Un ser llamado Guzzest. Capítulo 31: Le llamaban Guzzest

Guzzest se despertó, lo último que recordaba era haber caído dentro de un gran caldero, y ahora mismo se encontraba amarrado a lo que parecía ser una auténtica y antigua silla de barbero pero los ojos vendados no le permitían saber con exactitud dónde estaba, escuchaba ruido, como si alguien estuviera por la habitación, esa persona estaba tarareando mientras buscaba algo desesperadamente, entonces Guzzest agudizó su sucio y encerado oído y pudo escuchar una voz que le resultó familiar. – No, esto no, es muy gordo, esto no le va a caber por hay, esto tampoco, si le doy con esto puede que me lo cargue, no esto no, no le haría nada, uhhmmm, déjame que piense, y si, sí, esto servirá, el cinturón de multi-hobby viene perfecto para esta tarea.- dijo el personaje misterioso. Mientras tanto Guzzest se temía lo peor, escuchó como el personajillo se colocaba y ataba un cinturón al parecer con utensilios algo peligrosos, y escuchaba como se acercaba lentamente, entonces y de manera violenta sintió como un martillo de plástico le golpeaba la cara y al hacerlo producía un ruido extraño, el enigmático ser cantaba sin parar: “The currents rage so deep upon us. This is the age of Video violence. The currents rage so deep down inside us. This is the age of Video Violence. Na Na Na Na Na Na ...”, le golpeaba y golpeaba, y entonces a Guzzest debido a los golpetazos que recibía se le soltó la venda y pudo ver al fin a su agresor, estaba totalmente desnudo, con el cinturón de herramientas de multi-hobby perfectamente colocado y entonces recibió un golpe definitivo en la frente y mientras se quedaba de nuevo inconsciente escuchaba “This is the age of Video Violence. Na Na Na Na Na Na ... Na Na Na Na Na Na ...”. Volvió a despertar, esta vez no estaba atado aunque si estaba encerrado en una habitación donde sólo había una butaca, un televisor, un video Beta, una cinta encima de una vieja mesa de madera, y una nota en el televisor que rezaba: “Siéntate. Pon la cinta”, y así hizo Guzzest, se sentó en la butaca, introdujo la cinta en el video y le dio al play, en ese momento la película comenzó a rodar, en la pantalla y en primerísimo primer plano se podía observar al Dr. Nikochan: “Bienvenido al infierno queridísimo Guzzest, tú me hiciste así, tú me has separado de mi amada Nikochana, y tú me has impedido dominar el mundo, pero por suerte, la diosa fortuna me ha dado algo bueno, quieres saber que es?, pues coge el espejo que hay debajo de la butaca y obsérvate un poquito” así finalizaba el mensaje. Guzzest se inclinó y cogió el espejo: Guarrrrgfjjfjfjjfjf!!!!! Gritó desesperado, por primera vez era consciente de su nuevo aspecto, regordete (eso no era exactamente nuevo), color naranja, con antenas, el culo en la cabeza, y unos guantes y botas rojas, de golpe la butaca comenzó a descender hasta otra habitación donde sólo había un ordenador, un reloj despertador con forma de perro Pluto, un armario y unas gafas de sol sobre el teclado, al encender el ordenador otro nuevo mensaje del Doctor: “Querido Guzzest, si quieres que tus seres queridos no mueran y salir alguna vez de aquí, deberás pulsar cada hora en este ordenador la siguiente clave: 4, 8, 15, 16, 23, 42. La decisión es tuya”. Guzzest estaba realmente desorientado, pulsó la clave, le dio al enter, y empezó a investigar la habitación, no había mucho que investigar, sólo el armario, lo abrió y, eureka!, estaba lleno de botellas de vino y como no, otra notita: “Veo que has encontrado las botellas, te informó que podrás beber todas las botellas que quieras, hasta llegar a una catarsis extrema, pero en ese caso te verás muy perjudicado para pulsar la clave, difícil elección, “Vicio o Salvar vidas”. - Maldito seas Dr. Nikochan.- gritó Guzzest.- hagas lo que me hagas, me transformes en lo que quieras, encontraré una manera de salir de este lugar, encontraré una manera de volver a mi estado original, y encontraré la manera de vengarme de ti, porque hagas lo que hagas, aún me llaman Guzzest.

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