Antes de tomarme unos días de descanso me gustaría dejaros con 15 discos de este 2018 que si todavía no habéis tenido tiempo de escuchar no sé a qué estáis esperando. Son 15 discos magníficos agrupados en una pequeña lista de deberes y obligaciones para este verano, ordenados por orden de aparición en la Isla y no por gustos, o por ser mejores o peores. 15 discos muy diferentes entre ellos pero que por ahora marcan lo escuchado por un servidor este 2018. Faltan algunos que aún no he reseñado y tantos otros que no están mal pero no llegan a los niveles de estas quince maravillas. Ya saben, este verano ya tienen donde picar. Que ustedes lo escuchen bien.
A la primera temporada de la serie estrella de HBO Westworld le sobraban unos cuantos episodios o al menos un servidor hubiese prescindido de dos o tres, esos episodios que daban la sensación de estirar el producto para rellenar una temporada larga que en miniserie hubiese sido sensacional. Como siempre en HBO la trama fue in crescendo y finalmente nos dejaron con muchas ganas de más. Una vez vista la segunda temporada puedo aseguraros que es más que la primera en todos los sentidos. Más ambiciosa, más compleja, más violenta, más ciencia-ficción de lo imaginable, más abierta, más interesante y libre tanto para el espectador como para sus personajes, muchos de los cuales crecen enormemente para plantearnos una posible tercera temporada absolutamente imprevisible. Puede que mi único pero se centre en la aventura japonesa en otro parque interconectado, dando a entender que hay otros parques igual de locos y bien ambientados. Tal vez ese par de episodios me sobraban, aunque imaginar un spin-off en ese ambiente podría ser genial, pero en general la historia me ha parecido sensacional y me ha tenido atento y con las neuronas en forma durante todo el tiempo. La temporada dos sabe a donde quiere llevarnos, está mucho mejor enfocada que la anterior, y los personajes principales han madurado y saben el juego que tienen que darnos. También a partir de su ecuador la serie crece y engancha, pero esta vez el nivel medio es mucho más elevado, mucho más ambicioso, reflexivo y adulto. Esta segunda temporada podía ser el hundimiento de una notable serie pero al final ha resultado ser la coronación de algo grande, una mezcla espectacular de western y ciencia-ficción oscura y violenta que nos dejará sin aliento hasta la llegada de una tercera temporada donde seguramente el parque ya no sea tan protagonista.
David Hawkins define su último disco como el fruto de su amor por Big Star, The Beatles y The Band. Sólo con esta afirmación es suficiente para llamar la atención y que mi radar se centre en encontrar ese álbum que ha grabado Hawkins. "Bomb Pop" es el título del disco que firma como Hawk, una banda que después de ver su alineación podemos denominar sin equivocarnos como supergrupo. Nada más y nada menos que Gary Louris (The Jayhawks), Pete Thomas (The Atracttions/Imposters de Elvis Costello) y Ken Stingfellos (The Posies). Sí, estamos ante una acumulación de talento que en este caso no solo suma sino que se multiplica por cuatro. Nunca antes le había prestado atención a David Hawkins, sí al resto de músicos que le acompañan en esta aventura. Por un lado me siento algo tonto por no haberme acercado antes a su obra aunque en mi defensa diré que cambia de proyectos y nombre como de calcetines, y por otro me alegro de que mi primer contacto sea este alucinante y energético artefacto de power pop. Un power-pop que en sus primeras canciones rememora el sonido Costelliano, el de final de los setenta para luego encaminarse hacia un sonido más americano, más del Tom Petty de los ochenta, más de los discos americanos de The Kinks por poner ejemplos, e incluso en algunos pasajes rememorar el mítico sonido de REM. "Bomp Pop" ha resultado ser toda una sorpresa. Un disco imprescindible que puede ser el mejor acompañante para este verano. Una colección de canciones que no puede faltar en nuestra maleta.
Hawk - Bomb Pop (2018): 01.- Allison’s Gone/ 02.- Listen Like Thieves/ 03.- I Lied/ 04.- Mrs. Anderson/ 05.- Not Just Lonely/ 06.- Around the Sun/ 07.- Take My Time/ 08.- Lay Me Down Easy/ 09.- In My Dream/ 10.- Dry Your Eyes.
