Capítulo 1: Un ser llamado Guzzest. (Episodio Piloto)
En una galaxia muy, muy, pero que muy lejana (bueno, no tanto) existía un pequeño planeta sin nombre, sólo habitado por un extraño ser, llamado guzzest, era un ser algo rechoncho, con perilla, dado al alcohol, tabaco y drogas varias, cada día antes de acostarse se sentaba en el polo norte de su pequeño planeta a observar el nuestro, la Tierra o planeta azul o el estercolero galáctico…, y mientras observaba se encendía un purito, daba una gran calada y..seguía observando, de repente cogía un vaso lleno de Jack Daniels on the rocks y daba un soberano trago a la vez que escuchaba una música extraña de un tal Declan Patrick MacManus, por alguna razón un día su diminuto planeta fue invadido por una raza alienígena, los Pini. Eran unos seres grandes, corpulentos, que vestían de corto, a franjas azules y blancas, y llevaban una extraña inscripción en la frente: “amo a Pórtland”, el objetivo de los pini (marido y mujer) era hacerse con el pequeño paraíso de guzzest, no, no, no era su pequeño planeta ni su música horrenda, eran los puritos y el Jack Daniels, así pues ambos golpearan a guzzest en la cabeza al estilo Bud Spencer y se llevaron su deseado tesoro. Entonces Guzzest anclado en el suelo sacó de su maleta una botella de vino tinto del barato y su paquete de camel y siguió observando impertérrito. Al cabo de unos días recibió la visita de flush, un viejo amigo, flush era un tipo alto, desgarbado, con gafas a lo Woody Allen, el objetivo de flush no era otro que hacer negocio y le ofreció a Guzzest unos cigarrillos risueños y un libro en blanco, le dijo – Sí pruebas mis cigarrillos te regalaré el libro mágico, solo así podrás descubrir cual es el sentido de la vida.- Guzzest como le gusta probar todo se fumó cuatro cigarrillos risueños de golpe, nunca aprenderá, y se quedó totalmente en el limbo, flush aprovechó entonces para robarle lo poco de valor que le quedaba, no coño, la puta música no, le cogió las botellitas que le quedaban y desapareció en la nada. Al despertar, Guzzest pudo apreciar que el libro ya no estaba en blanco, había una frase escrita, era el sentido de la vida, y a pesar de que la jaqueca y las nauseas le atormentaban cogió con valor el libro y leyó: “Carambiruri carambirura yo no sé que tienes que cada día te quiero mas”, entonces al leer el gran secreto en voz alta tres veces mientras se comía un limón, apareció la raza mas peligrosa de la Galaxia, las Cucu, estas tampoco venían por la música, ni por el puto planeta, ni por la bebida, ni por el tabaco, venían para llevárselo, que jodías!, y así abdujeron a Guzzest. Así que cuando miréis al cielo, y veáis una mancha negra marronosa, os acordaréis de aquel ser llamado Guzzest que vivía en un planeta sin nombre, y que al ser abducido tuvo un apretón y dejó un derrape tal que aún hoy se ve por toda la galaxia.
Capítulo 2: La fuga
La sala estaba oscura, húmeda, y olía a orina, Guzzest se había despertado, no sabía que día era, ni donde estaba, tenía un fuerte dolor de cabeza, y la boca algo pastosa, a su lado y a ciegas notó algo, parecía cartón pero no conseguía ver muy bien que era aquel enigmático objeto, no recordaba aquel lugar, era muy estrecho, y ese olor?, intento levantarse, y al hacerlo se golpeó la cabeza, cayó hacia delante y la pared cedió, de repente se hizo la luz, todo estaba iluminado, medio aturdido abrió los ojos y observó un armario ropero, había dormido allí?, a su alrededor una habitación impoluta, sin ningún mueble mas, sólo aquel armario, al lado del armario una puerta, cerrada, Guzzest se levantó apresuradamente e intento abrir la puerta, no sirvió de nada, estaba cerrada, parecía preso. Miró dentro del armario, descubrió cuatro cartones de vino rancio en tetrabrick, dos envoltorios de “pantera rosa”, y una bolsa a medias de gusanitos, se miró el pantalón y parecía que se había orinado encima, entonces, encima del armario parecía haber un paquete, se apresuró a abrirlo, era una muda para él, el kit constaba de unos pantalones cortos blancos, de los que se transparentan al mojarse dejando ver toda la pelambrera, una camiseta de batman, unos calcetines de tenis, y unas bambas verdes, la camiseta le venía algo ajustada pero que demonios, sólo había esa talla. Una vez cambiado comenzó a recordar todo lo que le había pasado, la visita de los Pini, el viaje alucinante gracias a Flush, el sentido de la vida, el derrape marrón, y el secuestro….sí, había sido raptado por las Cucu, su líder, Leonora, le había obligado a permanecer en ese cuarto hasta que aceptará casarse con ella , en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte les separe, y de cómo había sido arrastrado al planeta Basadell muy lejos de su lindo y diminuto planeta. Tenía que escapar y pronto, pero como lo