Hace más o menos una semana me embarqué junto a mis dos cariñitos
en una excursión de lo más variada. Primero asistimos a la “fira del hogar” allá
por Plaça Espanya pues como es sabido mi santa esposa hace unos meses se embarcó
junto a su hermana en una tienda de hogar y ropita porque es una loca
emprendedora con los tiempos que corren! Eso sí, el trabajo serio no lo ha
dejado por el bien de nuestra hipoteca, claro. Así pues todo fue como la seda,
dimos vueltas, hicimos pedidos y todo mientras la pájara dormía a pierna
suelta. Luego, al salir, una cervecita y unas patatas bravas con sus correspondientes aceitunicas, es que ese vermutillo me vuelve loco… Y luego, después de darle la
comida a Arlet, la Nikochana nos invitó a dar un vistazo al Museo del Rock del
señor Targdà Targdà. Decepcionante es seguramente la palabra. Pequeño. Caro.
Algo tontuno… No sé. Se agradece la iniciativa pero no dejan de ser cuatro
cosillas que tiene el amigo Jordi en su casa y al parecer ya no le caben, además de no ver nada que ya se haya visto en alguna que otra Fira del Disc. La distribución del asunto es bastante penosa, dos salas para los
dos grandes (Beatles y Stones), una sala itinerante que ese día estaba dedicada
a Grease, y lo demás, pues vitrinas con curiosidades que tampoco es que te
dejen muy impresionado. No me divertí mucho y por supuesto nada me sorprendió.
Bueno sí, la tarta del Let it Bleed era cojonuda, y que mi Arlet se pusiese a
aplaudir y bailar al escuchar a los Stones en su sala privada me encantó, para
qué negarlo. Pero no os recomiendo la visita al museo, es demasiado caro para
lo que ofrecen, una lástima. Ahora, tomaros unos noodles en el “Odon” de la
planta baja no tiene precio… Como me gusta comer con palillos!!!
Si, la verdad es que es sumamente decepcionante.......cosa que por otra parate ya esperaba..Ja, ja, ja, ja, ja......
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