Iron & Wine: Kiss Each Other Clean (2011)

Si algo caracterizó el inició de milenio, siglo y década fue la proliferación exagerada de cantautores folk. Allá donde pusieses la oreja, allá sonaba algún tipo barbudo lamentándose guitarra en mano de millones de cosas. Particularmente caí de manera incontestable en el movimiento folk o neo-folk como titulaban algunas prestigiosas revistas, hoy en día de todos aquellos folkies ya sólo quedan unos cuantos, algunos que parecían no tener techo cayeron de golpe al suelo y se despertaron del sueño para desaparecer de la escena musical y caer en el olvido. Todo esto lo digo porque al mirar atrás y situarme en 2002 me acuerdo como mi hermano un buen día me trajo un disco que le había dejado impresionado para el que sólo tenía buenas palabras y grandes elogios. Aquel disco era “The Creek Drank The Craddle”. Su autor era un tal Sam Beam aunque operaba bajo el seductor nombre de Iron & Wine, y sí, resultó ser un disco cojonudo aunque para seros sincero por aquella época no lo aprecié como debiera por estar yo metido en sonidos devendriles. Aquello sonaba como sonaría un hijo bastardo de Lou Barlow y Nick Drake, es decir, cojonudo pero como digo no me acabó de engatusar el bueno de Sam hasta la llegada de su segundo álbum, eso fue en 2004 con “Our Endless Numbered Days” que contenía canciones increíbles como “Naked as we came”, “Cinder and smoke”, “Teeth in the grass” y por supuesto “Sodom, South Georgia”. Beam estaba en estado de gracia y antes de sacar su tercer álbum apareció un magnífico ep en 2005 pero lo bueno estaba por llegar y llegó con el más que probable mejor disco del 2007, hablo claro de “The Shepherd's dog”. Aquel disco desde su portada descomunal nos llevaba al huerto y nos ofrecía el mejor revolcón que pudiésemos imaginar, una auténtica revolución para su sonido, para su forma de componer. Claro que había la balada folki de me pillo de un palillo pero allí también había rock, psicodélia, sonidos de California y San Francisco, aquello fue un disco redondo e insuperable que aún hoy disfruto como un loco y escucho sin parar una y otra vez para disfrutrar de “White tooth man”, “Carousel” “House by the sea”, “Wolves”, “Boy with a coin”, etc, etc... Ya no digo el concierto de la gira que para muchos fue toda una virguería aunque en mi opinión abusó un poquitín de solos de guitarra excesivamente largos y en ocasiones algo plomizos fruto de querer sonar diferente a los discos. A partir de ahí desaparece algo de escena, saca un doble de canciones inéditas y sobras para finiquitar su contrato con Subpop y así firmar con una major, Warner, cosa que hizo temblar a muchos. Así pues en este 2011 nos llega el cuarto álbum de Beam, después de su obra cumbre, en nueva disquera, teniendo la atención de todos los medios y a todos sus seguidores expectantes, y tanto la expectación excesiva como los traslados a discográficas de postín no suelen tener buenos resultados más aún si tu anterior trabajo fue lo que fue. Y a todas esas llegó “Kiss Each Other Clean”...

Iron & Wine - Kiss Each Other Clean (2011): 01.- Walking Far From Home/ 02.- Me And Lazarus/ 03.- Tree By The River/ 04.- Monkeys Uptown/ 05.- Half Moon/ 06.- Rabbit Will Run/ 07.- Godless Brother In Love/ 08.- Big Burned Hand/ 09.- Glad Man Singing/ 10.- Your Fake Name Is Good Enough For M.