haría? Sólo había una salida y estaba cerrada, los objetos que tenían no le servirían ni al mismísimo Mac Giver, entonces se sentó en el armario y escuchó un crujido, parecía que la madera cedía debido a la orina, que narices había meado Guzzest? Que llevaba el vino? Sería consecuencia de los cigarrillos risueños?, todo daba igual, aquella orina corrosiva había perforado tanto el armario como el suelo, dejando ver un pequeño pasadizo que le devolvería a la libertad. Saltó hacía el túnel, era un auténtico laberinto, para no perderse y coger una y otra vez el mismo camino dejaba tras de si, un gusanito de los sobrantes al comienzo de cada nuevo pasillo, y así consiguió salir, fuera había una pequeña nave espacial con forma de orinal, no sabía muy bien quién la había dejado allí, subió a la nave, a la cual bautizó como Alison 75, dentro había un mapa de la galaxia, parecía que alguien le quería ayudar a escapar, pero no importaba quién, no había tiempo, parecía que Leonora Cucu había detectado la fuga, se escuchó un fuerte grito: - la séeeeeeeeeeeeeeeeee!-., Guzzest encendió a Alison 75, en el mapa había una ruta, con unas coordenadas, marcó las coordenadas en el panel, la nave levitó y salió disparada hacia el nuevo rumbo, según el mapa, se dirigían hacia el planeta Riders.
Capítulo 3: El baile
La nave Alison 75 entra en la órbita del planeta Riders, el único ocupante de la nave debe ser descongelado, y despertado antes del aterrizaje, por este motivo y no otro, Guzzest recibe un cubo de hielo helado dentro de los calzoncillos que le despierta automáticamente a la vez que exclama -“puta nave de mierda”-. El planeta parece deshabitado, Guzzest se envuelve en papel de aluminio, se enciende un cigarro y baja a inspeccionar, camina durante horas, bueno, minutos, y…vomita un par de veces, cae al suelo arrodillado, sudando como un cerdo, y al levantar la cabeza le parece ver una especie de castillo, bueno, un pub llamado el castillo, y claro como no, entra. Una vez dentro del pub, el ambiente se caldea, el aforo está a reventar, pero algo parece extraño, todos los allí presentes son bajitos, calvos, con perilla, y llevan camisas de flores estampadas….no sabia a qué ni a quién le recordaba aquello….así que lo olvidó y se pidió una cervecita, el chico de la barra no hacía mas que invitarle, una copa tras otra, Guzzest ya no sabía donde estaba, empezaba a ver doble, los calvos se multiplicaban y multiplicaban, y no paraba de sonar una canción, Guzzest no la recordaba del todo así, pero podría ser debido al efecto de las cervezas, la música se le metía en la cabeza, le martilleaba el cerebro, no podía dejar de escuchar ese infernal estribillo: “Lay down, Guzzest, and rest you in my arms,dont you think you want someone to talk to?,lay down, Guzzest, no need to leave so soon, i’ve been trying all night long just to talk to you.”. Entonces la música de la jukebox se paró, y del fondo de la sala se podía escuchar a alguien cantar la misma canción, la gente gritaba un nombre, pero que decían, uche, ube , veltrad, verdran?, no coño, Ude Veltran!!!!!!! El calvo mas famoso y vicioso de galaxia, era famoso por raptar a hombres con camisetas de superhéroes ( y Guzzest no sería una excepción) , Ude se acercaba a Guzzest cantando su versión de “lay down” se contoneaba y lanzaba besos, hacía un baile extraño, llevaba un camisa de flores y lentejuelas abierta de par en par que dejaba ver su peludo pecho, en la espalda una inscripción “Graceland”, no llevaba pantalones, ni calzoncillos, ni se le veía el miembro, oh no! Era el superbaile del silencio de los corderos, nadie lo había podido soportar jamás, Guzzest salió disparado, los 4000 calvos todos iguales entre sí e iguales a Ude salieron en su busca, corría y corría, y en su mente sólo sonaba la canción del final de Benny Hill, corría y corría, -dónde coño dejé la nave?.- se preguntó, la nave no aparecía así que dio siete vueltas seguidas al planeta con la marabunta pisándole los talones, y allí estaba Alison75, entró de un salto, cerró la escotilla y con el codo a la remanguillé le dio al botón automático rumbo a lo desconocido, se quitó la ropa, se encendió un cigarrito, y se preparó un Jack Daniels, entonces le pareció ver una figura detrás del traje espacial, parecía Ude, como se había colado allí?, Guzzest se movía poco a poco hacía la pared, con gran sigilo se amarró a ella con los cinturones de seguridad, en ese instante Ude empezó a cantar y a contonearse, se dirigía hacía Guzzest, pero este con un gesto rápido de muñeca digno del pro evolution soccer, golpeó el botón x, y la cabina de Alison 75 se despresurizó y Ude salió disparado hacía la oscuridad del universo, y así atado contra la pared, se metió todo el Jack Daniels de un solo lingotazo y se quedó dormido rumbo a ninguna parte…..
