Capítulo 20: El autobús mágico
Carcajadas, risas demoníacas, y algún que otro gemido retumbaban en la cabeza de Guzzest, no por ser extremadamente ruidosas, sino, mas bien, por el hecho de que su cabeza estaba algo vacía, sólo serrín, y neuronas, muchas, pero todas ellas a su puto rollo, y un eco, un gran eco que provocaban terribles jaquecas y malestar en nuestro querido Guzzest. – No puedo soportarlo mas, es que vosotros no podéis escuchar esa risa infernal?, de verdad que soy sólo yo?, me estaré volviendo loco?.- preguntaba Guzzest a sus compañeros.- Mira querido, creo que la maldición ha empezado.- exclamó la bruja Munthes, y prosiguió su discurso.- todo aquel que utiliza el conjuro de resurrección tiene que enfrentarse a sus demonios, y sólo si consigues encontrar el gran mechero de Kochan, podrás deshacerte de la maldición, aunque debes saber una cosa, ese mechero tiene un gran poder, es el único capaz de deshacer la maldición, pero cuidado, una vez en tu poder, tendrás que prometer no utilizarlo nunca, jamás se tiene que pasar por tu cabeza encenderlo.- Bueno, vale, no lo encenderé, pero dime, dónde cojones encuentro el mecherito ese.- contestó Guzzest, algo cabreado.- Pues, se encuentra en algún lugar de la Montaña Pinchauva, no sé muy bien dónde, ni quién puede guardar ese objeto tan poderoso, pero será peligroso, muy peligroso, te recomiendo que te acompañe Flush, necesitarás ayuda, mientras tanto, Cucu, la novia zombie, y yo, iremos hacía Nikochan Castle, y así ganaremos algo de tiempo, tenemos que encontrarnos allí con el mechero, os necesitamos a los dos, antes que el Dr. Nikochan utilice las gafas de pasta y la camiseta de Batman que os dejasteis robar para dominar el mundo, encontrad el mechero y salvaréis el mundo, así que andando.- al finalizar su discurso, la bruja Munthes, Cucu y Maqui comenzaron su largo viaje hasta Nikochan Castle. – Comienzo ha estar cansadito de buscar tantas cosas, sabes que, yo paso- dijo Flush agobiado.- Claro, coño, como tu no tienes la risa demoníaca en tu cabeza, serás cabronazo, tú vienes conmigo y a callar.- contestó Guzzest.- tenemos que coger el autobús 13, y bajarnos en playa Coco, desde allí coger el teleférico hacía la Montaña Pinchauva, joder que largo va a ser esto.- Bueno, pues andando que no tengo toda la vida, y, estaba yo pensando, porque no pasamos y que el Dr.Nikochan domine el mundo, total, peor de lo que ya está?.- preguntó Flush a Guzzest.- Sí claro, tu quieres que imponga sus normas y gustos? Estás loco?- contestó Guzzest. Desde la parada del bus se escuchaba una música que se acercaba poco a poco, era la radio del autobusero, cada vez se escuchaba mas y mas fuerte, era rock en esencia, rock clásico, se acercaba y acercaba: “Thank you, driver, for getting me here (Too much, the Magic Bus).You'll be an inspector, have no fear (Too much, the Magic Bus).I don't want to cause no fuss (Too much, the Magic Bus).But can I buy your Magic Bus? (Too much, the Magic Bus).Nooooooooo!”. El autobús paró en seco, las puertas se abrieron, con un sonido a oxidación digno de la mejor película de terror, al volante un hombre bajito, con un traje blanco de lentejuelas y un tupé a lo Elvis, las gafas de sol enormes y un palillo en la boca tapaban su cara.- Subís o no, son 4 machacantes por cabeza, bueno, para el gordo son 5, así que a pagar, y por cierto, no llevo cambio.- dijo el conductor.- Tienes pasta Flush, a mi no me queda mas que una moneda.- dijo Guzzest.- Joder, si que me va a salir caro, el viajecito.- dijo en voz alta Flush. Así que pagaron, se sentaron en el asiento de atrás del autobús completamente vacío, mientras el extraño conductor arrancaba y subía la radio a todo volumen, al arrancar algo cayó del autobús, era un número 1, así que no habían cogido el bus 13, sino el 3, el autobusero miró hacía atrás y esbozó una tímida sonrisa, mientras sonaba: “Thruppence and sixpence every day. Just to drive to my baby. Thruppence and sixpence each day. 'Cause I drive my baby every way. Magic Bus, Magic Bus, Magic Bus, Magic Bus, Magic Bus...I want the Magic Bus, I want the Magic Bus, I want the Magic Bus...”