La inicial "Allison's Gone" es perfecta para romper el hielo. Una canción top que de haber sido creada en otra época sería recordada por siglos. Muchos hablan de un inicio de guitarra a lo Clash, incluso ecos a REM, pero para mí no hay duda que el sonido es básicamente "Costelliano", nada difícil de entender si vemos quien está aporreando la batería, ni más ni menos que Pete Thomas, así que, creo yo, no hay debate. Temón del copón. Canelita en rama. Esencia setentera con regusto a nuevaola inglesa. Y ojo, los teclados son de alucine, gracias Mr. Stingfellos. Después de este aridente inicio llega la hora de "Listen like thieves", un power-pop de libro. Espectacular. El pop más brittish-clasicón aparece en "I lied". Otro as en la manga. Facilona? sí, pero realmente estupenda, engatusa rápidamente y uno acaba por interiorizar sus "la-la-laaas". "Mrs Anderson" sí tiene mucho de REM y un algo de los Jayhawks de Louris, en ella el órgano vuelve a sacar la cabeza y las melodías vocales son un despelote. Chapeau. "Not just lonely" es la canción bisagra. Me explico. Es la que va del sonido británico al americano, aferrado al sonido de The Kinks de sus discos americanos, ese que mamaba su esencia del rubiales de California. Sí, el espíritu de Petty anda muy presente en este tema, y el de Ray, y el del profeta Chuck. Sí, es solo rocanrol pero a quién no le gusta? "Around the sun" es aún, si cabe, más Petty. Temón. Mientras que en "Take my time" brillan las voces herederas de Big Star, mientras que en "Lay me down easy" aparece ese toque americano sureño. En "In my dream" hay algo de Lou y su terciopelo, pero es el arrebatador final a lo Byrd con "Dry your eyes" el que deja un poso a disco grande que acojona. Seamos sinceros, a "Bomp Pop" no se le esperaba, nadie ponía en las apuestas a este supergrupo, puesto que nadie sabía nada sobre ellos, pero "Hawk" ha resultado ser una de las grandes sorpresas del año con un disco que simplemente es imprescindible.
La inicial "Allison's Gone" es perfecta para romper el hielo. Una canción top que de haber sido creada en otra época sería recordada por siglos. Muchos hablan de un inicio de guitarra a lo Clash, incluso ecos a REM, pero para mí no hay duda que el sonido es básicamente "Costelliano", nada difícil de entender si vemos quien está aporreando la batería, ni más ni menos que Pete Thomas, así que, creo yo, no hay debate. Temón del copón. Canelita en rama. Esencia setentera con regusto a nuevaola inglesa. Y ojo, los teclados son de alucine, gracias Mr. Stingfellos. Después de este aridente inicio llega la hora de "Listen like thieves", un power-pop de libro. Espectacular. El pop más brittish-clasicón aparece en "I lied". Otro as en la manga. Facilona? sí, pero realmente estupenda, engatusa rápidamente y uno acaba por interiorizar sus "la-la-laaas". "Mrs Anderson" sí tiene mucho de REM y un algo de los Jayhawks de Louris, en ella el órgano vuelve a sacar la cabeza y las melodías vocales son un despelote. Chapeau. "Not just lonely" es la canción bisagra. Me explico. Es la que va del sonido británico al americano, aferrado al sonido de The Kinks de sus discos americanos, ese que mamaba su esencia del rubiales de California. Sí, el espíritu de Petty anda muy presente en este tema, y el de Ray, y el del profeta Chuck. Sí, es solo rocanrol pero a quién no le gusta? "Around the sun" es aún, si cabe, más Petty. Temón. Mientras que en "Take my time" brillan las voces herederas de Big Star, mientras que en "Lay me down easy" aparece ese toque americano sureño. En "In my dream" hay algo de Lou y su terciopelo, pero es el arrebatador final a lo Byrd con "Dry your eyes" el que deja un poso a disco grande que acojona. Seamos sinceros, a "Bomp Pop" no se le esperaba, nadie ponía en las apuestas a este supergrupo, puesto que nadie sabía nada sobre ellos, pero "Hawk" ha resultado ser una de las grandes sorpresas del año con un disco que simplemente es imprescindible.
Con más pinta de piloto de serie de postín que de película indie, "Calibre" se deja ver y nos mantiene interesados en su poco más de hora y media en la que revisa con humildad y buen hacer la idea presentada hace casi cincuenta años en "Deliverance", vista en mil y una película, y que podríamos resumir en chicos de ciudad que se van al monte a vivir una experiencia y de allí (casi) no vuelven. Es y tiene toda la pinta, "Calibre", de un film de debut, de ópera prima de su director Matt Palmer, quién había realizado ya algún corto interesante y escrito sus propios guiones. "Calibre" es por tanto un trabajo personal que ha contado con la colaboración de Netflix para llevarse a cabo, y al parecer muchas de las películas independientes futuras comenzarán a seguir el mismo camino, aunque en este caso sí se estrenó en cines y participó en festivales. El film es escocés y se nota. Sus actores están notables aunque el verdadero protagonista es el entorno y la situación en la que los protagonistas se ven implicados. Es en definitiva un thriller atmosférico en el que toca sufrir al espectador, un film que no inventa nada y que tira de conceptos ya vistos pero que no resultan cansinos ni convencionales puesto que la puesta en escena es estupenda. No esperéis la película del siglo pero seguro que os completa una tarde/noche en la que no sé sabe muy bien que visionar.