Capítulo 4. La Tortura
Guzzest despertó. Se encontraba atado a una silla mediante una camisa de fuerza, no podía girar la cabeza, y delante suyo sólo había una pantalla de cine gigante, toda la habitación era blanca, el suelo, el techo, la silla, la pantalla, todo. No sabía como había llegado a ese lugar, donde estaba su nave?. Entonces escuchó abrirse una puerta a sus espaldas, era una voz muy masculina que hablaba con alguien por teléfono. – Está bien Dr.Nikochan, se hará como usted dice, pero no cree que 48 horas, serán pocas, no será mejor un mes entero?...Gracias doctor, ahora mismo empezaré-. Entonces el enigmático hombre se situó delante de Guzzest, era Pini con su traje blanquiazul, sus pantaloncitos cortos azulados y las medias azules, llevaba unas zapatillas con forma de pelota de baloncesto, en sus manos tenía unos extraños aparatos metálicos y…zas!! Se los colocó en los ojos a Guzzest, llamó a su querida esposa Laviñu, a Laviñu no le gustaban muchos los trapicheos que su marido se llevaba con el Dr.Nikochan, y menos que fuera de las secta periquita, pero callaba como buena esposa, aunque en su interior se escondía la llama de una fanática seguidora culé, todas sus bragas eran azul y grana, aunque su marido Pini, como a altas horas de la madrugada solía ir ciego de Jack Daniels nunca se había dado cuenta. La misión de Laviñu no era otra que colocar cada 10 minutos un poco de Vispring en los ojos de Guzzest para asegurarse que éste podría ver claramente las imágenes, aunque desgraciadamente ella también tuviera que soportar el castigo de manera indirecta, entonces y descojonandose de la risa Pini le dio al play, eran imágenes del Rcd.Español, salteadas con alguna imagen de triunfo del Real Madrid, y de fondo se escuchaba a todo volumen baladas de Pantera y Helloween mientras Pini se golpea el pecho sin cesar cual gorila en celo, después de siete horas viendo imágenes, escuchando heavy, escuchando el himno del español, el “puta barça” y “puta tv3”, Pini se fue a cagar con el As en la mano…….Laviñu aprovechó aquel minúsculo instante para liberar a Guzzest, éste estaba totalmente desfallecido, le llevó a la sala de estar y se fue a entretener a Pini con las artimañas típicas del sexo femenino…..le puso a fregar platos. Guzzest estaba aturdido, veía doble, pero eso no era problema porque estaba acostumbrado debido a las cogorzas que se cogía, abrió la puerta de la sala, y había un pasillo larguísimo lleno de fotos y figuras de Potland, alternadas con fotos de desnudos de Juan Tamariz, pero no había salida, no existía ninguna otra puerta, entonces y medio llorando se dejó caer contra la pared y al mover una figurita de Rasheed Wallace se abrió una puerta detrás suyo, dentro de la figurita había un extraño mapa, no sabía de donde era, para qué servía ni a donde le llevaría, entonces escuchó un grito que provenía de la cocina.- Puto Culeeeeeeé!.-exclamó Pini, Guzzest corría y corría, con la estatua en la mano, al fondo veía a su querida Alison75, saltó sobre ella y…había alguien dentro, era Draude?, no, era Howard el pato, con su gorro de piloto de la segunda guerra mundial, le dió al start de la nave y pusieron rumbo a lo desconocido….- Devuélveme mi estatua!!.-gritaba Pini, mientras caían lágrimas por sus mejillas.- devuélvemela pedazo de mierda blaugrana, no descansaré hasta que recupere a Wallace, lo juró por Tamudo, Lauridssen y N'kono!! Te atraparéeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!.