Capítulo 21: Good Vibrations
.-Creo que hace un par de horas que pasamos playa Coco, nuestra parada, no sé que pasa pero el conductor no ha parado, y además estoy cansado de escuchar la misma música una y otra vez, al menos le preguntaré si tiene algo de los sobrevalorados chicos de la playa.- comentó Flush agotado del trayecto. Guzzest continuaba estirado en los asientos traseros, mientras Flush se acercaba poco a poco hacia el conductor. –Perdone, me escucha?, se ha pasado nuestra parada, me escucha, está bien?.- preguntaba Flush con desesperación, en ese preciso momento y al tocar ligeramente el hombro del conductor, a éste, se le cayó la cabeza al suelo.- Uahhhh!, Guzzest, levanta, es un muñeco, un puto muñeco, Uahhhh!, yo no sé conducir esto, Guzzest, Guu-zzeeesst.- Gritaba, y gritaba Flush.- Joder con el gafitas, que pesao que eres, quita al dummy y déjame llevar este trasto, no conducía algo así desde que trabajaba en la Sony.- contestó Guzzest con cierta añoranza. Guzzest se puso al volante y dio media vuelta hacia la playa, Flush preparaba dos espectaculares cigarrillos risueños y al mismo tiempo que los encendía, Guzzest puso una cinta en el cassette reversible de doble pletina que llevaba el autobús mágico, después de unas cuantas caladas, se despertaron boca abajo sin saber muy bien que había pasado. – Joder, Flush, te dije que te estuvieras quietecito, mira que te lo dije, no toques el volante, ni el claxon, ni me tires la ceniza en el pelo, y tu, como si nada, y ahora mira, el autobús boca abajo e inservible.- dijo Guzzest.- Mira eso, creo que es el mar, no es el cielo, no el mar, bueno es la playa, hemos llegado, te hace otro cigarrillo risueño, y luego ya veremos como salimos de esta.- contestó Flush. Y mientras daban una calada tras otra en una extraña posición, una canción muy alegre y soleada sonaba por el autobús: “I've been all around this great big world., and I've seen all kinds of girls, yeah, but I couldn't wait to get back in the states, back to the cutest girls in the world, I wish they all could be California, I wish they all could be California giiiirls”, al cabo de un buen rato, salieron arrastrándose como lagartijas del autobús, y decidieron continuar con el plan.- Bueno, según dijo la bruja Munthes, tendríamos que coger un teleférico o algo así que nos lleve hacía la montaña Pinchauva.- dijo Guzzest no muy convencido. – Creo que debe ser eso de hay, “teleféricos pinchauva”, sí, debe ser eso.- exclamó Flush al observar a lo lejos una cabina al parecer de color verde. Se fueron acercando al teleférico, donde una mujer bajita, con minifalda, y una pamela de cestillo le esperaba en la venta de tickets. Al acercarse, se dieron cuenta que no era precisamente una mujer, sino un hombre, muy bajito con los labios pintados de rojo, con peluca y un gorro horrible de paja, una falda escocesa que dejaba a la vista una repugnante pelambrera, y una camiseta blanca con una inscripción: “Miss camiseta mojada”, justo encima de lo que parecían dos pechos pero eran un par de calcetines. – Hola, guapos, queréis subir al teleférico, serán 8 machacantes, 10 para el guapo gordo fornido.- dijo la vendedora de tickets.- Joder, otra vez, y yo sin pasta, Flush, dame unas monedas, dame unas monedas, dame unas monedas.- repetía Guzzest.- Ya está bien, no pienso pagar, estoy harto del saqueo, y usted que mira, con lo fea que es podría mirar a otro sitio, y mira que llevar pintalabios verde, ordinaria.- gritaba Flush poseído por la rabia.. Entonces, la señora de los tickets, sonrió, cogió a Flush y a Guzzest por las patillas y los empujó al interior del teleférico, las puertas se cerraron bruscamente y la cabina comenzaba a elevarse, desde las alturas vieron como la mujer se quitaba el sombrero y la peluca, aquella figura les recordaba a alguien, pero no la podían reconocer, estaban muy lejos, y mientras subían y subían, entonaron una canción: “So hoist up the John B's sail, See how the mainsail sets, Call for the Captain it's shore, Let me go home, let me go home, I wanna go home, let me go home, Why don't you let me go home”
Capítulo 22: Golpea a los mocosos
El teleférico llegó al final del trayecto, un letrero de madera rezaba: “Welcome to Pinchauvas mountain”, los dos aventureros estaban algo confundidos y de bajón puesto que se les habían terminado todos los cigarrillos risueños, y casi no se acordaban del motivo de este peculiar y absurdo viaje, hasta que algo sonó en la cabeza de Guzzest.- Flush, quieres parar de reír me tienes harto, hartito me tienes con la risita satánica.- a lo que Flush contestó.- Mira que eres bobo, es la maldición esa de los huevos, recuerdas? resurrección, maldición, risas, viajecito, hombre que quiere acabar con nosotros y el mecherito de Kochan, te viene algo a esa cabeza hueca?. – Bueno, ya estamos en la montaña, tenemos el mapa, dice, caminar quince pasos hasta el árbol con forma de alienígena borracho, caminar luego en dirección norte treinta y cinco pasos de gnomo australiano hasta llegar a la piedra donut, y por último, saltar a través de la piedra y cuando la cabeza dé contra el suelo, sabréis donde tenéis que cavar. Bueno, Flush, pues ya sabes, que prefieres, cavar o saltar y cavar?.- dijo Guzzest algo cansado de las instrucciones que les dejó la bruja Munthes.- Prefiero que te pierdas, es tu risa demoníaca, y tú, saltas y cavas, yo miro.- contestó Flush. Así pues Guzzest siguió al pie de la letra las instrucciones, y al saltar por el agujero de la piedra donut, se quedó atorado, pero al suelo cayo algo, parecía un cigarrillo..- Mira que eres rastrero, un cigarrillo risueño, no decías que era el último?, maldito seas, gañán, pues ahora me lo fumo, tu sal de la roca como puedas.- dijo Flush algo enfadado.- Je, je, pues si quieres fumar, primero tendrás que cavar justo donde ha caído el cigarrito, porque me parece que mechero, lo que se dice mechero, no tienes, je, je que panolis.- exclamó Guzzest mientras reía. - Pues no eres tu solo el que tenía secretos, me queda una cerilla, y aquí tengo el cigarrito de mis sueños mas risueño que nunca, me pondré aquí delante, y mientras espero y fumo, mi vida yo consumo, para que lo veas bien, pinchauvas, que eres un pinchauvas, pin-cha-u-vas!- gritó Flush algo nervioso, en ese momento un rayo cayó en la piedra donut, partiéndola y liberando a Guzzest, extrañado miró las instrucciones que decían claramente, bueno, claramente, en letra pequeña, no decir nunca pinchauvas tres veces.- Joder Flush, la has cagado, mira que decir eso, y ahora que pasará?, enciende el cigarro que puede ser el último, enciéndelo, leches.- Gritaba Guzzest mientras lloraba. En aquel momento, una voz y su eco se escuchaban por toda la montaña: Here I stand (here I stand..) Look around around around around (around around around around..) But you wont see me (you wont see me..) Now Im here (now Im here..) Now Im there (now Im there..) I’m just a just a new man. Yes you made me live again.- Rápidamente Flush se puso a cavar y a cavar como un desesperado, y consiguió el mechero, era un mechero clipper rojo o verde, daba igual, se lo metió en el bolsillo, y gritó corre Guzzest, corre, es UUUUUddddeeeeeeeeee!!!!!. Y los dos cogidos de la mano comenzaron una carrera frenética hacía el teleférico, Guzzest, el pobre se ahogaba, Flush era demasiado rápido y atractivo para él, mientras corría toda su grasa se movía como si de una bailarina se tratase, era arte en movimiento, corría y corría, Flush desde dentro del teleférico le animaba, mientras la puerta se iba cerrando, Ude ya estaba pisándole los talones, Guzzest saltó y la puerta se cerró bruscamente, él estaba dentro, y su pie fuera, pero el teleférico comenzó a bajar mientras Flush miraba a través de la ventanilla, y veía como Ude se colocaba unos pies de pato de submarinista, unas gafas, un tubo, y enseñaba un cartel que ponía “Nos vemos abajo” y daba un salto al vacío, Flush se quedó petrificado. Mientras tanto, el sudor de Guzzest, parecía un surtidor, fue deshaciendo el papel del interior de la cabina y dejó a la vista unas fotos de Ude, Ude disfrazado de taxista, Ude disfrazado de conductor de autobús, Ude disfrazado de vendedora de tickets….Guzzest al borde del ataque de nervios exclamó: Estamos perdidos Flush, no hay escapatoria, escuchas eso, es la maldición, la maldición en mi cabeza, acabará conmigo una cosa u otra.- No, Guzzest, no, eso no es la maldición, eso que escuchas es a Ude, escucha bien, viene desde abajo, creo que no está esperando, escuchas lo mismo que yo? “Beat on the brat. Beat on the brat. Beat on the brat with a baseball bat. Oh yeah, oh yeah, uh-oh. Oh yeah, oh yeah, uh-oh!!”