Ya queda menos para comenzar mi necesario y merecido periodo vacacional. Dentro de unas semanas desapareceré de las redes durante un tiempo para relajarme en las aguas de la Costa Brava, y además de playa y piscina habrá tiempo de sobra para los libros y películas que se quedaron en pendientes, nueva y vieja música, y por supuesto buenos ratos con mis hijas delante de un tablero o con unas cartas entre manos. Uno de mis nuevas adquisiciones que ya está dando mucho juego es el juego de cartas para dos/cuatro jugadores "Rainbow". Un juego creado por Juan Carlos Ruiz (Mascotas) y editado por Átomo Games, al módico precio de 11,50 euros. Ideal para iniciar a los más pequeños de casa, pues lo único que tendremos que hacer es conseguir completar la palabra "rainbow".
Existen dos tipos de cartas. La cartas de letra y las de climatología. Cada tipo en un montón. Y en cada turno el jugador roba primero una carta de letra y después una de climatología. Al escoger una de letra la colocará en orden para forma su palabra en su zona que llamaremos cielo, y luego una de climatología que colocará justo encima de las letras. Si alguna de estas cartas ya las ha conseguido las colocará en el cielo de otro jugador. Cual es la miga? pues las cartas de climatología: el sol y la lluvia no hacen nada, pero juntos pueden hacer desaparecer la tormenta, y dicha tormenta en un cielo provoca que un jugador no pueda ganar la partida hasta hacerlo desaparecer aunque tenga la palabra "rainbow" conseguida. Luego tenemos el viento, que nos sirve para robar carta o eliminar la carta de nube, que se colocará como comodín/estorbo sustituyendo una letra y que sólo podrá eliminarse mediante el viento. Una vez se han utilizado las cartas, o si alguna no se puede colocar en ningún cielo se descartan. Así pues, en menos de veinte minutos tenemos a nuestros pequeños contentísimos y pidiendo otra partida tras otra para poder machacar a sus progenitores. El juego incluye un modo cooperativo y uno más sencillo sin algunas cartas de climatología, pero mi hija Èlia de casi cinco años domina a la perfección el mecanismo de las cartas y su poco pero cuqui puterío. Un juego bueno, bonito y barato para pasar un maravilloso rato.
En una de esas noches de insomnio pre-veraniegas en las que no sabes que elegir de tanta opción entre Netflix y HBO, uno se decanta por esta última y por una de sus series más vistas en todo el planeta. Dicha serie responde al nombre de "Siren" y, sorprendentemente para un servidor, tiene confirmada una segunda temporada. Algo lógico si nos ceñimos a sus números de audiencia y algo increíble si nos centramos en su calidad. No conocía a nadie del reparto y mucho menos al director, aunque visto lo visto no me parece nada extraño. La serie es una mamarrachada de principio a fin, una absurdez para adolescentes en la que a cada diez minutos podemos encontrar una incongruencia e incomprensibles decisiones de guión, ya no hablamos de las interpretaciones. Si he visto toda la temporada? Sí. Me la impuse de castigo y como manera de formatear mis gustos y hacerme una puesta a punto. Con tanta serie a veces uno puede perder perspectiva y esta "Siren" al menos te devuelve a la realidad televisiva. Hay muchísimas series, más que nunca, pero no hay tantas buenas, hay realmente pocas. Supongo que para que haya una "Westworld" debe existir una "Siren", para ser libres, locos y espectaculares hay que hacer caja, y sin duda HBO lo consigue con este producto que no es original suyo sino de Sony, por ahí empezamos a entender algo de lo que sucede. La historia? pues bastante tonta. Una sirena es capturada por un pesquero, a los pescadores se la roban los militares para experimentar y la hermana de esa sirena llega a tierra en su busca donde interactuará con los habitantes de un pueblo entregado a las leyendas de las sirenas..... Un despelote de mediocridad.