Capítulo 5. Lalo’s café
La verdad verdadera no era otra que Guzzest comenzaba a estar cansado de aguantar las mismas historias que contaba Howard el pato, que si mi mujer a puesto un huevo, que si me hace incubar a mi también, bueno, como os digo, estaba hasta los mismísimos cojones del pato, así que con una excusa algo sobada decidió aterrizar.- Howard, creo que me cago.- dejaron aparcada a Alison75, entraron al Lalo’s café, el sitio estaba a rebosar, actuaba un negrata llamado Sam con una enorme cosa entre las piernas y la gente no paraba de gritar: tócala Sam, tócala otra vez, pero Guzzest corriendo se fue a cagar, se sentó rápidamente en la taza y hubo unas cuantas explosiones fecales que dejaron a Guzzest al borde del orgasmo, lástima que no hubiera papel, en aquel momento pensó que sería buena idea salir al lavabo de al lado y cogerlo pero al estar tan asquerosamente sucio y por miedo a mancharse se quitó su camiseta de batman, y los pantalones, quedándose solamente con las bambas verdes, los calcetines hasta las rodillas, los calzoncillos en los talones y claro, enseñando el pecho palomo abrió la puerta lentamente, miró hacia los lados, y nada, todo tranquilo, se metió en el lavabo de al lado cogió el dichoso rollito y una vez de vuelta cerró la puerta, empezó con la higiene de los bajos pero de repente empezaron a caerle rollos de papel a la cabeza, no paraban de caer, la puerta se abrió de golpe y alguien le golpeó en la quijotera, cayó inconsciente. Al despertar se encontró crucificado al lado de Howard el pato y Ude, que coño hacía Ude en aquel lugar y porqué estaba amordazado?, bueno...los tres como Diós los trajo al mundo, delante suyo, una sombra les vigilaba, alguien estaba sentado, y en la mano tenía una cadena que ataba a su mascota, la mascota parecía ser un semihombre delgado con gafas de empollón y una camiseta de frozono, entonces la figura siniestra se levantó y exclamó.- Bienvenidos al fin de vuestras vidas, soy Jabbi el Hot dueño y señor de estas tierras, alguien de vosotros llamado Guzzest me robó hace tiempo un cassette de lo mejor de Faemino y Cansado, le he seguido la pista durante años, y con toda la información de que dispongo sé que uno de vosotros es Guzzest, así que entregármelo y los demás quedaréis libres.- Ude no paraba de moverse, quería hablar pero con la mordaza no podía, Howard nervioso y llorando decía una y otra vez.- yo no soy Guzzest, yo no soy Guzzest.- así que entonces Guzzest le dijo a Howard.- porque no paras de llorar de una puta vez Guzzest, deja de comportarte como una gallina y sé un pato coño, y escucha Jabbi el Hot, si dejas hablar a Ude el también te dirá que el pato lacado no es otro que Guzzest-. Muy bien respondió Jabbi el Hot, que así sea, al quitarle la mordaza a Ude, éste mordió al guarda, se liberó, se puso el rabo entre las piernas, y se fue entonando.- You look like an angel, walk like an angel, talk like an angel, but i got wise….you're the guzzest in disguise, oh yes you are, the guzzest in disguise..- así que quedaron Jabbi el Hot, Guzzest y Howard. Jabbi cogió a Howard y lo emparedó entre dos paredes de cemento pensando que el amigo plumífero era Guzzest, aunque sin saberlo liberó al auténtico Guzzest y le acompaño a la nave aparcada delante del Lalo’s café, creo que este es el comienzo de una gran amistad le dijo Jabbi el Hot a Guzzest mientras Guzzest arrancaba el motor de Alison75, entonces Guzzest riendo como un poseso gritó.- Pringao mira lo que tengo, el casete , que te jodan, a tí y al pato de los cojones, hay te quedas, siempre nos quedará Faemino y Cansado, al menos a mi, je,je,je.- y Jabbie el Hot mirando como se alejaba la nave en el horizonte susurro entre llantos: de todos los cafés del universo porqué tuvo que escoger el mío…
Capítulo 6: Being Flush
Después de escuchar varias veces a todo volumen lo mejor de Faemino y Cansado, Guzzest decidió poner el piloto automático de Alison 75 e irse directamente a la piltra pasando antes a visitar al señor Roca, había bebido incalculables litros de vino tinto, y subir por las escaleras para llegar al segundo piso donde se encontraba la cama se le hacía tarea imposible, al llegar al último escalón tropezó, y cayó al suelo, haciendo un terrible agujero, dónde estaba?, en el piso 1,5?, y aquel pasillo adonde le conduciría?. Guzzest se arrastró cual gusano de seda con capullo incluido por el pequeño espacio de aquel túnel hasta llegar a una pequeñas ventanitas, parecían cerradas pero no había ninguna persiana, y entonces, se hizo la luz, parecía que estaba en un videojuego en primera persona, escuchaba una voz que le recordaba a alguien, un catalán extraño, como resabido, entonces por las ventanillas vió a Maquineta Lavaiolet, la querida de Flush, y la voz, era.., de Flush?, no eso era una terrible pesadilla, veía como Flush acataba todas las órdenes de Maquineta: “limpia, barre, friega, hazme un masaje” decía ella con tono autoritario, y el tío lo hacía, pedazo de calzonazos pensó Guzzest, de golpe se veía borroso, coño que pasa, gritaba Guzzest .