Capítulo 23: Campo de fresas
Guzzest y Flush no se atrevían a salir del teleférico, estaban acojonados y agazapados para que no les viera Ude, después de esperar durante dos horas aproximadamente, sólo escuchaban -“Beat on the brat. Beat on the brat. Beat on the brat. Beat on the brat. Beat on the brat. Beat on the brat”.- la frase se repetía una y otra vez, así que Guzzest levantó su grande y pesada cabeza para poder observar a través de la ventanilla lo que estaba pasando y observó que Ude no estaba, sin embargo, pudo ver claramente una funda de un bajo al que Ude, de manera artística y algo particular, había colocado unos zapatos, una camisa de flores y una gorra, la música salía de un viejo tocadiscos del interior del bajo, y aunque la canción estaba rayada, Guzzest y Flush no se dieron cuenta de lo acojonados que estaban.- De verdad Flush, eres el tipo mas cagado que conozco, si es que tengo que salir yo siempre a dar la cara, vergüenza tenía quedarte.- dijo Guzzest en tono agresivo.- Mira Mister barriguita peluda, me estoy cansando de ti, toda esta historia en que me has metido, pero bueno, ya tenemos el mechero, que ya me dirás que tiene de especial, Clipper rojo, o verde, no me mires así, lo llevamos, se acaba tu maldición y fuera, a machacar al Dr.Nikochan que le tengo unas ganas.- dijo Flush envalentonándose.- Vale, vale, tenemos que volver, aunque yo no cojo el autobús, ni el taxi, ni nada, paso, el sonado de Ude puede aparecer en cualquier momento, iremos a Nikochan Castle a reunirnos con las nenas y la bruja Munthes, pasaremos por el viejo sendero que atraviesa el campo de fresas y desde allí tomamos el camino que nos lleva al castillito, venga, en marcha.- exclamó Guzzest. Y los dos, comenzaron a caminar, caminaron durante horas por el bosque, pero algo les intrigaba, parecía que escuchaban un susurro, una especie de canción: “Living is easy with eyes closed, misunderstanding all you see. It's getting hard to be someone but it all works out. It doesn't matter much to me…”.- No lo notas Flush?, ese susurro, me estaré volviendo loco, hace horas que lo noto.- preguntaba Guzzest.- No, hombre no, eso es la maldición, tranquilo, ya llegamos al campo de fresas, contempla esa belleza, todo verde, y las fresas?.- dijo Flush extrañado mientras observaba el campo. En ese momento se escuchaba una voz gritar, cada vez mas fuerte, venía hacía ellos: “Let me take you down, 'cause I'm going to Strawberry Fields. Nothing is real and nothing to get hung about. Strawberry Fields forever. Strawberry Fields forever”, y apareció Ude totalmente desnudo, sólo con una corona y un taparabos fabricados con fresas mientras avanzaba dando pasos de ballet.– Corre, Flush, corre, tenemos que cruzar el campo, corre, y no mires, no le mires, iremos hacía aquella ranchera, y nos largamos, corre!.- gritaba Guzzest mientras corría. Flush llegó enseguida a la ranchera, la puso en marcha, hizo un derrape y la dejó preparada para que saltará Guzzest, saltó pero no pudo subir, se quedó agarrado, y la ranchera le arrastraba, finalmente pudo subir, pero Ude también se agarró, y cantaba y cantaba, hasta que Guzzest comenzó a soltarle uno por uno los dedos con los que se amarraba a la ranchera, Ude le miró con ojos golositos y le susurró: “You must remember this . A kiss is still a kiss, a sigh is just a sigh. The fundamental things apply. As time goes by. And when two lovers woo. Ude still say, "I love you"..”, y en aquel momento Ude se soltó y despareció rápidamente detrás de la ranchera. Los chicos sanos y salvo llegaron al campamento base, Flush besó apasionadamente a una recién resucitada y aún algo zombie Maqui, y Guzzest intentó lo mismo con Cucu pero la moza le soltó un buen rapapolvo por llevar manchada la camiseta.- Bueno, bruja Munthes, aquí tienes el mechero de Kochan, y sin utilizar, ya puedes deshacer el maleficio? – preguntó Guzzest algo cansado.- Menos mal que lo habéis traído.- dijo Munthes mientras sacaba un buen Habano del bolsillo, mordía la punta, la escupía a los pies de Guzzest, y lo encendía con el mechero mientras chupaba la punta compulsivamente.- Y para eso querías el mechero? Serás bruja!.- gritó Guzzest.- Pues sí querido, sí soy bruja, y dice la leyenda que al mechero de Kochán sólo le queda gas para un solo puro o cigarro, y era algo que quería comprobar, me pierden los puros, y los cubanos mas, sabes querido, nadie es perfecto.
A)Si quieres seguir con la historia pasa al capítulo 28 Jailhouse rock.
B)Si quieres conocer la historia de Nikochan sigue leyendo.
