Gran Torino (2009)

El bueno de Clint me dejó un mal sabor de boca con aquel bodrio de telefilm llamado “Changeling” que además fue la primera película que visioné en este 2009, un pastel interpretado por Angelina Jolie, eso sí mas bella que nunca. Sólo unos meses después del estreno de aquel resbalón de Eastwood que por otro lado e incomprensiblemente la crítica ha elogiado nos llega su nueva película como director y actor, es decir Clint al cuadrado. “Gran Torino” es una película con menos pretensiones que sus últimos trabajos, un film que se fija en las historias dramáticas de venganza setentera que solía interpretar el mediocre pero infalible Charles Bronson aunque en este caso no haya tanta violencia explícita y sí mas tensión incómoda y real como la vida misma. Eastwood interpreta a un veterano ex-combatiente de Corea que acaba de quedarse viudo, está enfermo y sus hijos ya casados sólo quieren su dinero. Es un tipo gruñón, amargado y racista, muy racista, cosa que no ayuda para acostumbrase a que su barrio antes lleno de patriotas ahora esté habitado por orientales e hispanos. Vamos, que vuelve a interpretar un personaje que ya ha hecho cientos de veces, y nos encontramos a priori ante una película típica llena de tópicos. SINOPSIS: Walt Kowalski (Clint Eastwood) es un veterano de la guerra de Corea, trabajador jubilado del sector del automóvil. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Inflexible y con una voluntad de hierro, Walt vive en un mundo en perpetua evolución, pero las circunstancias harán que se vea obligado, frente a sus vecinos inmigrantes, a enfrentarse a sus antiguos prejuicios…. La película discurre bajo un tensión sofocante haciéndonos pensar que en cualquier momento sucederá algo terrible, como bien cierto ocurre, todo girando alrededor del personaje al que interpreta Eastwood, con sus pausas, sus silencios y su gruñidos. Si la miramos por encima vemos un film sobre racismo pero si escarbamos un poquito parece pedir perdón por lo que los americanos han hecho a otros países menos desarrollados y menos poderosos económicamente. “Gran Torino” no es un film malo, ni tampoco podemos hablar de mediocre, es un film muy interesante, tal vez una obra menor de Eastwood, sencilla pero sincera, pero desde luego no estamos delante de un peliculón que justifica los éxitos en taquilla de los que puede presumir, ese éxito proviene seguramente de la presencia como actor del propio Clint que a sus 80 años puede darles una patada en el culo a todas las estrellitas amariconadas con prótesis dentales relucientes, manicura, pedicura, depilación láser, pelo teñido y bronceado perfecto que se contonean por Hollywood. Antes un Clint viejuno y gruñón que un Cruise permanentado con parche poco creíble en el ojo.