OZ: season 2

Últimamente no puedo quitarme de la cabeza a los presos de la penitenciaría de máxima seguridad Oswald, concretamente a los presos del pabellón de “ciudad esmeralda”. La segunda temporada de Oz está resultando ser prodigiosa, su primer episodio es tal vez el mejor que he visto en tiempo de cualquier serie televisiva mas o menos actual desde que finalizó The Wire. Los personajes tienen vida propia, sabemos sus delitos, sus manías, sus obsesiones, sus perversiones y sus adicciones. Cada uno puede tener su favorito aunque es realmente difícil escoger. Todos son igual de hijos de puta. No se salva nadie, ni el alcaide. Por encima de todos los personajes destaco dos que son para mi los que tienen mas suco por ahora y los que en mi modesta opinión están mejor interpretados, hablo del nazi enculador jefe de la hermandad Vern Schillinger (preso 97S110) interpretado magistralmente por J.K.Simons (Burn after reading, Juno, Law & Order), y su opuesto, el abogado alcohólico y psicótico Tobias Beecher (preso 97N909) al que da vida Lee Tergesen (Monster, Wayne’s World, Law & Order). Luego, para ser sinceros me encanta el irlandata follonero Ryan O’Reily (preso 97P904) interpretado por Dean Winters, y como no el tontorrón nigeriano, drogadicto, sin escrúpulos y totalmente pasado de vueltas de Simon Adebisi (preso 93A234) al que pone cara Adewale Akinnouve-Agbaje, sí amigos, el mismísimo Mr. Eko de Lost. Sin olvidarnos de la voz que nos guía, nos instruye y narra los acontecimientos de Oz, el paralítico Augustus Hill (preso 95H522) interpretado por Harold Perrinau, que sí coño, es Michael de Lost. No me quiero dejar en el tintero a Miguel Álvarez (preso 97A413) interpretado por Kirk Acevedo (Fringe) que me tiene totalmente intrigado a la espera de la aparición de Raoul Hernández que no es otro que Luis Guzmán, el hermano gemelo de Guzzest y mítico Pachanga en la imprescindible “Carlito’s way”. Ya digo, otra puta obra maestra para televisión de HBO. Otra puta serie coral perfectamente interpretada, cruda y realista. Un tesoro escondido del que se puede disfrutar cada minuto de los sesenta que dura uno de sus excelentes episodios. Por ahora la segunda temporada que estoy a puntito de terminar no me está defraudando, la tercera me aguarda, así que vuelvo a mi celda que aún tengo mucho en lo que pensar.