Capítulo 24. Nikochan’s World: Venganza
Me desperté con la boca seca, como si en pleno desierto me hubiera comido un polvorón de almendras, el Jack Daniels me estaba destrozando, pero era imposible dejar lo único que en esta vida me daba placer, no conseguía superar la muerte de mi periquito N’kono, el pobre murió de una sobredosis de pipas rancias, y es que las pipas no son buenas para nadie aunque sean bajas en sal, aquel desagradable día de invierno, al despertarme e ir a saludarle me lo encontré tirado en la jaula con todo el pico lleno de sal, lloré mucho su muerte y lo enterré en el rosal que tengo en el balcón, el cual murió poco después por falta de riego, por eso aún conservo la maceta con tierra y el cuerpo de N’kono en el balcón, y por eso la pena me llena por dentro y utilizo el Jack Daniels para eliminar todos mis males. Llevaba barba de varios días y una babilla digna de un gran soñador, aún eran las 7:22, no sé porqué extraña razón me levantaba siempre unos minutos antes de que sonara el dichoso y maléfico despertador, me levanté con dolores de espalda, piernas cansadas, algo sudoroso y con algún que otro gemido de dolor, me acerqué a la estantería, y comencé a mirar mi estupenda y gigantesca colección de vinilos, no me decidía por ninguno en especial, clásicos y clásicos nikochianos, todos en perfecto estado, con una funda con mi nombre, sin una mota de polvo, de golpe lo tuve claro, el cuerpo me pedía marcha, me pedía rock, y en seguida comenzó a sonar “Baba O’Riley”, y mientras me rascaba el culo y tiraba del calzoncillo para despegarlo de mi trasero sonaba a todo volumen: “Teenage wasteland, It's only teenage wasteland, Teenage wasteland..They’re all wasted!” toda una verdad cantada a los cuatro vientos, el disco seguía sonando, con ese ruidito caracterítico que sólo los vinilos tienen, ese sonido a antiguo, a película de cinexín, a crujidos susurrantes que se escuchan entre canción y canción, solo cuando nos invade el silencio previo a la tormenta, y tormenta es lo que sonó en la habitación y me hizo correr hasta el lavabo corriendo, bajarme los calzoncillos hasta los tobillos y deslizarme de un salto a la taza del inodoro. Miraba las baldosas del suelo con los parpados ligeramente pegados, los abría y cerraba lentamente buscando alguna señal, alguna respuesta en las formas que los dibujos de las baldosas hacían, pero sólo veía la cara de mi periquito y eso me destrozaba. Ya desnudo, entré en la ducha, con la mala suerte que el disco finalizó en su primera cara, como ya estaba enjabonado y con el pelo a modo punk, decidí continuar yo mismo y a capela con la cara b. Y mientras me secaba a ritmo de la magnífica “Behind blue eyes”, sonó el teléfono justo cuando comenzaba el estribillo, maldición, era del trabajo, me tenían bastante harto, así que dudé unos segundos, pero finalmente no lo cogí, me senté en pelota picada en el sofá, y me pasé unos cuantos minutos con la mirada perdida, después, me levanté, me vestí y cogí mi mochila de la segunda guerra mundial, y en ella puse un par de calzoncillos y calcetines, unos pañuelos de papel, tres eferalganes, una manzana, y mi petaca llena de ron, para luego coger la maceta del balcón y salir en dirección a ningún sitio, cerré la puerta con llave dando doble vuelta y con un gran suspiro que pronosticaba que tardaría mucho tiempo en volver, bajé por las escaleras furtivamente esperando no encontrarme con ningún vecino, y comencé a caminar sin echar la vista atrás, una nueva vida me esperaba, un nuevo comienzo, un futuro prometedor con miles de aventuras y una mujer, un futuro que me marcaría y transformaría para siempre, un futuro que comenzaba en el tren de las 5:15 sin rumbo conocido, con el añejo ruido del tren, mi cabeza se fue acercando lentamente a la ventanilla, y los ojos se me fueron cerrando, hasta quedarme dormido, allí estaba yo, Nikochan, dormido en el asiento de un tren, abrazado a una maceta sin flor, rumbo a lo desconocido. Desperté bruscamente, el tren estaba parado dentro de un túnel, el ambiente demasiado tranquilo, nadie a mi alrededor, me levanté y fui avanzando por los vagones, ni un alma en el tren, estaba solo, decidí salir del tren y caminar por el túnel con la esperanza de ver un poco de luz que me señalará la salida, pero después de horas de caminar y caminar, no había salida, eso no debía ser un túnel, ni siquiera existían raíles, como podía haber llegado el tren hasta allí, seguro que no era un túnel, no había paredes, ni limites, era una gran extensión de terreno a oscuras, notaba mi cuerpo algo diferente, me sentía mas pequeño y rechoncho, la bolsa me ceñía y me costaba abrazar la maceta, de repente, me pareció escuchar un sonido, parecía el ruido del agua de un riachuelo, o de una fuente, a medida que me acercaba al sonido una brisa golpeaba mi cara, definitivamente había encontrado la salida, un poco de luz comenzaba a vislumbrar lo que aquel recinto escondía, no era tal recinto, era una cueva, y el tren, que hacía allí el tren, no era lógico, nada parecía normal, mire hacía el final de la cueva, un río atravesaba la cueva separándola en dos partes, y caía por un agujero formando una inmensa cascada, de ese agujero provenía la luz, pero por allí no podía salir, era demasiado peligroso, así que me senté en una roca y me agaché para refrescarme la cara, al agacharme para coger un poco de agua, observé mi cara reflejada en el agua cristalina del río, me quedé paralizado, y la maceta se cayó por el suelo, se partió y la tierra junto con el cadáver de N’kono fue arrastrado por la corriente del río. Mi cara era verde, mi cuerpo era verde, no tenía pelo, pero sí dos antenas que servían de nariz, y el culo, el culo justo encima de la cabeza, mis brazos y piernas eran muy cortas, no sabía muy bien en qué tipo de monstruo me había convertido, ni como ni porqué, pero desde aquel momento encontré un motivo para seguir viviendo, encontrar la manera de volver a mi estado natural, la respuesta de quién, como y porqué me había convertido en esa especia de albóndiga verde, y sobretodo, la manera de devolver la pelota al miserable responsable de aquella atrocidad. Venganza.
