Noche jueguil en el hogar nikochiano...

Al parecer después de mil intentos hemos dado con la fórmula adecuada. De siete días, Arlet ha dormido tres del tirón y el resto con una sola despertada lo que ha llegado como agua de Mayo a mi maltrecho y agotado cuerpo. Después de mucho tiempo he podido dormir dos noches seguidas sin levantarme! Quienes habéis pasado por lo mismo me entenderéis. Consecuencia de todo ello es que por fin tiene un ciclo diario como Dios manda y que nosotros podemos planificarnos algo la vida social totalmente abandonada hasta la fecha cosa que me preocupaba pues comenzaba a parecerme cada día más a Enjuto Mojamuto y es que hasta compro en Amazon! Tampoco me fliparé porque al concierto de Danny y sus campeones del mundo no podré asistir tonight por motivos de escasez de Canguros. Mi santa esposa me dice que ya se sacrifica ella, que vaya yo, pero como soy un gentleman y a ella también le encanta ese disco decido quedarme at home y otra vez será. Ayer eso sí, organizamos después de muchos meses una buena sesión jueguil (a lo Black Meeple) con el cuñao francés y la tieta Fra, todo acompañado de una buena tortilla de patatas, un jamoncito ibérico y un buen vinito que trajo Le Gabach. Rico, rico.

La sesión comenzó con “Timeline: inventions” que de simple que es, es cojonudo. Una especie de trivial visual y temporal. Cartas con un invento y una fecha en la otra cara. Objetivo: deshacernos de las cartas que tenemos en la mano, una a una, colocándolas justo en el espacio temporal donde se inventó el asunto implicado. Ganó el país vecino. Luego el menú prosiguió con una partida al olvidado y ninguneado “Wasabi”, que recuperamos acertadamente y disfrutamos a lo grande. Ya comenté el juego en su momento pero para haceros una idea simplemente hay que ir cogiendo ingredientes para realizar una serie de recetas que nos darán puntos, más aún si las conseguimos realizar con “estilo”, es decir, en el orden adecuado. Simplemente fue memorable mi partida. Lección del marcianito y victoria para la saca.

Y después de los entrantes vino el plato fuerte. Uno de los juegos que me cayeron por Navidad. Un juegaco que estrenamos ayer mismo después de una tarde estudiando normas y consultando al señor Meeple para que me aclarase alguna que otra duda. No me voy a entretener explicando mucho el juego porque tiene telita y merece un post entero. Un gran juego de colocación de trabajadores este “Carson city”, al que creo que recurriré una y otra vez pues me encantó el muy puñetero, basado en el Farwest, que tiene pinta de mejorar a cada partida una vez dominada la dinámica. Como siempre fui agresivo y porculero, pero el francés se llevó la victoria. Palizaka del copón. Repetiremos porque es un juegaco.

Y para acabar la noche (eran ya las tres de la madrugada) después de mucha tensión, buen vino, mejor compañía y algún que otro chupito rematamos la faena con un “Maori” que por supuesto gané yo. Humildemente os digo que soy el puto amo a este juego, gané con la gorra. Oh! Amigos parece que mi vida social vuelve o al menos lo intenta. Mi reto? Conseguir que mi archienemigo se aficione one more time a los juegos de mesa, es un tipo competitivo y bastante avispado con lo que hay rival. De todas formas lo mejor y lo que deseo fervientemente es que nos juntemos los tres hermanos en una maratón jueguil como antaño. Todo se andará, de momento la noche pasada fue fantástica, eso sí, Arlet no perdona y a las 8 de la mañana se despertó con ganas de juerga y yo sólo había dormido cuatro horitas…