- dices algo Maqui contestó Flush, no nada cariñín sigue limpiando por favor y trae un cocktail para mi, todo volvió a verse normal parece ser que Flush se había quitado las gafas, y es que el tío no ve tres en un burro, se empezaron a tocar y a quitar la ropa, Guzzest estaba mas contento que unas pascuas, porno gratis, al fin no tenía que pagar el dichoso ppv, entonces ocurrió algo.- Me encantan esas braguitas verdes que llevas.-dijo Flush, con un tonito erótico burlón.- Verdes? Serán rojas pedazo de cegato, y no te gustan?, me las compré para ti, anda déjame y ves a disfrazarte de Bowie que me tienes harta, hartita me tienes.- contestó malhumorada Maqui, y despareció del lugar jurando en arameo o en una lengua extraña parecida al catalán-aragonés-mequinensil ininteligible para la raza humana. Guzzest estaba destrozado, se le cayó el tema por los suelos en cuanto Flush se miró al espejo, todo lo que esperaba se había esfumado, pero seguía mirando, siempre le gustó mirar. Cuando le preguntaban en su niñez que quieres ser de mayor, él siempre contestaba: - Voiyer. Así que estaba en su salsa, seguía mirando, Flush se dirigía al salón a coger un libro, moby dick, el quijote, la isla del tesoro, y el código da vinci?.- Lo sabía!, gritó Guzzest.- hay alguien aquí.-contestó Flush, Guzzest se quedó en silencio, y entonces una música horrenda comenzó a sonar….o no, Flush había puesto el disco dummy de los portishead, hay que joderse pensó Guzzest, y entonces todo se apagó y cayó desde el techo a la butaca de pilotaje de su nave, volvió a subir al piso 1,5 pero la compuerta estaba cerrada, sólo había estado 15 minutos, pero que intenso, que emocionante ponerse en la piel de Flush, quitó el piloto automático, y puso rumbo hacía el planeta donde vivía Flush y Maqui, ahora tenía una información que Flush desconocía, sabía lo del “código”. Y mirando al espacio infinito, gritó a los cuatro vientos: “a Dios pongo por testigo que no podrán quitarme de fumar. Fumaré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar ansiedad, ni yo ni ninguno de los míos, aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar a Flush por los cigarrillos risueños, a Dios pongo por testigo que nunca dejaré de fumar, nunca!.
Capítulo 7: Makumba
Todo estaba en calma, Guzzest estaba aburridísimo, necesitaba parar a estirar las piernas, nada produce mas gusto en la vida que mear al aire libre mientras uno se fuma un pitillo, pensó Guzzest, así que decidió aterrizar en el primer planeta que encontró, bajó de la nave, se encendió un cigarrillo, buscó un árbol, se sacó el miembro, y mientras ahogaba a una pobre margarita con orina se puso a canturrear: “Got a good reason for taking the easy way out, got a good reason for taking the easy way out now, she was a day tripper, a one way ticket yeah, it took me so long to find out, and I found out”, en aquel momento las últimas gotitas mancharon sus bambas verdes, agachó la cabeza y algo o alguien le golpeó. Al despertar se encontró atado a un palo cual pollo a l’ast, y una hoguera le calentaba el trasero, a su alrededor 400 negros empelotas, Guzzest se cagó encima en aquel instante, y una voz grave y poderosa le dijo.- debes ser tú el enviado para poner a prueba al príncipe Hakeem, así que deberás luchar con él a muerte, si ganas quedarás libre, si pierdes te encerraremos y torturaremos para mas tarde cocinarte a fuego lento. Guzzest al ver a un chiquillo al lado del gran jefe, pensó: coño acepto, con lo canijo que es acabo con él en un periquete. Así pues, le desataron y empezaron a gritar como locos: Hakeem, Hakeem, Hakeem!!, y entonces de dentro de una tienda salió un negro de dos metros tipo armario ropero, sí, amigos, habéis acertado, el cachetas era Hakeem, se acercó a Guzzest y le estampó un golpe al estilo Bud Spencer en toda la cocorota que le clavó en el suelo. Un par de guerreros llevaron a Guzzest a la mazmorra, allí, había otro hombre, pálido, delgadísimo, lloraba todo el rato, los guerreros le cogieron uno de cada brazo y se lo llevaron arrastrando mientras gritaba: “Makumba no, makumba no, tened piedad de mi, makumba no..”. Guzzest observaba desde un agujero de la pared, aquel hombre estaba con el culo en pompa y de un baúl de mimbre sacaron a un indígena que parecía tener tres piernas, el resto es fácil de imaginar, Guzzest estaba acojonado, sólo le oía gritar y gritar de dolor, al cabo de una hora le devolvieron a la celda, no podía caminar, ni sentarse. Que ha pasado? Preguntó Guzzest con un hilito de voz que casi se confunde con su respiración, estás bien?, que te han hecho?. El hombrecillo respondió, no lo quieras saber, no quiero recordarlo, pero pase lo que pase, no elijas makumba, makumba, no. Al día siguiente el turno era para Guzzest, le pusieron con el culo en pompa, se temía lo peor, el príncipe Hakeem sentado en el baúl de mimbre se dirigió a Guzzest: “escucha intento de ser humano, tienes dos opciones, makumba, o la muerte”, Guzzest llorando, respondió -“piedad príncipe, le prometo que no volveré a mear en su planeta, se lo prometo, no volveré ni a mear, ni a beber ni a fumar, pero por favor déjeme ir, se lo suplico”.-Elige de una vez, makumba o la muerte.- contestó Hakeem con tono autoritario.- Entonces elijo la muerte. Hakeem comenzó a reírse, francamente daba miedo, y respondió: - Así sea tu voluntad…..makumba hasta la muerte.... (to be continued).