Capítulo 25. Nikochan’s World: Alquimia
Aún sin entender muy bien lo que había pasado continuaba perdido en las cuevas, pasadizos oscuros, pequeños agujeros, murciélagos, estalactitas, estalagmitas, y toda clase de mandangas típicas de las cuevas, y finalmente, después de dar vueltas y vueltas, de subir y bajar por innumerables pasadizos, pude encontrar uno con una puerta de madera con una inscripción: “Can Pini”, llamé varias veces a la puerta, y al final, al golpear la puerta con el pie, ésta se abrió, la habitación desprendía un olor nauseabundo, parecía que hacía tiempo que nadie limpiaba la casa, que nadie limpiaba la ropa, ni los platos, ni tan siquiera él mismo, y digo él porqué pude observar a un ser enorme, con una camiseta tres tallas menor que él, y el canalillo del culo totalmente al aire, roncando como un poseso, a su alrededor, botellas vacías, miles de botellas vacías de Jack Daniels, y las paredes blanquiazules con dibujos de periquitos, y algunos pósters y fotos de mujeres, debía ser un tipo algo mujeriego, aunque ciertamente no era muy atractivo. Me decidí a coger un cubo con agua y hielo y se lo tiré por encima a aquel individuo, que con un muy mal despertar me golpeó varias veces en el plexo, me hizo un par de sillitas eléctricas, y un piquete de ojos, para acabar con el abrazo del oso, enseguida comprendí que le necesitaba, sólo él conocía la salida y decidí no devolverle los golpes y dejarle ganar puesto que lo necesitaba vivo. El chico luego me contó que le llamaban Pini, y que desde hace mucho tiempo mantiene una extraña relación con una tal Laviñu, de la que aún conserva fotos, era una relación difícil, aunque depende del mes se retoma y depende del día se acaba, así que, es quiero y no puedo y esto al chico le tiene algo confundido, y por eso motivo bebe y bebe sin moderación. Como el pobre estaba aún un poco aturdido, pude engañarlo diciéndole que tenía una poción que si se la tomaba conquistaría a la chica que se propusiera, así que saqué delante suyo unos efferalganes y los introduje en mi petaca de ron, removiendo fuertemente para que la efervescencia dejará flipado a Pini y creyera en mis poderes y sabiduría alquimista. Con la poción hecha, le propuse un trato, me sacaría de la cueva y me juraría fidelidad eterna, a cambio de la poción mágica y la dirección de Laviñu, por suerte, conservaba una agenda con todas las mujeres del planeta que estaban disponibles y sus teléfonos, así que, llegamos a un acuerdo, y cuando me di cuenta, ya estaba fuera de la cueva, así que ya tenía un discípulo, un ayudante para comenzar a vengarme del tipo que me hizo un monstruo verde, un ayudante que podría trabajar en la sombra, y mientras Pini se marchaba a la dirección indicada, llamé a Laviñu de forma anónima y le dije que era un espíritu del futuro, y que su amor verdadero entraría por la puerta al atardecer con una petaca en la mano, y la ingenua me creyó, pobre. Así que comenzaba a atar cabos, y necesitaba explicaciones para entender todo lo que había pasado, y mientras pensaba llegué a un cruce de caminos, al este el valle Munthes, al oeste la guarida de Pini, al norte el pantano de Suso que llevaba a la zona conocida como Durantetown, y al sur el castillo de Kochan, y como el letrero hacia el este estaba lleno de dibujitos de pociones, gatos y escobas, pensé que era un buen sitio para comenzar a obtener respuestas, al fin y al cabo quién podría ser esa tal Munthes, una bruja?.
Capítulo 26. Nikochan’s World: Visiones
Parecía que había llegado al lugar correcto, me quedé mirando un cartel que decía: “Bienvenidos a Munthes”, de golpe la puerta de la casa se abrió, y por supuesto entré, al entrar, la puerta se cerró de un fuerte golpe. Había una especie de niebla dentro de la casa, olía como a quemado, comida quemada para ser exactos, quién vivía en ese lugar no parecía que cocinara muy bien, una voz inundó la sala, era una voz de mujer madura algo etilizada, el aliento denotaba el consumo de grandes cantidades de licor de melocotón de oferta, se dirigió a mi, y me dijo que si no tenía machacantes para pagarle ya me podía marchar por donde había entrado, ella que se autoproclamó como bruja, adivinadora, ilustradora y artista, tiene cojones, sacó de su canalillo una lista, y me dijo los precios, aquello resultaba un insulto, pero me pareció que sería una buena solución a mis numerosos problemas. Elegí la visión del futuro a través de la bola mágica, y por supuesto dos preguntas de 100 machacantes cada una, que no eran otras que quien me había hecho esto y como solucionarlo, el total subía a unos 1200 machacantes pero eso no era nada para un culo verde y respingón como era yo. Antes de empezar a decirme el futuro por un módico precio me dijo que había otros como yo, la raza Kochan y que como yo no era ni humano ni Kochan, pasaría a llamarme Nikochan, la bruja Munthes me había bautizado y luego empezó a mover los brazos y en la bola, misteriosamente, comenzaron a aparecer unas visiones algo inquietantes, me dijo que veía una nave llamada Allison75 con dos o tres tripulantes, un gordo con una camiseta de Batman, y otro medio cegato y algo delgaducho con gafas de pasta naranja, y a mi entrando en la nave, mmm..eso me daba que pensar, luego se calló y me pidió 1000 machacantes mas, maldita bruja, finalmente me dijo que necesitaría la camiseta de batman y las gafas de pasta naranja par un asunto de suma importancia que en estos momentos y por falta de pago no me iba a decir pero que sería crucial, y me permitiría transformarme a mi estado inicial, lo que si me dijo fue el nombre del tipo que me había hecho eso, un tal Guzzest, que había derramado cantidades industriales de blandiblup al pozo de dónde yo sacaba el agua potable. Al decirme eso entré en cólera, y di un fuerte golpe en la mesa, entonces cayó una cortina al suelo que dejó a la vista una jaula grande con un ser humano dentro, era calvo y llevaba una camisa estampada, al darle la luz se despertó y comenzó a cantar sin parar, parecía que podía leerme el pensamiento, la canción se metía en mi cabeza: “I shot the Guzzest but I swear it was in self- defence. I shot Guzzest and they say it is a capital offence”, el teléfono sonó, era Pini, me dijo que tenía a un sospechoso llamado Guzzest, estaba solo, pero llevaba una camiseta de Batman, le dije que le torturará como él quisiera pero que necesitaba la camiseta que luego me pasaría. Al colgar el teléfono y ver la jaula me acordé de mi periquito N’kono y abrí la jaula, ese ser cambio de golpe, se desnudó y se frotó desnudo por mi cuerpo y el de la bruja y se fue por la ventana. La bruja me dijo que era Ude, hijo de un duende y de un demonio cantarín, algo único, y me lanzó un conjuro horrible, nunca mas volvería a ser humano, y que los objetos que me dijo no me servirían mas que para dominar el mundo, a la vez que Pini me comunicó que Guzzest se había escapado con la ayuda de su ex, Laviñu, pero que no pararía hasta encontrarlo ya que le había robado una estatuilla de Rasheed Wallace. Así que totalmente apenado comencé a caminar hacía el castillo de Kochan.
