Ya queda menos para comenzar mi necesario y merecido periodo vacacional. Dentro de unas semanas desapareceré de las redes durante un tiempo para relajarme en las aguas de la Costa Brava, y además de playa y piscina habrá tiempo de sobra para los libros y películas que se quedaron en pendientes, nueva y vieja música, y por supuesto buenos ratos con mis hijas delante de un tablero o con unas cartas entre manos. Uno de mis nuevas adquisiciones que ya está dando mucho juego es el juego de cartas para dos/cuatro jugadores "Rainbow". Un juego creado por Juan Carlos Ruiz (Mascotas) y editado por Átomo Games, al módico precio de 11,50 euros. Ideal para iniciar a los más pequeños de casa, pues lo único que tendremos que hacer es conseguir completar la palabra "rainbow".
Existen dos tipos de cartas. La cartas de letra y las de climatología. Cada tipo en un montón. Y en cada turno el jugador roba primero una carta de letra y después una de climatología. Al escoger una de letra la colocará en orden para forma su palabra en su zona que llamaremos cielo, y luego una de climatología que colocará justo encima de las letras. Si alguna de estas cartas ya las ha conseguido las colocará en el cielo de otro jugador. Cual es la miga? pues las cartas de climatología: el sol y la lluvia no hacen nada, pero juntos pueden hacer desaparecer la tormenta, y dicha tormenta en un cielo provoca que un jugador no pueda ganar la partida hasta hacerlo desaparecer aunque tenga la palabra "rainbow" conseguida. Luego tenemos el viento, que nos sirve para robar carta o eliminar la carta de nube, que se colocará como comodín/estorbo sustituyendo una letra y que sólo podrá eliminarse mediante el viento. Una vez se han utilizado las cartas, o si alguna no se puede colocar en ningún cielo se descartan. Así pues, en menos de veinte minutos tenemos a nuestros pequeños contentísimos y pidiendo otra partida tras otra para poder machacar a sus progenitores. El juego incluye un modo cooperativo y uno más sencillo sin algunas cartas de climatología, pero mi hija Èlia de casi cinco años domina a la perfección el mecanismo de las cartas y su poco pero cuqui puterío. Un juego bueno, bonito y barato para pasar un maravilloso rato.
Confieso que yo soy poco de juegos de mesa, me temo que soy demasiado inquieto y no puedo parar en casa. De todas maneras que bueno es eso de las vacaciones, la costa brava y la familia, a mi me toca esperar hasta mediados de octubre.
ResponderEliminarAbrazos.