COMBAT GUZZ #1: El caso del árbol de Navidad chino

Como mi anterior “aportación” al engendro éste era básicamente una presentación de mi nueva sección (que a la media hora de su aparición ya ha eclipsado los casi dos años de existencia del medio...no podía ser de otra manera a poco que uno haga funcionar la lógica)me veo con fuerzas, ya el mismo día de su edición (por así llamarlo), para parir lo que es el primer comentario propiamente dicho.


A mi partenaire casera se le ocurrió hace unos días que le haría cierta gracia poner un árbol de navidad en el piso (“naaa...uno chiquitajo de esos de plástico y va que chuta”) este año. Como por motivos personales, que no vienen al caso, no le ha sido posible encargarse del asunto me decidí sorprenderla atendiendo yo al susodicho...Misión: navidalización del comedor. Coste máximo a destinar: 50 chuflas (qué hay crisis, coño). Tiempo de realización del proyecto: unas dos horas aprox. que es lo que tardará la que te dije en llegar a casa, presumo.

Por consejo familiar me dirigí al chino de la calle Tajo (“están muy bien y tiraos de precio”), y ahí empieza el drama...

El “chino de la calle Tajo” resultó ser un pasillo estrecho interminable (o yo al menos no llegué a ver el fín del mismo) que debe conectar directamente con Pekín por lo menos, sospecho, y en el que no caben prácticamente clientes de la de dependientes que, aparentemente, hay...otra cosa es que te hagan puto caso, pero enseguida vamos con eso. Lo primero era pillar un par de guirnaldas bien gordas (una amarilla y otra azul -en honor al Boca Juniors por ejemplo- y unas cuantas bolas (pille dos muy grandes de azul con simulacro de copos de nieve en relieve adheridos y una caja de diez de las rojas y plateadas de toda la vida). Todo ello, ni que decir tiene, esquivando a clientes y dependientes con un desparpajo que ríete tú del Messi y la madre que lo parió. Después a por las luces...no tenía árbol pero yo ya quería las luces, maxime porque me empezaba a hacer falta algo de tipo bandejil para ir poniendo las cosicas. De 120 que las cogí, si es que los tengo de amianto, leñe...El siguiente paso era pillar plantillas con motivos de las fiestas y el spray al uso...Hala, más mierda al zurrón. Y por último, al fín, a por el condenado christmas tree... Los tienen expuestos a media altura del primer pasillo principal. Me los miro (“joder que feos son estos de delante”). Me los vuelvo a mirar (“si es que no se salva ni uno”). Y finalmente zambulléndome en la espesura plastificada veo que algo más atrás del improvisado expositorio hay unos pocos algo más presentables...Pondero precios y tamaños y me decido por uno de unos 13 euros...La siguiente movida es, cargado como voy hasta las cejas, llamar la atención de un empleado. Se acerca un hombre chino...

-Oiga, por favor...

-No no, yo no trabajo aquí.

Me quedo contrariado y algo sorprendido por el asunto. Un chino, dentro de un chino que no trabaja en el chino...¿qué andará tramando? ¿Espionaje industrial? ¿Tarando -todavía más si tal cosa es posible- artículos para desprestigiar a la competencia? Mmmm, mejor dejo el asunto que, como decía el maestro Cleese, se está llegando a un extremo en que no puedes hacer coña o referirte a nada ya sin que algún pusilánime tocacojones se sienta ofendido...pero la duda ahí me la llevo.

Al poco se acerca otro señor oriental que, éste si, trabaja en el establecimiento...

-Quiero este.

-¿Este?

-Si.

-Mide metro y medio.

-Ah.

-Llamo a chica para que ponga en caja que es el último...

-Vale, gracias.

-Yatujoooooo !!! (o algo por el estilo bramó el buen hombre)

Detrás de lo de los árboles es donde tienen las guirnaldas, y ahí me espere yo semiapoyado, y ya algo cansado y realmente muy agobiado, a que apareciese la “chica”...

-”Collons !”, exclamé.

De entre medio de las guirnaldas aparece una joven chinita dudo que mayor de edad, aparentemente muy simpática. Se pone a hablar con el individuo que me atendió quien le expresa una serie de indicaciones (“ponle una caja al capullo este”, sospecho por el tono de voz....pero a saber, tampoco hace falta levantar falsos testimonios y la parte “entendible” de la atención fué exquisita, eso se lo admito) para desaparecer acto seguido con paso liviano dios sabe hacia donde.

Tras unas maniobras de “encabimiento” en la caja y un poco de celo de por medio la tipa deja apoyado el árbol de plástico, ya dentro de la caja, en uno de los estantes guirnaleros, me sonríe y hace una cara entre “yastá” y “hala, ahí te quedas”...

-Perdona, me lo puedes acercar hasta la caja y decirles que es para mí -que había una cola del copón, faltaría más- (“y si no es molestia...es que no quedaría muy bien empujar el árbol con la punta de la polla hasta el mostrador” , pienso para mí).

La amable chinilla se compadece y sin mediar palabra, y siempre amable, procede en consecuencia.