Capítulo 27. Nikochan’s World: Troya
Tal vez fue la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo, dirigirme al castillo de Kochan, una vez allí, llamé a la puerta y me abrió una atractiva y sensual marciana rosa, sin duda era una Kochan, la Kochan mas atractiva de todo el planeta y de toda la raza, nada mas abrir la puerta, la marciana me besó me arrastro hasta su dormitorio, me puso unas esposas y jugueteó conmigo durante meses, nos casamos según el rito de los Kochan, había que llevar un tanga de lentejuelas en la cabeza, y luego cantar y bailar el baile del pañuelo y los pajaritos, la fiesta fue bastante normal, menos por la actuación de Ude que lo hizo por agradecimiento, ya que le había liberado de aquella cárcel, cantó, se bebió todo lo que se podía beber en el banquete, hizo un streaptease y se marchó, y bueno, el castillo pasó a ser mío y le cambié el nombre por el de Nikochan Castle, sin duda un braguetazo inesperado, pero no todo era de color de rosa, bueno, la reina del castillo si lo era, pero tenía un carácter muy especial, no le gustaba demasiado que hablara con mi ayudante Pini, no le gustaba nada todo el rollo de la venganza, así que hacía todo el trabajo sucio a escondidas, hasta que un buen día recibí una llamada, la llamada era de Pini, había encontrado a Guzzest y al chico de las gafas, un tal Flush, yo necesitaba la camiseta y las gafas, y ellos viajaban en una nave llamada Allison75, todo encajaba con la visión que me enseñó la bruja Munthes y yo también aparecía dentro de la nave, tenía que entrar en ella, pero como lo haría, lo que estaba claro era que ya no podría volver a mi estado inicial, pero quien quería volver a su estado inicial si ahora triunfaba en la comunidad Kochana, junto a mi sexi esposa, Nikochana, pero si conseguía los objetos dominaría el mundo y eso me ponía muy cachondo, así que lo discutí con mi señora y me dijo que todo eso traería problemas, y muchos, haz lo que quieras, tu mismo me dijo, así que elaboré un genial y astuto plan digno de las antiguas civilizaciones basado en el mito del caballo de Troya, solo que esta vez me escondería dentro de un huevo para poder entrar en la nave, así que junto a Nikochana montamos una situación dantesca en el planeta Kochan dejando que nuestro odiado Guzzest pensara que había conseguido destruir a Nikochana y a sus huevos, pero lejos de la realidad, yo estaba dentro de la nave gracias al lado mas maternal y posesivo de Flush, y al fin conseguí salir del interior del huevo, atar a Guzzest y a Flush, y conseguir los ansiados objetos, la camiseta de Batman y las gafas de pasta naranja, entonces, saqué de mi mochila una cinta de cassette, la puse en la radio y le di al play, una musiquilla sonaba mientras bailaba, me desnudaba y cantaba al unísono con la cinta: “Well, I don't know why I came here tonight , I got the feeling that something ain't right , I'm so scared in case I fall off my chair, and I'm wondering how I'll get down those stairs. Guzzest to left of me, Flush to the right, here I am, stuck in the middle with you”, que recuerdos, mientras me quitaba los calcetines, los frotaba por mi entrepierna y los colocaba uno en cada oreja de Flush, luego me quité los calzoncillos con derrape incluido y los puse en la cabeza de Guzzest, todo esto sin para de bailar, es que soy bueno, coño. Pero justo en ese momento la trampilla de la nave se rompió, un ligero contratiempo a mis planes, apareció una tal Cucu que decía ser la novia de Guzzest, así que decidí marcharme sin mas, abrí la escotilla de la nave y salté abriendo mi precioso paracaídas amarillo con el famoso “soy dulce". Ya tenía todo lo necesario en mi poder para dominar el mundo, ahora solo hacía falta esperar al primer día de luna llena, para utilizar las gafas y la camiseta, el mundo sería mío y la venganza se haría realidad, estaba excitadísimo, y con una mujer como Nikochana a mi lado, la espera no podía ser mas amena y sexi, aún quedaban veinte noches para luna llena, pero mucha pasión por desatarse, así que nos encerramos en el dormitorio y allí permanecimos hasta el día señalado.
Capítulo 28. Jailhouse Rock
Una vez habían conseguido llevar el inútil mechero de Kochán a la bruja Munthes, decidieron comenzar el viaje hacia Nikochan Castle, así que se pusieron en fila india, y se ataron entre ellos por la cintura, primero Flush, Cucu, Maqui, Munthes y por último Guzzest. – Esperad, esperad, yo no me muevo de aquí ni salvo al mundo ni nada parecido hasta que la brujilla me quite la dichosa maldición, que estoy de vocecitas en la cabeza que no me aclaro.- dijo Guzzest algo mosqueado.- Bueno, de acuerdo bola de sebo peluda, tú lo has querido, pero te va a doler y mucho, cierra los ojos y no te muevas.- contestó Munthes mientras se remangaba y se subía la falda hasta las rodillas, entonces empezó a entonar un cántico, al que todos se unieron: “Close your eyes, have no fear, the monsters gone, He's on the run and your daddy's here, beautiful, beautiful, beautiful, beautiful Guzz”, y justo en el momento en que Guzzest estaba mas relajado y confiado, la bruja Munthes movió sus manos y dedos con una rapidez pasmosa y arrancó una mata de pelos de cada orificio de la nariz de Guzzest.- Me cago en la p..pelambrera esta, coño, que haces Munthes?.- dijo Guzzest mientras una lagrimilla recorría su mas que acolchada mejilla.- Pues tu que crees que hago, quitarte la maldición, aquí quién es la bruja, tu o yo?, así que no me discutas, y andando.- replicó Munthes con una gran autoridad. Caminaron semana tras semana, día tras día, hora tras hora, entraron directamente por una puerta ancha y profunda, abriéndose paso hacia el otro lado, y caminaron por el otro lado, caminaron por el lado salvaje de la vida mientras las algo perjudicadas chicas cantaban: “Doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo. Doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo”. No era fácil encontrar el camino, tenían que recorrer el bosque cambiante, cada vez que giraban o tomaban un camino, los árboles cambiaban de lugar, así que dependían de la orientación del guía, dependían de Flush, que siguiendo el mapa y con un poco de suerte hizo llegar al grupo hasta las murallas nikochanas, y digo suerte porque el mapa además de estar al revés no era ni de la zona sino de otro bosque. Siguieron caminando por las murallas, y cada vez se hacía mas y mas pesado el trayecto, parecía como si llevaran un yunque atado a la espalda, se giraron sin parar de caminar y vieron a Guzzest sentado sobre un cartón mientras daba un soberbio lingotazo a una petaca.- Joder con el gordo, no tenemos otra cosa que hacer que arrastrar a la morsa, me cago en..