Clásicos nikochianos: HARVEST (1972)

En plena cuenta atrás para el inicio del cuarto festival dedicado a Tito Neil esta vez en Frías, este marcianito que os habla ha estado repasando los discos del maestro, algunos olvidados y como no, mis favoritos. Llevo disfrutando casi dos meses sin parar de la música de Neil, de su magia, de su enorme e incontestable belleza. Mis favoritos suelen ser aquellos discos donde la faceta tranquila de Young sale a relucir aunque no tiene nada que podamos reprocharle pues sus latigazos eléctricos son aún hoy espectaculares e indiscutibles, además de esenciales. Mi favorito, como sabéis, es “After the gold rush” y luego le seguiría “Tonight’s the night”, estos días y sin lugar a dudas el segundo puesto se ha visto amenazado, qué digo, el “Tonight’s” se ha visto desplazado por “Harvest”. Posiblemente a día de hoy mis cinco favoritos sean: “After the gold rush”, “Harvest”, “Tonight’s the night”, “Comes a time” y “On the Beach”… pero claro, zambullirse en cualquiera de sus discos es hacerle subir en la lista de favoritos porque todos son tremendos. “Harvest” es además la continuación del “After” y el disco con el que Tito Neil obtuvo mayor éxito, así que hablamos claramente de un referente, de un histórico, de una pieza esencial de la música del siglo pasado. Como siempre la lista de colaboradores es de traca: Crosby, Stills, Nash, James Taylor, Linda Ronstadt y hasta la Orquesta sinfónica de Londres!!!. Estamos ante un clásico en toda regla, un clásico interestelar, un clásico nikochiano. Vamos pues con él.

Neil Young – “Harvest” (1972): 01.- “Out on the weekend”/ 02.- Harvest/ 03.- A man needs a maid/ 04.- Heart of gold/ 05.- Are you ready for the country?/ 06.- Old man/ 07.- There’s a world/ 08.- Alabama/ 09.- The needle and the damage done/ 10.- Words (between the lines of age).

El disco empieza poniéndome la carne de gallina con “Out on the weekend”, esa armónica y la voz de Tito Neil son demoledoras. Una composición marca de la casa, vale, de esas tiene muchas pero coño, te deja con cara de bobo y el alma sensible. El segundo corte, que da nombre al disco, es una pieza country de esas que me derriten toa toa. “Harvest” es un caramelito, una de esas que se meten en mi cabeza y que se apodera de las pocas neuronas que me quedan para cuando más distraido estoy hacerme tararear la melodías y soltar en voz baja eso de “let me fill your cup with the promise of a man…”. Oh! qué me derrito!. Luego llega esa rareza llena de dolor, de pena, de soledad… una balada inolvidable con una instrumentación atípica pero francamente indispensable. Es una de mis favoritas de todo el paquete y abre el que para mi es el momento del disco junto a las tres canciones siguientes. Primero con “Heart of gold”, obra maestra, de la que poco hay que decir. Segundo esa maravillosa “Are you reddy for the country?” un blues disfrazado de country, una pieza acojonante, un pepinazo de Tito Neil. Y por último ese “Old man” con esos acordes folk, con ese bajo demoledor, unos coros de agarrararse, vamos, una maravilla. “There’s a Word” es en mi opinión la más floja del disco, no sé si lo es por si misma o por estar después de la supertraca de cancionacas, pero sí, es la más floja en mi opinión que no mala. Claro que luego nos regala un tímido y sucio rock, en “Alabama” vuelve a remover el tema del que hacía gala ya “Southern man” aunque no consigue la misma calidad, es un peldaño inferior a aquella pero sigue siendo un temazo. Y llega otro de los temas del disco, esa devastadora “The needle and the damage done”, posiblemente la mejor canción que habla sobre el descenso a los infiernos de un adicto a la heroína con Danny Whitten en la mente. Y cierra esta obra maestra “Words”, baladón que te crío disfrazado de medio tiempo rockero, de esos que te dejan el cuerpo como un guiñapo y con la sensación de haber escuchado un disco sublime, imprescindible, una puta obra maestra, un puto clásico nikochiano.