Le falta chispa y frescura, le falta algo de tensión, y le sobra contemplarse al espejo. No estamos ante una mala película, es más, creo que es de lo mejor de Allen en los últimos años y se ve en un plis plas y se disfruta si has visto la mayoría de sus films pero es un formato light. Demasiado amable y falta de mala uva.
SINOPSIS: Abe es un profesor universitario de filosofía con una gigantesca crisis vital. En la nueva universidad donde imparte clases conoce a otra profesora y a un alumna con la que mantiene sendas relaciones pero no será eso lo que le devolverá la vitalidad y las ganas de vivir, sino que será el elaborar un plan para realizar el asesinato perfecto.
Llega el buen tiempo y las escapadas al mar son constantes. Es tiempo perfecto para disfrutar con mil y una actividades con las pequeñas marcianas pero hay momentos que uno necesita descanso, reposo, y es entonces cuando es necesario sacar algo a la mesa y descansar el músculo y despejar la cabeza. Para ello cuento con grandes juegos de mesa, y mi última adquisición debía ser comentada en la Isla puesto que es un excelente juego. Esta vez contamos con un juego que es un remake. Sí, en el mundo jueguil también pasan esas cosas. "Escape from Atlantis" es un juego que data de mediados los años ochenta que muchos recordaréis. Un juego creado por Julian Coutland-Smith que ahora para nuestras tierras recupera Asmodee con lo que el buen material está asegurado. La idea es sencilla: controlamos a un grupo de exploradores que han de escapar de un Isla antes que esta se desvanezca y llegar a tierra firme sanos y salvo usando botes e incluso a nado y siempre teniendo presente que podemos ser devorados por criaturas marinas. Parece una mamarrachada pero las partidas adquieren tensión, porculeo, bastantes risas y en ocasiones algún que otro mal rollo por el "porqué a por mi? y no por otro?".
Una vez montado el setup, colocados los exploradores (con una puntuación secreta en su base) en cada turno se debe hacer lo siguiente: Si tenemos una loseta con acción jugamos esa acción, después procedemos a realizar tres movimientos de nuestros exploradores y/o bote, luego retiramos una loseta de la isla (primero las de playa, luego bosque y por último las de roca) si la loseta tiene acción inmediata se usa sino se guarda para el inicio del próximo turno, y por último se lanza el dado de criaturas marinas para moverlas y perjudicar a otro grupo de exploradores. En cuanto a las losetas de acción pueden hacernos volver del agua a un bote, que aparezcan nuevas criaturas o eliminar otras, tormentas que limpian el mar o que aparezca el volcán con lo que la partida habrá finalizado. Esta es la idea básica del juego en el que hay que saber como usar esos tres movimientos por turno de exploradores (menos si estos ya son nadadores) y como gestionamos las mayorías en los botes para mover la barcaza (sólo caben 3 exploradores por barca). En definitiva estamos ante un juego muy sencillo en cuanto a normas y muy rico en cuanto a diversión. La calidad del material e ilustraciones son magnífica y el único pero es que los exploradores sean de plástico y no de madera. Ese es un pequeño pero justificable fallo que supongo yo tendrá que ver con el precio final. El tablero es sublime y todo presenta un empaque bellísimo. The Island es un juego maravilloso, perfecto para jugar en familia y para iniciar a aquellos que no han caído en las redes de los boardgames.