- dijo Flush.- No te metas con mi turru, ni lo toquéis.- gritó Cucu.- A mi no me fiqueu en vuestras cosas, no matavalos.- dijo Maqui en una lengua irreconocible. Todos estaban enzarzados en una auténtica pelea callejera, estiradas de pelo, tirones de oreja, era algo increíble, Guzzest seguía sentado sobre el cartón, el día se esfumaba, y parecía que la pelea no tendría fin.- Quietas, quietas, quietas, mirad al fondo de la colina, se ve luz, parece una ventana, la ventana de un castillo, venga dejar de pelear y arrastradme hasta allí.- dijo Guzzest con aires de grandeza. Entonces sin comerlo ni beberlo le cayeron cuatro buenas collejas de las que hacen época y prosiguieron el camino. Una vez llegaron al castillo, se dieron cuenta que sería ardua tarea entrar en él, ya que además del clásico socavón lleno de agua con cocodrilos, había que añadirle la falta de timbre. Por suerte, Pini pasaba justo en aquel momento por la puerta, así que no le fue muy difícil darse cuenta de la presencia del grupito, rápidamente alertó al ejercito nikochano y les apresaron en un plis plas. Después de un largo camino, de innumerables aventuras, se veían encarcelados en las mazmorras de Nikochan Castle, cada uno en su mazmorrilla, Munthes, Cucu, Maqui, Flush, una mazmorra vacía y luego Guzzest, mientras se preguntaban porqué había una mazmorra totalmente a oscuras de separación entre ellos y Guzzest, pudieron saber la respuesta al oír una voz muy familiar: “The warden threw a party in the county jail. The prison band was there and they began to wail. The band was jumping and the joint began to swing. You should’ve heard those knocked out jailbirds sing. Lets rock, everybody, lets rock. Everybody in the whole cell block Was dancing to the jailhouse rock”
Capítulo 29. Anillo de fuego
Se acercaba el segundo Z del minuto W de la hora H del día D, todo estaba preparado, la camiseta de Batman, las gafas de pasta naranja, una caipiroska, un bol de cacahuetes y unas cuantas aceitunas rellenas de anchoas rellenas de aceitunas rellenas de anchoa, y cuando la luna llena apareciera justo encima de Nikochan Castle, sería el momento justo de pronunciar las palabras mágicas que harían del Dr. Nikochan y señora, los reyes del mundo mundial. Mientras tanto en las mazmorras, Guzzest pensaba como escapar de aquella angustiosa, claustrofóbica y demasiado ruidosa celda, el ser que tenía justo al lado, Ude, si es que se le puede llamar de alguna manera, no paraba de canturrear, llevaban allí dos días y Ude había repasado todos los éxitos habidos y por haber, por orden cronológico de Presley, Dylan, Clapton, y estaba llegando al final de las rarezas de Johnny Cash, de repente, se hizo el silencio, Ude había dejado la canción a medias y por lo que parecía se había largado, justo en el momento en que Pini abrió la puerta general que conducía a las celdas para hacer la ronda de cada hora como mandaba el Dr. Nikochan. – Hola pringaos, como va todo, os trata bien el Doctor?, dentro de un ratito se apoderará del Universo y todos tendréis que obedecer sus órdenes.- dijo Pini mientras inspeccionaba una por una las celdas.- Pini, Pini, Pini, creo que te la has ganado, te falta uno de los presos, un tal Ude, no sé si te has dado cuenta, pero se ha esfumado de la celda.- dijo Guzzest con algo de prepotencia.- Perdona, pero creo que te equivocas, esa celda está igual de vacía que cuando entrasteis, sigue vacía, nunca ha habido nadie dentro, de hecho, no es una celda, sino que es mi dormitorio, ni siquiera está cerrada, creo que alucinas, pero tranquilo, que tu final se acerca.- contestó Pini extrañado de los argumentos de Guzzest. Pini apagó las luces y se fue tarareando, Guzzest estaba desconcertado, Cucu gritaba como una mona, la bruja Munthes dormía, y Flush, bueno, Flush con sus largos y elásticos brazos estaba toqueteando a Maqui por sus bajos fondos a través de los barrotes, que indecentes, Guzzest no tenía otro remedio que pensar un plan él solito, entonces sacó de sus ¿calzoncillos? una cuchara sopera que con gran habilidad había escondido antes del cacheo que le hizo Pini, y comenzó a escarbar la pared, la tierra que sacaba se la tragaba, recordando sus años de manías y hábitos algo extraños y enfermizos, como la stachtofagia, cautopirofagia, foliofagia, añadimos la mencionada geofagia y por último, y de manera accidental coprofagia. Cada hora, y puntual como un reloj, Pini hacía la ronda, y cada vez Guzzest tapaba el agujero con algún póster, los conseguía gracias a que Pini en un gesto de amabilidad se los proporcionaba para decorar un poco la celda y cada vez tenían que ser mas y mas grandes. El agujero ya era suficientemente grande para que el cuerpo algo voluminoso de Guzzest pudiera atravesarlo, y mientras el grupito seguía haciendo sus cosas, Guzzest entró por el agujero, y volvió a colocar el último póster que Pini le había traído, un póster gigante de la portada del disco King of America de Costello, un clásico, avanzaba con cierta rapidez por el agujero, se arrastraba y arrastraba hasta llegar a lo que parecía un conducto de aire, no se lo pensó dos veces y entró, pasó un par de habitaciones, y no sabía como pero estaba otra vez dónde había empezado, en el pasillo que conducía a las celdas, en ese justo momento Pini volvía a pasar para hacer la ronda, cuando apreció que Guzzest ya no estaba, abrió la celda, y cogió una cuchara que había en el suelo y la tiró contra el póster de Costello y este se rompió quedando a la vista el túnel, Pini, propinó un grandioso y espeluznante grito que se pudo escuchar en todo el castillo y comenzó a correr a lo largo del pasillo para activar la alarma. En el mismo momento que Guzzest notó justo delante un desagradable y fuerte aliento, un aliento a whisky barato, no se atrevía a mirar, sabía que había alguien, y comenzó a escuchar una canción: “I Fell Into a Burning Ring Of Fire. I Went Down, Down, Down. And The Flames Went Higher. And It Burns, Burns, Burns. The Ring Of Fire. The Ring Of Fire” y unos círculos de humo de cigarrillo le golpeaban la cara, Guzzest miró al frente, abrió los ojos y al ver a Ude fumando desnudo dentro del conducto del aire se puso tan nervioso que debido a su peso y al movimiento, el conducto del aire cedió y cayeron los dos justo encima de Pini, dejándole completamente inconsciente. Guzzest había dejado fuera de combate al gigantón Pini, y aunque tenía las llaves para liberar a sus compañeros, también tenía su nariz incrustada justo en la parte mas oscura, peluda y fétida del trasero de Ude, que seguía cantando a todo volumen: “And It Burns, Burns, Burns. The Ring Of Fire. The Ring Of Fire”.