Capítulo 8: Hakuna Matata
Guzzest estaba literalmente con el culo al aire rodeado de la tribu de negros con “mas centímetros” de la historia, el príncipe Hakeem cortaba poco a poco la lianas que ataban el baúl de mimbre mientras reía y reía a carcajadas, por fin, cortó la última cuerda, todos los indígenas se quedaron en silencio, Hakeem se apartó unos metros, el baúl se abrió lentamente, primero salió una mano negra, era un negro extraño, luego un pie negro, parecía pintado, luego la otra mano, y entonces, sucedió, sonaba una canción, Guzzest intentaba entender lo que decía, además la voz, esa voz le era muy familiar, y desde dentro del baúl se podía escuchar un susurro: “Now I'm the king of the swingers, oh, the jungle V.I.P, i've reached the top and had to stop, and that's what botherin' me, i wanna be a man, mancub, and stroll right into town, and be just like the other men, i'm tired of monkeyin' around!”, y entonces como si de un resorte se tratará salió del baúl con un peluca afro, desnudo y con el cuerpo totalmente pintado de negro Ude, comenzó a perseguir a toda la tribu, y uno por uno se los pasaba por la piedra mientras cantaba: “Oh, oobee doo, i wanna be like Guzz, i wanna walk like Guzz, talk like Guzz, too, you'll see it's true, an ape like me, can learn to be Guzzest too”. Guzeest intentaba desatarse poniendo los nudos de las cuerdas cerca de unas brasas, poco a poco las cuerdas se iban deshaciendo, y finalmente, libre. Se levantó como pudo, se subió los pantalones, y al ver lo que estaba sucediendo se puso a correr como si se jugara el culo, corría y corría y sólo se escuchaban los gritos indígenas y la hermosa canción de Ude, pero de pronto todo se volvió a quedar en silencio, Guzzest con temor miró atrás y por un momento su mirada se cruzó con la de Ude, éste, corría hacía Guzzest como un desesperado, ya no cantaba y esto a Guzzest le aterraba aún mas, corría en dirección a la nave pero no la encontraba, tropezó y cayó por una cascada, como pudo salió arrastrándose del agua y quedó completamente embadurnado de barro, al mismo tiempo que Ude se tiraba por la cascada, y nadaba hacía donde estaba Guzzest. Al salir del agua Ude buscaba furtivamente a Guzzest pero no lo veía, intentaba olfatear pero tampoco tenía suerte, parecía que el barro del cuerpo de Guzzest le camuflaba frente a los ojos de Ude, hasta que como no, la torpeza de Guzzest hizo acto de presencia, sí, a Guzzest le delató su propio pedo, se le escapó sin querer del miedo que tenía, Ude lo escuchó, lo olió, y se dirigió a gatas muy lentamente hacía Guzzest, los ojos de ambos estaban a pocos centímetros, a Guzzest le caían la lágrimas, Ude le dio un piquito y entonó: “Hakuna Matata! what a wonderful phrase, Hakuna Matata! ain't no passing craze””, levantó a Guzzest, le cogió del brazo, y se dirigieron juntos hacía Alison 75, y se fueron a surcar el espacio felices mientras canturreaban: It means no worries, for the rest of your days, it's our problem-free, philosophy...Hakuna Matata!, Hakuna Matata!, Hakuuuuuna ma-tata!