En definitiva: 31 euros, toda la gestión...Tan satisfecho y ufano estaba que me pille un taxi solo salir para que me dejara en la puerta de casa (total cinco eurillos más...todavía estoy en las cuentas, además)

Agilizando. Estoy ya en casa con el árbol montado (puzzle de dos piezas, hasta yo puedo con eso). Le dejo caer con cierta clase y no menos gracia las guirnaldas y pongo las bolas (si se me quiere entender, claro)...”Mierda, he hecho corto de bolas...bueno con las luces ya se arreglará supongo”. Abro la cajita de cartón con las luces y ya me doy cuenta ipso facto que me he pasado tres pueblos con la cantidad de las mismas. “Bueno, ya me liaré a dar vueltas”. Tras toda la matada enchufo las puñeteras luces (¿por qué probarlas antes Guzz de los huevos? ¿verdad?) y...Argh !, no se encienden ! (“ya me han timado...no me extraña que se pasen el día descojonándose”). Después vuelvo a desenredar el iluminado y reviso una a una todas las bombillitas sin divisar rotura por parte alguna. Entonces toco las púas del enchufe (en un ejericio de estupidez digno de mí y quizá otros tres en toda la historia del universo) y una se rompe como si fuera un maldito palillo pinchaolivas...”Pero que coj...”. Me sosiego un poco pues entre la mala gaita que ya atesoro de mi estancia en “el chino de la calle Tajo” (por aquello de mi odio hacia las multitudes y el consumismo al que -me consta- le estoy rindiendo pleitesía esta tarde...me avergüenzo de mí mismo, no les quepa duda) y que el reloj corre que se las pela, mi sorpresa, visto lo visto, quedará un poco churrigueresca. Me dedico entonces a lo de las plantilla. Pongo una contra el cristal que comunica cocina con comedor del apartamento y agarro el spray (“Blanconieve” pone en el frasco...esto va a estar bien). Haciendo caso de las instrucciones “rociar a medio metro aproximadamente” procedo en consecuencia, nuevamente, y entonces sale un chorrazo (“ahíva que chorrazo !”) como de espuma de afeitar ultraespesa...Resulta que el spray era para hacer efecto nieve en árboles de navidad NATURALES (por lo que ni tan siquiera lo pude aprovechar en el nuestro...y bien sabe diox que lo intenté...)Tras el nuevo fracaso, y cabreo a ultranza, me fumo un cigarro sentado en sofá y me pongo a mirar el árbol...”Hombre, si le explico que he querido desarrollar un concepto gótico burtoniano con toques expresionistas tal vez cuele...”. Tras acabar el cigarrillo y dejar de engañarme a mí mismo, salgo escopeteado (tras cerciorarme que mi sra. acaba de subir al tren y tiene un trayecto de entre media hora y tres cuartos) a mi chino de confianza en el barrio (donde compro los cedeses y deuvedeses para piratear a mis anchas vamos). La chinilla que está en el mostrador también vive en la risa perpetua, en otras circunstancias pensaría “a mí ya no me la dáis con esto de las risitas cabrones” pero esta gente es de confianza, además el grado de descojone que alcanza esta tipa es digno de admiración (a saber la de bolas de su tierra que llevará, siempre pienso cuando la veo -soy así de majadero, mira-)...En resumen compro tropecientas bolas más (algunas bonitas porqué si, y si se me permite), otras luces que (MUY IMPORTANTE) pido probar en el establecimiento (la novatada ya quedó más que saldada) con óptimos resultados en este caso. 50 bombillas, perfecto y de sobras (al “metro y medio” de longitud del árbol hay que descontarle el “medio” que es todo auténtica imitación de tronco auténtico). Total: 14 euros más (no si al final ya sabía yo que por ahí iban a ir los tiros...)

Llego a casa nuevamente cargado y bastante acalorado (por aquello que este puto barrio no sabe de rectitudes y todo es en vertiginosa bajada o tortuosa subida... y ahora tocaba lo segundo). Caray, me está mal decirlo, pero me ha quedado de puta madre, si señor. Es pequeño pero matón, y tiene su presencia (alguién dirá que “Hombre, es que tu comedor es pequeño”, cierto si, pero que por mí le den por saco al susodicho “alguién”...sobretodo tras la tarde de perros que he pasado...)...

Al final y en resumen conseguí darle una alegría a la señorita que vive conmigo, que era en definitiva de lo que se trataba y lo importante a la sazón pero, lástima, me llamó por teléfono el Nicho justo al llegar ella y se enteró de mi ridículo con lo del spray, con el choteo pertinente del malvado...el fin de tarde soñado vamos...


Pd: Felices (putas) Navidades a todas/os.

Pd2: Dudo mucho que vuelva a escribir algo tan largo en próximas entregas (al menos a corto plazo) pero se trataba de vencer la tentación siestil del sábado por la tarde, que mañana el nene ficha antes que el gallo...Perdón por la “espesor” que alguien pueda haber sufrido pero, si le sirve de consuelo, no será nada comparado con el reciente recuerdo de lo vivido en mi “cuento de navidad” particular...Lo mío si que acojona y no el fantasma de las navidades pasadas de las narices...

3 comentarios:

  1. Editado por Guzzest el sábado por la tarde en plena catarsis de aburrimiento absoluto. Publicado hoy lunes. Disculpen el retraso.

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  2. Pero mira que te dije que la fotico del árbol debía ir antes de las pd's..."No te cambiare ni una coma"...Ni me paga ni puto caso que me hace...Chuleta !

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  3. vale, vale... desde luego no se puede empanar uno... que enseguida le faltan al respeto....

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