Parece mentira pero ha pasado ya un lustro desde la última visita de Mr E a Barcelona. Aquel concierto también en Barts confirmó lo sabido: Eels son dinamita pura. No son una banda cualquiera, son una de las mejores de su generación y sin duda alguna Mark Oliver Everett un esencial de los últimos años y un imprescindible en la banda sonora de mi vida. Pues bien, esa tardanza en volver de gira también se debía a una sequía creativa en el estudio. Aquella gira pertenecía a su maravilloso y glorioso "Wonderful, Glorious", y al año siguiente nos deslumbró con "The Cautionary Tales.." pero de eso ya habían pasado cuatro largos años, en los que Everett había decidido descansar. Por suerte a Mr E se le iluminó la quijotera y de su mente salieron las canciones de "The deconstruction", un ejercicio de volver a ponerse a punto, de engrasar la maquinaria, de repasar su propio estilo y de abrir nuevas vías. Es "The Deconstruction" un disco inmenso y por suerte sirvió para que levantase el culo del sofá y montase una gira que le devuelve a nuestras tierras y a la que era imposible no acudir a pesar que ese mismo día en Barcelona la competencia era feroz.
Viendo los cancioneros de la gira sólo cabía esperar pasarlo bien. Fue fiel a su setlist, prácticamente calcado en todas las citas europeas. La formación anguileña entró después de la fanfarria de Rocky y pronto regalaron dos versiones decomunales: primero el "Out in the Streets" de The Who y luego el "Raspberry Beret" de Prince. Ambas magníficas e incendiarias, puro rock, pura energía, tal vez tanta que "Bone dry" sonó algo anquilosada. Así pues fueron sonando "Flyswatter", "Dog faced boy", "A magic world", "Dirty Girl", "Daisies of the galaxy", "That look you give that guy", "Prizefighter", "Rusty pipes", "Open my present", "You are the shining light", "My beloved monster", "In muy Dreamweaver", "Climbing to the moon", "I like the way this is going", "Little Joe", "Today is the day", "Novocaine for the soul", "Souljacker pI", una versión muy clashera de "I like Birds", "You rock my world".... Brutal, como podéis observar. Más o menos por ese orden y no creo dejarme ninguna. Luego se fueron y volvieron enseguida con otra de Prince: "When you were mind", y el cierre definitivo con una brutal "Mr E beautiful blues" que parecía obra de los Who por ese tono tan Townshend que le dieron, "Fresh Blood" y creo recordar el cierre con "Blinking lights". Maravilloso todo. Como cabría esperar. No defraudó, gustó y se gustó. Demostrando que sigue en forma, que su banda está engrasada, que puede rocanrolear o ponerse melancólico sin pestañear, sin dar síntomas de decaimiento. Un señor E que tiene infinidad de canciones donde elegir y al que le encanta realizar versiones, esta vez Prince y los Who fueron los elegidos, y no cabe duda que sabe versionar y darle su estilo, e incluso cuando se autoversiona suena arrollador. Excelente concierto, si vuelve por aquí, no se lo pierdan.
Con "Find a Light", sexto disco de la banda de Atlanta Blackberry Smoke, cierro mi época americana antes del verano. Muchos son los discos del otro lado del charco escuchados estos últimos meses pero realmente tres serían los que realmente me parecen imprescindibles este año, y este "Find a Light" ,aunque delicioso, no estaría incluido en esta tripleta. No es que no sea un disco excelente, que lo es, simplemente no me ha acabado de engatusar del todo, bien porque ya andaba agotado de tanto rock americano countryl/sureño o porque el clima, el calor y la playita me invitan a otra clase de escuchas. No es superior el último disco de Blackberry Smoke al "Providence Canyon" de Brent Cobb, ni al "Volunteer" de Old Crow Medicine Show, ni mucho menos al "Changing Colours" de los canadienses The Sheepdogs, pero tampoco anda muy lejos. El problema es que hablamos de tres discos sobresalientes que difícilmente pueden igualarse. Hay algo en el disco que no acaba de funcionar, puede que como decía el bueno de José Navas en su "Redondo y con agujero" les falte algo de "progresión", de alto minutaje, de extenderse más allá de los tres/cuatro minutos, y bien es verdad también que las colaboraciones son deliciosas (Amanda Shires, Wood Brothers, Robert Randolph) pero que hace más impersonal el disco. Charlie Starr, Brit Turner Paul Jackson, Richard Turner, y Brandon Still son sin duda músicos excelentes, virtuosos algunos de ellos, pero en mi opinión carecen de esa magia que puede permitir que no seas el mejor músico pero sí el que mejor toque. No sé si me explico. Es algo que está ahí, intangible, inexplicable, incomprensible. Mojo le llaman algunos, y eso creo que les falta a estos Blackberry Smoke. De todas maneras estamos ante un cañonazo de disco, tampoco me he vuelto loco. Comienzan el espectáculo con la contundente "Flesh and Bones" que nos da una idea equivocada de lo que encontraremos más adelante. Tema excelente que da paso a un sonido clasicorro más acorde con el disco que responde por "Run away from it all" donde el toque sureño predomina con suma clase y sabiduría. Es en los temas más clásicos donde lso Blackberry Smoke salen ganadores. Canciones como "Medicate my mind", "Best seat in the house" y "I'll keep rambling" (con Robert Randolph) son ejemplos de lo que quiero decir, ejemplos de temazos muy clasicorros y típicos de un estilo del que los Blackberry son grandes representantes pero no maestros. Mención especial para la bella "I've got this song", la precisos "Let me down easy" junto a la compañera de Jason Isbell y por supuesto el cierre con "Mother Mountain" donde el espíritu de CSN hace acto de presencia. "Find a Light" es un disco excelente, no hay duda. Es un disco sureño de alto copete al que tal vez le falte algo de gancho para noquearnos o tal vez, puede, seguro que se aa nosotros a quienes nos falte un par de pintas más.
