Jonipais

Ayer me volvió a asaltar esa tremenda canción llamada “Wild Honey pie” del álbum blanco de los Beatles. Bueno, del “ÁLBUM”, porque hay algo mejor que eso? Ese doble disco es la exquisitez a pesar que los Beatles comenzaban a desintegrarse como grupo y a sacar las garras como individualidades. Lennon totalmente abducido por Yoko, Macca al mando, Harrison sacando la cabeza y haciendo paralelamente  la que sería su gran obra “All things must pass” y Ringo…, Ringo a lo suyo. La cosa estaba calentita y de aquella sesión no sólo salieron los temas de dicho disco sino también alguno de los de Harrison como dije, la mayoría del “Let it be” y cosicas de unos y otros que luego supimos con el paso del tiempo. La tensión era tremenda y tenían que invitar constantemente a amigos para no acabar discutiendo en cada sesión, es mítico ya el rebote de George diciéndole a Macca qué como cojones quiere que toque, como tú digas Paul, como tú digas… Y es que Paul aquí estaba crecido, en estado de gracia, era el puto amo. Es el disco donde más versatilidad se le puede ver: baladas exquisitas, melodías pop, canciones infantiles y juguetonas, rocanrol desgarrador y por supuesto esas dos joyitas de pastel de miel. Las jonipais. Lo de “Wild honey pie” es la releche, menos de un minuto de genialidad, con ese sonido extraño de tribu, algo de psicodelia y un mucho de calidad, es una canción que me viene mucho a la cabeza y de tanto en cuanto me sorprendo cantándola allá donde esté. La otra jonipai ya es harina de otro costal, es una delicatessen macartniana, un dulce de miel. Un homenaje al music hall  del que te enamoras con facilidad…, y ese solo a la guitarra de John…. Bueno, que son dos cancionacas tremendas, y son de Paul aunque firmaran aún en pareja. Posiblemente, si tuviera que escoger un disco para llevarme a una isla desierta, me llevaría el “blanquito” de los Beatles (y que me perdonen los Stones con su “Exile”), porque ese disco lo tiene todo, hasta dos buenas porciones de Honey pie, que aproveche.