Capítulo 9: Reencuentro
El viaje al planeta de Flush se estaba haciendo interminable, Alison 75 no cogía la velocidad de la luz por problemas en la trócola, y para rematar, Ude al lado. No dejaba de canturrear, y mirar a Guzzest con ojos golositos, Guzzest estaba acojonado, por suerte quedaba poco para llegar, ya se divisaba el planeta, en ese momento Ude comenzó a quitarse la ropa, a saltar, tocarse, tocar a Guzzest, éste se puso nervioso, pisó el acelerador, se vomitó encima, perdió el control de la nave al entrar en la atmósfera del planeta, y zas!, la nave se estrelló contra una casita, la única del planeta, la casa de Flush, rodeada por miles y miles de libros que salían de todas partes, brotaban de árboles y plantas, todo estaba lleno de libros. Al bajar de la nave observaron como la casa había quedado totalmente destrozada, sin paredes ni techo, y entonces alguien gritó: “coño, Guzzest!, desátame, pero ya!”, al girar la vista pudieron ver una imagen dantesca, Flush desnudo boca arriba en la cama, atado con unas esposas. Dónde está Maqui? Preguntó Guzzest. “Estaba justo dónde está la nave ahora, así que mira debajo, creo que la acabáis de chafar, pero no te preocupes, tú desátame, que me pueda vestir, ella es inmortal, yo la he intentado matar cientos de veces y no hay manera, desátame, coño” contestó Flush. Guzzest se dirigió a la parte trasera de la nave, y de debajo de ésta asomaban dos preciosos zapatos de tacón rojos con lentejuelas, “estás seguro que, la bruja no ha muerto?” preguntó Guzzest, “yo diría que…Ude estáte quieto!”, Ude desnudo, como Flush, cogió los zapatos, se los puso y empezó a correr siguiendo el camino de baldosas amarillas cantando: “We're off to see the Wizard, The Wonderful Wizard of Oz. You'll find he is a whiz of a Wiz! If ever a Wiz! there was. If ever oh ever a Wiz! there was The Wizard of Oz is one because, Because, because, because, because, because. Because of the wonderful things he does. We're off to see the Wizard. The Wonderful Wizard of Oz”, y desapareció en el horizonte. Guzzest intentaba abrir la esposas con los ojos cerrados, no tenía ganas de verle nada a Flush, al fin consiguió liberarle, Flush se puso un tanguilla de Tarzán que había al lado, y listo. - Algunos llaman a eso vestirse, pensó Guzzest en voz alta – Y ya que Maqui está no muerta, y mi copiloto se ha marchado, que tal si me acompañas, no sé muy bien adonde, pero si quieres venir?. – Mejor no.- contestó Flush.- ahora sólo puedo leer y leer, ya que mi compañera tardará en recuperarse, sin radio ni cedeses gracias a ti, sólo puedo leer hasta la eternidad, y por cierto dónde están mis gafas?. Guzzest dio un paso atrás y…pisó las gafas de Flush. Rotas. Destrozadas. Inservibles. Para disimular intentó engancharla con esparadrapo pero…ni así lo pudo arreglar. Entonces subieron a la nave y comenzaron una interesante y "moderna" conversación que duró más de tres días:
- Me debes unas gafas - dijo, Flush.
- De pasta? - contestó Guzzest.
- Gafas de pasta, me quieres decir algo?
- No, sólo si quieres gafas de pasta, gafapasta.
- Gafapasta? Quién, yo?
- No, las gafas de pasta….
Capítulo 10: Nikochana’s babies
Alison 75. Situación: próximos al planeta Kochán. Velocidad: no sé, el lector está averiado. Misión: comprobar señal de ayuda. Órdenes: Investigar la zona, recoger posibles supervivientes, obtener y salvaguardar muestras de nuevas especies. Tripulación: Sólo dos humanoides: Guzzest, capitán y dueño de la nave. Flush, aliado por casualidad, no sabe que hace en la nave, ni cuando Guzzest le comprará unas nuevas gafas (de pasta). Alison 75 comenzó a descender, la atmósfera parecía irrespirable, olía ligeramente a bomba fétida, los tripulantes se pusieron el traje especial y espacial, gafas de sol, una gorra con dos latas de cerveza colgando, camiseta de Batman (Guzzest) y de Superman (Flush), pantalones cortos, calcetines a rayas, zapatos de tacón, y un desatascador como arma letal. Al pisar tierra, Guzzest se encendió un pitillo, y Flush uno de sus cigarrillos risueños. Con una rama de árbol comenzaron a buscar la señal de ayuda, parecía que provenía de una montaña, en la cima, unas luces de neón gigantes con forma de gamba y una pizarra que decía: Chipirones, 2 de bravas, jamón, queso, 4 pinchos, pan con tomate y cerveza mucha cerveza. Guzzest dijo: coño, no sé si aquí encontraremos a alguien pero…comer, lo que se dice comer, que le den por culo al rescate, venga Flush, al tajo. Y se fueron hacía el interior de la montaña. El lugar estaba desolado, no había señal de nadie, ni de la comida, ni de la cerveza. Fills de puta.- gritó, Flush.