Blackberry Smoke - Find a Light (2018): 01.- Flesh And Bone/ 02.- Run Away From It All/ 03.- The Crooked Kind/ 04.- Medicate My Mind/ 05.- I’ve Got This Song/ 06.- Best Seat In The House/ 07.- I’ll Keep Ramblin’/ 08.- Seems So Far/ 09.- Lord Strike Me Dead/ 10.- Let Me Down Easy/ 11.- Nobody Gives A Damn/ 12.- Till The Wheels Fall Off/ 13.- Mother Mountain
En una de esas tertulias a altas horas de la madruga sobre interesantes directores de los últimos años salió el nombre del sur coreano Bong Joon-Ho a raíz de su película exclusiva para Netflix "Okja" que tengo en pendientes y que con total seguridad veré estas próximas vacaciones. En ese no parar de cambiar información me percaté que había visto "The Host" y que me había gustado, así que todo el mundo se extrañó que gustándome como me gusta la ciencia-ficción no hubiese visto todavía "Snowpiercer", que para los de la aquella mesa era sin duda un clásico moderno. Así que no pude resistir el envite y me metí entre pecho y espalda dos horas de postapocalipse que sinceramente me parecieron minutos. La historia es bien sencilla: intentando solventar el calentamiento global, el mundo libera un gas que no solo lo resuelve sino que congela todo el planeta y casi toda la humanidad perece a excepción de los pasajeros del Snowpiercer, una máquina/tren/minimundo impulsado por un motor eterno donde se reproducen las clases sociales, las injusticias y toda la sociedad conocida.... Y no os explico más porque os jodo la historia, aunque más o menos los del vagón de cola que son la escoria de la sociedad deciden revelarse e ir vagón por vagón para acceder a la locomotora en una especie de "operación dragón" donde a cada vagón encontraremos un rival a batir, un problema a resolver.. mucha acción, y muchos muertos. En realidad tampoco hay nada sorprendente pero todo está rodado de manera exquisita, con un ritmo endiablado y con grandes dosis de acción y de humor. Además y a pesar de ser un producto surcoreano, el casting es increíble: Chris Evans, Song Kang-ho, Tilda Swinton, John Hurt, Ed Harris, Jamie Bell, Octavia Spencer, Ewen Bremmer... El film es excelente y cuesta entender como un film de esta guisa, casi un blockbuster, continúe siendo desconocida para la mayoría.
Seguimos con mis adquisiciones jueguiles para este verano. Hablamos hace unos días del excelente NMBR9, en el que la habilidad espacial a lo tetris nos daba grandes momentos. Hoy toca hablar de un juego maravilloso perfecto para cuatro jugadores aunque se pueden dar partidas a tres e incluso a dos. El gran diseñador de juegos Bruno Cathala crea un magnífico juego con una extraña mezcla de Dominó y Carcassone. Una edición estupenda de Blue Orange/Morapiaf con unos diseños preciosos de Cyril Bouquet. Sencillo pero con más chicha de lo que parece. Estamos ante otro juego abstracto en el que tendremos que construir los terrenos alrededor de nuestro castillo, y lo haremos gracias a unas fichas de terreno, tipo dominó, que iremos colocando estratégicamente hasta rellenar un terreno de 5x5 casillas intentando que no quede hueco alguno. Tenemos por tanto que ir cogiendo las fichas de terreno y colocarlas alrededor del castillo, teniendo en cuenta que si en el dibujo del terreno hay "corona" multiplicaremos las fichas seguidas de terreno por la suma de coronas que haya en la zona de esos terrenos, y eso es lo que nos dará al final la victoria. Parece difícil pero en realidad en cuanto lo ves no hace falta casi explicación. Tal vez la miga está en cuando es el turno de cada uno, cuando querer ser el primero y cuando es mejor ser el último. Pero para haceros una idea las losetas/fichas de dominó van numeradas. Se sacan al azar cuatro y se ordenan por números de forma ascendente. el jugador inicial elige una loseta y coloca su "meeple" sobre ella, y así van colocando los cuatro jugadores. El que se quedó con la última loseta, será el primero en escoger en la siguiente ronda y así irán los turnos hasta que se acaben las fichas/losetas, las cuales se colocan como dije en una disposición 5x5 bajo las normas básicas del dominó. Un juego muy bueno, muy bonito y sí, como están los precios, barato. Ideal para toda la familia, equilibrado en azar, estrategia y habilidad. Duración por partida aceptable y muchas diversión. Una pequeña joya.
