Nikochan en el Ruta de Junio

El mes pasado sin ir mas lejos a mi archienemigo Guzzest le publicaron una carta de opinión en la mítica revista nacional de rock’&’roll “Ruta66” donde el pájaro se divertía humillando a una muchachita llamada Rosa, para después con su clásica espesa narración divagar sobre sus gustos, ponía a parir al country-folk, justificaba algunas poses de los redactores del ruta y otros menesteres, para finalmente y con todo merecimiento llevarse el adjetivo de hiriente por el tonito de su artículo. No se hizo esperar la respuesta nikochana que por suerte y con total justicia los del Ruta66 publican en este número de Junio aunque, eso sí, los muy cabrones utilizan mi nombre en clave cuando visito el planeta tierra disfrazado de ser humano sumamente atractivo e inteligente, adjetivo por cierto con el que me describen antes de darme paso. Los del Ruta me presentan con estas palabras: “No ha tardado demasiado tiempo en aparecer un (inteligente) defensor del country en sus diferentes modalidades”….
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Con mi primera carta a vuestra excelente revista no me gustaría crear un debate sobre los nombres que aparecen o dejan de aparecer en los sumarios, como comentaba en el número anterior un tal Guzzest. Por cierto, el tipo es algo espeso en su narración, así como muy poco abierto de miras. Me explico. De entrada el tipo se ceba con una tal Rosa, quién defiende el género country, cosa que no me extraña nada ya que es de lo poco decente en la actualidad, tanto por el country-rock del pasado, con gente como Neil Young, como por el renacer del género gracias a Steve Earle, o al country-americana actual, con Old Crow Medicine Show, Justin Townes Earle, Felice Brothers, Bonnie “Prince” Billy, Elliott Brood, incluso Ryan Adams cuando le apetece. Comentarios sobre este género siempre son de agradecer, y tal vez si tuviese que criticar algún que otro reportaje lo haría con los referentes al apestoso heavy, que por otra parte deben tener cabida en una revista como el Ruta, la única revista exclusivamente de rock de nuestra península bellotil. Que incomprensiblemente ha sido criticada por descubrir el color en el Siglo XXI, por darle algo de modernez a la revista y por estar últimamente abierta a más estilos, ya que la competencia directa, que he de reconocer que también compro, se dedica últimamente a las tendencias mas “in”, lo demuestra la portada de hace unos meses donde aparecía la muchachada de Lost.

No contento con eso empieza a hablarnos de sus gustos; si todos lo hiciésemos esta sección sería una auténtica kutranga. Bueno, Costello y los Clash no son malas referencias, pero es que mezcla la velocidad con el tocino, si no fuera algo imposible pensaría que Guzzest es mi vecino, un tipo hiriente, espeso, con un ligero sobrepeso y una incipiente calvicie, adicto a la nicotina y fan de los Pixies, Pearl Jam y los dos nombres antes mencionados, excesivamente vago y al que le gusta juzgar los gustos de los demás pensando que él es el dueño de la verdad absoluta. Como dice en su carta, a su edad ya nadie tiene que abrirle los ojos: ¡pobrecico, no sabe que siempre tenemos que estar preparados por si alguien nos enseña un nuevo camino que no tiene que ser el único, ni el mejor, ni el verdadero!. El típico tipo que luego te encuentras leyendo el Cinemanía, viendo en la tele Bones y defendiendo a ultranza el último film de Woody Allen.

En fin, no quería hacerlo pero he caído en su trampa y he tenido que contestar. Mis disculpas. Mi primera carta es para agradecer a este revista su nuevo formato en color, sus nuevos colaboradores como Calamaro (¿quién mejor para hablar de rock en el Ruta que un rockero rutero?), su pluralidad en los reportajes y los comentarios, y agradecerles que en los tiempos que corren sigan hablando de rock: “Long live rock, I need it every night!, Long live rock, come on and join the line!, Long live rock, be it dead or alive!”.