Pensamientos nikochanos.....

Casi dos años llevo solo en la isla. Mi nave espacial sufrió un pequeño percance. Lo confieso, había bebido y consumido alguna que otra sustancia no demasiado legal en esta galaxia, me salté un semáforo intergaláctico, sobrepasé la velocidad de la luz, hice un trompo, evité con un giros rápidos, precisos, y porqué no decirlo, con mucha suerte a decenas de asteroides con la desdicha de vomitarme encima la chistorra del desayuno, perdí el conocimiento, lancé por la ventana a mi subordinado, el señor naranja, para después atropellarle y como colofón un enorme agujero negro me engulló. Desperté al poco tiempo en este planeta de mierda totalmente ileso, no tenía ni un rasguño, bueno, no sé muy bien la razón pero empecé a sufrir alopecia. Maldito planeta!. No sabía donde me encontraba, parecía estar en una isla, así que decidí quedármela, y como no tenía nadie con quién hablar empecé a enviar mensajes dentro de una botella, mensajes que hablaban de películas y de discos, a veces hablaba de estrellas del celuloide, directores míticos, dioses del rock, seres que estaban por encima del bien y del mal, y esas cosas. A veces elaboraba listas de lo mejor y lo peor de eso y de aquello, y claro, tanta soledad me provocó alucinaciones, me inventé una historia paralela donde yo era un malo malísimo que debía destruir a un tal Guzzest, mi paranoia llegó a tal extremo que lo veía en la isla, a mi lado, me hablaba, me tiraba el humo de su cigarro a la cara, jugábamos a las cartas y además me presentaba a sus amigos a los que también yo quería destruir, esa historia inventada se apoderó de mi cerebro, me dejó con una sola neurona que además iba a su puta bola, y claro, ahora hablo con Guzzest, Flush, Ude y todos esos personajillos que se me aparecen. Casi dos años mas tarde he aceptado que puede que estos seres sean reales, y después de unas arduas negociaciones he conseguido que Guzzest colaboré en la preparación, fabricación y lanzamiento de los mensajes en la botella, bueno, exactamente he conseguido que acepte realizar algún que otro comentario al uso de su cosecha a cambio de una xibeca, un myolastan y un sugus amarillo. Lastimica. Con Flush es diferente. El tipo se niega a negociar. Así que le he dado un ultimátum, o me ayuda a cambio de un cigarrito risueño y un poema de Benedetti o, francamente, le robaré todas sus botellas con mensaje, poco a poco, con nocturnidad y alevosía. Por tanto, me atrevo a anunciar que próximamente aparecerán por la isla estos colaboradores, Guzzest con su sección llamada Combat Guzz, y muy posiblemente, esto no está del todo decidido y mucho menos confirmado, me gustaría contar con Flush y sus pensamientos psicodélicos y su savoir fair en la sección llamada Flush’ Corner. Espero poder conseguir algún que otro colaborador o colaboradora mas, quién sabe, a lo mejor me he vuelto loco del todo, y al final y después de tanto pensar y tanta paja mental acabo por medicarme y vuelvo otra vez a la soledad de mi isla. Nadie sabe que pasará, ni que nos explicarán esos seres que reales o no amartillean mi cerebro. Tal vez Flush o Guzzest sólo existan en mi mente pero creedme cuando digo que tienen mucho que contarnos.

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