Hay vida fuera de Netflix y HBO. Hay vida y hay calidad. Y hay series que crecen a cada episodio y acaban por encaramarse entre las favoritas del año. "The Terror" de AMC es esa serie que no debes perderte en 2018. Es esa serie basada en la novela de Dan Simmons del mismo nombre que a su vez se basa en unos hechos reales acaecidos en el siglo XIX, en el que dos barcos, el Terror y el Erebus, con sus capitanes y sus tripulaciones, quedaron varados en el polo Norte durante años buscando una nueva ruta comercial. Allí hubo muchos muertos, mucha desesperación e incluso cuentan que canibalismo. Así pues, sin leer la novela, la historia ya metida en ficción prometía muchísimo, y si a eso añadimos algo de misticismo inuit, con sus almas perdidas y chamanismo pues la serie promete lo que no está escrito y claro, todo queda confirmado al ver sus 10 fantásticos episodios, dirigidos por Edward Berger, y producidos entre otros por Ridley Scott.. así que sí, hay nivel. Ambientación, guión, fotografía, ritmo, y sobretodo interpretación están de lujo. Muchas de las caras de los personajes son conocidas: Jared Harris, Tobias Menzes, Paul Ready, Ian Hart, Ciaran Hinds y un estupendo Adam Nagaitis. Sobresalientes todos. Estamos ante un drama de época maravilloso. Asfixiante y terrorífico. Angustioso y sofisticado. Lento pero seguro, no en vano y a pesar de un episodio piloto notable le cuesta arrancar, puede que hasta el cuarto o quinto episodio no pienses que has quedado atrapado en uno de esos barcos y que el peligro está más dentro que fuera de los navíos. En mi opinión, una de las series imprescindibles del año, no se la pierdan y recuerden abrigarse antes de verla.
Llevaba unos cuantos meses escuchando buenos discos de americana y country rock con la sensación de estar ante productos notables a los que les faltaba alma, garra, fuerza o eso inexplicable que les haga perdurar en el tiempo algo más que unas escuchas agradables y placenteras. Entonces alguien me da el soplo del nuevo disco de Brent Cobb. Tercero personal y segundo para una gran disquera. El señor Cobb está al límite de paciencia de Atlantic y aunque su anterior disco, "Shine on Rainy Day" (2016), obtuvo buenas críticas en el mercado countryrockero, necesitaba dar un golpe sobre la mesa y que los ejecutivos vieran que su apuesta se conviertía en piedrólares. Esto segundo, lo de llenar bolsillos, no sé si lo han conseguido pero desde luego "Providence Canyon" es una colección de canciones sobresalientes donde cabe el country clásico, el country rock, el southern y ecos a los grandes del género. Tiene todo eso que le demandábamos a otros discos de esta añada y mismo género. Eso mismo que no sabían darnos aquellos el señor Cobb nos lo entrega sin despeinarse. Musicalmente está a un nivel muy alto y en cuanto a lo vocal..., pues he de decir que me encanta su voz, su manera de colocar las palabras, de rascar sin olvidarse de darnos ese toque sureño que nos encanta. Hay ecos musicales a JJ Cale, a Tito Neil, a Lynyrd Skynyrd, a pura esencia setentera. Es un disco sureño, sí, sin duda, pero es sorprendentemente accesible y adictivo. A nivel de otros grandes discos del año como los de The Sheepdogs (más rockero), Old Crown Medicine Show (más hillbillie) o Blackberry Smoke (más sureño). Tres discos brutales a los que "Providence Canyon" se añade como esencial del año.
Brent Cobb - Providence Canyon (2018): 01.- Providence Canyon/ 02.- King of Alabama/ 03.- Mornin’s Gonna Come/ 04.- Come Home Soon/ 05.- Sucker For A Good Time/ 06.- High In The Country/ 07.- If I Don’t See Ya/ 08.- .30-06/ 09.- Lorene/ 10.- When The Dust Settles/ 11.- Ain’t A Road Too Long.
