Sherlock Holmes
Cuando uno escucha que está en marcha la enésima versión del detective creado por Sir Arthur Conan Doyle y que el encargado de dirigir el proyecto para la gran pantalla es Guy Richie tiene que ir rápidamente al lavabo para arrojar. Las diarreas y el malestar llegarán luego, después de ver el film. Y es que el exmarido de Madonna comenzó en el mundillo de los fotogramas con dos films que se dejaban ver y divertían a pesar de su falta de exigencia intelectual pero con un estilo propio aunque no tanto pues el tipo hace un refrito de Tarantino y se flipa dándole al FW y al RW a la hora de grabar. Richie es un regulero y un mediocre como podemos confirmar al ver sus siguientes proyectos, uno incluso con la ambición rubia, por suerte se divorcia de ella, ella le pasa una pensión (qué tiene cojones la cosa) y le viene la idea de modernizar a Holmes. Me cago en diez! Menudo pájaro!. Antes, eso sí, hizo la horrenda e infumable película llamada “Rocknrolla” que no había quién se la tragara, todo un insulto a las neuronas. Pues bien, para resucitar a Holmes, y rejuvenecerlo (luego hablamos de eso), cuenta con Robert Downey Jr y Jude Law, y cuando todo el mundo se pensaba que Law sería Holmes y Downey Watson pues no, a Guy le da porque Jr sea Holmes, venga, con dos cojones. A Downey, que es un canalla de cuidado, le perdono todo, incluso hacer Iron Man que es otro bodrio inolvidable, y es que el tipo tiene firmadas dos trilogías, la del hombre de hierro y la del detective, así que hambre no pasará. Sí, sí, es otra trilogía sacacuartos. Bueno, volviendo a lo de modernizar… Richie cree que añadiendo músculo a Holmes, rebobinando y haciendo flashbacks, y copiando la relación, la pose, y el puterío de House y Wilson que a su vez sí eran una especie de Holmes y Watson modernos la cosa ya está hecha. Y claro, él cree haber rodado una puta obra maestra pero la verdad es que no pasa del aprobado justito, cine palomitero para adolescentes descerebrados que piensan que Richie ha inventado al personaje. El film sirve para pasar el rato aunque yo pasé algunos momentos de sopor y vergüenza ajena. Se han dejado mucha pasta, y eso se nota pero nunca se hace participe al espectador de la difícil tarea de deducción, nunca nos hace interesarnos por la trama y en ningún momento el malo, que no es Moriarty (a ese le veremos en la segunda parte), nos convence ni le hace sombra al detective. En fin, otra muestra más de lo malo que es Richie, de la jeta que tiene Downey y del mal momento por el que está pasando Law. Tal vez el film sea demasiado elemental.
Pues teniendo en cuenta lo que me esperaba (soy un acérrimo del personaje), y sin olvidar el tipo de peli que es -blokbuster modernete y ultradigital, de los de explosiones, protas guaperas y lechuzas mil-, a mi al menos me hizo pasar un rato entretenido que (presupuesto) es todo lo más que se le puede pedir a este tipo de gaitas (ahora no vayas por ahí troleando y diciendo que me parece una "obra maestra" -que nos conocemos gañán y de una cosa a la otra van galaxias-)... Así que ya sabes nicho: piquete de ojos (20 segundos de ceguera y dolor permanente durante 14 minutos), escupitajo en la oreja (2 minutos de pringue y varias horas de asqueo total), pisotón en la chancleta (23 minutos de pinrel dormido y fractura de metacarpiano inferior izquierda exterior), más finalmente, patá de kung-fu en los cojones (trauma inmediato, hospitalización de 3 semanas y daño psicológico irreparable).
ResponderEliminarPd: para mí el debate es si todas estas leches, aun las que nos entretienen (que para mi "gustar" es una palabra más gorda) tanto a tí (los pixels de la pixar o las del Bourne) como a mí (los Batman del Nolan, los macarras del Caribe -a pesar de la tipa esa que estorba cosa mala- o éste nuevo Sherlock
cruce de McGyver, House y Rocky IV), se deben considerar como "cine" o no (y ya no digo los avatares, matrixes, starwarses y demás astracanadas de a granel)... Se tendría que inventar alguna denominación diferencial del tipo "showfilm" (o similar) porque después pasa lo que pasa: vemos algo reciente y con cara y ojos como (por ejemplo) "Déjame entrar", y caemos en la trampa de (y aún siendo esa -como algunas otras pocas- buena o interesante de verdad) mitificarla de forma inmediata y por narices ya que, viendo como anda el mercado, resulta poco menos que inevitable. Puede que todavía se le llame "cine" a todo lo que echan en pantalla grande pero ya hace unos bastantes años que, definitivamente, no todo es lo mismo... y, para mí al menos, la cosa tiene más que ver en no diferenciar, por la razón que sea (tanto por interés fríamente calculado como por pura nulidad artística), cine y espectáculo, que con temas meramente analógico/digitales. Si bien Lucas y Spielberg le metieron las banderillas al toro hace décadas, parece que lo del Cameron bien podría ser la estocada definitiva... Al parrot.