5cèntims: Auerbach y las teclas negras

El guitarrista y cantante de Ohio Dan Auerbach formó en 2002 junto al batería Patrick Carney el dúo “The black keys”, se dice que el nombre proviene de las teclas negras de un piano ya que dichas teclas se asocian frecuentemente con el rock y el blues, justo lo que tocan ellos pasado por el filtro del garage, el indie y el punk-blues?. La cosa es que en esa época estaba muy de moda otro dueto, “The White Stripes”, con el que se le comparó incomprensiblemente en exceso ya que no hacen el mismo tipo de música ni pretenden lo mismo, cosa que les pasó factura, sólo por ser dos en la banda y por retornar a las raíces del rock y a las entrañas del blues. En 2002 aparece su primer trabajo que descubrí después de escuchar y disfrutar del segundo, en este álbum de debut llamado “The Big Come Out” nos enseñan las bases de su música, un blues-rock minimalista que ya no abandonarán nunca aunque hayan ido adornando con melodías soul y garage del bueno. En aquel disco destacaba “I’ll be your man” pero realmente no había ninguna canción que sobresaliese por encima del resto, un disco muy compacto, de difícil escucha pero que poco a poco te llevaba al huerto.

“Thickfreakness” (2003) fue su segundo disco que según cuenta la leyenda se grabó en tan solo 14 horas en el sótano de Carney con una grabadora de ocho pistas Tascam 388 de los 80’s cosa que afianzó aún mas su sonido, dotándole de cierta personalidad y al que añadieron un buen soplo de aire bluesero sin necesidad prácticamente de introducir un bajo. El sonido recuerda vagamente al venerado dinosaurio John Lee Hooker aunque el blues de los black keys sea mas blanco que el de aquellos míticos Cream. En este fantástico y recomendable disco destacaba la canción que le da nombre al mismo, “Set you free”, “Everywhere i go” y “Have love will travel”.

Al año siguiente, en el 2004, aparece el que tal vez para mi es su mejor disco, siguen como no con su rock austero, árido y cavernoso bañado en el blues y sobretodo en el indie-garagero que les acerca a unos encorsetados Jon Spencer Blues Explosion, y es que este “Rubber factory” es indispensable, contiene un buen puñado de magníficas canciones como: “When the lights go out”, “10 A.M automatic”, “Girl is on my mind”, “Stack shot billy”, “Aeroplane blues” y “Grow so ugly” sin olvidarnos de la magnífica versión que nos regalan de “Act nice and gentle” de The Kinks”. Discazo. En el 2006 llegó “Magic Potion” que particularmente me decepcionó, no porque el disco sea malo precisamente, es mas que notable, mas bien porque me pilló en una época donde estaba algo cansado de este tipo de música y de este tipo de rock crudo al que dejé de lado por el folk tristón de Iron & Wine o el rock de los Wilco. Tal vez debería darle una segunda oportunidad, pero en su momento me sonó algo repetitivo, algo falto de ideas aunque el sonido era impecable. Siendo el disco que menos he escuchado de este grupo me acuerdo especialmente de “Your touch” y “The Flame” que eran dos canciones algo mas rockeras de lo habitual en su repertorio.

El año pasado apareció el quinto disco de los de Ohio, “Attack & release” con el que consiguen dar un giro a su estilo, consiguen dotarle de nuevos aires y nuevos sonidos, gracias a la aportación del omnipresente productor Danger Mouse, además de ser el último disco donde pudimos saborear el buen hacer de Ike Turner. Gracias a estas dos aportaciones de calidad el grupo cambió su austeridad y rudeza por un toque soul, haciendo un tratamiento delicado de la voz, aportando coros llenos de espiritualidad y diferentes texturas en cuanto a la instrumentación. The Black Keys dan un paso al frente para no repetirse, no es su mejor trabajo pero sí el mas arriesgado, eso debe aplaudirse. “I got mine”, “Psychotic girl” y “Remember when” son de lo mejorcito que han entregado. No sé muy bien como continuará el grupo, si es que continúan, no sé si seguirán por la senda que les señaló Danger Mouse o volverán al sonido crudo y pantanoso, no sé, tal vez no sigan como grupo, y es que la aparición del primer disco en solitario de Dan Auerbach, “Keep it hid”, que por cierto es muy bueno, me hace pensar que las teclas negras puedan dejar de sonar juntas.

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