El pistoletazo de salida lo da el tema que da nombre al disco. "Providence Canyon" es puro country, no hay que buscarle tres pies al gato. Una delicia sonora de principio a fin que nos coloca en un ambiente propicio para recibir uno de mis temas favoritos del disco, una canción dedicada a un amigo que se marchó para siempre. "King of Alabama" es una joya. Un rock sureño funkoide, que va al trote, sin prisa pero sin pausa. Cantada con una clase impropia de alguien que roza la treintena. Mucho homenaje a los grandes, mucho sonido clásico, mucho y bueno de los setenta a lo que hay que añadir un tímido hammond y unos coros que aportan ese mínimo toque soul que hace que el tema nos ponga la piel de gallina. Seguimos con el supersonido de los setenta en la magnífica "Mornin's gonna come" con más coros y más guitarras punzantes. "Come home soon" es una preciosidad. Uno de mis temas favoritos del año. Bonico del to. Qué nivel vocal, qué calidad señores terrícolas! Impresionante. Todo refrendado con una "Sucker for a good time" con esencia Allman. Y con todo esto nos plantamos en el ecuador del disco con la sensación de estar ante un pelotazo increíble, ante uno de los tapados del año. "High in the country" tiene ese sonido setentero del tito Neil junto a Stills, un sonido de otra época, sin sonar a revival, con personalidad propia. El espíritu de JJ Cale aparece en "If I don't see ya" donde el rocanrolito se hace dueño de todo. Ritmos funkoides para "30-06" donde Cobb se luce a la guitarra, luego "Lorene" pone calma al cancionero con algo de country-folk y llevarnos de la mano hasta el sonido Nashville de "When the dust settles". El cierre es de escándalo. De nota. De matrícula de honor. "Ain't a road to long" es puro sur. Poquito de Allman, algo de Lynyrd, algo del Exilio Stoniano... Nivelazo vocal, guitarras maestras, clase por doquier... La colección de canciones de "Providence Canyon" son una joya, un tesoro, una sorpresa descomunal, y Brent Cobb un artistazo a seguir que ha firmado uno de los discos del año.
El pistoletazo de salida lo da el tema que da nombre al disco. "Providence Canyon" es puro country, no hay que buscarle tres pies al gato. Una delicia sonora de principio a fin que nos coloca en un ambiente propicio para recibir uno de mis temas favoritos del disco, una canción dedicada a un amigo que se marchó para siempre. "King of Alabama" es una joya. Un rock sureño funkoide, que va al trote, sin prisa pero sin pausa. Cantada con una clase impropia de alguien que roza la treintena. Mucho homenaje a los grandes, mucho sonido clásico, mucho y bueno de los setenta a lo que hay que añadir un tímido hammond y unos coros que aportan ese mínimo toque soul que hace que el tema nos ponga la piel de gallina. Seguimos con el supersonido de los setenta en la magnífica "Mornin's gonna come" con más coros y más guitarras punzantes. "Come home soon" es una preciosidad. Uno de mis temas favoritos del año. Bonico del to. Qué nivel vocal, qué calidad señores terrícolas! Impresionante. Todo refrendado con una "Sucker for a good time" con esencia Allman. Y con todo esto nos plantamos en el ecuador del disco con la sensación de estar ante un pelotazo increíble, ante uno de los tapados del año. "High in the country" tiene ese sonido setentero del tito Neil junto a Stills, un sonido de otra época, sin sonar a revival, con personalidad propia. El espíritu de JJ Cale aparece en "If I don't see ya" donde el rocanrolito se hace dueño de todo. Ritmos funkoides para "30-06" donde Cobb se luce a la guitarra, luego "Lorene" pone calma al cancionero con algo de country-folk y llevarnos de la mano hasta el sonido Nashville de "When the dust settles". El cierre es de escándalo. De nota. De matrícula de honor. "Ain't a road to long" es puro sur. Poquito de Allman, algo de Lynyrd, algo del Exilio Stoniano... Nivelazo vocal, guitarras maestras, clase por doquier... La colección de canciones de "Providence Canyon" son una joya, un tesoro, una sorpresa descomunal, y Brent Cobb un artistazo a seguir que ha firmado uno de los discos del año.
