La música del azar

Llevo unos cuantos meses inmerso en una especie de obsesión por la lectura, una especie de enfermiza manía febril que puede tener su inicio en las horas muertas que paso en ocasiones en la rebotica ayudado claro está por los aciertos en las novelas que han caído en mis manos, que me han atrapado sin remisión para acabar devorándolas en cuestión de horas. Como dije, dudaba en llevarme dos libros esta próxima semanita de vacaciones, uno de ellos es “Fin” de Monteagudo, el otro “La música del azar” de Paul Auster, este segundo libro estaba avalado por mi hermano que insistió e insistió hasta que acepté el libro. Pues bien, comencé el libro de Auster y ya no pude parar hasta terminarlo, yo nunca había leído antes a Auster, hay gente incluso que duda que yo hubiese leído alguna vez, ni siquiera me había interesado especialmente el escritor yanqui, puede incluso que le evitara por eso de ser un novelista afamado y multipremiado. Pero qué equivocado estaba!!, menuda historia cuenta el gañán:

“Cuando Jim Nashe es abandonado por su mujer, se lanza a la vida errante. Antes ha recibido una inesperada herencia de un padre que nunca conoció y que le permitirá vagabundear por América en un Saab rojo, el mejor coche que nunca tuvo. Nashe va de motel en motel, goza de la velocidad, vive en una soledad casi completa y experimenta la gozosa y desgarradora seducción del desarraigo absoluto. Tras un año de esta vida, y cuando apenas le quedan diez mil dólares de la herencia, conoce a Jack Pozzi, un jovencísimo jugador profesional de póquer. Los dos hombres entablan una peculiar relación y Jim Nashe se constituye en el socio capitalista de Pozzi. Una sola sesión de póquer podría hacerles ricos. Sus contrincantes serán Flower y Stone, dos curiosos millonarios que han ganado una fabulosa fortuna jugando a la lotería. La partida que cambiará sus vidas para siempre está a punto de comenzar….”

El libro, que es una puta maravilla, empieza un poco como miles de historias americanas donde un personaje fastidiado por el azar de la vida, por la mala suerte, por el derrotismo que le envuelve sufre un inesperado cambio en su vida que le libera, en este caso ese cambio viene en forma de inesperada herencia. Bueno, lo que realmente le libera es el dinero. El no tener que preocuparse por el dinero. Cuando pasa el tiempo y tiene que volver a preocuparse del dinero pues le queda poco descubre que la felicidad completa no lo es tal sin él y es entonces cuando agotado del viaje y preocupado por la vuelta a su vida anterior para a un autoestopista, un jugador de cartas, Pozzi. Hasta este momento la novela nos describe los demonios de su protagonista, pero a partir del momento en el que Pozzi conduce a Nashe a la partida de sus vidas todo deriva en una historia claustrofóbica y casi terrorífica. Siempre el capitalismo está presente, siempre los valores de las personas puestos contra las cuerdas por el dinero, y siempre esa fatalidad que domina nuestras vidas, el azar, pues que hubiese pasado si Nashe no hubiese recibido el dinero?, y si no se hubiese comprado el Saab o si no hubiese parado a Nash?, si no hubiese asistido a esa partida….. Quién sabe. Tal vez lo único que no me ha acabado de gustar es el final, tranquilos que no lo voy a explicar, pero me ha dejado un poco frío. Por otro lado me consta que hay por ahí una adaptación al celuloide de la novela, creo que es de 1993, como Nashe tenemos a Mandy Patikin y como Pozzi a James Spader que no me pega mucho para el personaje pero bueno ya está en mi punto de mira y dentro de muy poquito os diré lo que me ha parecido. Recomiendo el libro y le doy las gracias a Black Meeple por prácticamente obligarme a leerlo.