El asesinato de Niko James por el cobarde de Guzzest Ford

Hace ya algún tiempo durante mi estancia en el planeta Tierra tuve la mala suerte de coincidir con un ser llamado Guzzest, al principio todo eran cosas buenas, el tipo me caía bien: fumaba en pipa, bebía hasta llegar a la catarsis, divagaba sobre los mejores grupos de rock, le gustaban las películas de gladiadores, los Clash, Costello, me enseñó a jugar al backgammon y a varias cosicas más. Así que no fue demasiado difícil entablar una relación con él, vivíamos lo que se dice una bonita historia, cuando estábamos juntos se podía escuchar en el ambiente el “Happy together” de The Turtles y la vida pasaba a cámara rápida llena de secuencias de felicidad. Hasta que un buen día el tipo se rejuntó con una tipa algo mandona, a la primera de cambio se transformó, ya no era el mismo. Dejó completamente las catarsis, cambió su marca de tabaco habitual, empezó a escuchar a The Strokes¿..?, a ver series tipo “Bones”, a opinar sobre si son mejores las cortinas en color beige o en blanco…, ese no era mi Guzzest, me lo había cambiado. Pero la maldad de su nueva compañera no tenía limites, así que me invitaron un fin de semana a la montaña, yo pensaba que la cosa iría bien, que nos reconciliaríamos, que todo volvería a la época dorada donde jugábamos horas y horas al PES mientras escuchábamos “London Calling”, “Transformer” o “Hunky Dory”. Me dieron de comer los mejores manjares existentes en un restaurante llamado L’Esbardu, me agasajaron con regalos, me dieron de beber litros y litros de vino Azpilicueta, y yo empezaba a marearme, se me trababa la lengua, y comenzaba a estar realmente lleno, estaba a punto de explotar, joder, incluso tenía ganas de fumar. Cansado me puse en el asiento de atrás del coche y debido a alguna sustancia que me tiraron en la copa perdí el conocimiento…

Desperté en la montaña, no había ni un alma a mi alrededor y hacía un frío del carajo, me habían atado de pies y manos así que intenté desatarme como pude pero antes de conseguirlo llegó él. Llegó Guzzest y gritando “sal de su cuerpo demonio!” me clavó repetidas veces un picahielos en el corazón. Y me dejó allí, sin vida. Lo que no sabía es que Nikochan es inmortal, así que me apoderé de otro cuerpo mucho más atractivo, si es que se puede, mucho más inteligente, forzudo, musculoso. Alquilé un piso cerca de él, me hice amigo suyo, despisté para que me enseñase de nuevo a jugar al backgammon, me contase las mismas historias, y yo me hacía el sorprendido, a veces incluso le daba la razón y me dejaba ganar al FIFA. Coño!, incluso le invité a mi boda. Y es que ahora estábamos empatados en número, ahora me había buscado una pareja cañón de mi planeta, la venganza estaba a punto de realizarse, así que si un buen día dejáis de tener noticias de Guzzest podréis pensar que mi venganza se ha llevado a cabo. Desde el cariño, y sobretodo desde la humildad, reclamo... Vendetta!!!

1 comentario:

  1. Todo esto me parece muy bien (chalao de los cojones) pero, de verdad, yo no veo "booooons"... El resto de falacias las puedo pasar por alto sin problemas, pero esa no... Ahora, si me hablas de Navy: investigación criminal, eso ya es otra cosa...
    (Pd: Coming soon es sus pantallas "El Exguzzortista 2"... con más crucifijos y potadas que nunca.)

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