Capítulo 30. El espectáculo debe continuar
-“And It Burns, Burns, Burns. The Ring Of Fire. The Ring Of Fire”.- Seguía cantando Ude mientras Guzzest sacaba lentamente su nariz de aquel apestoso agujero, una vez pudo extraerla, abrió rápidamente todas las celdas y junto a sus colegas, corrió apresuradamente hacía la sala principal del castillo donde el maléfico Dr.Nikochan se disponía a recitar las palabras mágicas que junto a la camiseta de Batman y las gafas de pasta naranja le harían dominar el mundo. Corrían y corrían pero no daban con la salida, los pasillos eran todos iguales como si de un laberinto se tratase, una vez mas estaban en el mismo sitio, Pini tirado inconsciente en el suelo, y Ude, bueno, Ude, desnudando a Pini. Flush observó entonces que Ude llevaba un calzoncillo en la cabeza de color rosa con un número 24 dibujado en él, y estaba claro que era demasiado pequeño para pertenecer a Pini, con un movimiento rápido y gracias a una cuerda ató a Ude como si fuese un perro, algo que por otro lado pareció gustarle, le arrebató los calzones, y justo dentro, había una etiqueta que rezaba “nikochanín”, estaba claro que el calzoncillo eran del Doctor, y, que hacía Pini con ellos?, mejor no saberlo, pensaron, Flush hizo oler el derrape que había en el calzón a Ude, y este comenzó a correr por los pasillos, tirando de la cuerda que sujeta Flush, a quien consiguió arrastrar, a Flush lo sujetó Maqui, a Maqui, Cucu, a Cucu la bruja Munthes, y a la bruja la sujetó Guzzest por los pelos de la nariz y Ude tiraba con fuerza de todos ellos, tiró y tiró mientras corría por los pasadizos hasta llegar a una gran puerta, entonces paró de correr y se volvió a poner el calzoncillo en la cabeza. Guzzest se acercó a la puerta muy, pero que muy despacio, le pareció escuchar una voz, y aproximó la oreja a la puerta, estaba claro, el Dr.Nikochan había comenzado el ritual, poco a poco el resto del grupo se fue apoyando en la puerta para escuchar, hasta que Flush, se apoyó en la maneta de la puerta y esta se abrió cayendo todos al suelo, y a la vista del Doctor y señora. – Maldita sea, Guzzest, no me estropearás este momento, llegas demasiado tarde y algo desmejorado.- gritó el Doctor mientras su señora entonaba la canción ritual: “One dream one soul one prize one goal. One golden glance of what should be. One shaft of light that shows the way. No mortal man can win this day…”. El Dr. Nikochan se subió al altar, con una mano sujetaba la camiseta de Batman, y en la otra tenía las gafas de pasta naranja, mientras Nikochana cantaba y removía un caldero gigante, parecía una especie de poción, y entonces los dos comenzaron a cantar: “It's a kind of magic. Magic magic magic magic. Ha ha ha it's magic”. – Tenemos que pensar algo y rápido.- dijo Munthes.- Estoy en ello.- contestó Guzzest.- No nos dará tiempo, piensa Turru, piensa.- Gritaba Cucu- No latavalos.- dijo Maqui mientras Flush intentaba sujetar a Ude. Entonces Guzzest gritó el nombre del Doctor, éste le ignoró, y Guzzest se quitó la camiseta y se empezó a tocar sus voluminosos y peludos pechos, el Dr. Nikochan no se inmutó, pero entonces uno a uno, el resto del grupo comenzó a quitarse las camisetas, quedándose con las vergüenzas al aire, y como no al Dr. Nikochan se le fueron los ojos, el plan salía a la perfección, sólo faltaba un detalle, que llegó en milésimas de segundo, Nikochana, harta de que a su queridísimo Doctor se le fueran los ojos cada vez que unos pechos se cruzaban en su camino, le propinó un buen golpe en la cabeza con el cucharón que tenía en las manos, y abandonó la sala corriendo dejando al Doctor solo, a Nikochan con el golpetazo se le escaparon tanto la camiseta de Batman como las gafas de pasta naranja de las manos, y comenzó a correr detrás de ellas, lo propio hizo Guzzest, que saltó mas que Nikochan, atrapó los objetos al vuelo entre los aplausos del respetable, sonrió, pero, desgraciadamente no calculó bien su salto y fue a parar dentro del caldero mágico, se hundió junto a la camiseta y las gafas, y poco a poco la poción se fue volviendo mas y mas naranja, y cada vez olía mas y mas a pollo, Nikochan lloraba porque ya no podría dominar el mundo y su querida Nikochana le había abandonado, pero sonreía por el trágico final de Guzzest, Cucu lloraba desconsolada, Flush y Maqui se excitaron tanto que dejaron enseguida la sala para ir a un lugar mas íntimo y la bruja Munthes abandonaba la sala fumando un Habano mientras Ude cantaba: “The Show must go on! The Show must go on! Yeah! Ooh! Inside my heart is breaking! My make-up may be flaking! But my smile, still, stays on!”. Poco a poco se fueron marchando todos de la sala, y el caldero se fue apagando con lentitud, había sido un trágico final para Guzzest, cocinado a fuego lento en el caldero, entonces, la sopa comenzó a producir unas burbujas, parecía que algo había dentro de la sopa naranja, algo con vida, y de repente del caldero salió con desesperación algo parecido a un bracito regordete y de color naranja….
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