- mientras se encendía otro de los cigarrillos risueños, el tío ya no veía tres en un burro, y comenzaba a jugar con el desatascador , dando golpecitos a Guzzest, mientras reía como un colgao, en uno de esos golpecitos, Guzzest se giró enrabietado, golpeó a Flush y el destascador salió volando contra un muro, rompiéndolo. Los dos asomaron la cabeza por el agujero y pudieron ver hileras de huevos viscosos que recorrían kilómetros, la parejita se puso a romperlos todos con los destascadores mientras cantaban: “I am an anti-Christ, I am an anarchist, don't know what I want, but I know how to get it. I wanna destroy the passer by 'cos I wanna be anarchy” y reían y reían como unos colegiales en el recreo, se las prometían muy felices, pero entonces un rugido les dejó helados, una gigante de color verde, con forma de culo, y dos antenitas apareció, era la madre del temido Dr. Nikochan, gritaba como una posesa por la muerte de sus bebés, por los hermanos del Dr. Nikochan, y comenzó a perseguir a los muchachos mientras discutían entre ellos si la mamá era roja o verde, cosas de Flush. Entonces, otro grito surgió de la nada: “Yo la seeeeéeéééeéeéee”, parecía que Cucu seguía el fétido olor de Guzzest para llevárselo al huerto desde hacía varios meses. Las dos hembras comenzaron a pelear, y la líder de las Cucu le propinó un solemne mamporro que dejó grogui a la mami, los tres subieron corriendo a la nave y salieron cagando leches. Mientras Guzzest y Cucu aprendían lo que era el amor escuchando al gran Marvin Gaye, en el fondo de la nave, en un lugar oscuro, se podía escuchar a Flush diciendo “mi tessssoro, sólo mío”, mientras acariciaba lo que parecía ser un huevo nikochiano…
Capítulo 11: Odisea en el espacio
Había pasado cerca de una semana y Flush continuaba encerrado en el cuartito de la limpieza, y seguía en aquel recóndito lugar debido a la poca atención que Guzzest le prestaba, Guzzest había estado cayendo en pecado constante desde que subió a la nave con Cucu, siempre con el piloto automático y sin rumbo aparente. Después de aliviarse con agua fría las partes bajas, llamaba a Flush pero éste no le contestaba, bajó al cuarto de la limpieza y llamó a la puerta: “ábreme cabronazo, llevas hay una semana, que cojones haces?”, -déjame.-contestó Flush- estoy muy atareado. Guzzest intentaba abrir la puerta, pero nada, además un sonido retumbaba en toda la nave: “Guzzi cariño te estoy esperaaaando!”, y Guzzest estaba hasta los mismísimos. Desde que ella subió a la nave no paraba de ejercitarse sexualmente, quién iba a decirle a él que se quejaría por eso, siete kilos eran testigo de sus quehaceres físicos. “ábreme, cabronazo, necesito, esconderme..”-dijo Guzzest a Flush.-, el huevo es mío.-contestó Flush. En aquel momento Guzzest pudo escuchar.- Que vengas Guzziiiii!.- y como no, con el rabo entre las piernas, volvió al dormitorio. Alison75 estaba muy atenta, empezó a sospechar que Guzzest quería substituirla, y se enrabietó tanto que abrió la escotilla y propulsó a Cucu totalmente desnuda fuera de la nave, ésta, con un hábil movimiento pudo coger una escafandra, se la puso y luego se cogió a la nave con una fuerza descomunal, menuda estampa. La nave se estaba despresurizando, la puerta del cuartito de Flush se abrió y Guzzest pudo ver a Flush en pelota picada con plumas en la cabeza incubando lo que parecía un huevo azul y blanco, por un lado escuchaba: “Guzzi tómame, tómame” desde fuera de la nave, por otro: “el huevo es mío, es mío”, y por último a Alison75: “si no me quieres moriréis todos, toditos”, y entonces Alison75 comenzó a entonar una canción: “Ground control to major Guzz, ground control to major Guzz, take your protein pills and put your helmet on, ground control to major Guzz, commencing countdown, engines on, check ignition and may gods love be with you….”. Guzzest estaba acojonado, no sabía si salvarse o morirse, daba igual, como pudo se fue acercando a la sala de controles, abrió el panel del ordenador central, era la computadora que controlaba a Alison75, estaba llena de palancas, y comenzó a desactivarlas una a una, mientras se podía escuchar la canción, a medida que Guzzest desconectaba palanquitas, la canción iba mas y mas lenta, se iba apagando, y apagando: “Ground control to major Guzz, my circuits dead, theres something wrong, can you hear me, major Guzz? can you hear me, major Guzz? Can-you-hear---me—major--Guzz?-….-Can you....” . Guzzest lo había logrado, al fin se había librado de la computadora loca, entonces preguntó: “estás bien Cucu, turroneta meva?, si??, pues sigue hay un rato, hasta que aterricemos..”, y cerró la escotilla del todo y la dejó fuera, mas tarde miró hacía el cuartito, Flush estaba aturdido, y el huevo roto, algo había salido de él, no estaban solos, ni dentro de la nave, ni fuera…
0 comentarios:
Publicar un comentario