Una vez vista "Gorrión Rojo" tengo que decir que me ha decepcionado un algo. No espera tampoco ver "El cuarto protocolo" (de 1987 con Pierce Borsnan y el gran Michael Caine) pero confieso, una vez visto el trailer, tener puestas en esta historia de espías basada en la novela homónima de Jason Matthews, muchas expectativas. Novela que es el inicio de una saga sobre su protagonista, sobre Dominika Egorova, intepretada de manera notable por una Jenifer Lawrence a la que le falta un algo decidir a donde quiere dirigir su carrera a parte de ganar dinero a mansalva. Conocí a esta formosa señorita en "Winter's Bone" y me encadiló, y desde entonces le sigo la pista aunque en ocasiones sus films me hayan parecido un pastelazo inhumano. Curioso es que la saga donde ella aparece y que le dio la fama mundial, aquella "Juegos del hambre", está dirigida por Francis Lawrence, el mismo que en esta película de la "gorriona". La historia es pura guerra fría: Dominika es reclutada contra su voluntad y adiestrada por el gobierno ruso para infiltrarse entre los agentes americanos.... Y ya no cuento más porque os jodo el film. En resumen y generalizando un algo el film deja un regusto fallido. Sí es verdad que no aburre, que su lentitud es puro cine setentero de espías, que su envoltorio es excelente y que la Lawrence está muy bien pero finalmente no consigue engañarnos durante su excesivo metraje y acaba por ser más normal de lo que hubiese deseado. Estamos ante un thriller correcto, entretenido, sólido pero algo previsible. Como curiosidad me dicen quienes han leído la novela que su final es algo distinto, más inteligente y avispado en la versión cinematográfica. Me lo creo y os lo cuento, porque no pienso leer el libro.
Como cada año por estas fechas preparo mis compras jueguiles para las vacaciones. Uno de los juegos más interesantes entre mis nuevas adquisiciones ha sido este "NMBR9" editado en España por Devir, creado por Peter Wichmann e ilustrado por Fiore GmbH. Ya había probado el juego gracias como siempre a mi hermano The Black Meeple, y había gustado mucho en casa por su facilidad de normas, su rapidez y su fácil disfrute. Es un juego puzzle con toques a lo tetris, tiene estrategia y es muy de mi agrado por pertenecer al grupo de los abstractos. En el juego nos encontramos con losetas de cartón con forma de números del 0 al 9 (hay 80 en total) y 20 cartas con números. Cada loseta numérica tiene una forma concreta y, explicándolo sencillamente, nuestro objetivo es ir colocando y encajando dichas losetas al mismo tiempo que intentamos elevar nuestra construcción. Más o menos la mecánica consiste en sacar una carta al azar, cada jugador coge la loseta numérica que ha salido y la coloca en su espacio. Las piezas deben estar conectadas, al menos deben colindar por una casilla y no se pueden tapar los huecos que dejemos y por supuesto siempre para ir subiendo la altura debemos al menos tapar parte de dos losetas. Una vez colocada las 20 piezas por jugador el juego finaliza y se empieza a contar. Cada pieza vale su número y la suma de las losetas de cada planta se multiplicarán por cero si estamos en la planta baja, por uno en la primera, por dos en la segunda y así sucesivamente. Es como digo un juego sencillo, para todas la edades, para matar una tarde lluviosa, o amenizar una sobremesa. Un juego maravilloso.
Han pasado casi veinte años desde que a Christopher Meloni le hacían y hacía millones de tropelías en la Ciudad Esmeralda del correccional de Oswald. La serie de Tom Fontana y Barry Levinson, OZ, es una de las grandes series de HBO y de las que inició eso de la edad de oro de la televisión, una de mis favoritas, y una de las que, aunque al final decepcionó por agotamiento, hay que tener un par para verla. Pues bien, veinte años más tarde y después de pasar como secundario en innumerables films pero sobretodo recordándolo por su presencia en "Law and Order", Meloni encuentra una serie donde lucirse. Una serie muy extraña, muy freak, muy estúpida y violenta. "Happy!" se llama el invento. Y el invento es una serie de ocho episodios, ideal para la anti-Navidad, donde se mezclan extraños conceptos como la animación y la ultra-violencia. Podríamos simplificar la historia diciendo que Meloni interpreta a un ex-policía, Nick Sacks, con el extraño don de acabar con todo lo que le rodea. Después de casi acabar muerto empieza a ver a un extraño unicornio azul que se convertirá en su compañero ideal, el cual necesitará su ayuda pues juntos tendrán que rescatar a la amiga del unicornio (él es Happy) y a la hija de Sacks, que hasta entonces desconocía. La trama no la pienso explicar pero os aseguro que aunque al principio descoloca y parece todo algo tonto y absurdo al final se convierte en una diversión sin filtros, llena de irreverencia, violencia, sangre y bastante humor. Todo funciona sin ser sobresaliente, pero lo hace con suficiencia para gustar y engatusar. Meloni está fantástico, y el guión es una puta locura. No se la pierdan pues es una de las sorpresas del año.