Lo primero que os vendrá a la cabeza al poner el nuevo disco de Iron & Wine es eso de “lo sabía!, la cagó” fruto de los arreglos modernitos, ruiditos varios y esa sobreproducción que se aleja a toda leche de su primer trabajo. Claro que en mi opinión es un golpe sobre la mesa de Beam como el que en su día dieron los Wilco con “Yankee Hotel Foxtrot”, me explico, es cierto que hay ruiditos modernos pero también lo es que el esqueleto de las canciones no se diferencia en exceso de lo que suele hacer, en el caso de Wilco seguía siendo rock cojonudo y en el Sam Beam es folk cosa fácilmente comprobable en ambos casos al escuchar las canciones en directo despojadas de esa producción tan sintética. Es un movimiento valiente, una decisión arriesgada de un tipo que quiere evolucionar porque lo fácil sería sacar una vez tras otra el mismo disco como hacen por ejemplo los AC/DC, pero Beam quiere dar un pasito más y creédme cuando os digo que lo da. Mi hermanito me decía hoy vía sms después de cambiar su mala opinión sobre el disco después de la primera escucha por un “Bravo, nen, qué discazo!” al escucharlo one more time que la mayoría de canciones le recuerdan ligeramente al “Rythm of the Saints” de mi (nuestro) amado Paul Simon. Puede que sí, según él sobretodo se aprecia eso en “Rabbit will run”, no seré yo quién le haga la contraria aunque aquel disco lo veo yo más movidito pero el tropicalismo..., eso sí esta presente en los dos, en cualquier caso muy buen debate el que propone Black Meeple. Dejando a un lado los prejuicios que puedan tener algunos tengo que decir que a mi desde el primer momento me parece un disco inconmensurable que gana a cada escucha hasta convertirse en un imprescindible, seguramente y sin riesgo a equivocarme estará entre lo mejor del año. El disco empieza y acaba de manera magistral con “Walking far from home” y “Your fake name is good enough for me” respectivamente, ambas acojonantes. Pero mi enamoramiento del disco comienza con “Me and Lazarus” con ese bajo, esa cadencia en la voz y esa forma de composición que particularmente me recuerda a alguna canción lentica del “scratch” de Peter Gabriel, incluso esa sección de viento. Lujazo!. Después de ese preciosidad de canción viene la que por ahora se lleva el título a mejor canción del disco, creo que es el single, llamada “Tree by the river” de la que si no acabas enamorado es que no tienes corazón. Volvemos, en mi opinión, a los sonidos de Gabriel con “Monkeys Uptown” un título al que aquel monstruo tampoco le haría un feo. Cancionaca a la que hay que cogerle el punto, no diré que no pero una vez te entra..., ya estás perdido. Aires countriles con “Half moon” que suenan al Beam clásico, “Rabbit will run” a la que algunos etiquetan como Simon (yo no, que conste) es una delicia pero es que “Godless brother in love” es puro ironandwine, qué falsete, qué finura! Aij qué ricura! y a eso uno no puede negarse. Volvemos a Gabrieladas con “Big burned hand” que vuelve a tener esa sección de vientos tan juguetona y luego tenemos la magnífica “Glad man singing” que apunta maneras para estar entre las mejores canciones del año, al tiempo!. “Kiss each other clean” no es mejor que “The Shepherd's dog” pero supone una propuesta valiente que no sale perdiendo al compararla con sus otros trabajos, es diferente y puede que a muchos les decepcione no encontrarse a un Beam más tradicional y clásico desde luego si se le dedica algo de tiempo acaba por deleitarnos y llevarnos al huerto. Beam vuelve a firmar otra obra maestra, y ya van cuatro.

1 comentario:

  1. Como ya has dicho, lo primero fue un susto descomunal y una tristeza acojonante por haber perdido a mi grupo moderno favorito.

    Tras la primera escucha pensé que el folk directo del primer disco y el folk eléctrico de los posteriores habían cedido al mundo gafapastil.

    Y bueno, aunque tiene toques gafapastiles, el disco es muy, pero que muy bueno.

    El árbol junto al río, los monos y el conejo son las tres que más me gustan después de tres o cuatro escuchas.

    Tree by the river es impresonante. Pone los pelos de punta. Canción Beam total: sencilla, hermosa y directa a los sentimientos.

    Aunque me encanta el folk maduro de "Our endless" y el discazo tremendo del perro del pastor, yo prefiero el folk desnudo de "The Creek...".

    Upward the mountain, southern anthem, Muddy hymnal, stealing bird...

    Eso ya pasó, está claro que Beam ha evolucionado respecto al"Shepherd's dog" y que lo ha hecho de forma valiente y a riesgo de perder seguidores.

    Y parece que su gira europea no pasa por este país tercermundista...

    Sólo puedo decir:

    Found your name accross the chappel door, carved in cursive with a table fork, muddy hymnals and some boot marks where you've been.

    (...) we all assume the worst the best we can

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