Clásicos nikochianos: TOMMY (1969)
La historia de un chico sordo, mudo y ciego llamado Tommy con la que el grandioso Pete Townshend nos deleitó en 1969 me sigue maravillando. Cada vez que escucho esta perfecta ópera rock creo descubrir algo nuevo, algo mágico que se me había pasado por alto. Posiblemente es la obra perfecta de Townshend, no así de The Who como banda ya que todo el grupo está mejor en el descomunal “Who’s next” (1971). “Tommy” tiene esa estructura de musical, con sus piezas instrumentales al inicio, reuniendo las melodías de casi todas las canciones perfectamente enlazadas, y mas o menos a la mitad del disco otro momento instrumental que sirve de intermedio, al final una apoteosis espectacular, vamos, una puta obra maestra. “Overture” abre como digo el disco de manera instrumental anunciando en “It’s a boy” el nacimiento de Tommy. “1921” es realmente increíble, es el momento del descubrimiento de la desgracia familiar, una canción dulce y aterradora. Keith Moon abre el tarro de las esencias en “Amazing journey” con sus redobles de batería, y Daltrey deleita con ese falsete y ese ritmo tan mod que nos hipnotizó en el disco “Who sell out” (1967) para luego conectar con el riff chispeante de guitarra que ya habíamos oído también en la canción “Rael” del disco mencionado aunque ahora en “Sparks” se presenta demoledora y contundente. Una lección de guitar heroe del amigo Pete. Un inicio fulgurante que nos mete en la historia con un triplete para quitarse el sombrero: “Eyesight to the blind (the hawker)”, una de mis preferidas que suelo tararear normalmente en la ducha llamada “Christmas” y como no, la desconcertante, extraña e hipnótica “Cousin Kevin”. Y entonces, llega “The acid queen”, una joya de Townshend, que borda a la guitarra y a la voz, puro “The who”, cada uno manejando su instrumento con precisión y maestría. La historia entonces nos da un respiro con la instrumental “Underture”, por cierto, aconsejo escuchar el disco atentos a las "lyrics", y es que la historia no tiene desperdicio, o también podéis dejar que os la cante, me la sé de principio a fin. “Do yo think it’s all right?” muy sixtie y “Fiddle about” una indiscutible maravilla obra del mejor bajista de la historia, Entwistle, que es junto a “The hawker” y “Tommy’s holiday camp” las únicas canciones no escritas por Townshend, da paso a uno de los singles y auténticos pelotazos del disco: “Pinball wizard”, con esa guitarra impresionante y un Daltrey arrollador. Pura dinamita. La historia avanza y parece haber una cura para Tommy, la ligera “There’s a doctor”, la espléndida “Go to the mirror!” con ese estribillo ya clásico “see me, feel me, touch me, heal me..” que luego aparecerá en varias ocasiones sobretodo en la parte final, y la acústica y Sanfrancisquera “Tommy can you hear me?, dan buena fe de ello. Justo en este momento aparece lo mas sixtie, “Smash the mirror” tiene un groovie delicioso y “Sensation” una lisergia melancólica que enlazan con la breve y anecdótica “Miracle cure” para seguir con dos de las canciones estrellas del disco, la McCartniana “Sally Simpson” y “I’m free” que directamente es una de mis favoritas aunque, la verdad, gana en directo. “Welcome” es una joya y “Tommy’s holiday camp” es la gota de locura, diversión y perversidad que aporta Moon a la historia. Una historia y un disco que acaba con la magistral y apoteósica “We’re not gonna take it”. Ya digo terrícolas, estamos ante uno de los diez mejores discos de la historia, obra cumbre de Townshend y sus Who, una delicia para los amantes del rock, del pop, de los musicales, de la música en general. Lástima que no haya podido presenciar el musical en directo, debe ser algo espectacular, aunque no pierdo la esperanza. “Tommy” es para mi un disco especial, recurro constantemente a él en situaciones especiales, me centra, me alegra, me da positividad. Es para mi una pócima mágica y además un devastador clásico nikochiano.
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